No, las vacaciones no solucionan el problema del ¡®burnout¡¯. ¡°A las dos semanas estamos igual¡±
El par¨®n estival tiene efectos positivos en la mayor¨ªa de trabajadores y hay t¨¦cnicas para prolongarlos
¡°Pues mira, mal¡±. Si fu¨¦ramos sinceros, esta ser¨ªa la respuesta est¨¢ndar a la pregunta m¨¢s formulada estos d¨ªas en las oficinas de media Espa?a. Estamos mal, quiz¨¢ porque ayer est¨¢bamos muy bien. Hemos cambiado la novela de misterio por cientos de mails sin leer, la paella por el t¨¢per, y la sillita de playa por la silla ergon¨®mica de la oficina. Volvemos con buen color y mala cara. Morenos pero quemados.
Los psic¨®logos describen el burnout o s¨ªndrome del trabajador quemado como una sensaci¨®n persistente de agotamiento y alienaci¨®n ante el trabajo. La OMS lo considera un fen¨®meno laboral, no una enfermedad mental. Esto no significa que sea menos importante, solo que no obedece a una condici¨®n interna del que la sufre. No eres t¨², es tu jefe. Informes de esta misma organizaci¨®n estiman que cada a?o se pierden 12.000 millones de d¨ªas de trabajo debido a la depresi¨®n y la ansiedad, lo que cuesta a la econom¨ªa mundial casi un bill¨®n de d¨®lares. No todos los casos son tan extremos, hay gente que no est¨¢ quemada, que no est¨¢ deprimida, que simplemente no quiere trabajar. Y es normal.
Se suele decir que volvemos de las vacaciones con las pilas cargadas, pero la gesti¨®n del estr¨¦s no funciona de ese modo. Y si di¨¦ramos por v¨¢lido el s¨ªmil, deber¨ªamos subrayar que la bater¨ªa se agota bastante r¨¢pido. Un metaan¨¢lisis publicado en la revista Journal of Occupational Health descubri¨® que las vacaciones reduc¨ªan ligeramente el agotamiento y las dolencias asociadas al trabajo. Pero sus efectos se iban erosionando nada m¨¢s poner un pie en la oficina hasta desaparecer totalmente entre las dos y las cuatro semanas. El estudio se?alaba tambi¨¦n que los beneficios de este tiempo de relax no est¨¢n relacionados con su duraci¨®n. ¡°Este hallazgo hace evidente que la calidad puede ser m¨¢s relevante que la cantidad de vacaciones¡±, explica Oliver Weigelt, psic¨®logo y profesor de la Universidad en Groningen (Pa¨ªses Bajos).
Weigelt, que no particip¨® en el estudio, se?ala que s¨ª hay una cantidad m¨ªnima de d¨ªas necesarios para notar un cambio, pues ¡°los beneficios de la primera semana de vacaciones son muy pronunciados¡±. La dosis perfecta tambi¨¦n depende de en qu¨¦ nos fijemos. Un estudio reciente con profesores descubri¨® que los s¨ªntomas de ansiedad y depresi¨®n disminuyen durante la primera semana e incluso la segunda. Luego se mantienen. Por el contrario, el agotamiento emocional contin¨²a disminuyendo hasta la cuarta semana.
Ante esta evidencia, muchos expertos aseguran que lo mejor es espaciar las vacaciones en bloques de unos diez d¨ªas a lo largo del a?o. Creen que¡ ¡°Yo me posicionar¨ªa de manera un poco diferente¡±, interrumpe Weigelt. ¡°Unas largas vacaciones de verano pueden tener beneficios ¨²nicos, dan la posibilidad de realizar actividades extraordinarias que no podemos realizar en pocos d¨ªas, por ejemplo, cruzar los Alpes en bicicleta¡±.
Weigelt particip¨® en un reciente ensayo vacacional de t¨ªtulo elocuente: All I want for Christmas is Recovery. En ¨¦l, analiz¨® el humor de 145 empleados desde cinco semanas antes de Navidad hasta mediados de marzo. Y pudo constatar que los resultados no eran iguales para todos. ¡°La disminuci¨®n del bienestar despu¨¦s de las vacaciones fue menos pronunciada para algunas personas que para otras¡±, explica. As¨ª que su equipo empez¨® a investigar, para dar con la f¨®rmula de la felicidad rutinaria. ¡°Vimos que se trata de adoptar una serie de h¨¢bitos o rutinas de recuperaci¨®n adaptativas. Era gente que se relajaba m¨¢s durante los fines de semana. Incorporar la calidad de las vacaciones a la vida laboral cotidiana es clave. Microdescansos, socializar, dar paseos por el parque despu¨¦s de comer¡¡±
Los beneficios para la salud de las vacaciones van m¨¢s all¨¢ de los psicol¨®gicos. Un estudio relacion¨® el hecho de tomar pocas vacaciones con el riesgo a largo plazo de sufrir enfermedades cardiovasculares y mortalidad prematura. En la misma direcci¨®n apuntaba otro estudio de la Universidad de Helsinki que empez¨® a seguir la vida y costumbres de 2.700 hombres (ninguna mujer) de negocios en 1974. Ten¨ªan una media de 47 a?os. Durante los 26 a?os de seguimiento que dur¨® el experimento, 778 hombres murieron. Analizando sus h¨¢bitos de vida, los cient¨ªficos concluyeron que ¡°unas vacaciones m¨¢s cortas se asociaron con un mayor tiempo de trabajo, un mayor ¨ªndice de masa corporal, un aumento del consumo de caf¨¦ y una peor salud sexual¡±. Y por ¨²ltimo, como consecuencia de todo esto, con una mayor tasa de mortalidad.
Kira Schabram, profesora de la universidad de Washington, tiene la soluci¨®n a este problema. No trabajar. Schabram es la autora de una investigaci¨®n publicada en 2023 sobre los beneficios de los a?os sab¨¢ticos. No sorprende mucho constatar que los 50 entrevistados describieron la experiencia como positiva y transformadora. El estudio muestra cierta diversidad en cuanto a g¨¦nero, edad y raza, pero al mirar los curr¨ªculos de los participantes algo llama la atenci¨®n. Todos tienen estudios universitarios, todos tienen puestos intermedios o directivos. Todos son unos privilegiados.
¡°Lo primero, s¨ª, tienes raz¨®n¡±. Schabram acepta la cr¨ªtica con deportividad en un intercambio de mensajes. No todo el mundo puede permitirse dejar de trabajar un a?o. Pero las conclusiones de su estudio, defiende, son v¨¢lidas para cualquier trabajador. Es interesante saber qu¨¦ pasar¨ªa, aun en un mundo hipot¨¦tico, si dej¨¢ramos de trabajar durante un largo periodo. A partir de los tres meses, los cambios en la salud y en el estado de ¨¢nimo del antiguo trabajador son mucho m¨¢s potentes que el de unas simples vacaciones, explica la experta. En algunos casos, se?ala, son cambios que definen una vida, que reorientan una carrera.
Schabram lleva d¨¦cadas estudiando temas de salud y psicolog¨ªa en el trabajo, y para aquellos que no puedan permitirse desaparecer sin m¨¢s de su puesto, tambi¨¦n tiene algunos consejos. El primero ser¨ªa intentar no llegar nunca a una situaci¨®n de agotamiento o burnout, pues en este caso, explica, funciona mejor la prevenci¨®n que la correcci¨®n. ¡°La buena noticia es que incluso las peque?as cosas parecen ayudar¡±.
Pero, ?c¨®mo saber si est¨¢s sufriendo una situaci¨®n de burnout? Una de las impulsoras del t¨¦rmino, Christina Maslach, profesora de la Universidad de Berkley, explica en videoconferencia: ¡°Es una experiencia que responde a factores estresantes cr¨®nicos en el lugar de trabajo. No es una cosa necesariamente dram¨¢tica, pero es molesta y constante. Es como tener unas piedras en el zapato, y d¨ªa tras d¨ªa te duelen hasta que no te dejan caminar¡±. Durante las vacaciones, se?ala la experta, podemos disfrutar y relajarnos, pero a la vuelta, al volver a calzarnos los zapatos, las piedras siguen estando ah¨ª. ¡°Estos d¨ªas libres no resuelven el problema. Son agradables porque sirven para ponerse al d¨ªa con otras cosas, pagar las facturas, disfrutar del tiempo libre, arreglar la casa, ir a visitar a tus padres¡ Para recuperar tu vida¡±, dice. Pero a la vuelta a la rutina, el problema sigue ah¨ª.
Maslach empez¨® a ver que hab¨ªa algo que no funcionaba con el trabajo en los a?os setenta. Realiz¨® una serie de entrevistas a trabajadores que parec¨ªan alienados, exhaustos y enfadados. Siempre cerraba las preguntas intentando poner nombre a aquello que les suced¨ªa. ?Quiz¨¢ era deshumanizaci¨®n y autodefensa? No. ?Desapego laboral? Tampoco exactamente¡ ?Burnout? ¡°S¨ª, s¨ª, es exactamente as¨ª¡±, le dijeron todos los pacientes. As¨ª fue como llam¨® a su estudio. Maslach intent¨® publicarlo en las revistas cient¨ªficas de la ¨¦poca, pero el tema no interesaba, se lo rechazaron. Una amiga periodista le dijo que probara en una revista comercial. ¡°Esto le pasa a los trabajadores corrientes, seguro que si lo lee la gente corriente alguno se sentir¨¢ identificado¡±, le dijo. Fue exactamente lo que pas¨®. El tel¨¦fono de Maslach no dej¨® de sonar los d¨ªas siguientes. Las televisiones se hicieron eco de esta idea. El burnout era pop. ¡°No exist¨ªa internet entonces, pero fue el equivalente de hacerse viral¡±, explica la psic¨®loga con una sonrisa.
Maslach era consciente de que el t¨¦rmino se populariz¨® porque mucha gente estaba en la misma situaci¨®n. Pens¨® que esa concienciaci¨®n servir¨ªa para atajarlo. Pero no fue as¨ª. En los ¨²ltimos a?os, a pesar de avances en los derechos laborales, la situaci¨®n no ha terminado de mejorar. ¡°Uno de los principales obst¨¢culos es que planteamos el burnout como un problema individual¡±, reflexiona la experta. ¡°Y, por lo tanto, buscamos soluciones individuales. ?Por qu¨¦ no descansas? ?Por qu¨¦ no aguantas m¨¢s? ?Por qu¨¦ no te lo tomas de otra forma? Y as¨ª no estamos lidiando con el problema. No estamos detectando la causa. La pregunta que deber¨ªamos hacerlo no es el qui¨¦n lo sufre, es el porqu¨¦ lo sufre¡±.
En los ¨²ltimos a?os, se ha empezado a hablar menos de burnout laboral. Pero esta es una buena noticia. En la conversaci¨®n le ha sustituido otro concepto m¨¢s global, el gran agotamiento. Le dio nombre el periodista Carl Newport al salir de la pandemia, cuando descubri¨® una sociedad en la que todo el mundo est¨¢ cansado, quemado, con la sensaci¨®n de que no le da la vida. En este contexto, la gente busca restablecer su relaci¨®n con el trabajo y priorizar su vida personal. No parece que unas vacaciones puedan frenar esta tendencia. Pero al menos suponen una alegre pausa en la rutina.
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