Batallas de ¡®outfits¡¯: las quedadas de j¨®venes espa?oles donde exhiben su obsesi¨®n por las marcas
M¨¢s de dos millones de espectadores se han enganchado en YouTube al show de Byre donde chavales de Madrid y Barcelona se baten en duelo de streetwear y lujo. O c¨®mo presumir en pantalla por vestir de Off-White, Balenciaga, Palace, Gucci o Supreme.
La ¨²ltima gala de Operaci¨®n Triunfo, esa en la que?Famous se alz¨® como ganador,?tuvo 2.231.000 espectadores (19,4% del share). No se emite en la televisi¨®n convencional, pero existe otro particular talent show?que con solo tres cap¨ªtulos ya acumula m¨¢s de dos millones de visualizaciones (y subiendo). Se llama Batalla de Outfits y?en ¨¦l chavales de Madrid y Barcelona quedan en la calle ¨Cpero con su alias de Instagram¨C y se baten en duelo por ense?ar sus marcas de ropa frente a la c¨¢mara.?Lo hacen frente a la atenta mirada de?unos jueces que sentencian qui¨¦n pasa a una final donde ser¨¢n premiados aquellos que, como dicen en su jerga, son ?puro fuego? con su estilismo.
No hablamos de duelos convencionales: aqu¨ª?se puede superar, y con creces, el millar de euros por look. Adolescentes y veintea?eros vestidos de Supreme, con colecciones limitadas de Comme Des Gar?ons, prendas de Gucci, Off-White, Kenzo, Calabasas, Palace, Fear of God,?Gosha Rubchinskiy?o exclusivas zapatillas sacadas de los ¡®raffles¡¯?o ¡®drops¡¯, sorteos con fecha y hora de inicio en los que solo los m¨¢s r¨¢pidos pueden comprar (y cuyos modelos despu¨¦s cotizan inflad¨ªsimos de precio en el mercado de reventa). Y no, no hay r¨¦plicas de top manta o prendas sacadas del pujante?mercado negro ruso. Tal y como aclara el organizador, ?toda la ropa?que se ve en Batalla de Outfits tiene?que ser original?. El ¨¦xito de sus clips se entiende en la l¨®gica de haber convertido en formato de v¨ªdeo a todas esas im¨¢genes con las que se ha educado la generaci¨®n de Instagram. Chavales que siguen a influencers que basan su estrategia en el patrocinio y que etiquetan sobre sus propias fotos a todas las marcas que visten.
El responsable de todo este tinglado en el que el marquismo de la nueva cultura urbana se escenifica sin disimulo ni condescendencia y por puro espect¨¢culo es?Byre.?Este madrile?o de 20 a?os ?reci¨¦n cumplidos? prefiere no desvelar su nombre real. Todav¨ªa vive con sus padres y combina su canal de YouTube (246.000 suscriptores)?con un trabajo a jornada completa (?convencional y que no tiene nada que ver con esto?) y una cuenta de Instagram donde se apoda Oliver Byre y ejerce de influencer sobre sus casi 32.000 seguidores. Byre empez¨® con los videojuegos en YouTube (lleg¨® a acumular 120.000 suscriptores hasta que fren¨® su actividad por ?desgana?) y volvi¨® a su vlog cuando cuando se dio cuenta de que todo lo que tuviera que ver con Yeezy (la l¨ªnea de Kanye West para Adidas) le llamaba mucho m¨¢s la atenci¨®n que el universo?Call of Duty.
Para organizar quedadas con su comunidad de suscriptores, Byre decidi¨® dar una vuelta de tuerca a los clips de??Cu¨¢nto vale tu outfit??que desde hace un par de a?os sube?The Unknown vlogs?y en los que 20 o 30 chicos acuden a la llamada del vlogger para explicar cu¨¢nto cuesta todo lo que llevan puesto. ?Justo ten¨ªa puesta la tele con Got Talent, ah¨ª vi los jueces y me dije, ?y por qu¨¦ no hago algo similar? Cojo a amigos m¨ªos que hagan de jueces y que los suscriptores muestren su outfit, pero con eliminatorias y con premios?, rememora. El objetivo no era hacer algo ?tan materialista? como los clips en los que la gente suma el precio de todas las prendas que viste. ?No se trata de premiar a quien lleve una mochila de 5.000 euros, se valora c¨®mo lo lleva y c¨®mo lo combina?, aclara el organizador.
En su concurso se fomenta una competici¨®n sana donde los jueces siempre hacen lecturas en positivo de los estilismos de los participantes y no siempre se valora la exclusividad del outfit en s¨ª (en la ¨²ltima quedada aplauden ?el rollazo loqu¨ªsimo? de un joven con pantalones de Humana y ropa de trueque), pero es innegable que la t¨®nica de los v¨ªdeos y la expectaci¨®n que generan gira en torno a los ¨²ltimos?hypes del mercado. El vlogger lo confirma: ?Cuando empiezas solo quieres Yeezy, Supreme, Palace u Off-White, pero luego te vuelves m¨¢s selecto. Ahora mismo, por ejemplo, est¨¢ pet¨¢ndolo muy fuerte, adem¨¢s de todo lo que Virgil Abloh lance con Vuitton, otras firmas menos conocidas como?A cold wall?.
Viendo a los participantes, muchos en edad de escolarizaci¨®n y todav¨ªa lejos de la esfera laboral, cualquier adulto con obligaciones se pregunta al ver este fest¨ªn de marcas de d¨®nde sale el presupuesto para financiar tremendos looks. ?Pues o bien ahorrando, porque sus padres se lo pagan o porque hacen negocio con la reventa.?Tengo muchos amigos que no es que vivan de ello, pero s¨ª que se sacan lo suficiente como para reinvertir en nuevas prendas que comprar?, aclara Byre.
La veneraci¨®n marquista de estos chavales encaja en toda una nueva cultura en la que los futbolistas han pasado a un segundo plano como influencers de estilo para abrir paso al nuevo flechazo del lujo en la era del post-athleisure: los nuevos modelos de estilo son los pesos pesados del trap y del reggaeton. Bad Bunny?(14 millones de seguidores en Instagram) viste de Gucci, SSS World o Balenciaga; Gucci tambi¨¦n siente devoci¨®n por?Ozuna;?J. Balvin fue elegido embajador de la semana de la moda de Nueva York por la CFDA;?C. Tangana empapel¨® Madrid con total look de Loewe y Yung Beef, adem¨¢s de haber ejercido de imagen para Calvin Klein, tiene su propia tienda de ropa en Lavapi¨¦s, Clockers, donde se pueden adquirir zapatillas de coleccionista de Nike o prendas de?Gosha Rubchinskiy y Supreme.
Frente a a aquellos ansiosos por criticar el dispendio en las prendas, Byre avisa: ?No te animo a que la ropa sea tu pasi¨®n pero, ?por qu¨¦ te molesta tanto que me gaste 250 euros en unas zapatillas si t¨² te los gastas en otra cosa??Si t¨² te gastas dinero en un videojuego o inviertes en una edici¨®n de coleccionista de una figurita de Star Wars, ?por qu¨¦ me criticas??. Lo dice un chaval que si tuviese un cheque en blanco, no dudar¨ªa frente su pr¨®xima adquisici¨®n: ?unas Triple S en negras (zapatillas de Balenciaga) o cualquier prenda de lo que ha dise?ado Virgil Abloh para Louis Vuitton?. Una respuesta que prueba lo equivocados que estaban los agoreros que pusieron el grito en el cielo cuando el lujo apost¨® por imitar a la calle y fantaseaban con crisis de imagen como cuando los chavs se obsesionaron con Burberry: lejos del fracaso comercial, las maisons?piden cita ahora a todos estos nuevos ¨ªdolos de los chavales de extrarradio, chicos que sue?an con poder pagarse sus mismas zapatillas o sus mismas sudaderas.
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