?A qu¨¦ ven¨ªa yo a la cocina?: c¨®mo el estr¨¦s puede provocar muchos despistes cotidianos
Tirar la cuchara a la basura y el vaso del yogur al fregadero, dejar la luz encendida o no saber cu¨¢ntos c¨¦ntimos se han de recibir de vuelta en la compra pueden ser distracciones inocentes fruto de una personalidad dispersa, pero en ocasiones tambi¨¦n son un s¨ªntoma de ansiedad.
Esos inocentes despistes cotidianos tan comunes en el d¨ªa a d¨ªa tienen en muchas ocasiones una relaci¨®n directa con los estados de estr¨¦s y ansiedad. En palabras de Ana G¨®mez, psic¨®loga sanitaria, si estamos pasando por un pico de estr¨¦s, funciones b¨¢sicas como la atenci¨®n y la concentraci¨®n cambian su funcionamiento y de pronto no sabemos cosas en principio son muy sencillas como por qu¨¦ y a qu¨¦ hemos ido a la cocina o por qu¨¦ hemos tirado la cuchara a la basura y el envase del yogur al fregadero.
Con el fin de no empezar a construir la casa por el tejado, lo ideal es comenzar despejando la inc¨®gnita principal, ya que en muchas ocasiones entender la ra¨ªz del problema es clave para poner remedio a estas incomodidades. Entonces, ?qu¨¦ es lo que ocurre exactamente para que haya un v¨ªnculo tan estrecho entre el trastorno de estr¨¦s y los despistes?
Ana G¨®mez explica que, cuando se pasa por un estado de ansiedad y estr¨¦s, el sistema nervioso est¨¢ en modo alerta, as¨ª que el cerebro se centra en prestar toda la atenci¨®n posible a posibles se?ales que pongan en peligro la seguridad. Aqu¨ª es donde entran en juego los descuidos, ya que en un momento percibido como alarmante, se descarta autom¨¢ticamente toda la informaci¨®n que no es relevante para sobrellevarlo: ¡°Si de repente siento que me duele terriblemente el costado derecho y creo que puedo tener una enfermedad grave, ?qu¨¦ m¨¢s da si me he dejado la luz del lavabo encendida? Esto no tendr¨¢ importancia alguna si mi vida peligra¡±, explica la experta.
De hecho, la experiencia que m¨¢s se relaciona con estos fallos de memoria es, seg¨²n la psic¨®loga y neurocient¨ªfica Mar Mart¨ªnez,?la del trastorno de ansiedad generalizada. Precisamente, se caracteriza porque quien lo percibe no solamente est¨¢ pendiente de lo que est¨¢ ocurriendo en ese momento, sino tambi¨¦n de todo aquello que podr¨ªa ocurrir, de pensamientos negativos a veces involuntarios y de preocupaciones persistentes que desv¨ªan la atenci¨®n del presente. Se podr¨ªa decir que, de alguna manera, se viaja al mismo tiempo a m¨²ltiples escenarios imaginarios que provocan una carga mental muy importante, incrementando la fatiga del viajante y, a su vez, su capacidad de mantener la atenci¨®n en las peque?as cosas.
Una realidad poli¨¦drica (pero con soluci¨®n)
Las dolencias suelen ser como figuras geom¨¦tricas con muchas caras y lados, por lo que, si bien algunas de sus dificultades son bastante perceptibles, otras se quedan escondidas en un lugar menos iluminado. Por eso, adem¨¢s de las cuestiones obvias de causa y efecto que conllevan dichos descuidos, tambi¨¦n hay otros da?os colaterales que surgen a colaci¨®n de los mismos.
En este sentido, destaca la mella que esta disminuci¨®n de la concentraci¨®n provoca en la autoestima de quien la experimenta, que funciona como una pescadilla que se muerde la cola: ¡°Si la persona se da cuenta de que comete tantos despistes y empieza a criticarse y a decirse ¡°es que se me va la olla¡±, ¡°seguro que es se?al de algo m¨¢s grave¡± o ¡°esto significa que estoy perdiendo la cabeza¡±, echa m¨¢s le?a al fuego y lo ¨²nico que consigue es intensificar su malestar emocional, a?adiendo presi¨®n y estr¨¦s¡±, asegura Ana G¨®mez.
Adem¨¢s, tambi¨¦n es importante entender que estos descuidos no son iguales ni tan evidentes en todas las personas. De hecho, probablemente, la mayor¨ªa conoce a alguien que nunca sabe d¨®nde deja las llaves, o que pierde el m¨®vil cada dos por tres. En estos casos, que suene esta alarma es mucho m¨¢s complicado, pues tal y como afirma Ana G¨®mez, la diferencia ser¨¢ m¨¢s notable en personas que no destacan por ser distra¨ªdas, mientras que quien es de por s¨ª disperso puede pensar que solo lo est¨¢ un poco m¨¢s de lo habitual. Con todo, independientemente del grado de la intensidad, esta realidad acaba saliendo a la luz, ya que los pacientes con ansiedad, seg¨²n Mar Mart¨ªnez, suelen darse cuenta que la memoria no les funciona como antes.
En definitiva, este problema puede llegar a afectar a la vida cotidiana de la persona, minando su bienestar y su tranquilidad. Es verdad que es dif¨ªcil cortar estos bucles, pero no imposible, ya que existen v¨ªas para salir de esta corriente de pensamientos y estar m¨¢s centrado.
Para empezar, Mar Mart¨ªnez comenta que este trastorno de ansiedad generalizada (y sus consecuentes descuidos), no llama a la puerta de un d¨ªa para otro: ¡°Comienza con el estr¨¦s que, a largo plazo, se puede convertir en ansiedad y esta, a su vez, en un trastorno generalizado¡±. Por tanto, quiz¨¢s lo prioritario ser¨ªa desarrollar una serie de herramientas que permitan conocer c¨®mo se encuentra uno realmente, con el fin de poner soluci¨®n a estos desajustes antes de que se agraven. Como tantas veces se ha repetido durante los ¨²ltimos a?os, no es necesario llegar a un punto insostenible para ir a terapia.
Ana G¨®mez, que prioriza atender con calma estos escenarios, tambi¨¦n ofrece un truco que consiste en comunicar las acciones importantes que se llevan a cabo. Afirma que se suelen realizar las actividades en silencio, pero que en caso de que, por ejemplo, alguien suela tener dudas de si ha cerrado la puerta con llave, puede decir en voz alta (sin ser necesario que haya nadie con ella) el acto que est¨¢ llevando a cabo.
Curiosamente, en los ¨²ltimos meses se han vuelto a poner de moda actividades como hacer punto y cabe pensar que para muchas personas funcionan como un momento casi sagrado que permite concentrarse en una sola cosa por primera vez en todo el d¨ªa.? A fin de cuentas, en ocasiones puede resultar muy liberador focalizarse en lo material para salir de todos esos universos alternativos que, a diferencia de en Todo a la vez en todas partes, solo ocurren en la cabeza de uno. Plantarle cara al ruido de nuestra mente para poder centrarnos tambi¨¦n en las tareas m¨¢s sencillas.
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