Operaci¨®n barbilla, el ¨²ltimo hit quir¨²rgico
La demanda de implantes de ment¨®n ha crecido el ¨²ltimo a?o un 71% en Estados Unidos.
Las adolescentes norteamericanas ya no piden como regalo para su fiesta de graduaci¨®n un implante de pecho que les permita lucir, sin complejos, un buen escote palabra de honor. No, ahora piden ¨Cy obtienen¨C un implante de ment¨®n. Quieren tener una barbilla bonita, y son tantas las que lo desean que, seg¨²n datos facilitados por la Sociedad Americana de Cirujanos Pl¨¢sticos, en el ¨²ltimo a?o la demanda de este tipo de intervenciones ha crecido un 71%. Detr¨¢s de este auge, los expertos apuntan a las nuevas tecnolog¨ªas y, en concreto, al uso masivo de tel¨¦fonos inteligentes, Skype, videoconferencias, videochats¡ Tendencia llama a tendencia.
Pero ?qu¨¦ tienen en com¨²n las telecomunicaciones con las barbillas? Muy sencillo: si a?os atr¨¢s las parejas posaban ¨²nicamente para el fot¨®grafo contratado para la ocasi¨®n, ahora las im¨¢genes informales, capturadas con los tel¨¦fonos inteligentes, se multiplican hasta el infinito. ?Estas fotograf¨ªas muestran ¨¢ngulos de los rostros que no se ven en el espejo?, explicaba Darrick Antell, portavoz de la Sociedad Americana de Cirujanos Pl¨¢sticos, al dominical brit¨¢nico The Sunday Times.
Pero no son solo las adolescentes quienes han comenzado a sufrir la humillaci¨®n de la doble papada, tambi¨¦n han saltado las alarmas vanidosas entre ejecutivos de ambos sexos al contemplar, por obra y gracia de las videoconferencias, nuevas y desalentadoras perspectivas de sus perfiles. En estos casos, a la coqueter¨ªa se une una vaga intuici¨®n acerca de las cualidades psicol¨®gicas que se asocian a una barbilla bien definida. De forma probablemente inconsciente, tendemos a relacionar el ment¨®n pronunciado con autoridad y confianza en uno mismo.
En este sentido, Naomi Tickle, una de las gur¨²s de la Personolog¨ªa ¨Ccampo de estudio que se basa en la fisionom¨ªa y caracteres faciales para analizar y predecir rasgos de car¨¢cter y conducta¨C, se?ala: ?Una mand¨ªbula ancha y una barbilla cuadrada son propias de una personalidad combativa, dominante y autoritaria, mientras que las estrechas apuntan a personalidades mucho m¨¢s pasivas?. Y tambi¨¦n matiza que estos rasgos est¨¢n muy relacionados con las hormonas masculinas y femeninas.
Algunos pensar¨¢n que la Personolog¨ªa es una boutade, pero la relaci¨®n entre mand¨ªbula y hormonas parece estar fuera de discusi¨®n. ?La estructura ¨®sea facial de hombres y mujeres es claramente diferente?, se?ala Ester Desfilis, profesora de Psicobiolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid. ?A partir de la pubertad, esta estructura cambia en los varones, de forma que tienen facciones m¨¢s angulosas, relacionadas con los niveles de testosterona. De hecho,?. Las mujeres mantenemos unas proporciones m¨¢s redondeadas, relacionadas con la infancia. A m¨¢s estr¨®genos, facciones m¨¢s suaves?.
Pero las cifras proporcionadas por la Sociedad Americana de Cirujanos indican que, entre los adultos, el n¨²mero de mujeres que decide operarse el ment¨®n es casi igual al de los varones. ?Se busca entonces un perfil masculino? ?Una cosa es la mand¨ªbula cuadrada y los rasgos angulosos, que s¨ª son atractivos en los varones, y otra diferente es el ment¨®n, la barbillita que sobresale en nuestra cara?, contin¨²a Desfilis. ?En la mayor¨ªa de las culturas, las caras con un ment¨®n bien definido resultan m¨¢s atractivas que las que lo tienen retra¨ªdo hacia dentro, y esto es com¨²n para hombres y para mujeres. La ausencia de barbilla provoca un cierto rechazo?.
Las razones de esta atracci¨®n no est¨¢n del todo claras, pero una pista nos la da el hecho de que se trata de una caracter¨ªstica propia de nuestra especie. ?Ni neandertales, ni australopitecos, ni homo habilis¡ La primera especie en la que el ment¨®n aparece con un ¨¢ngulo que lo hace sobresalir de la l¨ªnea de la cara es el homo sapiens. No sabemos a qu¨¦ se debi¨® ese cambio y por qu¨¦ se ha mantenido, pero una idea sugerente es que pueda tratarse de un car¨¢cter que evolucion¨® por selecci¨®n sexual, porque nos resultara atractiva una cara con ese rasgo o porque fuera algo distintivo de nuestra especie que hiciera que tendi¨¦ramos a emparejarnos con quienes hab¨ªan desarrollado el ment¨®n?, revela Desfilis.
M¨¢s all¨¢ de ese componente biol¨®gico, no cabe duda de que modas y culturas tienen un fuerte peso en la identificaci¨®n de lo que en cada momento se considera atractivo. As¨ª, el cirujano maxilofacial Jorge Calvo de Mora apunta: ?Hay un componente racial muy importante en el ment¨®n. En estos momentos los est¨¢ndares de belleza son muy cauc¨¢sicos e incluso los pacientes japoneses intentan que haya una cierta predominancia de la barbilla?. Partiendo del principio de que ?la mentoplastia es un mundo?, el doctor se?ala: ?Muchas veces el paciente viene con la idea de que su problema es la barbilla, y hay que explicarle que lo que ¨¦l quiere o pide no es verdaderamente lo que necesita. Los maxilofaciales, a diferencia de algunos cirujanos pl¨¢sticos, hacemos un an¨¢lisis del rostro m¨¢s global sin perder de vista el contexto de la colocaci¨®n correcta de la mand¨ªbula y los dientes en el que, al final, el ment¨®n juega un papel fundamental en el perfil facial?.
As¨ª, al referirse a los implantes que demandan las adolescentes para el baile de graduaci¨®n, Calvo de Mora explica: ?Poner un relleno de ¨¢cido hialur¨®nico o un peque?o implante de silicona no tiene nada que ver con el concepto de remodelaci¨®n facial cuando haces una mentoplastia de verdad. Es cierto que algunas personas se podr¨¢n beneficiar de esta t¨¦cnica, pero cuando un paciente te dice que lo que quiere es un ment¨®n un poquito m¨¢s prominente, nuestra misi¨®n es hacerle ver que su problema puede ser otro: el de una serie de estructuras ¨®seas que son las que, bien corregidas, le van a hacer tener un ment¨®n adecuado y en su sitio?.? Pero tambi¨¦n puede suceder lo contrario. ?En Espa?a no se ha notado un incremento en la demanda de este tipo de cirug¨ªa.
Son pocas las personas que te dicen que les falta un poquito de barbilla. Lo habitual es que te digan que tienen papada, y es entonces cuando se les explica que su problema es que les falta ment¨®n. Es algo que ocurre a menudo en pacientes j¨®venes con cuellos cortos; al no tener una proyecci¨®n de ment¨®n, normalmente lo que se les ve es la doble papada. Haciendo una lipo de la grasa del cuello y proyectando la barbilla se define mejor el cuello?, seg¨²n Javier de Benito, cirujano pl¨¢stico y maxilofacial.
A la hora de realizar una mentoplastia, insisten los expertos, es esencial hacer una valoraci¨®n global del rostro para dar con un diagn¨®stico preciso. ?En el caso de personas con lo que llamamos perfil de p¨¢jaro, que tienen una nariz que se ve grande porque est¨¢ descompensada con un ment¨®n retra¨ªdo, se recomienda proyectar este ment¨®n hacia fuera para que quede m¨¢s armonioso?, se?ala el doctor De Benito. Tampoco se debe confundir cuando lo que est¨¢ retra¨ªdo no es el ment¨®n, sino la mand¨ªbula. Ah¨ª lo que hay que hacer es adelantar esta ¨²ltima y buscar la oclusi¨®n id¨®nea?. Otro problema, m¨¢s frecuente en mujeres, es el del ment¨®n de bruja, que se produce con el paso de los a?os y que, seg¨²n De Benito, ?hay que trabajarlo para que se proyecte hacia delante en vez de hacia debajo, lo que se consigue mediante la colocaci¨®n de una peque?a pr¨®tesis que lo levante?.
Son muchas las opciones para corregir un ment¨®n, pero lo que preocupa a Ester Desfilis no es la cirug¨ªa en s¨ª, sino el hecho de que se realice a edades muy tempranas. ?Todav¨ªa no tienen los rasgos bien definidos, y las operaciones los modifican para ajustarlos a un est¨¢ndar de belleza. La adolescencia es un periodo conflictivo y no es un buen momento para hacer ese tipo de cambios?, comenta la profesora.
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