Del espeto de sardinas al t¨¢per de ensalada en el trabajo: c¨®mo gestionar la vuelta a la rutina
Asumir los estrictos horarios laborales tras las vacaciones puede ser duro. Pero los expertos advierten: no se trata de romper los h¨¢bitos, sino de incluir actividades que nos hagan sentir bien
A Felipe Menguiano la vuelta a la rutina le da ¡°un poquito de ansiedad¡±. Este profesor de lengua, de 35 a?os, ha pasado las ¨²ltimas semanas en su casa de Huelva, siendo feliz. Su rutina era an¨¢rquica y deslavazada, siempre lista para romperse. No ten¨ªa despertador, as¨ª que se levantaba cuando quer¨ªa. A veces iba a la playa, otras se quedaba en casa vagueando. Improvisaba comidas con amigos en bares y chiringuitos. ¡°Que si tapas, pesca¨ªto frito, choco...¡±. Pero eso se acab¨®.
Menguiano est¨¢ de vuelta en Madrid, donde trabaja. Contesta a EL PA?S por audios de WhatsApp desde el gimnasio, al que ha vuelto despu¨¦s de un tiempo. Ya se ha programado el despertador para el primer d¨ªa de trabajo, a las 7:30. Comer¨¢ algo en la cantina del colegio: pocos carbohidratos, nada de fritos. Har¨¢ deporte tres d¨ªas a la semana; saldr¨¢ con amigos los viernes; la compra, los s¨¢bados; el domingo al cine o a alguna exposici¨®n¡ ¡°En funci¨®n de mi horario de trabajo, intento encajar el resto de actividades en las pocas horas libres que me quedan¡±, resume. Esta perspectiva le da algo de angustia, pero no es grave. Le sucede todos los a?os al volver al trabajo y a las pocas semanas se le pasa. Entonces deja de preguntarse: ¡°?por qu¨¦ mi vida no puede ser m¨¢s como es en vacaciones?¡±
Vivimos tan inmersos en la rutina que apenas somos conscientes de su existencia: estamos demasiado ocupados cumpli¨¦ndola como para reparar en ella. Pero una vez al a?o, por estas fechas, se rompe el encantamiento. Nos alejamos de nuestra vida durante un mes (o una semana) y al retomarla, empezamos a intuir los l¨ªmites r¨ªgidos que la oprimen. Pasamos del hedonismo absoluto a la locura de la productividad capitalista. De cerrar la jornada con un atardecer y un mojito, a hacerlo con horas extras, metro, gimnasio y a preparar el tupper de ma?ana. Incluso la paga extra y la misma palabra ¡°veranear¡± (que no tiene equivalente en otros idiomas) subrayan la idea de que hemos acotado el ocio, releg¨¢ndolo a una ¨¦poca concreta del a?o. Romper la rutina, una vez volvemos a ella, parece una quimera.
¡°No se trata tanto de romperla como de incluir en ella elementos que nos hagan sentir bien e ir mejor¨¢ndola poco a poco¡±, explica Mar¨ªa Palau, psic¨®loga especialista en gesti¨®n emocional. La rutina en s¨ª no es el problema, sino lo que incluimos en ella. ¡°Si tuvi¨¦semos dinero y tiempo para estar siempre de vacaciones, crear¨ªamos igualmente una rutina, solo que ser¨ªa diferente¡±, se?ala. Dar un paseo por la playa, ir al gimnasio, al spa, leer, ir de compras, salir a cenar... Puede que los actos enumerados suenen excepcionales, pero si se repiten diariamente, compondr¨¢n una envidiable rutina.
66 d¨ªas de rutina
Repetir h¨¢bitos es bueno para la salud. Un estudio de la Universidad de Houston (EE UU) concluy¨® que ¡°las personas que gozan de buena salud adoptan comportamientos muy rutinarios¡±. As¨ª, quienes mantienen su peso ideal ¡°suelen comer siempre lo mismo, hacen ejercicio de forma constante y no se saltan ninguna comida¡±. Este estudio fij¨® en 66 d¨ªas el tiempo medio necesario para establecer una nueva rutina. As¨ª que, seg¨²n la ciencia, en un par de meses la mayor¨ªa de trabajadores volver¨¢n a estar inmersos en los horarios del d¨ªa a d¨ªa y habr¨¢n olvidado la tranquilidad an¨¢rquica de las vacaciones.
¡°Si tuvi¨¦semos dinero y tiempo para estar siempre de vacaciones, crear¨ªamos igualmente una rutina, solo que ser¨ªa diferente¡±Mar¨ªa Palau, psic¨®loga
Esto tambi¨¦n tendr¨ªa efectos positivos a nivel psicol¨®gico. En los adultos, la falta de rutinas durante un tiempo prolongado tiene un alto coste mental. Por eso, los jubilados y los parados tienen menos riesgo de sufrir ansiedad, estr¨¦s o depresi¨®n si se fijan pautas y obligaciones. ¡°Las rutinas nos dan estabilidad y disminuyen el estr¨¦s y la ansiedad¡±, se?ala Palau. Al establecer una rutina, nuestro cerebro sabe qu¨¦ esperar, lo que se traduce en menos incertidumbre. ¡°Poder predecir qu¨¦ es lo que viene a continuaci¨®n nos da sensaci¨®n de control¡±, a?ade la experta. ¡°Y nos permite ser productivos y sacar adelante las tareas que no nos resultan tan agradables¡±. Esta relaci¨®n entre la rutina y la productividad, aunque tenga efectos positivos, puede llevar a normalizar comportamientos perversos.
En su libro Productividad extrema: aumente sus resultados, reduzca sus horas, el profesor del MIT Bob Pozen explica: ¡°Realmente no me importa lo que desayuno y no quiero perder mucho tiempo pensando: ¡®?panqueques o tortilla?¡¯. As¨ª que tomo lo mismo todas las ma?anas. Si las cosas no son importantes, puedes estandarizarlas, convertirlas en una rutina. Esa es una buena estrategia para ser m¨¢s productivo¡±. Es la misma idea que se esconde detr¨¢s del repetitivo atuendo de Steve Jobs. ¡°Es un uniforme. Decid¨ª que ten¨ªa muchas decisiones que tomar cada d¨ªa, as¨ª que quer¨ªa simplificar mi vida¡±, explic¨® el antiguo CEO de Apple en su biograf¨ªa. Esta mentalidad, tan propia de Silicon Valley, entiende a las personas como m¨¢quinas y habla de automatizar procesos sin tener en cuenta que no estamos hablando de una cadena de montaje, sino de la vida. Convertir los peque?os placeres en actos rutinarios, autom¨¢ticos, mec¨¢nicos es algo que muchos aconsejan en pos de la productividad.
Productivo, no divertido
Es de ah¨ª de donde nacen las rutinas de los supermadrugadores, aquellas que libros como El club de las cinco de la ma?ana han popularizado en todo el mundo. Exportan la idea de productividad capitalista al ocio, fijados en la quimera de la autorrealizaci¨®n. Al final no se trata tanto de buscar tiempo para uno mismo, sino de levantarse de madrugada para hacer las cosas que tu trabajo y el tiempo que inviertes en llegar hasta ¨¦l no te dejan hacer. Esta obsesi¨®n con la productividad tambi¨¦n ha llegado al mundo del deporte y el cuidado personal. Se ha despojado del juego a la actividad f¨ªsica y se ha reducido a tablas de ejercicios (rutinas, seg¨²n la jerga deportiva) para conseguir mejores resultados, cuerpos m¨¢s normativos. As¨ª, los gimnasios se convierten en lugares eficientes y as¨¦pticos donde no hay cabida para la diversi¨®n o el juego en equipo. Los deportistas doblan rodillas, flexionan brazos y saltan de forma repetitiva y machacona, mientras escuchan m¨²sica o ven alguna serie por el m¨®vil.
En su ensayo Falso Espejo, la periodista Jia Tolentino dedica un par de p¨¢ginas a hablar sobre la sociolog¨ªa del t¨¢per de ensalada, ese que venden en muchas cadenas de comida r¨¢pida en las zonas de oficinas. Es el resumen perfecto de la rutina laboral: un plato r¨¢pido, sano e ins¨ªpido que puede comerse con una sola mano mientras tienes la vista fija en la pantalla del ordenador. La ant¨ªtesis del espeto de sardinas, o del pesca¨ªto frito que com¨ªa Menguiano en sus vacaciones. ¡°El consumidor de ensaladas preparadas es un ejemplo de pura eficiencia¡±, escribe la autora. ¡°Tiene que comer una ensalada de 12 d¨®lares en diez minutos porque necesita el tiempo que le sobre para seguir activo en un trabajo que le permite, en primer lugar, tener como rutina pagar una ensalada de 12 d¨®lares¡±. Es la ensalada que se muerde la cola.
Pero, ?existe un t¨¦rmino medio entre estos dos extremos? ?Entre la ausencia total de rutinas y vivir sometido a la tiran¨ªa de la vida eficiente? ?Algo as¨ª como un pesca¨ªto con ensalada mixta? Hace a?os, partiendo de esta idea, se acu?¨® el neologismo trabacaciones como una forma de fusionar las vacaciones y el trabajo, una promesa de una vida mejor.
¡°Combina lo peor de ambos mundos¡±, resume tajante por email la soci¨®loga Tracy Brower, autora del libro Dele vida al trabajo d¨¢ndole vida al trabajo. ¡°Si intentas trabajar durante las vacaciones, no podr¨¢s pasar tiempo con la familia o los amigos y no vas a desconectar. Y tu trabajo tambi¨¦n puede resentirse¡±, se?ala. Adem¨¢s, en estos casos, siempre es lo laboral lo que acaba colonizando el tiempo de ocio y no al rev¨¦s, as¨ª que la experta apuesta por una separaci¨®n total. ¡°A veces puede ser mejor tomarse unas vacaciones y alejarse por completo, y cuando est¨¦s en el trabajo, dedicar all¨ª tu tiempo y atenci¨®n¡±, resume.
Brower tambi¨¦n defiende los beneficios de una vida rutinaria. ¡°La gente puede pensar que limita, pero en realidad puede potenciar tus virtudes. Cuando haces muchas veces lo mismo de la misma manera, ganas en eficiencia y productividad¡±, reflexiona. Pero uno no siempre quiere ser eficiente y productivo. A veces solo quiere ser feliz, vivir tranquilo. Por eso, las rutinas mutan seg¨²n el contexto. Pueden ser veneno y ant¨ªdoto, problema y soluci¨®n. Condenan relaciones amorosas, pero sobre ellas se construyen brillantes carreras laborales. Las rutinas estructuran nuestra vida, pero tambi¨¦n la encorsetan. Una vida rutinaria es aburrida, tan previsible que parece transcurrir sobre ra¨ªles. Desconectar de ella puede ser beneficioso, descarrilar suele acabar en accidente. Aunque los accidentes suelen ser los hechos m¨¢s rese?ables de una vida, aquellos sobre los que pivotan las biograf¨ªas.
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