Cristina Pedroche, la ¨²ltima famosa que no entiende qu¨¦ es el feminismo
La presentadora asegura en una entrevista que deber¨ªamos ?olvidarnos del machismo y del feminismo porque son una tonter¨ªa?.
Cuenta Cristina Pedroche en su entrevista de portada en Papel, el dominical del diario El Mundo, que en Espa?a los medios no hablan de ?las refugiadas que est¨¢n dando a luz en el barro y se las est¨¢n comiendo las putas serpientes? porque se preocupan m¨¢s ?de la ¨²ltima tonter¨ªa que dice la Pedroche porque da m¨¢s visitas?. Dice que esta situaci¨®n es ?muy triste? y ella propone como soluci¨®n a todo este embrollo ?que nos olvidemos de Espa?a, de Vallecas, de Madrid, de Catalu?a y de toda esa mierda. Que busquemos el bien general y nos olvidemos de machismo, feminismo y su puta madre. Que nos olvidemos de esas tonter¨ªas. Intentemos ser buenas personal olvid¨¢ndonos del g¨¦nero; que a mi me da igual si es hombre, mujer o perro. Hay que ser buena persona y ya est¨¢. Eso es lo que pretendo?. No se podr¨¢ negar que muchos medios acuden a cualquier declaraci¨®n pol¨¦mica via Twitter, entrevista o Periscope, para atraer visitas en esa dictadura del click en la que se ha convertido el periodismo digital. Puede que los m¨¢s que razonables niveles de hartazgo de la joven por acaparar titulares en los que se cuestiona c¨®mo debe vivir su relaci¨®n, qu¨¦ peso debe tener o c¨®mo deber¨ªa vestirse la desesperen sobremanera en cu¨¢nto a la prioridad informativa global. Pero tambi¨¦n es innegable que las palabras de Pedroche, que arrastra una comunidad de dos millones de seguidores en Twitter ¨Ces la famosa m¨¢s seguida de Espa?a¨C, dejan un poso e influyen a esas hordas de followers y a toda esa chavalada que ve su programa por las tardes, se r¨ªe con su desparpajo y que muchas chicas, al verla, aspiran a ocupar su lugar alg¨²n d¨ªa en los medios de comunicaci¨®n. Su discurso influye. Le guste o no.
Cuando Cristina Pedroche dice que ?nos olvidemos del machismo y el feminismo? porque ?son una tonter¨ªa? se olvida de que el machismo en este pa¨ªs mata. Mucho. En concreto, en 2015, 57 mujeres fueron asesinadas por sus parejas. En lo que llevamos de a?o, ya son 13. Ese machismo ninguneado por la presentadora es el mismo que han normalizado los adolescentes espa?oles, que creen que ?los celos son una expresi¨®n del amor? y que ven bien que sus parejas les controlen el m¨®vil. Ser¨¢ una tonter¨ªa a sus ojos, pero desde el ministerio de Sanidad se destinar¨¢n este a?o, pese a los criticados recortes, 25,2 millones de euros para tratar de erradicarla.
Cuando Cristina Pedroche dice que el feminismo es un tonter¨ªa deber¨ªa recordar que gracias a ese activismo ella ha podido estudiar las dos carreras de las que se gradu¨®. Si la presentadora se ha currado sus t¨ªtulos en Administraci¨®n y Direcci¨®n de Empresas y Turismo es, en parte, gracias a la lucha de feministas ¡®in¨²tiles¡¯ como Dolores Aleu o Concepci¨®n Arenal, que estudi¨® Medicina disfrazada de hombre porque hubo un tiempo, y no tan lejano, en el que las espa?olas no pod¨ªan acudir a la Universidad. Espa?a fue uno de los pa¨ªses m¨¢s tard¨ªos en permitir que las mujeres pudiesen acceder libremente a las universidades. Fue a partir del 8 de marzo de 1910 (una orden que derogaba otra del 11 de junio de 1888, que admit¨ªa la entrada de mujeres en la universidad como estudiantes privados, pero requer¨ªa la autorizaci¨®n del Consejo de Ministros para su inscripci¨®n como alumnas oficiales). Sin la dedicaci¨®n de esas mujeres en la b¨²squeda de igualdad de condiciones y oportunidades educativas ¨Cnombres a los que habr¨ªa sumar el de Mar¨ªa Elena Maseras¨C, la educaci¨®n espa?ola no ser¨ªa tan libre como ella la ha podido disfrutar.
Si Cristina Pedroche presume de ?ser bastante chico al volante? y puede conducir alegremente viendo como las chicas ?normalmente la l¨ªan en las carreteras? deber¨ªa saber que en 1981, apenas siete a?os antes de que naciera, las mujeres deb¨ªan pedir permiso a su marido para poder trabajar, cobrar su salario, ejercer el comercio, abrir cuentas corrientes en bancos, sacar su pasaporte o el carn¨¦ de conducir. Fue gracias a las movilizaciones y las presi¨®n de unas 600 organizaciones plagadas de esas feministas que tanto la incordian (e inscritas en el Instituto de la Mujer) las que consiguieron esos cambios en la Constituci¨®n espa?ola para facilitarle el camino hacia su poder¨ªo al volante o el poder pasearse por su barrio sin tener que solicitarlo previamente a su pareja. Y no olvidemos que gracias a la presi¨®n de feministas como Clara Campoamor, Pedroche hoy puede decir orgullosa que vota a Alberto Garz¨®n y que el l¨ªder de Izquierda Unida es su presidente. Fueron ella y otras sufragistas las que lucharon y presionaron para que las mujeres pudiesen emitir sus votos libremente en las elecciones generales de 1933.
Las declaraciones de la popular presentadora no son las ¨²nicas expresadas por una famosa en contra del feminismo. Anteriormente hicieron algo parecido Katy Perry, Taylor Swift, Kirsten Dunst o Lana de Rey, para luego rectificar poco a poco su discurso. Pedroche tambi¨¦n podr¨ªa enmarcarse en ese grupo de al¨¦rgicas que creen que es una palabra maldita, asociada en la mente de los que la rechazan a bandos de g¨¦nero, ej¨¦rcitos de mujeres enfadadas odia-hombres y a cansinas guerras de sexo del pasado. El feminismo ni es lo contrario al machismo ni pugna por una sociedad que menosprecie y arrincone al sexo masculino. El feminismo, tal y como defiende la RAE, es simple y llanamente esto:
Ideolog¨ªa que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres
Anticip¨¢ndose a la pol¨¦mica que podr¨ªan despertar sus palabras, Pedroche public¨® el viernes en su blog en la revista Hola! un post en el que afirmaba que ?lo peor de todo es que este domingo sale otra entrevista que seguro que tampoco se vuelve a entender bien, ??y no se ve que muchas cosas son ir¨®nicas!!?. La presentadora se defend¨ªa frente a las cr¨ªticas de sexismo en pro de ese ¡®buenismo¡¯ que propugna (?me da igual si es hombre o mujer, solo quiero buenas personas a mi alrededor. No quiero diferencias de g¨¦nero, ni negativas ni positivas?) y lamentaba un m¨¢s que posible cambio de actitud de cara a su trato con la prensa: ?no quiero tener que dar m¨¢s explicaciones, as¨ª que supongo que lo que tendr¨¦ que hacer es medir m¨¢s las palabras y convertirme en la chica pol¨ªticamente correcta que parece que quer¨¦is que sea. Nada de diversi¨®n ni iron¨ªas en las entrevistas?. Hace unos meses, John Carlin publicaba en El Pa¨ªs un interesante art¨ªculo sobre el ¡®fascismo lite¡¯ de la nueva juventud acomodada, o lo que es lo mismo, la ?censura a personas cuyas ideas no confluyen con las nuevas percepciones de lo que es o no aceptable? y que, seg¨²n Carlin,? ?se est¨¢ extendiendo?. Carlin hablaba de c¨®mo se ha instaurado una especie de terror entre ?la polic¨ªa religiosa de las redes sociales? y ?el miedo a la crucifixi¨®n verbal que padecer¨¢ cualquiera que discrepe de la ortodoxia de la manada?. Pedroche, cuando alude a convertirse en la ?chica pol¨ªticamente correcta? para evitar pol¨¦micas, carga y se siente v¨ªctima de ese peligroso ¡®fascismo lite¡¯ reinante que nos rodea. El problema es que sus palabras, le guste o no, influyen (en parte) a esos dos millones de seguidores (y otros tantos telespectadores) que siguen todos sus pasos.
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