No hay rastro de Tehuel de la Torre
Hace cinco meses que Argentina busca el cuerpo de un joven trans. La hip¨®tesis m¨¢s s¨®lida es que fue asesinado. La maestra de la ficci¨®n criminal Claudia Pi?eiro reconstruye un crimen muy real, que esconde una lacra social: la precarizaci¨®n del colectivo trans
¡°Si no hay cuerpo no hay delito¡±, pregona un cl¨¢sico dicho en materia forense. ¡°?Si no hay cuerpo no hay delito?¡±, contesta la realidad con pregunta ret¨®rica.
Tehuel de la Torre, un joven trans argentino de 22 a?os, est¨¢ desaparecido desde hace cinco meses. No hay cuerpo. Sin embargo, la hip¨®tesis m¨¢s fuerte sobre la que trabajan los investigadores es que lo mataron. Qui¨¦n, d¨®nde, cu¨¢ndo, c¨®mo y por qu¨¦, son cuestiones para las que a¨²n no tienen respuesta cierta. Su desaparici¨®n tom¨® estado...
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¡°Si no hay cuerpo no hay delito¡±, pregona un cl¨¢sico dicho en materia forense. ¡°?Si no hay cuerpo no hay delito?¡±, contesta la realidad con pregunta ret¨®rica.
Tehuel de la Torre, un joven trans argentino de 22 a?os, est¨¢ desaparecido desde hace cinco meses. No hay cuerpo. Sin embargo, la hip¨®tesis m¨¢s fuerte sobre la que trabajan los investigadores es que lo mataron. Qui¨¦n, d¨®nde, cu¨¢ndo, c¨®mo y por qu¨¦, son cuestiones para las que a¨²n no tienen respuesta cierta. Su desaparici¨®n tom¨® estado p¨²blico gracias al activismo LGTB que no se detuvo hasta que el caso pas¨® de medios locales y alternativos a los grandes medios nacionales.
El 11 de marzo de 2021 a media tarde, Tehuel se despidi¨® de Michel, su pareja. Iba a ser la ¨²ltima vez, aunque no lo sab¨ªan. Hab¨ªa conseguido un trabajo temporal como camarero en un evento. Sali¨® contento, con la sonrisa pintada en la cara. La misma sonrisa que hoy se ve en los carteles de b¨²squeda, en los que el Ministerio de Seguridad ofrece una recompensa de dos millones de pesos (unos 17.300 euros) a quien aporte datos sobre su paradero. De camino a esa entrevista, Tehuel se encontr¨® con Ver¨®nica Andrade, su hermana; le cont¨® que iba a la casa de un conocido suyo que lo hab¨ªa convocado para esa tarea. Con ella, igual que con Michel, tambi¨¦n ser¨ªa la ¨²ltima vez que cruzar¨ªa un saludo. Al rato, Tehuel se meti¨® en el barrio de La Nueva Esperanza y all¨ª comenz¨® el misterio.
Tehuel, Michel y el peque?o hijo de ella viv¨ªan en Alejandro Korn ¡ª60 kil¨®metros al sur de Buenos Aires¡ª, junto a Norma, la madre de Tehuel. El joven y su madre se hab¨ªan reencontrado un tiempo atr¨¢s; ella hab¨ªa dejado la casa familiar cuando Tehuel y Ailen, su hermana melliza, ten¨ªan poco m¨¢s de tres a?os. A ¡°las mellizas¡± y otros tres hermanos, los crio su padre, Andr¨¦s. En la adolescencia, Tehuel sinti¨® que era un var¨®n; unos a?os despu¨¦s empez¨® su proceso de transici¨®n. Cuando se fue de la casa paterna, a¨²n luc¨ªa una larga cabellera de mujer. A Andr¨¦s le cuesta adaptarse al uso del masculino y a veces confunde t¨¦rminos nuevos que tuvo que aprender para salir a pelear p¨²blicamente por la aparici¨®n de su hijo: ¡°Si fuera una mujer CIS [personas cuya identidad de g¨¦nero concuerda con la que tienen al nacer] la buscar¨ªan m¨¢s y mejor, pero ella es una mujer trans [en realidad, un var¨®n trans]¡±, asegura y se queja de las demoras en el avance de la investigaci¨®n. Algunos medios hablan de ¡°ella¡± cuando se refieren a Tehuel. Algunos funcionarios involucrados en su b¨²squeda, tambi¨¦n. Los activistas LGTB denuncian que no ser¨¢ f¨¢cil encontrar a Tehuel si los encargados de hacerlo no saben a qui¨¦n buscan. Se preguntan, como Andr¨¦s, si en las demoras y errores del proceso no pesa la discriminaci¨®n hacia su colectivo. Pero tambi¨¦n apelan al compromiso de toda la sociedad: uno de los flyers que prepararon para las redes dice, ¡°Buscalo como si fuera CIS¡±.
Retrasos y mentiras
Se lo busca, pero poco se sabe. Quien le ofreci¨® trabajo de camarero fue Luis Ramos (37 a?os), un hombre con condena cumplida por homicidio y que, seg¨²n dicen, siempre llevaba un cuchillo en la cintura. Tehuel lo conoc¨ªa porque hab¨ªan estado juntos en el movimiento pol¨ªtico MTS (Movimiento de Trabajadores Socialistas). El joven participaba de la agrupaci¨®n por razones de subsistencia, m¨¢s que ideol¨®gicas: all¨ª se repart¨ªan planes y subsidios para personas sin ingresos. Ramos era uno de los encargados de repartir ese dinero. Dicen quienes conoc¨ªan a Tehuel que a menudo no ten¨ªa ¡°ni para comer¡±. Una realidad que en Argentina comparten muchos varones y mujeres trans, condenados a pasar serias dificultades para acceder a un trabajo digno. Prejuicios, desinformaci¨®n, desconfianza, documentos de identidad que indican un g¨¦nero diferente al de quien se presenta en una entrevista, atentan contra sus posibilidades. Tehuel, como tantos otros, apenas aspiraba a un trabajo informal y precario que le permitiera llevar dinero a su casa. Por eso fue aquella tarde a encontrarse con Ramos. Y ya no volvi¨®. Michel tard¨® en poder hacer la denuncia. Primero esper¨® a que regresara; no ten¨ªa claro a qu¨¦ hora terminaba el supuesto evento. Llam¨® reiteradas veces a su m¨®vil, estaba apagado. Se qued¨® sin cr¨¦dito, le pidi¨® a Norma que lo llamara; segu¨ªa apagado. Cuando por fin Michel fue a la polic¨ªa a hacer la denuncia, no se la tomaron porque era menor de edad. Volvi¨® a las horas con una vecina; entonces le dijeron que deb¨ªa hacerla en otra comisar¨ªa, la que le correspond¨ªa por su domicilio. Para cuando finalmente tomaron la denuncia, Tehuel llevaba dos d¨ªas desaparecido.
¡°En democracia, seguimos sin saber c¨®mo buscar con eficiencia a las personas que desaparecen¡±, sostiene Myriam Bregman, dirigente nacional del Partido Socialista de los Trabajadores y exdiputada por el Frente de Izquierda. Sin embargo, la fiscal del caso, Karina Guyot, sostiene que se est¨¢n tomando todas las medidas necesarias para el esclarecimiento y que en ning¨²n otro caso cont¨® con tanto apoyo de parte de organizaciones de Derechos Humanos y de organismos del Estado. Se refiere, principalmente, al Ministerio de Mujeres, Pol¨ªticas de G¨¦nero y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires. De hecho, una de las personas que m¨¢s conoce la causa es Agostina Balastegui, directora de la Secretar¨ªa de Intervenci¨®n en Casos Cr¨ªticos y Alto Riesgo en situaciones de violencia por razones de g¨¦nero de ese ministerio, una joven de 24 a?os, apasionada y resuelta a esclarecer el caso, que parece entrenada por la teniente Olivia Benson, de La ley y el orden.
Pero no hay cuerpo. El barrio La Nueva Esperanza tiene poco m¨¢s de diez a?os, est¨¢ lleno de ni?os jugando en las calles, de merenderos y kioscos, de personas yendo y viniendo. Algunos lo llaman ¡°La toma¡±, porque fueron terrenos apropiados sin papeles, lotes que no tienen quien los reclamen, ganados a la laguna Mirin¨ª. All¨ª la gente levant¨® casillas de madera o de cart¨®n. Tambi¨¦n casas de material; algunas, como la de Ramos, sin siquiera vidrios en las ventanas. Por esas calles camin¨® Tehuel, cerca de las 19.00, poco despu¨¦s de encontrarse con su hermana. Aunque parece que nadie lo vio. O nadie se atreve a decir que lo vio y contradecir a Ramos que declar¨® que se encontr¨® con Tehuel a las 16.30, que el evento se suspendi¨®, que entonces se despidieron y cada uno se fue para su lado. Ramos minti¨®, las antenas de telefon¨ªa celular comprueban que Tehuel estuvo en su casa entre las 19.45 de ese d¨ªa y las 0.30 del d¨ªa siguiente.
Pacto de silencio
Tambi¨¦n minti¨® Oscar Alfredo Montes (46), un chatarrero amigo de Ramos que en alg¨²n momento se meti¨® en esta historia arrastrando su carro y que asegur¨® que nada sab¨ªa de Tehuel. Sin embargo, se rescat¨® una foto de un tel¨¦fono de Ramos que apareci¨® enterrado en su casa junto a la campera quemada de Tehuel. Es un selfie de ese d¨ªa: los tres, alrededor de una mesa, en la casa del mismo Montes que dice que no lo vio. Ramos y Montes fueron encarcelados por encubrimiento y falso testimonio. A partir de entonces hicieron un pacto de silencio y se negaron a declarar. En los allanamientos de sus casas, aparecieron libros sat¨¢nicos, velas y otros elementos de pr¨¢cticas umbandas. La prueba de iluminol detect¨® una mancha de sangre que est¨¢ siendo cotejada con el ADN de Ailen, la melliza de Tehuel.
Por fin la b¨²squeda de Tehuel, que al principio se demor¨® d¨ªas, sum¨® buzos t¨¢cticos, perros rastreados y drones. Se realiza, primordialmente, en el lugar donde van a parar tantas mujeres y personas trans, v¨ªctimas de muertes de odio: en la basura, el sitio preferidos por sus asesinos para descartar cuerpos. Los rastrillajes se hacen en el recorrido que describe el cami¨®n de residuos. Se busc¨® en basurales cercanos al barrio y en todos aquellos donde van los desechos hasta terminar en el ¨²ltimo lugar de descarte. Terrenos donde se arrojan 1.500 toneladas diarias, que dibujan peque?as monta?as circundadas por caminos de desperdicios. En ese escenario las gr¨²as van y vienen procesando la basura. Hay all¨ª animales de todo tipo, p¨¢jaros, roedores. Y personas que esperan revolver y encontrar algo que pueda servirles para reciclar, vender, o comer. Hasta ahora todos los rastrillajes dieron resultado negativo.
Los activistas LGTB denuncian que no ser¨¢ f¨¢cil encontrar a Tehuel si los encargados de hacerlo no saben a qui¨¦n buscan.
No hay cuerpo. Ni rastros de ese cuerpo en medio de la basura. Se busc¨® tambi¨¦n en un chiquero muy cercano a la casa de Ramos. Todos esperan que el cuerpo de Tehuel no haya sido descartado en ese lugar donde cr¨ªan cerdos. ¡°Si alguien tira un cad¨¢ver a los chancos, lo ¨²nico que puede esperar que aparezcan son dientes¡±, confiesa en voz baja uno de los responsables de la investigaci¨®n.
El evento no exist¨ªa, era un jueves de pandemia, en aislamiento por covid. ?Tehuel fue enga?ado? ?O sab¨ªa? ?Por qu¨¦ se sum¨® Montes a la reuni¨®n entre Tehuel y Ramos? ?Por qu¨¦ se trasladaron a la casa de Montes? ?Qui¨¦n cubre a qui¨¦n en el pacto de silencio? Es probable que muchos tengan que aprender una palabra nueva: transhomicidio. Pero detr¨¢s de este crimen hay otro, uno social: la precarizaci¨®n laboral del colectivo trans. Tehuel nunca tuvo un trabajo fijo, su pareja hac¨ªa rosquitas que ¨¦l sal¨ªa a vender; a veces ayudaba a los vecinos cortando el pasto. En su vida, signada por la falta de recursos y la discriminaci¨®n, Tehuel se alegraba si jugaba Boca Juniors o cuando escuchaba la m¨²sica de Romeo Santos. A pesar de las carencias, era un joven feliz. Si no se soluciona definitivamente el crimen detr¨¢s de este crimen, habr¨¢ otros Tehuel que vayan a citas laborales sospechosas, invitados por personajes con prontuario, a tratar de ganar un dinero que, tal vez, le alcance apenas para comer.
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Claudia Pi?eiro (Buenos Aires, 61 a?os) es escritora. En julio gan¨® el Dashiell Hammett de novela de la Semana Negra de Gij¨®n por Catedrales (Alfaguara). Es tambi¨¦n premio Pepe Carvalho de la BCNegra en 2019 por obras como Elena sabe (Alfaguara).
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