La vitamina D es la nueva C
Un estudio realizado por la Universidad de Colorado junto al Hospital General de Massachusetts demuestra la asociaci¨®n de sus bajos niveles y la predisposici¨®n a ponerse enfermo.
Resulta evidente por qu¨¦ todo el mundo habla de la vitamina D: ayuda a la absorci¨®n del calcio para el buen funcionamiento de los huesos, juega un rol fundamental en el sistema inmunitario, nervioso y muscular y hay estudios que confirman que podr¨ªa ayudar a prevenir diversos tipos de c¨¢ncer. Si hasta hace poco la reina era la C por su capacidad antioxidante, para reparar tejidos y curar resfriados, la D se vende como elixir para preservar la salud a tenor de un estudio realizado por la Universidad de Colorado junto al Hospital General de Massachusetts, que demuestra la asociaci¨®n de sus bajos niveles y la predisposici¨®n a ponerse enfermo. Antes nos beb¨ªamos un zumo de naranja si nos constip¨¢bamos, ahora parece preferible tomarse un trozo de queso.
Podemos obtenerla con la exposici¨®n al sol y la dieta. Pero ?tomar el sol no era malo? Lo explica el doctor Juli¨¢n Conejo-Mir, catedr¨¢tico de Dermatolog¨ªa y presidente de honor de la Academia de Dermatolog¨ªa. ?La vitamina D es una prohormona que debe pasar por modificaciones qu¨ªmicas en nuestro cuerpo para tener un efecto biol¨®gico; la m¨¢s importante es la del sol, que la convierte en vitamina completa: el 90% la generamos exponiendo brazos o piernas 10 minutos, dos o tres veces por semana, sin protecci¨®n. El otro 10% procede de alimentos que la contengan?. ?No es el Factor de Protecci¨®n Solar imprescindible para evitar el c¨¢ncer de piel? ?Lo es. El sol da?a nuestra piel. Pero, a la vez, muchos tipos de c¨¢ncer (tambi¨¦n el de piel) se reducen con vitamina D. Por eso hay que limitar esa exposici¨®n?.
Un estudio publicado por epidemi¨®logos en la Biblioteca Nacional de Medicina de EE UU asegura que aunque hay relaci¨®n entre los pacientes con bajos niveles de D y la incidencia de raquitismo, enfermedades metab¨®licas, cardiovasculares o de base inmunol¨®gica, la carencia es la consecuencia y no la causa. Irene Bret¨®n, presidenta de la Sociedad Espa?ola de Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n (SEEN), a?ade que ?muchas investigaciones describen una asociaci¨®n, pero no confirman que la deficiencia sea la causa; debe valorarlo el m¨¦dico?. Antes de pensar en aportes extras, vigilemos los h¨¢bitos, porque una dieta rica en l¨¢cteos grasos, yema de huevo, pescado azul y vida activa al aire libre es suficiente en personas sin problemas a?adidos.
?No existe unanimidad sobre la ingesta adecuada; la dosis que propone la Endocrine Society es superior a la de la OMS?, cuenta la doctora en nutrici¨®n, aunque se consideran niveles normales los superiores a 30 nanogramos por ml en sangre. Parece un motivo suficiente para no obsesionarnos con cifras y centrarnos en descartar la pertenencia a grupos de riesgo: con problemas digestivos, cirug¨ªas bari¨¢tricas, ancianos y personas que no toman el sol. Un consejo: cuidado con la dieta, porque la biodisponibilidad de la vitamina D es compleja. Como se?ala Conejo-Mir, ?es de tipo liposoluble, pero no queremos engordar ni tener el colesterol alto, y a veces elegimos los alimentos light, reduciendo la grasa y la vitamina D. Lo mismo si eliminan la leche por una supuesta intolerancia sin tenerla?. Pero tan malo es el defecto como el exceso. Seg¨²n un estudio de la Universidad de Copenhague, existe una tasa de mortalidad alta entre personas con niveles muy elevados de vitamina D. El exceso puede originar v¨®mitos, estre?imiento, debilidad o problemas renales.
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