En Ibiza, la fiesta va por dentro
Cerradas las grandes discotecas, la isla se redefine para sobrevivir en la pandemia sin perder su esencia. Reuniones m¨¢s exclusivas y en espacios reducidos y un regreso a la naturaleza marcan la nueva realidad
El 18 de julio, pero de 2020, lleg¨® a Cala Comte (Ibiza) una pareja con un peque?o bafle y puso m¨²sica disco. Ella se tir¨® en la toalla mientras ¨¦l bailoteaba. En la playa, peque?a y atestada de gente, grupos de chavales se empezaron a animar y sacaron cervezas de las neveras. Una mujer que volv¨ªa a su sombrilla despu¨¦s de ba?arse levant¨® la cabeza hacia el improvisado DJ y grit¨®: ¡°?Oye! ?Puedes bajar la m¨²sica, por favor? A m¨ª no me gusta¡±. El tipo, un poco sobrepasado, baj¨® el volumen y protest¨®: ¡°Esto es Ibiza, se?ora¡±. ¡°Pues eso mismo¡±, dijo ella, ¡°te vas a la discoteca¡±. Un clamor son¨® de golpe: ¡°?No hay!¡±. ¡°Pues la mont¨¢is en casa¡±, respondi¨® ella. El DJ, animado al ver el respaldo popular, pregunt¨® a voces: ¡°Esto es una democracia, ?no? Pues votemos. ?Qui¨¦n quiere que deje el volumen como estaba?¡±. La mujer, sola con su familia en todo aquello, se tumb¨® derrotada a tomar el sol.
Hace unos a?os, Ibiza no hubiera funcionado con las discotecas cerradas. Lo dice Jos¨¦ Luis Ben¨ªtez, responsable de la Asociaci¨®n de Ocio de la isla. ¡°Hace unos a?os¡±, matiza. ¡°Pero Ibiza evoluciona muy r¨¢pido, su riqueza es esa, ese es su ¨¦xito. Hoy Ibiza tiene ocio de d¨ªa, y adem¨¢s es mucho m¨¢s que ocio¡±. En los a?os setenta era una isla rural, pesquera y tranquila; tambi¨¦n, en esa d¨¦cada, era el lugar al que hab¨ªa que ir, el sitio en el que hab¨ªa que estar. Jipis, famosos y los primeros discotequeros de Pach¨¢, Glory¡¯s y Amnesia. De la discoteca fundada por Ricardo Urgell en 1967 se sabe que su mujer, al conocer el negocio, dijo que se iba a hacer tan rico que vivir¨ªa como un ¡°pach¨¢¡±. Glory¡¯s fue un antiguo can¨®dromo en los sesenta que termin¨® como disco al aire libre. Amnesia es hija de una leyenda, el fil¨®sofo Antonio Escohotado, que primero la llam¨® Taller del Olvido antes de reparar en que ¡°amnesia¡± no solo es olvido, sino todo lo que se le pide a una noche. Pach¨¢ y Amnesia siguen en pie; les rodea el silencio, el polvo y el calor como a Bora Bora y Privilege, muerto el gigante Space: son esqueletos de ballena en mitad de este verano. ¡°Podemos abrir, pero tuvimos que elegir entre la salud y el dinero, y elegimos la salud¡±, dice Ben¨ªtez. ¡°Lo tuvimos claro desde el principio. ?Qu¨¦ distancia de seguridad quieres mantener en una disco? Nos llegaron a proponer poner marcas en el suelo de la pista para que la gente no se moviese. Por favor¡±.
Este a?o la fiesta est¨¢ donde a uno le dejan. Por ejemplo en los beach clubs. A uno de ellos llegaron el viernes 17 de julio varios madrile?os para pasar el fin de semana, la mayor¨ªa dedicados al sector financiero. Metieron en la isla 17 gramos entre coca¨ªna, ¨¦xtasis y ketamina. ¡°No sabemos c¨®mo est¨¢ la cosa aqu¨ª, mejor no correr riesgos¡±, dice Mart¨ªn, nombre supuesto, despu¨¦s de que cada uno de ellos haya pasado entre uno y dos gramos por Barajas en sus partes ¨ªntimas. Han alquilado varias hamacas del beach club de una de las playas m¨¢s famosas de Ibiza. En una de las hamacas vecinas, ajeno a la fiesta y comiendo langosta con el champ¨¢n enfriando en la hielera, est¨¢ la superestrella bosnia Solomun, uno de los mejores DJ del mundo. ¡°Solomun iniciar¨¢ la temporada en Ibiza el 24 de mayo para deleitarnos con 21 semanas fabulosas de house y techno hasta el 11 de octubre. Est¨¢ m¨¢s que confirmado¡±, anunciaba Pach¨¢ a principios de a?o. De momento el que se deleita es Solomun frente al mar comi¨¦ndose a Tenacitas.
Mart¨ªn es parte del grupo. Cuenta que ha llegado con varias parejas a sus hamacas reservadas a las doce del mediod¨ªa, han comido en la arena y se disponen a empezar la fiesta a primera hora de la tarde del viernes. Piden todos rondas de copas y cervezas. Son los ¨²ltimos en abandonar la playa, cuando se est¨¢ recogiendo el beach club. La factura, unos 2.000 euros. ¡°La hamaca la consigues si tienes un contacto que garantice que vas a hacer gasto, o si te conocen de facturas de antes; la hamaca, en s¨ª, est¨¢ tirada, pero hay que consumir¡±, explica este directivo de banca. El verano de la pandemia dejar¨¢ huella. ¡°Lo mejor es que te pierdes los atascos, se reserva r¨¢pido y f¨¢cil. Lo peor es que es como si te hubiesen robado la isla: Ibiza sin noche sigue siendo una locura porque esta isla es la belleza, pero la gente tiene miedo, sin discotecas se ha quedado todo cojo, y falta gente para sentir que Ibiza est¨¢ viva¡±.
Las fiestas de Mart¨ªn, Ver¨®nica y amigos son como demanda la pandemia: exclusivas. Las discotecas democratizaban la noche; el virus la ha privatizado de una manera aplastante: quien tiene casa y barco en Ibiza, puede seguir la tarde all¨ª entre los suyos. Los dem¨¢s, a encerrarse en un piso a las dos de la ma?ana, que es la hora a la que cierran los bares. Ellos son, en cierto modo, el clich¨¦ injusto de Ibiza: tipos que llegan para pasar el fin de semana en desconexi¨®n total. La relaci¨®n de la isla con las drogas fue otras d¨¦cadas antes, y se conserva en lugares menos explotados tur¨ªsticamente. LSD, liberaci¨®n sexual, hach¨ªs (otra consecuencia pand¨¦mica: este a?o es dificil¨ªsimo encontrar hach¨ªs). Escohotado ha publicado unas peque?as memorias deliciosas en Espasa, Mi Ibiza privada (2019), en las que relata sus a?os en la isla antes de marcharse a mediados de los 80. Ahora regresa en septiembre a ¡°un simp¨¢tico hostal de Salinas¡±, dice. ¡°?C¨®mo dej¨® atr¨¢s Ibiza su miseria hasta convertirse en meca de multimillonarios?¡±, se pregunta en el libro. La periodista Yanire Guill¨¦n public¨® en su blog una entrevista con este intelectual formidable en la que le hace ver que ninguno de sus hijos, pese a convivir con las drogas, es toxic¨®mano: ¡°Es que yo les pondr¨ªa en rid¨ªculo si lo hacen¡±.
Vuelta al turismo modesto
La banda sonora del centro de Ibiza a partir de las dos de la ma?ana es un continuo bajar de verjas, y la frase m¨¢s repetida es ¡°estamos cerrando¡±. Ibiza, escribi¨® la periodista Carmen Carbonell, es el lugar donde pasan las cosas. Siguen pasando pese a la pandemia, no solo en los sitios para ricos (¡°cuando mont¨¦ el primer hotel de cinco estrellas nadie cre¨ªa que iba a funcionar¡±, dijo Abel Matutes Prats, propietario entre otros del Ushuaia) sino en su esencia, no solo superviviente y tolerada sino pujante, m¨¢s en estos tiempos: la del turismo modesto, naturalista, que busca calas discretas en las que no se amontonan italianos o influencers, si ambas cosas no son lo mismo, o playas nudistas. Turismo como el de la decoradora Mar¨ªa Rodr¨ªguez y su novio Esteban, que llevan 15 a?os acudiendo a una casa del interior que alquila habitaciones, donde pasan una quincena preferiblemente fuera de temporada alta. ¡°Ninguna pandemia acabar¨¢ con una isla as¨ª¡±, dice Mar¨ªa. Les gusta perderse por carreteras secundarias, caminos de tierra, y encontrar una casa de comidas, unas rocas en las que pegarse un ba?o o echarse al sol, un lugar en el que, a pesar de la masificaci¨®n, estar a solas o con poca gente. ¡°Es un milagro pero es un milagro que ocurre siempre¡±, dice Mar¨ªa, ¡°aqu¨ª nunca dejas de descubrir cosas¡±.
Para el profesor de Psicolog¨ªa de la Universidad de California Jorge Ferrer, en el terror de la pandemia Ibiza parad¨®jicamente no solo no pierde sino que recupera ¡°gran parte de su esencia¡±. ¡°Llegar a principios de julio a la playa de Benirras y encontrarla sin las hamacas y sombrillas de pago que la colonizaban fue una bendici¨®n. Un amigo que vino en los 70 dec¨ªa que ni tan siquiera entonces hab¨ªa tan poca gente en la playa. La magia de la noche continua en distintas frecuencias y contextos, en las cenas con amigos en mas¨ªas, en la m¨²sica en vivo que ofrecen muchos restaurantes, y sobre todo en el fluir socialmente abierto y desinhibido con el cual la isla hechiza a quien sea que la visite por un tiempo¡±, cuenta.
L¨ªo Ibiza, el lugar en el que hay que estar si uno quiere la exclusividad mayor de la isla, responde a una petici¨®n de mesa del 17 de julio: ¡°Por el momento no podemos ofrecerle mesa para dos hasta el 16 de septiembre (...) Le informamos de que el consumo m¨ªnimo en el restaurante es de 200€ por persona¡±. Desde la muralla de la ciudad, construida en el siglo XVI para proteger Ibiza de los ataques de los turcos, se observa el puerto congelado, como en un museo de cera, y de repente ese restaurante con m¨²sica en vivo, atronadora, que pone a funcionar el paisaje como si el tiempo no se hubiera parado hace seis meses.