Los ni?os del entorno rural crecen un cent¨ªmetro en los ¨²ltimos 30 a?os y alcanzan a los de ciudad
Un macroestudio con datos de 194 pa¨ªses analiza la curva de crecimiento de los menores entre 5 y 19 a?os en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas
La vida en la ciudad ha tenido, hist¨®ricamente, una serie de beneficios para el crecimiento y el desarrollo de los ni?os y adolescentes frente al entorno rural. En 1990, los ni?os urbanos eran unos cent¨ªmetros m¨¢s altos que los rurales en casi todos los pa¨ªses del mundo, excepto en los de renta alta, donde esta brecha supon¨ªa menos de un cent¨ªmetro de diferencia. Una investigaci¨®n publicada este mi¨¦rcoles en la revista Nature con datos de 194 pa¨ªses entre 1990 y 2020 muestra que en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas ...
La vida en la ciudad ha tenido, hist¨®ricamente, una serie de beneficios para el crecimiento y el desarrollo de los ni?os y adolescentes frente al entorno rural. En 1990, los ni?os urbanos eran unos cent¨ªmetros m¨¢s altos que los rurales en casi todos los pa¨ªses del mundo, excepto en los de renta alta, donde esta brecha supon¨ªa menos de un cent¨ªmetro de diferencia. Una investigaci¨®n publicada este mi¨¦rcoles en la revista Nature con datos de 194 pa¨ªses entre 1990 y 2020 muestra que en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas esta diferencia se ha visto reducida y, en el caso de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, casi difuminada. En Espa?a, los ni?os de los pueblos han crecido un cent¨ªmetro en los ¨²ltimos treinta a?os y han alcanzado a los de la ciudad. En el caso de las ni?as espa?olas, las que viven en el medio rural incluso han superado a las del urbano y miden once mil¨ªmetros m¨¢s.
La alimentaci¨®n, la situaci¨®n socioecon¨®mica o el acceso a los servicios sociosanitarios, adem¨¢s de la gen¨¦tica, son factores determinantes para el desarrollo y el crecimiento. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, la expansi¨®n del estado del bienestar en la mayor parte del mundo ha hecho que mejoren las condiciones de vida en las ¨¢reas rurales y que se equiparen con las ciudades, explica David C¨¢mara, dem¨®grafo de la Universidad de Ja¨¦n, ajeno a este trabajo. ¡°Ahora en un pueblo no se come peor que en una ciudad ni te pones m¨¢s enfermo¡±, manifiesta.
Para Andrea Rodr¨ªguez, investigadora principal del proyecto, la altura es el mejor indicador del estado nutricional y de bienestar de un ni?o. Refleja las condiciones en las que se desarrolla: ¡°Si su alimentaci¨®n y su ambiente de desarrollo no son ¨®ptimos, no llegar¨¢ a ser tan alto como debe¡±, dice.
Rodr¨ªguez, que es biotecn¨®loga del Imperial College de Londres, explica que una de las regiones que m¨¢s ha reducido esa diferencia en los ¨²ltimos treinta a?os es Am¨¦rica Latina. Junto a Europa Central y varias partes de Asia, la brecha en estas regiones cay¨® entre 1 y 2,5 cent¨ªmetros en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas. En pa¨ªses como M¨¦xico, China y Hungr¨ªa esta diferencia oscilaba en 1990 entre 2,4 y 5 cent¨ªmetros. Sin embargo, en pa¨ªses andinos como Bolivia y Per¨², los ni?os de las ciudades todav¨ªa llegaban a medir hasta 4,7 cent¨ªmetros m¨¢s que los de los pueblos en 2020.
En el otro extremo se encuentra la zona de ?frica subsahariana, donde esta brecha en la altura de ni?os y adolescentes de ciudades y ¨¢reas rurales no solo no ha disminuido, sino que en algunos casos, incluso, ha aumentado. Pa¨ªses como Etiop¨ªa, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Mozambique y Ruanda, alcanzaron en 2020 una diferencia de 4,2 cent¨ªmetros en el caso de los chicos, seg¨²n la investigaci¨®n.
La estatura y el factor socioecon¨®mico van de la mano, indica Jos¨¦ Miguel Mart¨ªnez, catedr¨¢tico de Historia e Instituciones Econ¨®micas de la Universidad de Murcia. ¡°Pertenecer a una familia acomodada otorga ventajas en salud, que se traducen en una mayor esperanza de vida y estatura m¨¢s alta¡±, a?ade. El historiador sostiene que actualmente el entorno urbano, incluso, supone m¨¢s desaf¨ªos que antes por factores como el aumento de la desigualdad y del coste de la vida, el encarecimiento de la vivienda o la precariedad. ¡°Se concentran mayores riesgos de pobreza, exclusi¨®n social y, como consecuencia, peor nutrici¨®n¡±. Adem¨¢s, pone en duda que esta equiparaci¨®n no se daba tanto a la mejora de las condiciones en los pueblos, sino al empeoramiento de la vida en las ciudades.
Manuel Franco, profesor de epidemiolog¨ªa en la Universidad de Alcal¨¢ de Henares y en la Johns Hopkins es tajante: el factor socioecon¨®mico es determinante en lo que rodea a cada persona, c¨®mo se alimenta, incluso en su educaci¨®n. El a?o pasado, un estudio de David C¨¢mara, dem¨®grafo de la Universidad de Ja¨¦n, publicado en la revista SSM - Population Health determin¨® que los adultos con estudios universitarios eran tres cent¨ªmetros m¨¢s altos que los que solo ten¨ªan estudios primarios.
Distintos ¡®estirones¡¯
El dem¨®grafo no cree que en los pa¨ªses en los que se ha reducido la brecha los ni?os de las ciudades hayan decrecido. M¨¢s bien, que los menores de los pueblos han aumentado esa altura que les diferenciaba a un ritmo m¨¢s r¨¢pido en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Esto gracias a las mejores en las condiciones de vida y la alimentaci¨®n, sostiene. Andrea Rodr¨ªguez, investigadora principal del proyecto, confirma su teor¨ªa: ¡°Es como cuando dos ni?os pegan el estir¨®n en momentos distintos, pero al final se acaban igualando¡±.
Para C¨¢mara, una de las limitaciones de la investigaci¨®n es que cuando se estudia la estatura de los ni?os no se puede saber con certeza si el ritmo de desarrollo se ralentiza o si hay ¡°un tempo distinto¡±. No se sabr¨¢ si realmente hay un decrecimiento intergeneracional hasta la edad adulta, manifiesta.
Mart¨ªnez, de la Universidad de Murcia, ve plausible que los cambios en la dieta de los j¨®venes y en el estilo de vida provoquen un ambiente poco proclive para el crecimiento adolescente. El historiador habla de que se han alejado de la dieta mediterr¨¢nea y tienen h¨¢bitos m¨¢s sedentarios: ¡°Crecemos a lo ancho y algunos estudios relacionan la propagaci¨®n de la obesidad con el estancamiento de la altura¡±. El sobrepeso en las ni?as hace que se adelante la primera regla y esto puede estar relacionado con una paralizaci¨®n del crecimiento, cuenta C¨¢mara.
En el estudio, los autores tambi¨¦n mencionan la cuesti¨®n del inicio de la menstruaci¨®n, algo que no han podido comprobar porque no hay datos comparables a nivel global sobre la edad de la menarqu¨ªa y el momento de crecimiento puberal (el aumento de altura por la liberaci¨®n de hormonas del crecimiento y sexuales), alegan.
Lo que est¨¢ claro, afirma el dem¨®grafo, es que vivir actualmente en los pueblos o en las ciudades no implica las diferencias sustanciales que hace d¨¦cadas. El entorno rural ¡°no implica una vida campesina y pobre¡±, sobre todo en pa¨ªses m¨¢s desarrollados. Cada vez los modos de vida y la alimentaci¨®n en las dos ¨¢reas se parecen m¨¢s y llegan a ser id¨¦nticos, lo que define el crecimiento de los ni?os y los adolescentes y ha permitido que los que viven en los pueblos dejen de estar rezagados, concluye.
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