Cuando Pink Floyd prescindi¨® de los instrumentos musicales
¡®Household objects¡¯ fue un noble fracaso, del que solo se han recuperado dos fragmentos
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Verano de 1975. Por King¡¯s Road, la calle fashion londinense, circula un chaval que atrae las miradas. Est¨¢ su aspecto esquel¨¦tico, su mirada hostil, pero sobre todo llama la atenci¨®n por una camiseta tuneada que proclama: ¡°Odio a Pink Floyd¡±. Se llama John Lydon y pronto entrar¨¢ en el cat¨¢logo de terrores modernos como Johnny Rotten, el aullador al frente de los Sex Pistols.
Un detalle revelador. El punk rock ingl¨¦s no nace como movimiento pol¨ªtico: es una provocaci¨®n textil puesta en ¨®rbita por Sex, la boutique de Malcom McLaren y Vivienne Westwood. Tambi¨¦n conviene modular la intensidad de su rechazo al rock progresivo: meses despu¨¦s, Lydon/Rotten reconocer¨¢ su debilidad por Van Der Graaf Generator, una banda a¨²n m¨¢s alambicada que Pink Floyd.
Para Lydon, Pink Floyd es el enemigo a batir: Roger Waters y compa?¨ªa dominan el universo rock durante los a?os setenta. Lanzan discos p¨¦treos, enigm¨¢ticamente empaquetados por los dise?adores de Hipgnosis, conceptos que se eternizan en las listas de ventas. Convertidos en obsesi¨®n generacional, generan delirios como la insistencia en que The Dark Side of the Moon (1973) est¨¢ concebido secretamente como banda sonora para la pel¨ªcula El mago de Oz (1939). Y, oiga, si uno se empe?a, puede encontrar suficientes paralelismos y coincidencias.
Cierto que Pink Floyd est¨¢ rodeado de m¨ªstica. Todos conocen la historia ejemplar de la ascensi¨®n y ca¨ªda de su adalid, el carism¨¢tico Syd Barrett, seguida por la reconstrucci¨®n del cuarteto con David Gilmour, tipo lac¨®nico pero elocuente guitarrista. Aportan m¨²sica nebulosa para pel¨ªculas contraculturales como More, La vall¨¦e y (parcialmente) Zabriskie Point. Alardean de su equipo de directo en la contraportada de Ummagumma. Act¨²an sin p¨²blico en el anfiteatro romano de Pompeya. Son las figuras imperiales de Harvest, el exquisito sello underground de la multinacional EMI.
Todo acrecentado por sus arcanos. Bichos raros: han venido de Cambridge, donde ¨Dse dice con retint¨ªn¨D estudiaban arquitectura. No reh¨²yen las entrevistas, pero tampoco hacen mucha vida social en el Londres pop: tras constantes giras por Europa y Estados Unidos, tienden a encerrarse en los estudios de Abbey Road.
En realidad, est¨¢n sufriendo. Quieren evolucionar de los largos desarrollos c¨®smicos hacia canciones m¨¢s contundentes, en grabaciones densas. Pero la inspiraci¨®n no acude a la cita, situaci¨®n humillante para ellos, que recuerdan la inventiva desbordante de Barrett en la primera etapa. Tras el lanzamiento de La cara oculta de la luna, se juntan en el estudio y computan que no tienen material para grabar la continuaci¨®n. Nada.
Salta entonces la asc¨¦tica idea de trabajar sin instrumentos musicales: quieren usar exclusivamente objetos caseros, de martillos a teteras. Hoy, cuando cualquier sonido puede ser sampleado y utilizado musicalmente, el planteamiento puede parecer ludita. Pero, en 1973, Household Objects conecta con afanes de la vanguardia continental, como la m¨²sica concreta de Pierre Schaeffer, que apoya la incorporaci¨®n de sonidos del mundo real al arsenal de la creaci¨®n musical.
De lo exuberante a lo escatol¨®gico
Nada extra?o para Pink Floyd, especialmente para Roger Waters. En Ummagumma (1969), firma una pieza hecha manipulando su voz, con el bonito t¨ªtulo de Varias especies de animales peque?os y peludos reunidas en una cueva y divirti¨¦ndose con un picto. En el score para el documental The Body (1970), realizado a medias con Ron Geesin, se integran sonidos humanos, en una gama que va desde lo exuberante a lo escatol¨®gico. Todo el grupo participa en Alan¡¯s psychedelic breakfast (1970), donde la m¨²sica fluye por encima de una grabaci¨®n de su roadie, Alan Styles, que murmura mientras se prepara el desayuno.
En 1973 van a comprobar la dificultad de crear m¨²sica ex novo a partir de cubiertos que chocan, bombillas que se rompen, peri¨®dicos que desgarran, hachas que golpean madera. S¨ª, es divertido probar a extraer notas de una variedad de escobas (¡°mejor las que usan fibras naturales¡±), pero el obst¨¢culo sigue siendo la escasez de melod¨ªas. Avanzan con el frotado de vasos de vidrio ¡ªde hecho, un fragmento terminar¨¢ en la suite de Shine On You Crazy Diamond¡ª pero las copas musicales son un invento reconocido desde el siglo XVIII. Su principal descubrimiento: el bajo el¨¦ctrico recreado pulsando gomas el¨¢sticas.
Tras meses de esfuerzo, el proyecto se abandona; hoy suele mencionarse como paradigma de los desvar¨ªos de estrellas del rock con presupuestos ilimitados. Pero Household Objects tambi¨¦n pudo tener un valor terap¨¦utico, al enfrentar a Pink Floyd con sus limitaciones t¨¦cnicas y aclarar la din¨¢mica interna: a partir de 1974, se reafirma el liderazgo de Roger Waters, cuyas letras acent¨²an los elementos autobiogr¨¢ficos y la cr¨ªtica social.
?Y el odio de los punkis por Pink Floyd? Menos lobos. En 1976, Malcolm McLaren intenta fichar al propio Syd Barrett como productor de los Sex Pistols. Barrett baja de Cambridge a Londres pero desaparece tras la primera cita con McLaren. Lo suyo no es pose.
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