El ¡®renacimiento psicod¨¦lico¡¯: la ciencia reaviva el potencial terap¨¦utico de las drogas psicoactivas
Australia se convierte en el primer pa¨ªs que permite recetar MDMA para estr¨¦s postraum¨¢tico y psilocibina, presente en hongos alucin¨®genos, para depresi¨®n. Los expertos admiten que los estudios son ¡°prometedores¡±, pero piden cautela
Las drogas psicod¨¦licas ganan terreno en medicina. Despu¨¦s de d¨¦cadas en silencio, arrinconadas por las leyes prohibitivas y la campa?a de desprestigio del gobierno de Richard Nixon en los setenta, las investigaciones cient¨ªficas con MDMA, LSD, ketamina o psilocibina, presente en hongos alucin¨®genos, han vuelto a eclosionar para explotar su potencial terap¨¦utico en salud mental. Ya hay evidencia de su lado y los...
Las drogas psicod¨¦licas ganan terreno en medicina. Despu¨¦s de d¨¦cadas en silencio, arrinconadas por las leyes prohibitivas y la campa?a de desprestigio del gobierno de Richard Nixon en los setenta, las investigaciones cient¨ªficas con MDMA, LSD, ketamina o psilocibina, presente en hongos alucin¨®genos, han vuelto a eclosionar para explotar su potencial terap¨¦utico en salud mental. Ya hay evidencia de su lado y los hallazgos empiezan a cristalizarse ahora en la pr¨¢ctica cl¨ªnica: la esketamina, derivada de la ketamina, ya se administra en spray para personas con depresi¨®n resistente, y Australia se acaba de convertir en el primer pa¨ªs del mundo que permite recetar MDMA para estr¨¦s postraum¨¢tico y psilocibina contra la depresi¨®n. Los expertos consultados admiten que las investigaciones con drogas psicod¨¦licas son ¡°prometedoras¡±, pero la consistencia de los beneficios y el conocimiento sobre c¨®mo han de implementarse estas terapias a¨²n son limitados. Y piden cautela. No son la panacea: ni valen para todo ni para todos.
Son drogas milenarias. Siempre han estado ah¨ª. Hay pinturas rupestres del postpaleol¨ªtico en Cuenca que sugieren la presencia de hongos con efectos neurotr¨®picos (la Psilocybe hispnica); tambi¨¦n se han encontrado petroglifos de setas que semejan a la amanita muscaria en grandes rocas de Siberia; y se conoce el uso de casi 20 especies de Psilocybe para ritos cham¨¢nicos en M¨¦xico. Sea en contextos de ocio o en rituales sanadores, las sustancias psicod¨¦licas nunca se han ido, pero ahora cobran cada vez m¨¢s protagonismo de la mano de la ciencia, cuenta Joana Bauz¨¤, psiquiatra del Hospital Sant Pau de Barcelona formada en terapia asistida con MDMA: ¡°Las ¨²ltimas investigaciones y el cambio en la opini¨®n p¨²blica ha llevado al llamado renacimiento psicod¨¦lico, donde los cient¨ªficos recuperan estas sustancias para tratar enfermedades¡±, se?ala. Tanto es as¨ª, que la revista Science reconoci¨® como uno de los grandes hallazgos del 2021 un trabajo publicado en Nature Medicine que constataba la eficacia de MDMA para reducir los s¨ªntomas del estr¨¦s postraum¨¢tico: dos meses despu¨¦s de la terapia, el 67% de los que recibieron la droga psicod¨¦lica ya no cumpl¨ªan los criterios de diagn¨®stico de este trastorno, frente al 32% en el grupo de placebo.
Hay una lista de candidatos con potencial terap¨¦utico. La esketamina ¡ªuna variante sint¨¦tica de la ketamina, pero sin tantos efectos alucin¨®genos y psicod¨¦licos¡ª ya est¨¢ comercializada para depresi¨®n resistente. Y los siguientes que se postulan para tener aval de los reguladores son los aprobados en Australia: el MDMA en estr¨¦s postraum¨¢tico y la psilocibina para pacientes con depresi¨®n refractaria a terapias convencionales. Pero tambi¨¦n hay estudios para extender la psilocibina a trastornos alimentarios o personas en final de vida, e investigaciones con ayahuasca y DMT (derivado de esta planta) para prevenir el duelo prolongado o la depresi¨®n. El 5-MeO-DMT, que se extrae del sapo bufo, tambi¨¦n se va a probar para depresiones severas y el alcaloide iboga¨ªna, que se encuentra en la ra¨ªz de un arbusto de ?frica Central, para tratar la adicci¨®n a opioides. Todos, en mayor o menor medida, alteran el estado de consciencia y act¨²an sobre diversas ¨¢reas del cerebro. ¡°Act¨²an de forma diferente a los antidepresivos cl¨¢sicos y tienen efectos m¨¢s inmediatos¡±, sintetiza V¨ªctor P¨¦rez, jefe de Psiquiatr¨ªa del Hospital del Mar de Barcelona. Su centro reclut¨® pacientes para un estudio internacional con psilocibina que se public¨® en la prestigiosa revista New England Journal Medicine: una sola dosis lograba reducir los efectos de la depresi¨®n resistente.
En la pr¨¢ctica, la terapia con psicod¨¦licos es como una especie de viaje. Los pacientes viven experiencias m¨ªsticas, hay un aumento de la intensidad de las emociones, sensaciones de sinestesia, una disoluci¨®n del ego, como de desconexi¨®n del mundo, y pueden revisitar experiencias pasadas. ¡°Hay una capacidad m¨¢s elevada de conectar ideas y recuerdos¡±, apostilla ?scar Soto, psiquiatra de Vall d¡¯Hebron y presidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina Psicod¨¦lica (Sempsi). Con el MDMA, por ejemplo, los pacientes son capaces de revisitar una situaci¨®n traum¨¢tica sin escaparse de ella.
No son f¨¢rmacos con un alto potencial adictivo, pero Soto enfatiza que tienen que ir acompa?ados de psicoterapia y apoyo de profesionales durante la experiencia psicod¨¦lica. Nunca solos. ¡°Sabemos que es fundamental el entorno donde se toma y la preparaci¨®n. La m¨²sica, por ejemplo, es importante porque condiciona una serie de efectos y en un estado psicod¨¦lico en el que la sensibilidad al entorno es muy alta, puede ser narrativa, incluso cat¨¢rtica¡±, explica. Hay que preparar un espacio seguro y dar estrategias al paciente para gestionar experiencias complejas en ese viaje psicol¨®gico. El papel del terapeuta, que ha de tener una formaci¨®n espec¨ªfica para hacer todo esto, es ayudar a transitar esa experiencia: ¡°Se acompa?a a la persona, que no huya de lo que surge porque es material muy rico para usar luego en la psicoterapia¡±, agrega Soto.
Lo que llega a ocurrir en el cerebro durante esas experiencias a¨²n se est¨¢ descifrando. Hay cambios en la neuroplasticidad cerebral y tambi¨¦n neurocognitivos. Un mismo paciente puede vivir, con la misma sustancia en dos sesiones, experiencias completamente distintas. ¡°Los psicod¨¦licos cl¨¢sicos, como el LSD, la psilocibina o la ayahuasca, act¨²an sobre el receptor de la serotonina 5-HT2A. Provoca una despolarizaci¨®n generalizada de neuronas piramidales y causa que diversas ¨¢reas del cerebro est¨¦n mejor conectadas, favorece un mayor flujo de informaci¨®n, causa sinestesia y las experiencias m¨ªsticas pueden tener que ver esta disoluci¨®n de las neuronas. Por otra parte, los anest¨¦sicos disociativos, como la ketamina y esketamina, act¨²an sobre el receptor NMDA y causan efectos algo diferentes¡±, arguye Soto.
La investigaci¨®n a¨²n est¨¢ en marcha. Soto, por ejemplo, est¨¢ reclutando pacientes para un estudio de ayahuasca asistida con psicoterapia para personas con duelo prolongado tras una p¨¦rdida. Rosa Due?as, psiquiatra y psicoterapeuta del Parc Sanitari Sant Joan de D¨¦u de Barcelona, por su parte, tambi¨¦n arrancar¨¢ en septiembre un ensayo en fase II con 5-MeO-DMT para depresiones resistentes: ¡°Esta sustancia act¨²a sobre los recaptadores serotonin¨¦rigocs y, en funci¨®n de la v¨ªa de administraci¨®n tienen un efecto mucho m¨¢s r¨¢pido: por inhalaci¨®n, los efectos aparecen en segundos y a los 30 o 45 minutos, ya terminan. Para que tenga eficacia tiene que ser asistido por psicoterapia antes y despu¨¦s [de la experiencia psicod¨¦lica]¡±, explica. Los ensayos preeliminares con esta sustancia, que proviene originariamente de plantas y de un sapo del desierto de Sonora, son ¡°prometedores¡±, de hasta el 75% de eficacia, apunta Due?as, pero los estudios son peque?os y hay que seguir investigando para constatar estas cifras de ¨¦xito.
Decisi¨®n controvertida en Australia
Los expertos consultados coinciden en que la evidencia disponible sobre el potencial de estas sustancias es ¡°prometedora¡±, pero falta camino por andar. Por eso, la decisi¨®n de Australia, que permite recetar MDMA y psilocibina desde el 1 de julio, ha resultado tan controvertida entre la comunidad cient¨ªfica. En una carta abierta en el Australian & New Zealand Journal of Psychiatry, un grupo de investigadores que estudia estas sustancias rechaz¨® la decisi¨®n. ¡°A¨²n no se ha generado suficientes niveles de evidencia para justificar su implementaci¨®n a gran escala¡±, argumentan. Los cient¨ªficos denunciaron que todav¨ªa quedan cuestiones por resolver, como cu¨¢les son los mejores modelos de atenci¨®n psicoterap¨¦utica o c¨®mo diferenciar a los pacientes que m¨¢s se beneficiar¨ªan: ¡°Hasta que estas preguntas se hayan abordado en la investigaci¨®n emp¨ªrica, la decisi¨®n de aumentar el acceso p¨²blico fuera de los ensayos cl¨ªnicos es cuestionable, si no preocupante¡±, advirtieron.
Bauz¨¤, que tambi¨¦n es miembro de Sempsi, concuerda con que deber¨ªan ¡°haber esperado a tener m¨¢s consistencia y evidencia cientifica¡±. Esta terapia no es inocua: ¡°Uno de los mayores riesgos es que se sobrevalore el potencial de los psicod¨¦licos y que la gente lea esto y busquen fuera para usarlo por su cuenta y con personas sin formaci¨®n. Si se toma en ambientes no adecuados y con personas no preparadas, los efectos da?inos pueden ser muy importantes¡±, avisa. Por ejemplo, no est¨¢n recomendados a personas con episodios previos o antecedentes familiares de psicosis. ¡°Otro de los riesgos es la retraumatizaci¨®n si vive experiencias que no puede gestionar. Tambi¨¦n puede recordar cosas que no se acordaba y eso puede llegar a ser traum¨¢tico y generar un problema nuevo. Y otro riesgo es el de empeorar la enfermedad si no se hace un control adecuado¡±, enumera la psiquiatra de Sant Pau. Su centro, que tiene unidad de esketamina, tambi¨¦n participar¨¢ en el estudio con 5-MeO-DMT.
Ni todas las sustancias tienen la misma eficacia ni valen para todo el mundo. Tampoco sirve cualquiera para acompa?ar en el viaje psicod¨¦lico. ¡°Lo de Australia puede acabar en un retroceso porque si no se implementa bien, acompa?ada de buena psicoterapia e infraestructuas, puede desembocar en experiencias traum¨¢ticas¡±, insiste Soto. Bauz¨¤ refuerza ese mensaje a la calle: ¡°No es ninguna panacea, es una puerta muy importante que se abre en psiquiatr¨ªa, pero hay que explicar que [las drogas psicod¨¦licas] no son la salvaci¨®n para todos los males¡±.
La psiquiatra ve ¡°precipitada¡± la decisi¨®n de Australia: ¡°Cuando se prohibieron en 1971 fue por esto: se empez¨® a propagar su uso como una panacea y produjo consecuencias negativas y problemas asociados al consumo. Y ahora tememos que se repita la jugada: hemos estado con un estigma y una falta de recursos enorme y ahora, por precipitarnos, puede volver a pasar lo mismo. El reto m¨¢s grande no es tanto la eficacia de la sustancia en s¨ª, sino c¨®mo vas a a hacer para usarlo como tratamiento¡±.
Inc¨®gnitas por resolver
Las investigaciones pintan bien, pero quedan muchas dudas por resolver, coinciden los cient¨ªficos consultados. Para empezar, hay que corroborar la evidencia sobre la eficacia de esas sustancias en ensayos con m¨¢s pacientes, aclarar qu¨¦ perfiles de enfermos se beneficiar¨¢n m¨¢s y c¨®mo ha de ser la psicoterapia m¨¢s beneficiosa. Tambi¨¦n se tendr¨ªa que habilitar el entorno terap¨¦utico adecuado, sostiene Soto, con infraestructuras adecuadas y formaci¨®n a los profesionales. Y es preciso reforzar los compromisos ¨¦ticos y deontol¨®gicos para evitar abusos en las sesiones, afina el psiquiatra: ¡°Tiene que estar muy claro el marco que garantice la seguridad del paciente¡±. Nada de violencia, ni contactos sexuales, y se recomienda que siempre haya dos terapeutas, hombre y mujer, y que se graben las sesiones. Hay que minimizar riesgos, apunta Bauz¨¤: ¡°El c¨®digo de conducta es superimportante, lo que diferencia a la parte cl¨ªnica de los rituales. El paciente tiene una parte de conciencia, pero la toma de decisiones est¨¢ alterada y cualquier cosa que pase ah¨ª tiene que estar controlada. La persona es muy vulnerable y tenemos que protegerla porque podemos hacer mucho bien, pero tambi¨¦n mucho mal¡±.
P¨¦rez tambi¨¦n considera que, aunque los cuadros graves de sintomatolog¨ªa disociativa por los psicod¨¦licos fueron pasajeros en los ensayos y los f¨¢rmacos parecen seguros, ¡°falta un modelo terap¨¦utico a largo plazo¡±. El psiquiatra sabe que esta sustancia abrir¨¢ una puerta a ¡°enfermos que no ten¨ªan posibilidades¡±, pero pide prudencia. ?l mismo tiene en lista de espera alg¨²n enfermo que particip¨® en los ensayos y ¡°mejor¨® de forma inmediata¡±, pero volvi¨® a recaer al cabo de un tiempo. Y sabe que estos f¨¢rmacos pueden ser una oportunidad, pero no antes culminar la investigaci¨®n. ¡°No hay suficiente evidencia como para poner eso en el mercado¡±, zanja.
Con la esperanza de la eficacia en una mano y las carencias en la implementaci¨®n en la otra, lo m¨¢s ¡°sensato¡±, conviene Bauz¨¤, es esperar: ¡°Nos jugamos mucho. Llevamos 30 a?os esperando. No pasa nada si esperamos algo m¨¢s¡±.
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