El morbo del llanto ajeno: c¨®mo los corazones rotos se re¨²nen para llorar en redes
La tristeza no es algo novedoso en internet. Ya en 2015, la cantante Lana del Rey popularizaba el concepto sad girl y miles de j¨®venes dejaban entrever su ¨¢nimo en Tumblr.
Un jueves cualquiera, Laura, de 24 a?os, public¨® un Tik Tok que difer¨ªa mucho de lo que sol¨ªa compartir hasta la fecha ¨Cv¨ªdeos graciosos, alg¨²n que otro baile y comentarios de atuendos¨C. En esta ocasi¨®n, mostraba un chat de WhatsApp a trav¨¦s de una grabaci¨®n de pantalla con las palabras: ¡°Que nos hagan sentir que no merecemos amor, creernos insuficientes¡ Eso me doli¨®¡±. El audio que reproduc¨ªa, en alg¨²n momento perteneciente a la conversaci¨®n privada con unas amigas, estaba ahora a disposici¨®n de los millones de usuarios de la aplicaci¨®n. Laura lloraba con la canci¨®n To Build a Home de The Cinemathic Orchestra de fondo y se preguntaba con la voz quebrada y a velocidad 1,5x si alguien la querr¨ªa alguna vez. Su ¨²ltimo ligue le hab¨ªa dicho que no pod¨ªa darle lo que ella necesitaba. A d¨ªa de hoy, el Tik Tok cuenta con m¨¢s de 39.000 visualizaciones y re¨²ne un centenar de comentarios de usuarias que empatizan con su historia. Comparten emoticonos de corazones vendados, tiritas y caras llorosas y escriben palabras de ¨¢nimo: ¡°Me siento muy identificada¡±, ¡°Date tiempo¡±, ¡°Vales la pena¡±. Internet, para bien o para mal, tiene ese poder: conectar a gente que est¨¢ pasando por lo mismo.
El v¨ªdeo lo vio la madre de Laura, sus compa?eras de trabajo y aquellas con las que se sentaba en el instituto. Tambi¨¦n su grupo de amigos, sus seguidores de Instagram y los de TikTok. Laura cuenta que lo comparti¨® sin pensarlo mucho. Por aquel entonces, los v¨ªdeos con audios de chicas llorando era algo que estaba en tendencia y que aparec¨ªa constantemente en su For you page, la p¨¢gina de recomendaciones de la app. Hac¨ªa poco menos de una semana que hab¨ªa mandado un mensaje a su grupo de amigas de esas caracter¨ªsticas y se dijo: ¡°Igual que a ti te han ayudado esas chicas, t¨² puedes ayudar a alguien en momentos dif¨ªciles. S¨²belo, ?qu¨¦ puede pasar?
Ahora las j¨®venes encuentran en las redes sociales la nueva consulta psicol¨®gica, una c¨¢mara de eco donde compartir y dar voz a sus penas, la vivencia de una intimidad compartida. Algunas aparecen llorando acompa?adas y otras solas con una melod¨ªa esencialmente lacrim¨®gena. Lo hacen para buscar apoyo y dar visibilidad a la tristeza o para seguir la tendencia, llamar la atenci¨®n y ganar seguidores. En un contexto en el que TikTok se ha convertido en el buscador n¨²mero 1 de la generaci¨®n Z, tambi¨¦n cobra importancia en los asuntos relacionados con la salud mental. Un estudio de la empresa de descuentos en prescripciones m¨¦dicas CharityRx recoge que uno de cada cinco estadounidenses consulta TikTok antes que a su m¨¦dico en busca de consejos sobre salud. Adem¨¢s, los encuestados recurren de forma habitual a la opini¨®n de influencers sobre temas como la ansiedad (34%), la p¨¦rdida de peso (34%) y la depresi¨®n (33%).
El poder de las redes sociales en la nueva est¨¦tica ¡°aut¨¦ntica¡±
Las redes sociales funcionan como una suerte de lienzo en blanco sobre el que pintar una identidad, el monigote de Habbo Hotel tras el que estaba un adolescente en crecimiento, la foto buena entre las 60 mediocres. Permiten crear una presencia digital totalmente maleable, publicar la mejor cara, escoger qu¨¦ se quiere mostrar y qu¨¦ no frente a los ojos de la gente: s¨ª a la escapada rom¨¢ntica, no a la crisis existencial, s¨ª al cumplea?os sorpresa, no a una noche aburrida en casa, s¨ª a una barbacoa con amigos, no a una tarde de viernes trabajando. Es la representaci¨®n de una vida idealizada y sin claroscuros, a pesar de su irrealidad. Aplicaciones como BeReal, los selfies de Bella Hadid o la cantidad de v¨ªdeos en la red de chicas llorando han influido en un cambio de est¨¦tica impulsado por las generaciones m¨¢s j¨®venes. Una m¨¢s real, menos perfecta y, por ende, m¨¢s triste. Janira Planes, experta en cultura de internet y CCO de Wuolah, lo tiene claro: ¡°La generaci¨®n Z es la generaci¨®n de lo feo y lo trash. Rompe con todos los esquemas de lo bonito y el rosa millennial. Lo imperfecto tambi¨¦n es bueno, se reclama y se recupera, y forma parte de esa est¨¦tica m¨¢s aut¨¦ntica que acoge todas las realidades. Es la contraposici¨®n al filtro Kardashian, con una piel y maquillaje perfectos¡±.
La tristeza no es algo novedoso en internet. Ya en 2015, la cantante Lana del Rey popularizaba el concepto sad girl y miles de j¨®venes dejaban entrever su ¨¢nimo en Tumblr. Incluso antes de que Facebook se convirtiera en el punto flaco de Meta, los estados de la red social eran el mejor escaparate para las indirectas y los corazones rotos. Seg¨²n Paco Lorente, profesor en ESIC Business School y Director Creativo en Sinaia Marketing, la aflicci¨®n en redes responde a un fen¨®meno c¨ªclico. ¡°Si a principios de los 2010 ve¨ªamos un contenido relacionado con blogs donde se expon¨ªan quejas y estados ap¨¢ticos, como Asco de Vida, ahora volvemos a experimentarlo, pero con otro tipo de herramientas y enfoques. Hoy en d¨ªa la tristeza vende y lo hace a trav¨¦s del llanto, lo vemos en los v¨ªdeos caseros de TikTok¡±, afirma. Ese concepto, la pena como producto, tiene un nombre: sadfishing, es decir, la expresi¨®n de las emociones negativas con el objetivo de pescar una pizca de atenci¨®n.
Pero cuando la cantidad de tristeza resulta exagerada, puede cansar al usuario. ¡°De ah¨ª que el sadfishing sea un concepto para aplicar de forma espor¨¢dica con tal de dar una mayor credibilidad al mensaje. Por ejemplo, los influencers lo hacen mucho (v¨¦ase el caso de la modelo Paulina Porizkova bajo estas l¨ªneas). Normalmente, nos transmiten una vida fabulosa, pero, a veces, nos regalan publicaciones donde hay algo de tristeza. Son puntos de conexi¨®n con la comunidad¡±, asegura. El experto en marketing pone de ejemplo a Tamara Falc¨®. La ruptura inesperada con su pareja por una infidelidad ha impulsado su marca personal, hasta el punto de que se ha convertido en protagonista de la actualidad y tambi¨¦n del anuncio de Navidad de Campofr¨ªo.
Espectacularizar el llanto o buscar una mano amiga
¡°Ten¨¦is que dejar de llorar en las redes sociales e ir a terapia¡±, escrib¨ªa un usuario en Twitter este pasado mes de diciembre. Para una sociedad tan en l¨ªnea como la actual, las redes sociales se han convertido en una plataforma m¨¢s donde ser y expresarse: desde la acci¨®n m¨¢s sutil (cambiarse la imagen de perfil o el estado de WhatsApp con cualquier rev¨¦s vital) hasta la m¨¢s directa (grabarse llorando). De acuerdo con un estudio de Hootsuite sobre el comportamiento de los centennials, el usuario global pasa una media de 22.9 horas en TikTok al mes y la generaci¨®n Z est¨¢ conectada m¨¢s de siete horas diarias.
Laura est¨¢ acostumbrada a compartir su vida cotidiana en redes sociales, incluso las partes m¨¢s delicadas. ¡°Al darle visibilidad, estamos naturalizando sin miedo situaciones que hemos vivido todos, como que nos rompan el coraz¨®n¡±, explica. Si bien se sinti¨® muy apoyada y agradeci¨® todas las palabras de ¨¢nimo recibidas, Laura sabe que el ¨¦xito en la difusi¨®n del v¨ªdeo responde posiblemente al morbo. ¡°Creo que hay gente a la que le engancha mucho este tipo de contenido. La mayor¨ªa de usuarios llegar¨¢n a ¨¦l por casualidad, pero te escuchar¨¢n por el morbo de enterarse de qu¨¦ ha pasado, por el cotilleo. Luego, dependiendo de la situaci¨®n, pueden identificarse contigo o no¡±, reflexiona.
Seg¨²n la psic¨®loga Adelaida Navarides, el aumento de los niveles de soledad, sufrimiento o incomprensi¨®n, particularmente en los j¨®venes, es una raz¨®n m¨¢s para identificarse con la tristeza ajena y querer compartir la propia. ¡°Ahora nos damos permiso para compartir todo, tanto la felicidad como la tristeza. Da igual si vamos con un vestido de fiesta o un ch¨¢ndal, maquilladas o con las ojeras ma?aneras¡±, afirma. La psic¨®loga apunta que la popularidad de los v¨ªdeos de chicas llorando tambi¨¦n puede estar relacionada con un factor de imitaci¨®n y contagio. ¡°Si los primeros v¨ªdeos comenzaron a tener muchos seguidores, el resto comienza a imitarlos buscando tener el mismo efecto. En algunos casos, es dif¨ªcil discernir si est¨¢n hechos desde el dolor real o por la b¨²squeda de likes¡±, argumenta. En este sentido, tal y como explica Janira Planes, algunos usuarios falsean el llanto y, por tanto, su autenticidad. ¡°Puedes decir: si estoy llorando, voy a llorar un poco m¨¢s o voy a exagerarlo un poco m¨¢s¡±. As¨ª, las redes sociales tambi¨¦n cuentan con una gran variedad de tutoriales sobre c¨®mo echarse a llorar o maquillarse como si acabaras de hacerlo.
El g¨¦nero tambi¨¦n influye en esta cuesti¨®n. A pesar de que la mayor¨ªa de los comentarios que recibi¨® Laura en su Tik Tok eran positivos, otros no. Uno de ellos, de un usuario al que no conoc¨ªa y cuyo comentario decidi¨® borrar, la increpaba con ¡°algo habr¨¢s hecho para estar llorando as¨ª¡±. Adelaida Navarides afirma que a¨²n predomina la conocida como masculinidad hegem¨®nica: los hombres no lloran y hacerlo es signo de debilidad. ¡°Ese modelo, el que mantiene a los hombres en la idea de ser racionales y fuertes y a las mujeres d¨¦biles y sensibles, nos da?a¡±, declara. ¡°Con los muchos ejemplos de hate que se dan en cualquier contenido, me puedo imaginar las respuestas que tendr¨ªan algunos v¨ªdeos de hombres llorando porque lo han dejado con su pareja. Cuesta exponerse a algo as¨ª¡±, a?ade.
Compartir todo para formar parte de algo
En el episodio cuatro de la nueva temporada de Emily in Paris, la protagonista se sorprende porque su jefa, Sylvie Grateau, la ha ido a buscar a los autos de choque de una feria parisina. La norteamericana le pregunta: ¡°?C¨®mo me has encontrado?¡±, y la mandam¨¢s le contesta: ¡°Eso es lo que pasa con tu generaci¨®n, Emily. No hay nada de misterio. El mundo entero sabe d¨®nde est¨¢s todo el tiempo¡±.
La explicaci¨®n a ese posible oversharing, compartir m¨¢s informaci¨®n personal de la absolutamente necesaria, tiene a menudo que ver con la voluntad de pertenencia digital. ¡°Las personas necesitamos ser vistas y sentir que pertenecemos a un grupo. Cada like, cada seguidor, nos conecta con la idea de ¡®yo valgo y pertenezco¡¯¡±, afirma la psic¨®loga Adelaida Navarides. Lo digital se ha convertido en un escenario consolidado donde difundir desde cualquier detalle social hasta el aspecto m¨¢s ¨ªntimo. Adem¨¢s de los llantos en internet, este mes han despuntado otras tendencias en las redes como el dating wrapped, una presentaci¨®n en PowerPoint donde se comparte con todo lujo de detalles el recuento de amor¨ªos del 2022 y que est¨¢ claramente inspirada por el Spotify Wrapped de la aplicaci¨®n de m¨²sica, o los chats?de aplicaciones de mensajer¨ªa de chicas mostrando sus relaciones abusivas desde la adolescencia.
Janira Planes considera que este baile de tendencias¨Cde la sonrisa millennial impostada a la autenticidad zeta¨C responde a la atomizaci¨®n de lo que acaba consider¨¢ndose mainstream. ¡°Para m¨ª es mainstream una cosa, pero no lo es para todo el mundo. Son microtendencias que ayudan a que haya varios grupos que se sientan identificados, participen en una narrativa y, al final, acaben creando una sensaci¨®n de comunidad¡±, afirma. As¨ª, a trav¨¦s de las l¨¢grimas, de una presentaci¨®n con el recuento de citas, o de una bater¨ªa de im¨¢genes de viajes y sonrisas, las redes nos permiten formar parte de algo, intangible y digital, pero algo. Sin olvidar, como indica Adelaida, que sea espect¨¢culo o realidad, son publicaciones que no vienen del capricho, sino de la b¨²squeda de compa?¨ªa y mirada.
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