El rapero que prefiri¨® el silencio
Dr. Dre, el art¨ªfice del ¡®gangsta rap¡¯, lleva a?os bloqueando la salida de su disco m¨¢s ambicioso
La genealog¨ªa del hip hop habla de una lenta fermentaci¨®n en el Bronx, durante los a?os setenta. Se evocan los block parties, fiestas callejeras donde se enganchaba ilegalmente la electricidad para alimentar los platos de pinchadiscos que constru¨ªan las bases para que el MC (literalmente, Maestro de Ceremonias) enhebrara sus parrafadas. Era, en sentido estricto, arte povera.
Excepto que, 15 o 20 a?os despu¨¦s, de arte pobre ten¨ªa poco. Seg¨²n el hip hop fue fascinando al mundo entero, se convirti¨® en una m¨²sica muy cara de producir. Ya no se pod¨ªan samplear mel...
La genealog¨ªa del hip hop habla de una lenta fermentaci¨®n en el Bronx, durante los a?os setenta. Se evocan los block parties, fiestas callejeras donde se enganchaba ilegalmente la electricidad para alimentar los platos de pinchadiscos que constru¨ªan las bases para que el MC (literalmente, Maestro de Ceremonias) enhebrara sus parrafadas. Era, en sentido estricto, arte povera.
Excepto que, 15 o 20 a?os despu¨¦s, de arte pobre ten¨ªa poco. Seg¨²n el hip hop fue fascinando al mundo entero, se convirti¨® en una m¨²sica muy cara de producir. Ya no se pod¨ªan samplear melod¨ªas o fragmentos ajenos por la cara: batallones de abogados exig¨ªan la porci¨®n correspondiente (y si te pillaban en falta, pod¨ªan intentar quedarse con el 100 % de los ingresos del tema en cuesti¨®n). La moda del featuring, contar con raperos invitados, gener¨® una pr¨¢ctica de pagos inmediatos y al contado. El deseo de demostrar ¨¦xito y poder se tradujo en la exhibici¨®n de gastos conspicuos que engordaban los presupuestos.
As¨ª que, desde una perspectiva puramente econ¨®mica, resulta asombroso que haya discos de hip hop estelar en el congelador. ?lbumes que costaron millones de d¨®lares y que misteriosamente todav¨ªa no se han materializado. C¨®mo Detox, la prevista tercera entrega en la carrera en solitario del productor Dr. Dre (nacido Andre Young, 1965). Por lo que se sabe, all¨ª colabor¨® la plana mayor del rap: Jay-Z, Eminem, Kanye West, 50 Cent, Busta Rhymes, Kendrick Lamar. M¨¢s cantantes de otros mundos, tipo Lady Gaga, Pharrell Williams, Adam Levine.
Detox iba a salir en 2004; sigui¨® en los listados de ¡°pr¨®ximas novedades¡± hasta 2015, cuando Dr. Dre sac¨® un disco totalmente diferente, Compton. Un capricho: su particular narraci¨®n de lo que se contaba en la pel¨ªcula Straight Outta Compton, el biopic sobre N.W.A., el grupo que propuls¨® a Dr. Dre a la estratosfera.
Ajustemos el objetivo sobre Dr. Dre. Aparte de rapear, fue el productor principal de N.W.A. El sonido de estos era corrosivo, derivado de los mazazos del colectivo neoyorquino Public Enemy. Pero Dre anhelaba fondos m¨¢s amables, inspirados en aquel funk de los setenta que asimil¨® mientras crec¨ªa con una madre mel¨®mana. Despu¨¦s de todo, Compton, con sus casitas unifamiliares, no daba la imagen de gueto, aunque tuviera una alt¨ªsima tasa de criminalidad, consecuencia del negocio del crack y las fricciones entre pandillas.
Sintetizadores perezosos, melod¨ªas soleadas, colores pastel. Aprovechando hallazgos del grupo Above The Law, Dre defini¨® la nueva est¨¦tica del rap californiano con The Chronic (1992), su estreno de solista, y lo refin¨® con su producci¨®n de Doggystyle (1993), primer ¨¢lbum de Snoop Doggy Dogg. Vendieron millones de copias y puede que tanto ¨¦xito exacerbara los peores impulsos de Dr. Dre: modos imperiosos, promiscuidad irresponsable (muchos hijos desperdigados), violencia contra las mujeres. Termin¨® en la c¨¢rcel y en arresto domiciliario, condenado por conducir bajo los efectos del alcohol.
Esa movilidad reducida le libr¨® de verse implicado a fondo en la guerra entre los raperos de la Costa Este (Nueva York) y los de la Costa Oeste (Condado de Los ?ngeles). Los insultos y la escenificaci¨®n de enfrentamientos desembocaron en los asesinatos de dos de las mayores figuras que ha dado el hip hop, Tupac Shakur y Notorious B.I.G., sin olvidar la muerte de muchos soldados de a pie. Demasiado para Dre, que siempre hab¨ªa desconfiado de la etiqueta de gangsta: prefer¨ªa decir que lo suyo era reality rap, una teatralizaci¨®n de lo que ocurr¨ªa en las calles.
Dr. Dre salt¨® de una de las partes beligerantes (el sello Death Row) a una compa?¨ªa propia, Aftermath Entertainment. Una deserci¨®n en toda regla, facilitada por un admirador blanco, el productor de rock Jimmy Iovine, poderoso ejecutivo en Universal. Con el dinero de la multinacional, Dre pudo catapultar a personajes como Eminem, 50 Cent o Kendrick Lamar.
En 2006, Iovine y Dre encontraron un negocio a¨²n mejor: fundaron Beats Electronics. Sus auriculares pronto dominaron la gama alta del sector, a pesar de la sensaci¨®n general de que sus precios eran exagerados. Incluso lanzaron Beats Music, una plataforma de streaming de calidad. En 2014, Apple adquiri¨® toda la empresa por unos 3.000 millones de d¨®lares. Los principales accionistas, Iovine y Dre, se encontraron con m¨¢s dinero del que pod¨ªan manejar. Donaron 70 millones a la Universidad del Sur de California para poner en marcha la, glup, Academia Jimmy Iovine-Andre Young para las Artes, la Tecnolog¨ªa y la Innovaci¨®n en los Negocios.
Dre tambi¨¦n ha sido generoso con su antigua ciudad de Compton. Y aqu¨ª puede uno entender su reticencia a recuperar un disco como Detox. Si se parec¨ªa a los anteriores, estar¨ªa repleto de ¡°motherfucker¡±, ¡°nigga¡±, ¡°bitch¡± y todas las conjugaciones de ¡°fuck¡±, salpimentando relatos truculentos. Demasiada crudeza para un multimillonario que, c¨®mo los robber barons del siglo XIX, ahora aspira a la absoluci¨®n por la filantrop¨ªa.
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