El milagro Arizona Vintage: la desconocida marca de Bilbao que arrasa con sus ventas secretas
Bienvenidos al caso de los ¡®Nasty Gal¡¯ espa?oles: O c¨®mo Naiara Usabaiaga y Unai Nieves, con apenas 23 a?os y 25 a?os, han construido un imperio de lo ¡®vintage¡¯ sin ayudas ni financiaci¨®n. Facturan m¨¢s de un mill¨®n de euros al a?o y cuentan con una legi¨®n de casi 300.000 seguidores en Instagram.
?Qu¨¦ hace toda esta chavalada haciendo cola? Eso es lo que se preguntaron hace unas semanas los at¨®nitos transe¨²ntes que paseaban por la c¨¦ntrica calle Comer? de Barcelona, en el Born. El epicentro del turismo en la capital catalana estaba tomado por grupos de adolescentes, entre los 15 y los veintipocos ¨Calgunos acud¨ªan acompa?ados por sus madres¨C, que esperaban pacientemente su turno para entrar a un local. La espera pod¨ªa superar los treinta minutos. Para los colistas merec¨ªa la pena. Organizados por turnos, el objetivo era hacerse con alguna de las joyas de segunda mano a precio asequible seleccionadas para la ocasi¨®n: Levi¡¯s 501 de los a?os 80 y 90 o chaquetas Adidas o Tommy de lo 80 mezcladas con las prendas propias, con est¨¦tica de otra ¨¦poca, de Arizona Vintage,?la marca bilba¨ªna responsable de todo este embrollo. Su pop up llegaba a Barcelona tras una situaci¨®n muy similar, colas y aglomeraciones, en Madrid. El mismo escenario se prev¨¦ en Valencia y en Madrid en las pr¨®ximas semanas, cuando anuncien fechas y localizaci¨®n de sus nuevas ventas secretas.
La culpa de generar toda esta expectaci¨®n la tienen Naiara Usabiaga (23 a?os) y Unai Nieves (25 a?os), dos j¨®venes de Bilbao que, sin financiaci¨®n o apoyo econ¨®mico familiar o de inversores, han conseguido cerrar 2016 con una facturaci¨®n de casi mill¨®n y medio de euros, abrir tres tiendas f¨ªsicas en el Pa¨ªs Vasco ¨Cdos en Bilbao y una en San Sebasti¨¢n¨C y tener compradores de todo el mundo desde su web, que tambi¨¦n exporta a mayoristas de Taiwan. Su historia dar¨ªa para una serie de Netflix a lo Girlboss, porque los paralelismos con Sophia Amoruso, la joven que sali¨® de la nada y se hizo millonaria vendiendo ropa de segunda mano, son m¨¢s que evidentes con esta pareja vasca.
Si Nasty Gal se fund¨® gracias a la fama que consigui¨® Amoruso en eBay donde vend¨ªa su ropa vintage, algo parecido le ha pasado a Arizona Vintage. Todo comenz¨® gracias a que una jovenc¨ªsima Usabiaga obtuvo una inesperada relevancia entre las compradoras de Trendtation ¨Cuna especie de Chicfy mezclado con Instagram para ver c¨®mo quedan los looks¨C all¨¢ por 2011, cuando apenas ten¨ªa 18 a?os. ?Vend¨ªa all¨ª la ropa de mi talla y consegu¨ª una cartera de clientas habituales que empezaron a realizarme pedidos m¨¢s personalizados o m¨¢s all¨¢ de lo que sub¨ªa a mi cuenta, especialmente de shorts Levi¡¯s 501¡å, apunta por tel¨¦fono. Tanto ella como su chico vieron la posibilidad de negocio y decidieron invertir sus veranos en road trips comerciales: cog¨ªan la furgoneta y viajaban a mercadillos de segunda mano en Francia o Alemania para despu¨¦s vender la ropa en festivales como el?el BBK Live, el ya desaparecido Low Cost Festival o el Arenal Sound, donde conocieron a los socios de Hawkers antes de que se convirtieran en el fen¨®meno que son hoy y cuya amistad a¨²n persiste colaborando con Miss Hamptons, una de las firmas de moda de los alicantinos. ?No era tiempo de ocio, era un currazo?, aclara Usabiaga al otro lado del tel¨¦fono desde uno de los locales de Bilbao.
La tenacidad de esta pareja prueba que los fen¨®menos de moda en Espa?a pueden surgir m¨¢s all¨¢ de los tent¨¢culos de Inditex. Y aseguran que nadie les ha regalado nada y que huyen de las estrategias de marketing. ?No nos han financiado ni nuestros padres?, explica entre risas Usabiaga, que dej¨® la carrera de Medicina hace tres a?os cuando el negocio empez¨® a crecer de forma exponencial. Su pareja ya hab¨ªa abandonado, poco antes, la carrera de Psicolog¨ªa para poder centrarse en el desarollo de su marca. ?Los dos primeros a?os ten¨ªamos gente contratada y nosotros no ten¨ªamos ni sueldo?, recuerda. Ahora cuentan con un equipo de 15 personas repartidas entre sus tres locales ¨Cdonde venden su propia marca junto a una selecci¨®n de ropa de segunda mano de proveedores de Reino Unido, Francia, Holanda y EEUU¨C y el mantenimiento de la tienda online, que env¨ªa a todo el mundo y donde tambi¨¦n venden su marca (los precios raramente superan los 100 euros, a excepci¨®n de su best seller, la chaqueta navajo ?que se agota al poco de subir cada remesa? y que cuesta unos 125 euros). La firma fabrica su calzado en Espa?a e importa el resto. Sus prendas est¨¢n basadas en patrones de otras piezas vintage que previamente les han funcionado comercialmente.
?Cu¨¢l es el secreto de su ¨¦xito? Conocer perfectamente el mercado al que se dirigen: su target es un comprador de unos 22 a?os (su edad). ?En lo que m¨¢s invertimos, adem¨¢s de tener una red de venta online muy cuidada porque nos exigen las mismas condiciones que otros gigantes del sector como Inditex, es en las im¨¢genes y los shootings que aparecen en nuestras redes. Tenemos fot¨®grafos por toda Espa?a y otros pa¨ªses?. Su cuenta de Instagram lo avala: casi 300.000 seguidores y menciones de influencers a los que, aseguran, no han pagado un duro por hacerlo. ?Si Dulceida u otros suben fotos con alguna de nuestras chaquetas es porque su equipo nos ha escrito diciendo que le encanta nuestra marca y el poder tener un modelo ¨²nico vintage. Supongo que esa exclusividad nos favorece, somos muy pocos en el equipo y no podemos perder el tiempo con estrategias con influencers como las que hacen otras marcas m¨¢s potentes?.
La pareja no cuenta, a corto plazo, con abrir m¨¢s locales por el territorio. Su estrategia pasa por? mantener su fuerza a nivel online (ya han redise?ado su web tres veces) y combinarlo con ventas espor¨¢dicas por el territorio. ?No hacemos investigaciones de mercado y preferimos controlar lo que tenemos ahora?, asegura Usabiaga. Ella, que recuerda haberle comprado unos zapatos a Sophia Amoruso por Internet, poco imaginaba que sus inicios ser¨ªan tan similares a los de Nasty Gal. ?F¨ªjate, me gustaba su marca y compr¨¦ unas botas de Jeffrey Campbell porque en Espa?a todav¨ªa no se comercializaban, pero nunca pens¨¦ que tendr¨ªamos una historia tan parecida hasta que Unai me regal¨® sus memorias?, apunta la que, posiblemente, sea la Girlboss espa?ola.
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