Un comit¨¦ de expertos propone repensar el concepto de obesidad: ¡°Necesitamos un cambio radical¡±
La comisi¨®n pide no calificarla siempre como enfermedad, desterrar el IMC como ¨²nico baremo y diferenciar entre obesos cl¨ªnicos y precl¨ªnicos
La obesidad es una enfermedad del futuro que se analiza con m¨¦todos del pasado. Seg¨²n Naciones Unidas, en 2030 habr¨¢ m¨¢s de 1.200 millones de adultos obesos en el mundo, 200 millones m¨¢s que en la actualidad. Estos ser¨¢n diagnosticados como tales usando el ¨ªndice de masa corporal (IMC), una f¨®rmula matem¨¢tica creada en el siglo XIX que ha quedado desfasada. El propio concepto de obesidad como enfermedad, como una cuesti¨®n dicot¨®mica, de blanco o negro, tiene muchos detractores. La obesidad cl¨ªnica se despliega en una escala de grises. Las limitaciones en la definici¨®n y el diagn¨®stico tradicionales de la obesidad han obstaculizado tanto la pr¨¢ctica cl¨ªnica como las pol¨ªticas de salud. Estas son las principales conclusiones de una comisi¨®n global, respaldada por m¨¢s de 75 organizaciones m¨¦dicas de todo el mundo, que se publica este martes en la revista cient¨ªfica The Lancet Diabetes & Endocrinology.
¡°Necesitamos un cambio radical. En la obesidad nos hemos metido en un callej¨®n sin salida¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica el profesor Francesco Rubino, catedr¨¢tico de Endocrinolog¨ªa del King¡¯s College de Londres y presidente de la comisi¨®n. ¡°Nuestra definici¨®n de obesidad no nos dice qui¨¦n est¨¢ enfermo y qui¨¦n no. No diferencia entre qui¨¦n puede necesitar atenci¨®n futura y qui¨¦n necesita ayuda m¨¦dica en el presente, de forma urgente¡±, lamenta. Esto tiene consecuencias cl¨ªnicas, sanitarias y pol¨ªticas. Por eso, el escrito propone crear dos nuevas subcategor¨ªas, diferenciando entre obesos cl¨ªnicos, aquellos cuya obesidad est¨¢ impactando en su salud y que deber¨ªan ser catalogados como enfermos; y obesos precl¨ªnicos, personas cuya obesidad no est¨¢ impactando en su salud. En este caso, explican, no deber¨ªa entenderse como una enfermedad, sino como un factor de riesgo.
La idea no es compartida por toda la comunidad cient¨ªfica. ¡°Es una misma enfermedad, solo que empeora si la dejamos progresar, igual que pasa con la prediabetes y la diabetes¡±, opina Crist¨®bal Morales, especialista de Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n en el Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla. ¡°Por eso creo que hay que actuar de forma temprana¡±. Morales, que no ha participado en el estudio, valora de forma positiva muchos de sus postulados, que define como ¡°revolucionarios¡± por ser f¨¢cilmente aplicables en consulta. Pero no se muestra totalmente de acuerdo con la definici¨®n de obesidad precl¨ªnica como simple factor de riesgo. La European Association for the Study of Obesity public¨® el pasado mes de julio en Nature un nuevo marco para el diagn¨®stico en el que considera que toda persona con obesidad est¨¢ enferma. Desde ese prisma, el nuevo estudio que publica Lancet ¡°pierde una magn¨ªfica oportunidad de abordaje hol¨ªstico y precoz para prevenir las complicaciones¡±, opina Morales.
Rubino comprende, pero rebate estas cr¨ªticas. ¡°Vienen de personas que llevan a?os luchando porque se reconozca la obesidad como enfermedad. Hemos vivido en trinchera y este esp¨ªritu de defensa nos lleva a distorsionar la realidad de la obesidad¡±, se?ala. A la vez, el experto recuerda que la obesidad precl¨ªnica es descrita en el estudio como un problema. ¡°Pero no todos los problemas o factores de riesgo se pueden diagnosticar como enfermedad. Vivir en la ciudad no es una enfermedad, pero respirar un ambiente contaminado tampoco es precisamente sano¡±, resume.
¡°El IMC es un problema de justicia social¡±
El escrito critica la vigencia del IMC, la ecuaci¨®n de la obesidad. En la medicina moderna, con sofisticados aparatos que miden la composici¨®n corporal, y la forma en la que el exceso de peso puede lastrar nuestra salud, una simple cifra decide qui¨¦n es obeso y qui¨¦n no. Esta se obtiene dividiendo el peso de una persona por su altura al cuadrado. Si el resultado es superior a 25, el paciente tiene sobrepeso. Si pasa del 30, se clasifica como obeso. ¡°Hay mucha gente que cree que puede autodiagnosticarse introduciendo esos dos datos en Google, pero el diagn¨®stico cl¨ªnico no funciona as¨ª¡±, se?ala Rubino.
Jose Manuel Fernandez-Real, endocrino y catedr¨¢tico de la Universidad de Girona que particip¨® en la comisi¨®n, tambi¨¦n es cr¨ªtico, pero reconoce que esta medida, f¨¢cil e intuitiva, ¡°puede tener su valor¡± para calcular de manera epidemiol¨®gica la obesidad de una poblaci¨®n. Pero ser¨ªa una herramienta sociol¨®gica, no cl¨ªnica. Y Fernandez-Real apunta que incluso en este caso introduce factores de confusi¨®n. ¡°El resultado depende de la etnia, de la edad, del sexo¡ es muy variable y da una informaci¨®n muy sesgada¡±. El IMC se cre¨® pensando en un paciente cauc¨¢sico. Pero hoy en d¨ªa muchos pa¨ªses tienen una realidad multi¨¦tnica y se est¨¢n tomando pol¨ªticas sanitarias con estos datos. ¡°Esta situaci¨®n pone las bases para la discriminaci¨®n¡±, explica Rubino. ¡°No es solo un problema m¨¦dico, sino de justicia social¡±.
Adem¨¢s, el IMC no tiene en cuenta la composici¨®n de ese peso, que puede provenir de un exceso de grasa o de m¨²sculo. Es mejor ejemplo de sus limitaciones lo ofrece la Liga Nacional de F¨²tbol Americano (NFL), donde el 97% de los jugadores tienen un IMC superior a 25 (que se podr¨ªa catalogar como sobrepeso) y m¨¢s de la mitad, el 56%, ser¨ªan obesos seg¨²n este ¨ªndice, al tener un IMC mayor de 30. Un estudio cient¨ªfico de 2018 se?alaba la sobreestimaci¨®n de la tasa de obesidad en este deporte, cuando en realidad, al hacer un an¨¢lisis m¨¢s pormenorizado, se ve que la mayor¨ªa son deportistas con un porcentaje graso relativamente bajo.
El IMC es el baremo que decide qui¨¦n se queda dentro y qui¨¦n fuera para acceder a la cirug¨ªa o el tratamiento farmacol¨®gico para bajar de peso. En el caso de los agonistas del GLP1, por ejemplo, el Ozempic se receta a quien tenga diabetes tipo 2, una enfermedad diagnosticable de forma objetiva. Pero el Wegovy, indicado para quienes tengan obesidad, se receta a pacientes con un IMC superior a 30 o por encima de 28 con comorbilidades importantes. De esta forma, en teor¨ªa, m¨¢s de la mitad de los jugadores de la NFL podr¨ªa conseguir este medicamento, pero una persona con mucha m¨¢s grasa, pero con un IMC de 27, se quedar¨ªa fuera.
El texto de la comisi¨®n propone acabar con estas injusticias combinando el IMC con medidas de grasa corporal (por ejemplo, circunferencia de cintura o medici¨®n directa de grasa) y hasta 18 criterios para analizar los signos de enfermedad y hacer un diagn¨®stico diferencial. ¡°Esto siempre ha sido un problema¡±, explica Rubino, ¡°pero hoy no se puede justificar porque hay alternativa. Porque podemos diagnosticar qui¨¦n es obeso y qui¨¦n no de forma mucho m¨¢s precisa, sin desperdiciar recursos en quien no lo necesita y sin dejar fuera a gente que los necesita¡±.
Olga Gonz¨¢lez Albarr¨¢n, jefe de Servicio de Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n del Hospital Gregorio Mara?¨®n, se muestra de acuerdo con la idea de ir m¨¢s all¨¢ del IMC. La doctora, ajena al estudio, se?ala que este puede tener consecuencias pol¨ªticas. ¡°Ahora mismo se est¨¢ sobreestimando la obesidad a nivel global porque se mide de esta forma¡±, explica. ¡°Y hay muchos pacientes, que aun teniendo un IMC alto no tiene signos y s¨ªntomas derivados de exceso de grasa ni alteraci¨®n para sus actividades¡±. La endocrina destaca tambi¨¦n que el an¨¢lisis tiene en cuenta ¡°la estigmatizaci¨®n y en la culpabilidad que vienen asociadas a esta enfermedad¡±. Esto no sucede con otras enfermedades ligadas al estilo de vida, se?ala, e introduce sesgos y prejuicios en la forma en la que entendemos la obesidad.
La obesidad es el quinto factor de riesgo de muerte en el mundo. Cada a?o fallecen 2,8 millones de personas adultas como consecuencia de esta condici¨®n. Mata y limita como una enfermedad, pero su origen es multifactorial. La obesidad puede ser una enfermedad, pero es tambi¨¦n muchas otras cosas. Su calificaci¨®n como tal es uno de los debates abiertos m¨¢s complejos de la medicina moderna. El presente escrito recoge el sentir general desde la evidencia cient¨ªfica. Pero est¨¢ lejos de ser la ¨²ltima palabra sobre una condici¨®n compleja en la que se mezclan condicionantes m¨¦dicos, sociales e incluso emocionales.
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