El ¨²ltimo esprint de los Beatles
Reconstrucci¨®n del misterio alrededor de ¡®Hot As Sun¡¯, el disco n¨²mero 13 del grupo de Liverpool
Son una especie de Santo Grial para los mel¨®manos m¨¢s voraces. Los llaman discos perdidos pero suelen estar localizables, aunque fuera de nuestro alcance, en archivos muy protegidos. Puede tratarse de trabajos que quedaron incompletos, por fuerza mayor o quebranto del impulso original. Tambi¨¦n podemos estar ante obras pr¨¢cticamente terminadas, aparcadas por las dudas de la discogr¨¢fica o del propio artista. En el caso de colaboraciones entre dos figuras, una bronca tard¨ªa sobre cr¨¦ditos o dinero f¨¢cilmente desemboca en el entierro de lo que comenz¨® como un alarde de buen rollo.
Y luego est¨¢n los discos contraf¨¢cticos. Los que dependen del ¡°?qu¨¦ hubiera ocurrido s¨ª¡?¡±. Campo libre para la fantas¨ªa: ?c¨®mo hubiera sonado el encuentro de Miles Davis y Jimi Hendrix en un estudio?; ?por d¨®nde tirar¨ªa Kurt Cobain tras descubrir el pozo sin fondo de Leadbelly? Muchas especulaciones giran alrededor de lo que habr¨ªa sido el 13? elep¨¦ de los Beatles, bautizado com¨²nmente como Hot As Sun. El t¨ªtulo tiene resonancia hist¨®rica: es un instrumental compuesto por Paul McCartney en 1959, recreado con una letra improvisada durante la elaboraci¨®n de Let it be y finalmente grabado en plan Juan Palomo para McCartney (1970).
Responde a una ocurrencia de la revista Rolling Stone. En septiembre de 1970, public¨® un peque?o relato titulado El ¨¢lbum de los Beatles que nadie oir¨¢. Una ficci¨®n que pod¨ªa ser tomada por informaci¨®n confidencial, dado que sus autores pertenec¨ªan a la industria musical. Se contaba el robo del m¨¢ster del LP que supuestamente iba a llamarse Hot As Sun. Se exig¨ªa un rescate a cambio de la devoluci¨®n de la cinta; el canje se efectuar¨ªa en Argelia, entonces madriguera de todo tipo de organizaciones con pretensiones revolucionarias. Los Beatles, con la mala conciencia de ser millonarios subidos sobre la ola de la contracultura, aceptaron pagar. Una vez realizado el intercambio, el enviado volvi¨® a Londres. Ante el pavor general, se descubri¨® que la cinta ya no conten¨ªa m¨²sica. Terminaron deduciendo que los extorsionadores hab¨ªan cumplido con el trato, pero, en el aeropuerto de Argel, se acababan de instalar rayos X para inspeccionar los equipajes: mal calibrada, la m¨¢quina hab¨ªa borrado todo lo grabado en la bobina.
El cuento ten¨ªa un fallo obvio: el m¨¢ster de un ¨¢lbum puede ser reconstruido a partir de las mezclas finales de cada tema, que quedan almacenadas en el estudio de grabaci¨®n. Y eso es lo que han hecho muchos fans de los Beatles, solo que trabajando con descartes de Let It Be y Abbey Road o incluso con canciones publicadas en los primeros lanzamientos en solitario de McCartney, George Harrison, Ringo Starr y John Lennon (bajo su nombre o como la Plastic Ono Band). Canciones que ya exist¨ªan en los meses finales de los Beatles y que, en alg¨²n caso, hasta tocaron en el estudio.
Quedar¨ªa un gran ¨¢lbum, sin duda. Imaginen una colecci¨®n que incluyera Instant Karma, Maybe I¡¯m Amazed, It Don¡¯t Comes Easy, It Isn¡¯t a Pity, Working Class Hero, All Things Must Pass, Jealous Guy, Every Night y, desde luego, Hot As Sun, todas procesadas por la eficaz maquinaria vocal/instrumental de los Beatles, afinada por el productor George Martin.
En esos afanes, late un deseo narcisista de reescribir la historia. Hoy sabemos que el clima interno de los Beatles degener¨® velozmente en 1969: estallaron rencores hasta entonces reprimidos. George Harrison se hart¨® de la infinita condescendencia por parte de la dupla dominante. Ringo Starr se sinti¨® humillado entre tanto gallo y, de hecho, fue el primero en dar un portazo (luego regresar¨ªa al redil). Sobre todo, se rompi¨® la pareja que lideraba el proyecto. Con su crudeza habitual, Lennon le plante¨® a McCartney su deseo: ¡°Quiero el divorcio.¡±
Ya conocen lo dem¨¢s. Para que el barco siguiera navegando, Paul tom¨® el tim¨®n¡ y se gan¨® la antipat¨ªa de los otros tres. El capit¨¢n, John Lennon, hab¨ªa entrado en un periodo de apat¨ªa y drogas duras. La soluci¨®n de McCartney pasaba por recuperar energ¨ªas con conciertos por sorpresa, un entusiasmo no compartido. El choque final lleg¨® por la necesidad de contar con un m¨¢nager que reemplazara al fallecido Brian Epstein, algo urgente dado los chorros de dinero que perd¨ªan con Apple Corps. Paul propuso a Lee Eastman, veterano del show business y padre de su esposa Linda. Sus compa?eros no pod¨ªan aceptar que el poder negociador tambi¨¦n se desplazara a la esquina de McCartney; prefirieron a Allen Klein, un duro tibur¨®n de la vieja escuela. Paul replicar¨ªa haciendo p¨²blico el divorcio.
Buscando, todav¨ªa se pueden hallar ediciones f¨ªsicas de Hot As Sun, obviamente piratas, ilustradas con im¨¢genes extra¨ªdas de la ¨²ltima sesi¨®n fotogr¨¢fica, desarrollada en agosto de 1969, con unos Beatles hirsutos posando en la mansi¨®n de John Lennon, Tittenhurst Park. Nuestra aportaci¨®n a la leyenda consiste en una portada imaginada por el gran Javier Aramburu.
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