El arte de ponerse la rebeca para ir a la oficina
Porque aunque fuera haga 30 grados, ir al despacho en verano pasa por aprender a abrigarte con estilo.
Las fans de Mad Men estar¨¢n m¨¢s que familiarizadas con el arte de los pichis con su¨¦ters debajo, los vestidos de manga tres cuartos y escote cerrado (un fen¨®meno muy Christina Hendricks), las camisas con lazada al cuello y por supuesto, las rebecas sobre los hombros y las chaquetas, nada m¨¢s entrar y salir del despacho, colgando junto al bolso en el antebrazo. S¨ª, incluso y especialmente en verano (as¨ª lo demuestran aqu¨ª Joan y Peggy, en Summer Man, con sendas gabardinas y guantes en la mano).
Y as¨ª con la mayor¨ªa de protagonistas de series de oficina del panorama televisivo: de Murphy Brown a Ally McBeal, pasando por Samantha y Miranda de Sexo en Nueva York: las ¨²nicas del grupo que ten¨ªan americanas, m¨¢s o menos reglamentarias, en su armario. O la Alicia Florrick de The Good Wife.?
Las pasarelas nos han tomado el pulso en este aspecto y los abrigos y las cazadoras son imprescindibles esta temporada as¨ª como el punto es el tejido estrella; cuando pens¨¢bamos que los dise?adores eran unos impetuosos por querer abrigarnos antes de tiempo resulta que estaban velando por reducir el ¨ªndice de constipados. ?Y es que lo de congelarse en la oficina podr¨ªa extenderse a cualquier actividad diaria en ¨¦poca de verano. Entrar a por tabaco al estanco, al s¨²per o ir a tomar algo. Por no hablar de los trayectos en metro, autob¨²s o cualquier otro medio de locomoci¨®n: alto riesgo para las gargantas e inminente para las pieles de gallina en piernas y brazos.
La clave para poder sobrellevar el estar ocho horas trabajando a una temperatura media de 15 a 25 grados cuando fuera la sensaci¨®n supera los 30, es aprender a vestirse por capas sin el factor "me lo llevo por si acaso". Hay que empezar a pensar que, por mucho que la sensaci¨®n exterior sea de bochorno, si vamos a estar metidas en un sitio donde las r¨¢fagas de aire glacial est¨¢n a la orden del d¨ªa hay que trajearse para combatirlas y una vez fuera prescindir de lo que nos sobre sin tener que cargarlo.
Las prendas comod¨ªn, vamos, no intermitentes, son?los c¨¢rdigans o jers¨¦is de punto peso pluma (nada de sacar esos de invierno que pican como un demonio). Perfectos para salir de casa con ellos puestos y no tener que quit¨¢rnoslos porque abrigan en la justa medida en la que no nos entre el agobio si vamos de un sitio a otro o tenemos planeado estar en la calle hasta que llegue el fresquito -si es que cae esa breva- nocturno.
Porque la socorrida chaqueta tejana o cazadora de piel fina son m¨¢s bien piezas de esas que nos hacen servicio para ir y venir pero que no son nada pr¨¢cticas para llevar encima mientras trabajamos. Si vamos a apostar por los su¨¦ters, que lo mismo nos sirven para cubrir un vestido que una camiseta de tirantes o escotada que llevemos sobre un pantal¨®n, falda o traje, que lo que llevemos debajo no sea ni demasiado corto (mejor cosas largas, que el fr¨ªo sienta fatal si entra por la tripa) ni tenga florituras que impidan que encaje y nos resulte c¨®modo (mangas voluptuosas o con pliegues o con adornos).
Los blazers?¨C ya no son como los de antes, ahora pueden ser de lino, de algod¨®n o de poli¨¦ster- y las camisas finas, son la compa?¨ªa o alternativa perfecta a la manga corta o al tirante. Todo depende de lo friolera o calurosa que sea cada una.
Los pa?uelos o fulares ligeros y, a poder ser largos, son otro elemento clave. F¨¢ciles de meter en el bolso cuando estorban -con derecho a arrugarse- y adem¨¢s de perfectos para el cuello nos servir¨¢n para taparnos las piernas en caso de que vayamos de corto. Aunque aqu¨ª la soluci¨®n m¨¢s pr¨¢ctica pasa por las faldas largas.
Si sois de las que tienen tremendo fr¨ªo en los pies, evitad las sandalias y aprovechad para llevar zapatos cerrados o, es m¨¢s, botines o botas si quer¨¦is llevar el pie bien tapado; incluso, como no hay moda que por bien no venga, si eso os resulta demasiado pod¨¦is aprovechar la tendencia de las sandalias con calcetines y matar dos p¨¢jaros de un tiro.
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