Dorothy Todd y Madge Garland: la incre¨ªble historia de las dos lesbianas que publicaron a Man Ray y Jean Cocteau
Celebramos el Orgullo reivindicando la labor de esta pareja que convirti¨® la prensa femenina en espacio para el arte, la literatura o la m¨²sica.
En 1921, un a?o antes de que Dorothy Todd fuera nombrada directora de la edici¨®n brit¨¢nica de la revista Vogue, el Parlamento de aquel pa¨ªs decidi¨® no ilegalizar la homosexualidad femenina. La masculina era perseguida penalmente desde 1534 pero, lejos de un golpe de tolerancia, la ¨¦lite gobernante (masculina en su totalidad) pensaba que algo as¨ª dar¨ªa malas ideas a las mujeres. El menosprecio hacia la poblaci¨®n femenina era tal que concluyeron que no abriendo el debate ninguna f¨¦mina caer¨ªa en las redes de ¡®la pr¨¢ctica depravada¡¯. En ese escenario de misoginia y homofobia Dorothy Todd y Madge Garland iniciaban su romance y su trabajo al frente de la cabecera. Una labor que transform¨® para siempre la concepci¨®n de las revistas de moda, hasta entonces un ¨¢lbum de recortes de la alta sociedad: ¡°Vogue no tiene ninguna intenci¨®n de limitar sus p¨¢ginas a sombreros y vestidos¡±, proclamaba un ejemplar de 1925. Todd y Garland, como directora y editora de moda respectivamente, abrieron por primera vez?la publicaci¨®n a nombres como Virginia Woolf, Vita Sackville-West, Gertrude Stein, Jean Cocteau o Man Ray.
Madge Garland ten¨ªa solo 24 a?os y acababa de escapar del brazo aleccionador de su padre y su marido, Ewart Garland, un admirador con el que estuvo casada un a?o. Hija de un comerciante australiano, siempre tuvo claro su deseo de formarse, algo que no encajaba en los planes familiares. Cuenta su bi¨®grafa Lisa Cohen en All we know que la pasi¨®n por la moda la hered¨® de su madre; el amor a la literatura se le desbord¨® tras su paso por un internado en Par¨ªs. Sus progenitores le negaron estudiar en Cambridge y ella encontr¨® un trabajo en Londres, como asistente en Vogue, para no tener que volver a Australia. Aquello tampoco fue bien recibido por el cabeza de familia que intent¨® que la despidieran con una carta al due?o de la compa?¨ªa: su hija no necesitaba un trabajo porque ¨¦l era perfectamente capaz de mantenerla. Por suerte nadie prest¨® o¨ªdos a la petici¨®n y Madge se convirti¨® en una de las mujeres m¨¢s influyentes de la industria en los felices a?os veinte. ¡°?Vistes as¨ª porque trabajas en Vogue o trabajas en Vogue porque vistes as¨ª?, se cuenta que le dijo Aldous Huxley.
En 1922, cuando la mism¨ªsima Edna Woolman-Chase nombra a Dorothy Todd directora, Garland es ascendida a responsable m¨¢xima de moda de la revista, que por entonces contaba con siete trabajadores.
Poco se sabe de la juventud de Todd hasta llegar a la cabecera. Su padre hab¨ªa muerto cuando era peque?a y parece que su madre, lud¨®pata y alcoh¨®lica, no fue la mejor gestora. En 1905 tuvo una ni?a, Helen, a la que hizo pasar por su sobrina (hija de un hermano que muri¨® en la guerra). El nieto de Todd, le confes¨® a Cohen d¨¦cadas despu¨¦s que pensaba que su abuela, a la que solo se le conoc¨ªan relaciones con mujeres, hab¨ªa sido violada. S¨ª es una certeza que cuando lleg¨® a la compa?¨ªa ten¨ªa 40 a?os, era abiertamente homosexual y una voz destacada en la lucha por los derechos de las mujeres. Tambi¨¦n que no encajaba en los estereotipos de las revistas de moda: ¡°Esa inmunda editora con un rostro objetable¡ como de le¨®n marino¡±, dijo de ella el fot¨®grafo Cecil Beaton. Quiz¨¢ fue la mezquina respuesta con la que pagaba la generosidad de Todd, que le abri¨® las puertas de la cabecera por primera vez. La editora era conocida por su ojo para descubrir talento. Adem¨¢s de a Madge (¡°le debo todo, todo. Ten¨ªa un don para hacer crecer a los m¨¢s j¨®venes¡±), fue la primera en publicar en una revista los trabajos de Man Ray o Jean Cocteau. Tambi¨¦n por su visi¨®n de la moda como g¨¦nero transversal: rebaj¨® el precio de los ejemplares a la mitad y combin¨® los editoriales y bodegones de lujo con consejos para ahorrar, ensayos de Virginia Woolf, relatos de Vita Sackville-West o poes¨ªas de Gertrude Stein. La escritora feminista Rebecca West dijo que hab¨ªan transformado la revista: ¡°De simplemente otro panfleto de moda a la mejor gu¨ªa de la moda y los movimientos de arte modernos¡±.
Dorothy Todd combin¨® editoriales de moda de lujo, consejos para ahorrar, ensayos de Virginia Woolf, relatos de Vita Sackville-West o poes¨ªas de Gertrude Stein.
Dos mujeres que decidieron romper con lo que se esperaba de su g¨¦nero. Juntas, Todd y Garland se convirtieron en una poderosa pareja que cargaron a la cabecera de contenido queer?m¨¢s avanzado que el tiempo que les toc¨® vivir. Bajaron las ventas y en 1926 Cond¨¦ Nast despidi¨® a Todd. Ella quiso demandarles por incumplimiento de contrato, pero la amenaza de airear su ¡°moral¡±, a su hija ileg¨ªtima y sus pr¨¢cticas sexuales la frenaron. Vita y Virginia intentaron mediar sin resultado y la propia Woolf insulta a Nast en una irritada carta a su hermana.
Aquello supuso el fin de Todd, que cay¨® en una espiral destructiva que acab¨® con su relaci¨®n con Garland (dimiti¨® de su cargo tras el despido de su pareja). Dorothy, que fue trabajadora social en la Segunda Guerra Mundial y despu¨¦s traductora, fallec¨ªa en 1966, alejada de las revistas. La australiana sin embargo consigui¨® salir con m¨¢s suerte de aquello y una d¨¦cada despu¨¦s regres¨® a la editorial tras haber colaborado con otras cabeceras como Women¡¯s Wear Daily. En 1948 Garland se convirti¨® en la primera catedr¨¢tica de moda en el Royal College of Art y desarroll¨® el curr¨ªculo acad¨¦mico de la licenciatura en dise?o. Fund¨® el London Fashion Group, que con el tiempo derivar¨ªa en el British Fashion Council (el consejo de la moda brit¨¢nica) y escribi¨® varios libros de historia de la moda y el vestido. En 1956 se volvi¨® a casar con Sir Leigh Ashton, director del museo Victoria & Albert, en un matrimonio de conveniencia entre dos homosexuales. Cuando falleci¨®, en Londres a los 92 a?os, The Times le dedic¨® un obituario que plasmaba el esp¨ªritu de su carrera: ?No era un personaje social, sino una figura clave en la historia del periodismo de la moda brit¨¢nica, en la industria de la moda y en la formaci¨®n de dise?adores?.?Aunque el gobierno de Dorothy Todd y Madge Garland al frente de Vogue fue breve (a penas cuatro a?os), su legado a¨²n puede sentirse en la prensa femenina de cualquier rinc¨®n del mundo.
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