Cuatro factores que impiden que te quedes embarazada
Adem¨¢s de los evidentes factores biol¨®gicos, los sociales, psicol¨®gicos y hasta ambientales afectan a la capacidad reproductiva del ser humano.
1. Retrasamos, cada vez m¨¢s, la edad de reproducirnos
Muchas mujeres se pasan la primera mitad de su vida f¨¦rtil buscando el mejor m¨¦todo anticonceptivo y la otra mitad intentando quedarse embarazadas. El problema est¨¢ en que, a medida que vamos cumpliendo a?os, nuestra capacidad reproductiva disminuye. Es cierto que nacemos con un determinado n¨²mero de ¨®vulos, alrededor de 500.000, que se activan en la pubertad y que vamos perdiendo con las menstruaciones. Pero a medida que envejecemos, ¡°la calidad gonadal de los fol¨ªculos disminuye y se a?ade el riesgo de malformaciones cromos¨®micas fetales¡±, seg¨²n apunta Francisca Molero, sex¨®loga, ginec¨®loga, directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona y directora del Instituto Iberoamericano de Sexolog¨ªa.
La edad ideal para que la mujer tenga hijos estar¨ªa, seg¨²n Molero, entre los 24, 25 y 26; y para el hombre no m¨¢s tarde que los 45. Pero pensar en formar una familia cuando se sobrevive con contratos por horas, se gana menos de mil euros o se emigra a otro pa¨ªs porque aqu¨ª el paro juvenil crece cada d¨ªa ser¨ªa de locos o inconscientes.
Seg¨²n Roc¨ªo N¨²?ez, embri¨®loga y subdirectora de la Cl¨ªnica Tambre, en Madrid, especializada en reproducci¨®n asistida y fertilidad, ¡°la mayor parte de las parejas que acuden a nosotros responden al perfil de mujer con m¨¢s de 35 a?os que lleva un tiempo intentando quedarse embarazada sin ¨¦xito. Seg¨²n las estad¨ªsticas, un 15 % de las parejas espa?olas en edad f¨¦rtil tienen problemas para tener hijos. Y dentro de ese porcentaje, el 50% de las causas corresponden a problemas en el hombre y el otro 50% en la mujer¡±.
Las cl¨ªnicas de fertilidad coinciden en que un a?o es el plazo est¨¢ndar que hay que darse, con relaciones sexuales normales y frecuentes, para intentar el embarazo. Pero ¨¦ste puede acortarse a medida que la edad de mujer asciende. Las t¨¦cnicas m¨¢s utilizadas para dar un peque?o empuj¨®n a la madre naturaleza son, seg¨²n N¨²?ez, de menor a mayor: ¡°La estimulaci¨®n ov¨¢rica con hormonas; la inseminaci¨®n, que consiste en capacitar el semen, es decir, seleccionar los mejores espermatozoides e inyectarlos en el ¨²tero de la mujer. Si todav¨ªa no se ha conseguido el embarazo, siempre queda la opci¨®n de la fecundaci¨®n in vitro, que une la estimulaci¨®n ov¨¢rica m¨¢s la capacitaci¨®n del semen y, adem¨¢s, el ¨®vulo se fecunda en laboratorio¡±.
Pero el reloj biol¨®gico, aunque m¨¢s lento, tambi¨¦n corre para ellos. Seg¨²n Francisca Molero, ¡°con los a?os, la calidad del esperma se ve afectada porque los niveles de testosterona bajan y esta hormona tiene un papel decisivo en la espermatog¨¦nesis. El hombre puede seguir eyaculando, pero la cantidad de semen ser¨¢ menor y los espermatozoides m¨¢s lentos o inm¨®viles. Podemos decir que el inicio del declive, en t¨¦rminos de fertilidad masculina, podr¨ªa situarse a partir de los 50 a?os. Especialmente si tiene lo que se llama el d¨¦ficit de testosterona del var¨®n maduro¡±.
El fen¨®meno que ya se conoce como ¡°infertilidad social¡±, ha provocado que empresas como Facebook o Apple empiecen a incluir la posibilidad de pagar la congelaci¨®n de ¨®vulos ¨Cque en Espa?a cuesta entorno a los 2.000 euros¨C a sus trabajadoras. El objetivo es que ¨¦stas puedan aprovechar m¨¢s su carrera profesional e invertir m¨¢s tiempo de su edad f¨¦rtil en el trabajo, y no en la maternidad. Todo decorado con el letrero de ¡®ayudas a las mujeres trabajadoras¡¯. En opini¨®n de Roc¨ªo N¨²?ez, ¡°los calificativos de ayuda o apoyo en este caso me parecen insultantes porque lo que se hace con estas pr¨¢cticas es cronificar a¨²n m¨¢s el problema de fondo, que es que las mujeres deben elegir entre su vida profesional y su deseo de ser madres; mientras los hombres nunca han tenido este problema¡±.
2. ?Tenemos peor calidad reproductiva que nuestros padres o abuelos?
En primer lugar debemos tener en cuenta que hace 30 a?os pocas eran las parejas que no pod¨ªan tener descendencia y que decid¨ªan iniciar estudios de fertilidad para averiguar qu¨¦ es lo que estaba dificultando lograr el embarazo, de manera que es poco conocido cual era la calidad seminal de los varones en aquellos a?os. Este es un tema en el que no todos los profesionales est¨¢n totalmente de acuerdo. Ana Fabregat, farmac¨¦utica, analista cl¨ªnica con m¨¢ster en reproducci¨®n asistida y doctora en medicina cl¨ªnica del Instituto Bernabeu, en Alicante; especializado en t¨¦cnicas de reproducci¨®n asistida, apunta que ¡°hace a?os atr¨¢s era habitual encontrar una calidad media en una muestra de semen de varones j¨®venes y sanos candidatos a donaci¨®n de semen de entre 70 ¨C 100 millones de espermatozoides por mililitro. En la actualidad, esta media ha descendido aproximadamente hasta los 30 ¨C 50 millones. T¨¦cnicamente podr¨ªamos decir que la cantidad y la motilidad (porcentaje de espermatozoides que se mueven y se desplazan) de los espermatozoides ha disminuido. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud ha bajado sus par¨¢metros en 2010, y lo que antes era considerado como patol¨®gico, ahora est¨¢ dentro de lo normal¡±.
Sin embargo, Roc¨ªo N¨²?ez, cree que ¡°aunque estamos viendo en consulta cada vez m¨¢s casos de mujeres j¨®venes con una baja reserva ov¨¢rica; no se puede hablar de una peor calidad general del semen porque, entre entras cosas, los estudios se han empezado a realizar hace relativamente poco tiempo. Lo que s¨ª es cierto, es que en determinadas zonas industriales y agr¨ªcolas, donde hay m¨¢s contaminaci¨®n y pesticidas, se han encontrado ¨ªndices de peor calidad esperm¨¢tica. Habr¨ªa entonces que hablar de zonas pero no incluir a toda la poblaci¨®n ni generalizar¡±. Otro problema a la hora de afrontar con objetividad estos datos es, seg¨²n N¨²?ez, que ¡°la mayor¨ªa de los estudios se hacen en personas que acuden a las cl¨ªnicas de fertilidad, es decir, aquella franja de la poblaci¨®n con dificultades para tener hijos. Por otra parte, la mayor¨ªa de estas cl¨ªnicas son cada vez m¨¢s selectivas. La nuestra, por ejemplo, rechaza ahora m¨¢s donantes que antes. Aceptamos solo un 30% porque nos hemos vuelto m¨¢s exigentes. Buscamos donantes sanos, sin h¨¢bitos t¨®xicos e incluso les hacemos un test psicol¨®gico¡±.
3. El af¨¢n de concebir un hijo nos estresa y genera presi¨®n y ansiedad
¡°Planear demasiado los embarazados no es bueno desde el punto de vista biol¨®gico ni psicol¨®gico para la concepci¨®n¡±, afirma Roc¨ªo N¨²?ez, ¡°porque esto puede generar presi¨®n o estr¨¦s que afectar¨¢ a ese sistema tan sutil y sensible que es la ovulaci¨®n¡±. Antiguamente, nuestros padres se casaban antes y los hijos llegaban de forma espont¨¢nea, fruto de una actividad sexual sin la utilizaci¨®n de m¨¦todos anticonceptivos. Las presiones sociales, la dificil¨ªsima asignatura de compatibilizar la vida profesional con la maternidad, hace que la gran mayor¨ªa de las parejas planeen muy a fondo cu¨¢ndo es el mejor momento para tener descendencia. Una oportunidad que se ve cada vez m¨¢s reducida entre los numerosos compromisos vitales y el avance del reloj biol¨®gico. Hay que tener un hijo pero hay que tenerlo en un corto per¨ªodo de tiempo para que todo encaje, lo que se traduce para muchos en estr¨¦s, presi¨®n y ansiedad.
¡°En las cl¨ªnicas de fertilidad vemos como en muchos casos, esta apremiante necesidad de concebir, es precisamente el factor n¨²mero uno que impide hacerlo. Y cuando esta urgencia desaparece se produce el embarazo. Es el caso recurrente de muchas parejas que, tras varios intentos, se decantan por la adopci¨®n. Al relajarse y dejar de sentirse presionados por esta tarea es cuando se produce la concepci¨®n¡±, apunta N¨²?ez.
El estr¨¦s que hasta hace muy poco se relacionaba siempre con la mujer y la mayor dificultad de fecundaci¨®n, empieza ahora a asociarse tambi¨¦n al var¨®n. ¡°Ya empieza a haber estudios que demuestran que per¨ªodos de estr¨¦s en el hombre pueden tener un impacto en la mayor o menor calidad del semen¡±, a?ade Francisca Molero.
?Influye el deseo o la calidad de la relaci¨®n sexual en la mayor o menor posibilidad de concepci¨®n? Si as¨ª fuera estar¨ªamos en franca desventaja; ya que la t¨®nica general es que las parejas disfruten de sus primeros a?os en soledad y dejen lo de la descendencia para m¨¢s tarde, cuando la pasi¨®n est¨¢ algo m¨¢s domesticada. ¡°No hay todav¨ªa estudios que midan esta relaci¨®n, lo que no resultar¨ªa nada f¨¢cil. Personalmente me inclino a pensar que s¨ª¡±, afirma N¨²?ez; mientras Molero recuerda que ¡°muchos especialistas ya se plantean que las contracciones vaginales que experimenta la mujer durante el orgasmo pueden favorecer y servir de ayuda para que los espermatozoides lleguen antes al ¨®vulo y puedan fecundarlo¡±.
4. El peso tambi¨¦n puede influir
Como apunta este art¨ªculo art¨ªculo de la revista Parents, el 12 % e los casos de infertilidad est¨¢n relacionados con el peso de la mujer. Tener menos peso del normal, sin llegar a la anorexia, puede suprimir la menstruaci¨®n, ya que para que ¨¦sta se produzca el cuerpo necesita tener un m¨ªnimo de un 22% de grasa. Pero incluso, y como apunta Molero, aunque venga la regla eso no siempre significa que haya ovulaci¨®n¡±. El sobrepeso, por el contrario, puede alterar la qu¨ªmica hormonal y prevenir la ovulaci¨®n. ¡°Los kilos de m¨¢s aumentan la posibilidad del s¨ªndrome de ovarios poliqu¨ªsticos. Se sabe que bajar de peso favorece el embarazo porque ayuda a regular la insulina y la glucemia¡±, subraya Molero.
La buena noticia es que equilibrando el peso se remedia este problema y, seg¨²n afirma el art¨ªculo, el 70% de las mujeres con este tipo de problema concibe espont¨¢neamente una vez que ha hecho las paces con la balanza.
Pero el peso no solo tiene un impacto en la fertilidad sino tambi¨¦n durante el embarazo. Las mujeres con kilos de m¨¢s que se quedan embarazadas tienen un riesgo mayor de sufrir hipertensi¨®n y diabetes; mientras que las muy delgadas tienen m¨¢s probabilidades de dar a luz un beb¨¦ con bajo peso al nacer.
As¨ª que ya saben, dieta sana y equilibrada, que el deseo y la intenci¨®n de tener un hijo es incompatible con las dietas milagro, la operaci¨®n biquini o la teor¨ªa de ¡°un d¨ªa es un d¨ªa¡± llevada al plato.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.