Zsa Zsa Gabor y Schiaparelli en tecnicolor: el primer ¡®Moulin Rouge¡¯ era un delirio de glamur ¡®old school¡¯
La int¨¦rprete h¨²ngara, que falleci¨® a los 99 a?os, nunca fue una gran actriz, pero en el ¡®Moulin Rouge¡¯ dirigido por John Huston en 1952 brilla como una estrella
Ahora que la Filmoteca Espa?ola le dedica un ciclo al cineasta John Huston, merece la pena revisar su cl¨¢sico en tecnicolor Moulin Rouge (1952), tambi¨¦n disponible en su versi¨®n remasterizada en Filmin. M¨¢s all¨¢ de la trama principal, sobre la tormentosa existencia del pintor Toulouse-Lautrec, es imposible no fascinarse con un personaje secundario, la cantante a la que da vida Zsa Zsa Gabor, inspirada en la bailarina Jane Avril, una de las amigas y musas noct¨¢mbulas del pintor y eco lejano del personaje que d¨¦cadas despu¨¦s interpret¨® Nicole Kidman en la versi¨®n pop de Baz Luhrmann.
Gabor, que falleci¨® en 2016 a los 99 a?os, nunca fue una gran actriz, pero en Moulin Rouge brilla como una estrella. Resplandeciente en las secuencias que ocurren en el cabar¨¦ parisino, Gabor derrocha un glamur old school dif¨ªcil de imitar. A ese despliegue de fantas¨ªa femenina contribuye de forma decisiva que los vestidos que luce en la pel¨ªcula sean todos creaci¨®n de Elsa Schiaparelli. Moulin Rouge supuso el Oscar al mejor vestuario para Marcel Vert¨¨s, que fue quien llam¨® a su amiga Schiaparelli para vestir a una mujer conocida por su gusto por el lujo, sus nueve maridos y por perlas como esta: ¡°Me van los tipos intelectuales. Lo saben todo y no sospechan nada¡±.
Los vestidos de la gran modista del surrealismo, autora de los c¨¦lebres sombrero-zapato o vestido-langosta, mezclaban el naranja con el blanco y negro, el fucsia con el rojo, las plumas amarillas con la organza y la seda negra. Tambi¨¦n dise?¨® el vestido negro con una serpiente de lentejuelas envolviendo el sinuoso cuerpo de Gabor que recrea uno de los carteles m¨¢s famosos de Lautrec. Cada sombrero que lleva la actriz h¨²ngara es un espect¨¢culo que medio siglo despu¨¦s mantiene intacto su embrujo.
Con su p¨ªcaro encanto ¡ªheredero de esa manera de no tomarse en serio de Mae West¡ª, Gabor tiene las l¨ªneas de di¨¢logo m¨¢s divertidas de la pel¨ªcula. En una de ellas se lamenta de que su amigo pintor no sea del todo su tipo: ¡°?Oh, Toulouse!, ?por qu¨¦ no ser¨¢s alto y guapo? Eres el ¨²nico hombre que jam¨¢s me aburre¡±. A lo que el pintor, que se retira siempre el ¨²ltimo para evitar que lo vean de pie y comprueben su peque?a estatura, responde: ¡°Eso es porque soy el ¨²nico que jam¨¢s te ha amado¡±.
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