El bolso-funda de m¨®vil y otras inquietantes predicciones de ¡®Clueless¡¯
La comedia adolescente favorita de las amantes de la moda cumple 25 a?os entre planes de ¡°remake¡± y un renovado ¨¦xito en Netflix. Tras volver a verla, tenemos que hablar de esto: c¨®mo la pel¨ªcula m¨¢s ¡®fr¨ªvola¡¯ de los noventa predijo nuestros tiempos.
¡°En realidad tengo una vida s¨²per normal para una chica adolescente. Me levanto, me lavo los dientes y elijo mi ropa para el instituto¡±, narra la protagonista en la secuencia de apertura del film, mientras abre un programa en su ordenador que le propone diferentes combinaciones con su inmenso vestidor, y le muestra ¨Cvirtualmente¨C c¨®mo lo quedar¨ªan. As¨ª nos introduce Clueless (Fuera de onda) a Cher Horowitz, una adolescente millonaria y mimada, obsesionada con ir de compras al centro comercial, pero que evoluciona y acaba demostrando tener un gran coraz¨®n. Y arranca una hilarante pel¨ªcula que es un meme en s¨ª mismo, lleno de secuencias y frases que hoy ser¨ªan el viral del d¨ªa.
Para muchas, es una cinta de culto por sus agudos gui?os al mundo de la moda y sus dosis ingentes de estupidez. Hoy comprobamos que arrojaba ciertas predicciones de futuro y surge la duda: ?es quiz¨¢ m¨¢s seria de lo que parec¨ªa? ?O es que la modernidad es una broma? La primera predicci¨®n es el propio personaje protagonista, interpretado por una Alicia Silverstone que se convirti¨® en estrella fugaz, uno de los juguetes rotos m¨¢s ef¨ªmeros de Hollywood. Su Cher recuerda al marketing de influencers que inunda nuestros feeds de Instagram un par de d¨¦cadas despu¨¦s, acreditando cada marca de ropa en la foto. ¡°No lo entiendes, ?esto es un Ala?a!¡±, le dice al atracador que, a punta de pistola, le ordena tumbarse en el suelo. Y cuando, al verla en un m¨ªnimo vestido lencero blanco, su padre le pregunta que qui¨¦n diablos le ha dicho que eso es una prenda, ella responde ufana: ¡°?Calvin Klein!¡±.
Otra premonici¨®n: el probador virtual con el que tantas hemos fantaseado. ?C¨®mo es posible que no exista todav¨ªa la app? La respuesta es que es mucho m¨¢s complicado de lo que parece, y la revoluci¨®n digital est¨¢ encontrando cierta resistencia en la moda y su fuerte componente sensorial. Son muchas las compa?¨ªas que llevan a?os detr¨¢s de tecnolog¨ªas similares, que ahora resultar¨ªan m¨¢s ¨²tiles que nunca para ir de compras sin salir de casa. Varias alumnos aventajados del comercio online, desde Asos hasta Acne, incluyen sistemas para predecir la talla id¨®nea, pero a la clienta le sigue resultando m¨¢s f¨¢cil recibir el pedido, prob¨¢rselo en la intimidad del hogar, tocarlo, sentirlo y devolverlo si no le convence. La inteligencia artificial, no obstante, avanza a velocidad de crucero y llegar¨¢ el momento en que los algoritmos s¨ª elijan nuestra ropa mejor que nadie.
Pero volvamos al tema que nos ocupa hoy: la cadena para llevar el m¨®vil. Aparece en la secuencia de la clase de educaci¨®n f¨ªsica, a la que Cher no puede acudir con bolso por motivos obvios. ?Hay que ir c¨®moda y ligera para hacer gimnasia! Eso no impide que el panorama estil¨ªstico del grupo de alumnas congregadas en torno a la profesora sea digno de un editorial de moda actual. Todas coordinadas en blanco y negro con combinaciones de athleisure que hoy podr¨ªamos ver perfectamente en celebrities como Hailey Balwin o Gigi Hadid. Ya querr¨ªamos para nosotras el look de Cher: mallas ciclistas con camiseta blanca y top tank corto superpuesto.
Incluso entonces, separarse del tel¨¦fono parec¨ªa un drama que una adicta al m¨®vil no pod¨ªa permitirse. Y Cher encuentra la soluci¨®n en un mini-bolso transparente con correa y ribete dorados que recuerdan a la cl¨¢sica cadena de Chanel. En el a?o de estreno de la cinta, 1995, s¨®lo los altos ejecutivos y un par de privilegiados m¨¢s ten¨ªan tel¨¦fono m¨®vil, y este solo serv¨ªa para llamar; eran los comienzos de una tecnolog¨ªa que ha avanzado radicalmente en la ¨²ltima d¨¦cada. Pese a ello, los creadores de Clueless tuvieron el suficiente ojo como para satirizar con la incipiente adicci¨®n al gadget en diversas secuencias. En una de ellas, la protagonista habla con su mejor amiga por tel¨¦fono teni¨¦ndola al lado; en otra, ocurre una tragedia digna de cl¨¢sico griego: su padre le proh¨ªbe el m¨®vil en la mesa durante la cena.
Pese a la cantidad de medios y blogs de fans que se han dedicado a desentra?ar los estilismos de Cher y sus compa?eras de instituto, el detalle del visionario complemento ha pasado desapercibido todos estos a?os. Pero el street sytle de los ¨²ltimos meses nos ha dado la pista para atar cabos. Esas cuerdas o cadenas para llevar el m¨®vil que de repente est¨¢n en todos sitios, encima de la pasarela y tambi¨¦n en el front row¡ ?D¨®nde las hab¨ªamos visto antes? Encendemos Netflix para confirmarlo: ?ya las llev¨® Cher en Clueless!
Una de las firmas m¨¢s famosas de?¡°collares de m¨®vil¡±, como llaman ellas al accesorio, es quiz¨¢ la alemana Xouxou. Naci¨® en 2015 fruto de la necesidad de una joven madre de origen brasile?o que viv¨ªa en Berl¨ªn, Yara Jentzsch Dib. Trabajadora freelance y aficionada a las manualidades, entendi¨® que le faltaban manos cuando naci¨® su primer hijo. Se hart¨® de enredarse buscando el m¨®vil en el bolso o, lo que es peor, de perderlo en los columpios, donde lo sacaba para hacer fotos a su reto?o y luego lo soltaba para contener una rabieta. As¨ª que se hizo un cordel de macram¨¦ para tenerlo siempre a mano. Las mujeres a su alrededor empezaron a pedirle, a exigirle, la pieza para ellas mismas. Y as¨ª arranc¨® su firma, que en en 2018 hab¨ªa vendido 100.000 fundas, principalmente entre las alemanas, pr¨¢cticas como nadie en esto del vestirse. En el ¨²ltimo a?o, la empresa ha crecido un 304% y tiene clientes en 65 pa¨ªses diferentes.
Nuevas versiones m¨¢s cercanas a la moda han seguido al cl¨¢sico dise?o de macram¨¦. Y no han tardado en proliferar marcas que ofrecen productos similares, como la barcelonesa Hanek. El lujo no se ha quedado atr¨¢s y se est¨¢ subiendo con mucho ingenio al barco de las fundas para colgar, con propuestas inteligentes, como la que incluye un bolsillo para las llaves de Prada, y hasta adorables, como el modelo Elefante de Loewe. Ya hubo antes fundas de m¨®vil que se convirtieron en ¨¦xitos de ventas gracias a la acci¨®n de las prescriptoras y estilistas de moda, como aquella de Moschino que imitaba unas patatas fritas en 2014.
Pero este nuevo concepto (o viejo, que ya lo vimos en Clueless) tiene toda la pinta de haber llegado para quedarse. Si pruebas una de estas fundas, no hay vuelta atr¨¢s. Si vives en una casa con varias plantas, el complemento es tu mejor amigo: sabes que justo cuando subes arriba, sonar¨¢ el m¨®vil que te olvidaste abajo. Si tienes hijos, es un salvavidas y una garant¨ªa de fotos para enviar a la abuela. Y si simplemente quieres ir a la calle con lo justo y correr, bailar o hacer el pino-puente sin temer el extrav¨ªo o el robo, no necesitas m¨¢s: el m¨®vil al cuello, y las llaves y tarjeta donde puedas. De todas formas, llevaremos la cartera incorporada al smartphone en muy poco tiempo. Que Cher Horowitz pod¨ªa parecer tonta, pero hace 25 a?os ya dijo exactamente c¨®mo iban a ser los nuevos bolsos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.