¡®Lifelogging¡¯, la realidad de la que todos (tambi¨¦n usted) formamos parte
Cuando nos exponemos diariamente a las redes, nuestra privacidad peligra. El rastro digital que dejamos con nuestra actividad cotidiana lo dice casi todo de nostros.
Comenz¨® siendo una curiosidad m¨¢s. ?Qu¨¦ ser¨ªa de nosotros si todas nuestras vivencias y memorias pudieran ser almacenadas para siempre y recuperadas a nuestro antojo? Ahora, la captura audiovisual de las experiencias diarias es una realidad que recibe el nombre de lifelogging (bit¨¢cora de vida) y consiste en recopilar datos, diariamente, sobre experiencias personales a trav¨¦s de sensores port¨¢tiles. En otras palabras, es documentar nuestra vida con dispositivos capaces de medirlo y registrarlo todo, como ubicaci¨®n geogr¨¢fica, frecuencia cardiaca, dietas, horas de sue?o y momentos de ocio.
Pero en un mundo en que el lifelogging comienza a popularizarse, cada vez m¨¢s usuarios, soci¨®logos y analistas digitales cuestionan esta pr¨¢ctica. ?Es esta tendencia un producto de la curiosidad humana con gran potencial para el autoconocimiento o se trata m¨¢s bien de una tendencia egoc¨¦ntrica que permite la exposici¨®n permanente a la Red y la p¨¦rdida de privacidad?
Una autobiograf¨ªa digital
Para comprender qu¨¦ es el lifelogging se necesitan 49 minutos. La tendencia fue representada en el episodio The Entire History of You (Toda Tu Historia) de la serie de Netflix Black Mirror y fue todo un ¨¦xito. El cap¨ªtulo narra un mundo en el que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n ha adoptado un dispositivo digital detr¨¢s de sus orejas que les permite grabar todo lo que ven y escuchan, almacenando todos sus recuerdos en un solo lugar. Con el uso de un control remoto, las personas pueden rebobinar cualquier memoria a la que quieran acceder para revivirla e incluso la pueden proyectar en una pantalla para compartirla con otras personas. ¡°Antes pensaba que me gustar¨ªa tener una c¨¢mara integrada, de tal forma que al pesta?ear dos o tres veces seguidas empezase a grabar. Nunca he considerado posible hacerlo porque, para m¨ª, lo m¨¢s complicado era d¨®nde almacenar¨ªa toda esa informaci¨®n¡±, reconoce la soci¨®loga y analista digital Marta Espuny Contreras. ¡°Pero ahora que lo pienso, ?de verdad estar¨ªa dispuesta a ceder las grabaciones de mis vivencias a una compa?¨ªa? No. Por eso jam¨¢s me convenci¨® la idea¡±, agrega.
Hoy, diez a?os despu¨¦s del estreno del episodio de Black Mirror, esta historia de Netflix est¨¢ cada vez m¨¢s cerca de convertirse en realidad. Si bien el concepto m¨¢s avanzado de lifelogging ¡ªque aspira a registrar experiencias en su totalidad, como en el episodio de Black Mirror¡ª a¨²n no es posible por razones t¨¦cnicas y legales, ya est¨¢ disponible de manera parcial. Jorge Franganillo, investigador de la Universidad de Barcelona, es autor del estudio 'Lifelogging': el fen¨®meno de las cajas negras personales. ¡°Aunque la posibilidad de grabar todos los sucesos de la vida cotidiana es una quimera, s¨ª es posible crear un cierto registro de la vida cotidiana. Es precisamente lo que ya est¨¢n haciendo muchas personas, casi sin darse cuenta¡±, explica el investigador. En su trabajo, Franganillo destaca que el lifelogging ya est¨¢ m¨¢s presente en las aplicaciones de autocontrol sanitario (actividad f¨ªsica, dieta, signos vitales), de seguimiento y ubicaci¨®n (rastreadores de m¨®viles, aplicaciones de geolocalizaci¨®n), herramientas para la externalizaci¨®n de la memoria humana (desde una memoria USB a la ¡°nube¡±), y de vigilancia y contravigilancia. En el mercado, adem¨¢s, ya se venden aparatos espec¨ªficos para llevar el lifelogging a otro nivel, como la SnapCam y YoCam, aparatos capaces de grabar todo lo que ve el usuario durante horas seguidas y compartir el material instant¨¢neamente y aplicaciones que lo registran todo, como EXIST.
Sin embargo, el dispositivo por excelencia para hacer lifelogging est¨¢ en la palma de todos y es el m¨®vil. ¡°Los usuarios, con sus aplicaciones de mensajes instant¨¢neos y de correo electr¨®nico, sus publicaciones en medios sociales y ¨¢lbumes digitales de fotos, ya est¨¢n creando una referencia cronol¨®gica y geogr¨¢fica, pues muchas personas llevan un registro continuo y minucioso en tiempo real de diversos aspectos relevantes de su propia vida¡±, explica Franganillo.
El mejor ejemplo son las redes sociales y sus aplicaciones que constituyen lo que Franganillo llama ¡°una autobiograf¨ªa digital¡± del usuario. Las m¨¢s populares ¡ªInstagram, Facebook, Twitter, WhatsApp, TikTok¡ª ya integran la mayor¨ªa de estas funciones del lifelogging. ¡°Si usas las redes sociales est¨¢s haciendo lifelogging; aunque hacer lifelogging no sea necesariamente tu intenci¨®n¡±, advierte Ted Chaing, escritor de ciencia ficci¨®n y una de las voces m¨¢s escuchadas entorno a este tema. ¡°La gente est¨¢ perfectamente c¨®moda transmitiendo sus actividades diarias a trav¨¦s de redes sociales para que cualquiera pueda verlas¡±, explica durante una charla en el Museum of Modern Art de Nueva York. ¡°Ahora bien, es posible que el deseo de la privacidad de las personas impida que el lifelogging se salga de control. Sin embargo, hoy por hoy tenemos mucha menos privacidad que hace 20 a?os, y hemos objetado poco sobre esto¡±. Y ese es, quiz¨¢s, el mayor problema.
El dilema de la privacidad
Las implicaciones del lifelogging ¡ªmuchas veces relacionadas a herramientas de Inteligencia Artificial, como el reconocimiento facial¡ª podr¨ªan ser una de las mayores amenazas para la privacidad de los usuarios. ¡°No solo porque haya personas que no decidan grabarse y vayan a ser grabadas, sino porque ni siquiera nos hemos parado a pensar en ello¡±, reflexiona Espuny. ¡°Dado que la explotaci¨®n de los datos que se derivan del lifelogging tiene un potencial considerable, esta pr¨¢ctica se ha vuelto objeto de debate y han surgido iniciativas que abogan por un uso socialmente responsable de la informaci¨®n sensible que genera¡±, reconoce Franganillo. El investigador resalta que el an¨¢lisis de piezas de informaci¨®n personal como las fotos, v¨ªdeos, tuits o datos de ubicaci¨®n pueden ofrecer un retrato equivocado del usuario, ¡°sobre todo si se sacan de contexto¡±. ¡°Los dispositivos digitales pueden resultar poco transparentes¡±, advierte.
Espuny responsabiliza al ¡°capitalismo de la vigilancia¡± de ello. ¡°Las econom¨ªas digitales nos han dirigido hacia lo que se denomina capitalismo de la vigilancia, donde sufrimos de una invasi¨®n de nuestra privacidad y de la comercializaci¨®n de esta, puesto que se convierte en un bien mercantil¡±. El caso de Cambridge Analytica, que puso a Facebook en el ojo del hurac¨¢n e inici¨® el debate sobre la privacidad de los datos de los usuarios, es el mejor ejemplo para lo que explica la soci¨®loga.
Pero Antonio Tenorio, soci¨®logo, profesor y narrador, lo ve de otra manera. ¡°Responsabilizar a la tecnolog¨ªa de situaciones que en ella suceden es ingenuo y deja de lado que los avances tecnol¨®gicos son el resultado de los cambios que las sociedades han sufrido o est¨¢n listas para ahondar¡±, comenta. Tenorio sugiere que el verdadero problema no est¨¢ en los dispositivos que graban todo el tiempo, sino ¡°en la forma en que socialmente se premia, se instiga y se valora a todo aquel que vierte en la pira de los autosacrificios su privacidad y su intimidad¡±. ¡°La banalidad con la que se regala la privacidad e intimidad es lo que deber¨ªamos observar y analizar. Creo que estamos en los albores de la era digital o hiperdigital y en esa medida nos hallamos en una etapa de transici¨®n que, como todas, se autorregular¨¢ en relaci¨®n con el lugar que han de ocupar la privacidad e intimidad¡±, augura Tenorio.
Mientras tanto, el lifelogging ya est¨¢ aqu¨ª y ¡ªmotivados por la edad de oro de las redes sociales, el s¨®lido mercado de los tel¨¦fonos m¨®viles, la fragilidad de la memoria humana y el bajo coste del almacenamiento digital¡ª algunos seguir¨¢n jugando a ser archivistas y cart¨®grafos de su propia vida. ¡°Al fin y al cabo, el lifelogging proporciona ese autoan¨¢lisis enriquecido, la capacidad de revivir la propia vida con un detallismo proustiano y la libertad de memorizar menos y de pensar de forma m¨¢s creativa¡±, concluye Franganillo. Pero como no todo lo que brilla es oro, el debate sobre la privacidad siempre estar¨¢ all¨ª, y en el lifelogging tambi¨¦n.
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