Los padres de todas las culturas tratan de calmar a sus beb¨¦s hablando como si cantasen
Un estudio en 21 sociedades muestra que los adultos, pese a las diferencias culturales, emplean formas de expresi¨®n similares cuando se dirigen a los ni?os peque?os
Ser un beb¨¦ es estar en peligro de muerte o, al menos, lo ha sido casi siempre. Pese a los avances de la medicina, su implantaci¨®n desigual hace que, a¨²n, todos los a?os mueran m¨¢s de cinco millones de ni?os menores de cinco a?os, principalmente en los pa¨ªses del centro de ?frica. En el mundo desarrollado, los beb¨¦s ya no est¨¢n tan amenazados, pero con la inercia de millones de a?os de evoluci¨®n siguen gritando por su vida de un modo imposible de obviar. Para...
Ser un beb¨¦ es estar en peligro de muerte o, al menos, lo ha sido casi siempre. Pese a los avances de la medicina, su implantaci¨®n desigual hace que, a¨²n, todos los a?os mueran m¨¢s de cinco millones de ni?os menores de cinco a?os, principalmente en los pa¨ªses del centro de ?frica. En el mundo desarrollado, los beb¨¦s ya no est¨¢n tan amenazados, pero con la inercia de millones de a?os de evoluci¨®n siguen gritando por su vida de un modo imposible de obviar. Para calmarlos, adem¨¢s de hacer todo lo posible por encontrar y neutralizar los or¨ªgenes de su malestar, los padres cantan nanas y producen todo tipo de sonidos con la esperanza de que tranquilicen a un ser que a veces odian tanto como aman. Y parece que lo hacen de una forma similar en todas las culturas. Esa es la conclusi¨®n de un equipo internacional de cient¨ªficos liderado por Courtney Hilton, de la Universidad de Harvard (EE UU), que hoy publica un estudio analizando el modo en que los distintos grupos humanos a sus beb¨¦s en la revista Nature Human Behaviour.
Los autores se plantearon la posibilidad de que la forma en que los adultos cambian su forma de expresi¨®n cuando se dirigen a un beb¨¦ tuviera similitudes con los sonidos que emiten muchos animales para comunicarse entre ellos. Los suricatos lanzan gritos de alerta para advertir de que un depredador anda cerca y hacen sonidos concretos para coordinarse cuando cazan. Muchas otras especies hacen sonidos con funciones concretas que habr¨ªan surgido porque daban ventajas evolutivas.
Algunos estudios ya hab¨ªan mostrado que las canciones de cuna o los sonidos que los padres dirigen a sus hijos cuando se quejan tienen un efecto calmante y ya se hab¨ªan visto algunas similitudes entre distintas culturas, pero el equipo que hoy publica el trabajo en Nature Human Behaviour, puso a prueba esos parecidos. Para ello, recogi¨® 1.615 grabaciones de expresiones y canciones que 21 sociedades de seis continentes emplean con los beb¨¦s. Despu¨¦s, emple¨® sistemas inform¨¢ticos para analizar diferencias y similitudes entre las expresiones y canciones empleadas con los peque?os y entre adultos.
Seg¨²n Hilton, ¡°aunque las canciones, el lenguaje o las formas de criar ni?os son muy distintas entre las diferentes culturas, cuando se trata de calmar a un beb¨¦ que grita, los mayores cambian su forma de vocalizar y el tono que emplean de un modo similar e inteligible entre sociedades¡±. Esto, interpretan los autores del trabajo, ¡°apoyar¨ªa la hip¨®tesis de que la forma de las vocalizaciones dirigidas a los ni?os se debe a su funci¨®n, de una forma similar a las se?ales vocales de otras especies de animales¡±. Los autores tambi¨¦n pusieron las grabaciones de padres calmando a sus hijos a 51.065 personas de 187 pa¨ªses. Pese a las diferencias culturales y los diferentes idiomas, esas personas fueron capaces de identificar con una frecuencia significativa cu¨¢ndo las vocalizaciones iban dirigidas a ni?os y cu¨¢ndo se trataba de intentos de comunicaci¨®n entre adultos.
Aunque, como reconocen los autores, la forma de dirigirse a los ni?os est¨¢ lejos de ser homog¨¦nea, hay muchos rasgos comunes que, en resumen, hac¨ªan el discurso dedicado a los beb¨¦s m¨¢s musical. En general, el tono suele ser m¨¢s agudo y las variaciones en ese tono mayores. Adem¨¢s, las vocales se exageran m¨¢s y se emplea un timbre vocal m¨¢s puro que, contrasta con los gritos de los ni?os. En un ejercicio de humor infrecuente en los art¨ªculos cient¨ªficos, los autores recuerdan, ¡°para los lectores que no est¨¢n familiarizados con los beb¨¦s, que sus gritos son ac¨²sticamente ¨¢speros¡±.
Como indicaba la investigadora de la Universidad de Stanford (EE UU) Anne Fernald en un texto citado por los autores, ¡°la fuerza comunicativa de las vocalizaciones de los padres no deriva de su significado arbitrario dentro de un c¨®digo ling¨¹¨ªstico, sino m¨¢s de su inmediato poder musical para excitar y alertar, para calmar y para deleitar¡±.
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