De Nancy Pelosi a Letizia Ortiz: el poder simb¨®lico de una mujer llevando un traje blanco
La presidenta de la C¨¢mara de Representantes anunciaba la acusaci¨®n formal por parte del Congreso para destituir a Donald Trump con un dos piezas inmaculado. Una prenda con antecedentes en la representaci¨®n de la lucha de las mujeres por ocupar el espacio p¨²blico y pol¨ªtico.
Nancy Pelosi hac¨ªa oficial el 4 de diciembre que el Congreso estadounidense proceder¨¢ con la acusaci¨®n formal para destituir al presidente Donald Trump con un traje blanco. Dos piezas de chaqueta y pantal¨®n con los que la presidenta de la C¨¢mara de Representantes, la mujer m¨¢s poderosa de Estados Unidos y la tercera autoridad tras el presidente, confirmaba una teor¨ªa:??Pr¨¢cticamente cada vez que se hace historia, ah¨ª est¨¢. [El traje blanco] ya no es solo un traje. Es un s¨ªmbolo?, escrib¨ªa Vanessa Friedman el 5 de diciembre en The New York Times.
La reputada periodista y cr¨ªtica de moda del peri¨®dico lleva a?os siguiendo la pista al uso de esta prenda (y de la vestimenta femenina en general) en el ¨¢mbito pol¨ªtico de su pa¨ªs. Sus conclusiones sobre c¨®mo los c¨®digos del power dressing femenino est¨¢n mutando?podemos reconocerlas tambi¨¦n en los entornos de poder occidental. Friedman explica que se est¨¢n redefiniendo, pasando de la mera imitaci¨®n del estilo masculino a base de trajes de chaqueta en tonos oscuros y sobrios (una tendencia que se?ala la historiadora feminista Mary Beard en Mujeres y Poder: un manifiesto, Ed. Cr¨ªtica), a una vestimenta que pone el foco cada vez m¨¢s en el mensaje y menos en la mera cuesti¨®n estil¨ªstica, tratada tradicionalmente en los medios de una forma m¨¢s fr¨ªvola e incluso como arma?para desacreditar a las mujeres en estos puestos.
?Lo que est¨¢ en juego es nuestra democracia, el presidente no nos deja otra opci¨®n que actuar?, afirmaba Pelosi marcando el inicio de un complejo proceso y juicio pol¨ªtico que podr¨ªa acabar con el mandato del presidente, acusado de haber usado su poder en beneficio propio con fines electorales. Para defender la Constituci¨®n, la pol¨ªtica eleg¨ªa el traje de color blanco en lo que se puede interpretar como??un gui?o t¨¢cito a la justicia frente al poder?, como se?ala Friedman.
Un significado que est¨¢ impl¨ªcito en el color de esta prenda que ya tiene antecedentes dentro de la historia del propio pa¨ªs ligados a la lucha de las mujeres por ocupar el espacio p¨²blico y pol¨ªtico: hace 100 a?os las sufragistas se manifestaban vestidas de blanco para reclamar su derecho al voto. Y fue precisamente en homenaje a ellas cuando, el pasado mes de febrero, Pelosi visti¨® la misma prenda durante el Discurso del Estado de la Uni¨®n. Como ella, otras 88 mujeres dem¨®cratas en el Congreso se?vistieron de blanco como declaraci¨®n de intenciones y en protesta contra las pol¨ªticas de Trump.
Entre estas, Alexandria Ocasio-Cortez, la congresista m¨¢s joven de la historia del pa¨ªs y contrapunto a la izquierda de Nancy Pelosi dentro del mismo partido. La representante del distrito 14 neoyorquino (Bronx y parte de Queens) es experta en mandar mensajes con su vestimenta. Adem¨¢s de los pins que llev¨® enganchados en su capa aquel d¨ªa (uno en recuerdo de una ni?a guatemalteca fallecida en la frontera estadounidense y otro por la revoluci¨®n feminista), Ocasio-Cortez ha hecho parte de su marca personal los aros y labios rojos con los que homenajea a la jueza puertorrique?a Sonia Sotomayor, erigi¨¦ndose como nuevo est¨¢ndar de la mujer congresista y abanderada del orgullo latino.
Las bases y el alcance medi¨¢tico del traje de chaqueta blanco las marc¨® previamente Hillary Clinton, que lo llev¨® en 2016 para anunciar su candidatura a la presidencia como representante del Partido Dem¨®crata. Un estilismo con el que Clinton romp¨ªa en color y forma con los trajes que hasta el momento hab¨ªa acostumbrado a llevar en su trayectoria pol¨ªtica. En palabras de la cr¨ªtica Friedman, consigui¨® transmitir una imagen ?imperturbable?, ?perfectamente adaptada y en control?. Y como analizaba Pilar Pasamontes, historiadora de moda y Directora Cient¨ªfica de Moda del IED Barcelona?en S Moda recordando la trayectoria de esta combinaci¨®n, Hillary ?era la primera mujer que se presentaba como candidata a la Casa Blanca y [el blanco] era un color de liderazgo. Todas las personas que visten de blanco son l¨ªderes, el Papa sin ir m¨¢s lejos. Es una forma de ejercer en tu mente su papel de l¨ªder?.
En el caso de Clinton, como apuntaba Friedman en una pieza que analizaba el fen¨®meno escrita en 2016 (Por qu¨¦ Hillary visti¨® de blanco), se consigui¨® algo hist¨®rico: dejar a un lado la conversaci¨®n sobre qui¨¦n lo hab¨ªa dise?ado, que previsiblemente habr¨ªa sido la noticia que copar¨ªa titulares tras el anuncio, para hablar en exclusiva del mensaje y lo simb¨®lico de esta elecci¨®n. En este caso, se trataba de nuevo de una referencia a las sufragistas y a la historia de la mujer en la pol¨ªtica estadounidense y, concretamente, dentro del partido dem¨®crata. Geraldine Ferraro, la primera candidata a la vicepresidencia, se puso americana y pantalones blancos para presentarse en la convenci¨®n dem¨®crata de 1984. El efecto Hillary desat¨® en Internet?el movimiento #WearWhiteToVote (viste de blanco para ir a votar), bajo el que muchas mujeres alentaban a vestir de este color el d¨ªa de las elecciones para reclamar la igualdad de derechos. La contraposici¨®n a las gorras rojas de MAGA y a los trajes oscuros con corbata roja que definieron (y definen) la est¨¦tica pro-Trump.
En una elecci¨®n acorde a su costumbre de enviar mensajes desconcertantes ¨Ce incluso trolear¨C a la administraci¨®n de su marido, Melania Trump tambi¨¦n visti¨® el simb¨®lico traje blanco que popularizara la rival de Donald Trump?dos a?os antes en su primera aparici¨®n p¨²blica tras desatarse los rumores de infidelidad por parte del presidente con la actriz porno Stormy Daniels. La ocasi¨®n elegida, en la que la eslovena no hizo ninguna declaraci¨®n, fue el Discurso del Estado de la Uni¨®n.
En Espa?a el traje blanco femenino tambi¨¦n va ganando su propio efecto. En parte como lecci¨®n aprendida de c¨®mo la vestimenta puede convertirse en un poderoso escaparate para lanzar mensajes con sutileza y determinaci¨®n ¨Cun arte en el que las mujeres van a la cabeza¨C, en parte por la obviedad de lo que un look que apuesta al completo por el color blanco es capaz de transmitir ya de por s¨ª en el ¨¢mbito del poder: sinceridad y fuerza. Para las sufragistas era el color de la pureza, un s¨ªmbolo de la relevancia de sus ideas y lo abrazaron como color insignia junto al morado y al dorado.?
Con el calado de esos mensajes y el referente de Clinton, que se volvi¨® a calzar el traje blanco para asumir su derrota en la investidura de Donald Trump, Cristina Cifuentes present¨® su dimisi¨®n como presidenta de la Comunidad de Madrid con un dos piezas blanco impoluto de Zara tras el esc¨¢ndalo del m¨¢ster y la difusi¨®n del v¨ªdeo de hurto de una crema en un supermercado. En una tesitura opuesta pero con la misma intenci¨®n: transmitir esa seguridad y pureza relacionadas con este color, Letizia Ortiz se presentaba por primera vez frente a los medios en 2003 como prometida del entonces Pr¨ªncipe de Asturias con el famoso traje blanco de Armani que recuperaba el pasado 14 de febrero durante una visita oficial a Marruecos.
?Uno de los retos de las mujeres en pol¨ªtica es ser nosotras mismas y decir que podemos ser inteligentes y que nos gusta la ropa?, defend¨ªa la ex primera ministra brit¨¢nica Theresa May, pionera en adoptar la falda como parte del uniforme pol¨ªtico m¨¢s all¨¢ de la figura de la primera dama o acompa?ante. Una batalla por redefinir esa imagen de liderazgo que estudios como el de Universidad de Warwick demuestran que se asocia a personajes y prendas masculinas y que, parece claro, tiene ya un primer uniforme oficial: el traje blanco de chaqueta y pantal¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.