De gesto de caridad a ¡®mejora¡¯ laboral: ?tiene sentido la cesta de Navidad en 2019?
Una nueva sentencia del Tribunal Supremo, en la que se estipula que no se trata de un regalo sino de un derecho adquirido por los trabajadores, reabre el debate
En Espa?a,?la Navidad?arranca con el encendido de las luces y culmina con los Reyes Magos, pero entre estas dos efem¨¦rides la celebraci¨®n no cesa. Esta festividad evoca im¨¢genes tan alegres como el encuentro entre seres queridos, el Gordo de la Loter¨ªa y por qu¨¦ no, la de personas cargadas de viandas cortes¨ªa de sus jefes. Sin embargo, esta te...
En Espa?a,?la Navidad?arranca con el encendido de las luces y culmina con los Reyes Magos, pero entre estas dos efem¨¦rides la celebraci¨®n no cesa. Esta festividad evoca im¨¢genes tan alegres como el encuentro entre seres queridos, el Gordo de la Loter¨ªa y por qu¨¦ no, la de personas cargadas de viandas cortes¨ªa de sus jefes. Sin embargo, esta tercera estampa es objeto de muchas discusiones, tambi¨¦n en la jurisprudencia. En 2016, una sentencia del Tribunal Supremo estimaba que?las cestas de Navidad?son un derecho adquirido por los trabajadores que no puede ser suprimido unilateralmente por las empresas, siempre que ¨¦stas las hayan venido entregando con continuidad a toda la plantilla y no sea un acto de liberalidad. Un fallo a favor de los sindicatos que se ha repetido hasta en cuatro ocasiones,?la ¨²ltima el 16 de diciembre de 2019. El Supremo confirmaba el derecho de los 1600 empleados de Fujitsu Technology Solutions a recibir la cesta y advert¨ªa que no puede fijarse un criterio general en este tema. Casual o intencionadamente, el debate en torno a esta tradici¨®n decimon¨®nica se reaviva un a?o m¨¢s. Pero,??cu¨¢l es su origen y por qu¨¦ polariza tanto a la sociedad?
Aunque las primeras referencias hist¨®ricas de algo parecido a las cestas de Navidad datan del imperio romano, cuando los patronos regalaban a sus subordinados un canasto con comida durante las fiestas de las Saturnales, a Espa?a llegaron a finales del siglo XIX como una oportunidad de abordar los v¨ªnculos profesionales e institucionales. Pero?no fue hasta la mitad del XX cuando se consolid¨® que las administraciones p¨²blicas y las organizaciones privadas obsequiaran al personal con estos lotes de productos. ¡°En un contexto social donde hab¨ªa unos desequilibrios enormes, abundaba la precariedad y mucha gente pasaba dificultades, era la manera que ten¨ªan las clases adineradas de ayudar a sus asalariados a pasar estas fechas¡±, explica a?S Moda?Esther Gonz¨¢lez Arnedo, profesora de EAE Business School. ¡°Los negocios familiares adoptaron esta idea de tener un detalle con su equipo y, d¨¦cadas despu¨¦s, es una pr¨¢ctica arraigada en nuestro pa¨ªs que queda bien. Con el tiempo,?el contenido de?las cestas ha ido menguando hasta convertirse en algo testimonial?y las firmas modernas las han desplazado a favor de otro tipo de incentivos m¨¢s corporativos¡±.
Si bien surge como un gesto caritativo, se ha transformado en una?¡°condici¨®n beneficiosa¡± del contrato cuando existe periodicidad y determinaci¨®n. ?Tal y como recoge la sentencia de Fujitsu: ¡°No se produce por una mera tolerancia de la empresa, pues es evidente que, dado el volumen de la plantilla, esa entrega supone un desembolso econ¨®mico que necesariamente tiene y debe ser aprobado y financiado y, adem¨¢s, exige una actividad de organizaci¨®n y log¨ªstica ¨Cse debe definir el n¨²mero de cestas, adquirirlas en el mercado y organizar su distribuci¨®n o el sistema por el que llegan a manos de cada uno de los trabajadores?. En estos casos, los magistrados entienden que el ofrecimiento no es una gratificaci¨®n puntual sino una mejora consciente de la situaci¨®n laboral, pese a no estar recogida por escrito.
¡°Mi apreciaci¨®n es que, a partir de ahora, las entidades van a mirar con lupa cualquier cosa que den por miedo a contraer un compromiso y a que si un a?o no lo hacen, por el motivo que sea, puedan reclamarles el importe proporcional¡±, razona Gonz¨¢lez Arnedo. ¡°Si habl¨¢ramos de una retribuci¨®n en especie ¨Ces decir, que la cesta de Navidad representara una fracci¨®n de la n¨®mina o que sustituyera a un beneficio variable como la paga extra¨C entonces s¨ª habr¨ªa obligatoriedad. Sin embargo, suele tratarse de un aliciente.?Creo que tras las sentencias subyace un inter¨¦s por parte de Hacienda de fiscalizar hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle¡±.
En este escenario, en el que la directora del M¨¢ster de Recursos Humanos de la EAE aventura que el 99% de los trabajadores no la percibe como parte de su salario ni la tiene en cuenta a la hora de aceptar un puesto, muchas compa?¨ªas desean prescindir de esta costumbre por anticuada, paternalista y costosa. ¡°No hay una soluci¨®n monocrom¨¢tica, pero para eso sirve la negociaci¨®n entre los empresarios y los sindicatos.?Es una inversi¨®n que tampoco logra una acogida un¨¢nime y quiz¨¢ se pueda destinar a otras medidas beneficiosas para ambas partes. De hecho, somos el ¨²nico pa¨ªs de Europa que sigue dando cesta y a lo mejor tiene m¨¢s sentido incrementar la partida de formaci¨®n y desarrollo personal¡±, concluye.