El coleccionista que se obsesion¨® con los uniformes vintage de Iberia
Un almac¨¦n situado dentro de un garaje en el madrile?o barrio de Moncloa esconde en su interior una impresionante colecci¨®n de ropa y accesorios vintage de diferentes d¨¦cadas del siglo XX.
Bien ordenadas, por d¨¦cadas y temporadas, en este singular almac¨¦n cuelgan m¨¢s de mil piezas ¨²nicas de firmas como Pertegaz, Balenciaga, Moschino, Dior, Yves Saint Laurent o Loewe, junto a otras prendas de sastres o costureras an¨®nimas. El responsable de esta amplia colecci¨®n que plantea todo un viaje en el tiempo a trav¨¦s de la moda es Pablo Torres Weist, estilista y cazatesoros que ha convertido su pasi¨®n en su forma de vida bajo el nombre de Weist Vintage Couture. Su amor por la moda de otras d¨¦cadas empez¨® ya en su infancia, fascinado por las pel¨ªculas cl¨¢sicas y de ¨¦poca. A principios de los noventa, en plena explosi¨®n grunge y neo-hippy comienza su b¨²squeda de tesoros: ¡°Ve¨ªa las colecciones de entonces y me daba cuenta de que todas se nutr¨ªan del pasado. Se llevaban los a?os 70 en los 90: las plataformas, los pantalones de campana¡ as¨ª que pens¨¦ que, en vez de llevar copias, era mucho m¨¢s interesante buscar las piezas originales. Encontr¨¦ algunas zapater¨ªas donde ten¨ªan cosas maravillosas. Ah¨ª empec¨¦ a comprar piezas que luego vend¨ªa a particulares o a tiendas de segunda mano. No lo hac¨ªa solo por ganar dinero, era porque me apetec¨ªa que la gente lo llevara, para m¨ª era una experiencia est¨¦tica ver a la gente con esas piezas. Me di cuenta de que disfrutaba mucho con ello¡±.
Aquel fue el germen de su inter¨¦s por coleccionar y conseguir piezas originales de cualquier d¨¦cada del siglo XX. Afirma tener una especie de sexto sentido gracias al que consigue verdaderos tesoros que llegan a sus manos de las formas m¨¢s insospechadas. Aunque para llegar a la prenda, primero tiene que encontrar a la persona: ¡°Sue?o con que aparezcan ciertas cosas y¡ ?finalmente aparecen! A veces son casualidades que me hacen estar en el momento justo en el lugar adecuado. Puede pasar en cualquier sitio¡ Caminando por la calle a veces me he cruzado con gente que intuyo que podr¨ªa tener este tipo de cosas y les he preguntado directamente. Una vez, por ejemplo, estando en la tintorer¨ªa, llevando vestidos para limpiar, me encontr¨¦ con una se?ora que no paraba de mirar mis prendas, hasta que me coment¨® que ella tambi¨¦n ten¨ªa mucha ropa de otras d¨¦cadas y que no sab¨ªa qu¨¦ hacer con ella. Le di mi tel¨¦fono y al cabo del tiempo me llam¨® y me invit¨® a su casa. Aquello fue como entrar en un museo. Muchas cosas no ten¨ªan marca, se lo hab¨ªa hecho su modista, porque era muy t¨ªpico entonces ense?arle a las modistas un modelo de una revista y copiarlo, en realidad era igual que ahora, pero a nivel particular. Esta se?ora ten¨ªa una posici¨®n social alta y no pod¨ªa repetir modelo a menudo as¨ª que la mayor¨ªa de las piezas estaban impecables porque se las hab¨ªa puesto solo una o dos veces. A trav¨¦s de ella contact¨¦ con otras se?oras que tambi¨¦n ten¨ªan muchas piezas interesantes. El boca a boca siempre funciona y a veces unas personas te llevan a otras. Tambi¨¦n suelo estar pendiente de los anuncios en portales de segunda mano, o incluso alguna vez, cuando he buscado cosas concretas, yo mismo he puesto anuncios. Adem¨¢s, tengo un par de amigos anticuarios, que no compran ropa, compran muebles, pero si van a alguna casa y encuentran ropa o complementos me avisan. Las v¨ªas para llegar a cada pieza pueden ser muy variadas¡±.
Entre sus adquisiciones estrella figura una colecci¨®n de uniformes de azafata de Iberia que abarca desde el a?o 1968 hasta 2005, pertenecientes a Alicia N¨²?ez, azafata de la compa?¨ªa. Algunos de ellos est¨¢n pr¨¢cticamente completos: uniforme de invierno, de verano, bolso, botas, zapatos, guantes, pa?uelos¡ El primero de estos tesoros data de 1968 y es el uniforme Rosa Real que dise?¨® Pertegaz. Despu¨¦s vendr¨ªan los ic¨®nicos uniformes dise?ados en los a?os setenta y ochenta por Elio Berhanyer. En el a?o 89 la compa?¨ªa a¨¦rea convoc¨® un concurso entre los mejores modistos del momento para redise?ar los uniformes, gan¨¢ndolo finalmente Alfredo Caral. Un uniforme que se mantuvo vigente hasta que en 2005 Iberia lanz¨® otro concurso del que result¨® ganador Adolfo Dom¨ªnguez. Obsesionado por los uniformes de Iberia desde su ni?ez, Pablo Torres ha hecho por fin realidad uno de sus sue?os consiguiendo estas piezas hist¨®ricas: ¡°Mi obsesi¨®n por los uniformes de Iberia viene de cuando yo ten¨ªa cinco o seis a?os, ten¨ªamos una vecina azafata que vest¨ªa uno de los primeros uniformes de Elio Berhanyer, y siempre que la ve¨ªa me fascinaba. Ese uniforme fue uno de los que m¨¢s marcaron mi infancia, y creo que es uno de los culpables de que finalmente me haya dedicado a esto. A Alicia N¨²?ez, la azafata que me ha vendido toda la colecci¨®n, la encontr¨¦ a trav¨¦s de un anuncio. Ha sido incre¨ªble conseguir todos estos uniformes, llevaba detr¨¢s de ellos much¨ªsimo tiempo. Ella ha cumplido uno de mis sue?os dorados en moda vintage, me ha hecho s¨²per feliz. Cuando contact¨¦ con ella le hice un mont¨®n de preguntas para saber si los uniformes estaban completos, pero l¨®gicamente no se acordaba de si el uniforme de tal o cual a?o ten¨ªa corbat¨ªn o no. A trav¨¦s de buscar en internet, de ir a la biblioteca del Museo del Traje, de ver libros, de hablar con el departamento de prensa de Iberia¡ he conseguido recopilar mucha informaci¨®n y estoy intentando hacer una especie de documento sobre los uniformes de la compa?¨ªa que creo que son un interesante reflejo de la moda espa?ola¡±.
Como buen coleccionista Pablo conoce la historia de cada una de las prendas o accesorios que atesora. Cada una de ellas tiene un bagaje vital detr¨¢s que ¨¦l cuenta encantado. ¡°Cuando compro cosas a particulares me gusta ver sus ¨¢lbumes de fotos y que me cuenten las historias de esas prendas, as¨ª conozco un poco mejor a esa persona. En realidad comparten conmigo partes de su vida y suelo mantener, a¨²n pasado el tiempo, una relaci¨®n entra?able con ellas. La inmensa mayor¨ªa est¨¢n felices de que algo que ten¨ªan olvidado y no iban a utilizar m¨¢s, vuelva a ser ¨²til y valorado. Con alguna gente que me ha vendido ropa llego a tener una relaci¨®n bonita, de llamarnos de vez en cuando. Les cuento si alguien ha alquilado su vestido o si se ha utilizado para un rodaje¡ y les hace mucha ilusi¨®n¡±.
Cuando consigue nuevas piezas, estas siguen un exhaustivo proceso de revisi¨®n y puesta a punto para el que cuenta con la ayuda de su amiga Cristina Novoa, modista y especialista en vestuario. Entre los dos valoran la pieza y ven de qu¨¦ manera se pueden arreglar los desperfectos que tenga, manteniendo siempre, en lo posible, los materiales originales: ¡°Cambiar, por ejemplo, una cremallera a un vestido hecho en los a?os 50 o 60 me parece un sacrilegio, ni las cremalleras son igual ahora, ni se cose de la misma forma. Tambi¨¦n llevo siempre la ropa al tinte, trabajo con la misma tintorer¨ªa desde hace muchos a?os. Antes de la llegada del pr¨ºt ¨¤ porter los tejidos eran m¨¢s naturales, no tan sint¨¦ticos, y hay que tener mucho cuidado con ellos. Los vestidos de los a?os 30 o 40 son muy delicados¡ A veces hay que descoser botones porque no aguantan el calor, se pueden fundir. El tema de las manchas tambi¨¦n es muy complicado, pueden llevar ah¨ª 50 a?os y est¨¢n muy incrustadas en la tela¡±. Los tejidos son una de las cosas m¨¢s importantes para Pablo a la hora de adquirir nuevas prendas. Tambi¨¦n tiene muy en cuenta las tallas, y presume de tener incluso un apartado especial con tallas grandes, algo dif¨ªcil de encontrar cuando se trata de ropa vintage.
Con un ingenioso sistema de poleas, Pablo ha aprovechado hasta el ¨²ltimo cent¨ªmetro de este almac¨¦n, creando percheros que suben y bajan llenos de prendas con historia. No solo hay ropa de grandes marcas, tambi¨¦n tienen su espacio modistos an¨®nimos cuyas prendas no tienen nada que envidiar en cuanto a calidad a las de las firmas m¨¢s reconocidas: ¡°A m¨ª los dise?adores me dan igual, bueno, hasta cierto punto. Por un lado busco cosas de marcas, pero por otro lado me encanta descubrir cosas an¨®nimas, lo disfruto mucho porque es otra generaci¨®n de modistas y modistos an¨®nimos, que no han tenido un gran reconocimiento, pero sus prendas no son ni mucho menos peores que las de las grandes firmas. Hay modistas de la ¨¦poca que hac¨ªan vestidos fabulosos a nivel tejidos, a nivel acabados¡ pero s¨ª que es verdad que las marcas reconocidas tienen un plus, justificas el dise?o con el nombre. Quiz¨¢s hay ciertas prendas que no me vuelven loco, pero claro, es Yves Saint Laurent o es Dior. Aunque a m¨ª me gusta sobre todo la ¨¦poca dorada de la costura espa?ola: Berhanyer, Pertegaz, Eisa Balenciaga¡¡±.
Adem¨¢s de reivindicar su valor hist¨®rico, Pablo Torres defiende la actualidad que desprenden estas piezas hoy d¨ªa y para demostrar su versatilidad realiza peri¨®dicamente editoriales de moda donde solo utiliza prendas vintage pero d¨¢ndoles un enfoque totalmente contempor¨¢neo: ¡°Cuando ves colecciones contempor¨¢neas en pasarela, te das cuenta de que muchas firmas siguen nutri¨¦ndose de d¨¦cadas pasadas. El pantal¨®n de campana te podr¨¢ gustar m¨¢s o menos, pero es un cl¨¢sico, aunque no se lleve. Yo veo estas piezas como el origen de todo, y si tengo la pieza original creo que es interesante jugar con ella y actualizarla de alg¨²n modo. La primera vez que utilic¨¦ vestuario vintage para una editorial de moda fue con Leonor Watling, alrededor del a?o 2005. Ten¨ªa unas piezas de los a?os 30 y 50 s¨²per bonitas y decidimos hacer unas fotos solo por diversi¨®n. Al final llegamos incluso a publicarlas. A partir de ah¨ª vi que mi pasi¨®n pod¨ªa ser compartida tambi¨¦n de esta forma, as¨ª que sigo haciendo editoriales de vez en cuando. El resultado son fotos totalmente contempor¨¢neas, porque aunque es ropa vintage, la mezclo de una forma diferente, con pelo y maquillaje del siglo XXI¡±.
Actualmente Pablo Torres alquila la mayor¨ªa de sus tesoros, y, a pesar del apego emocional que le une a cada una de estas prendas, de vez en cuando tambi¨¦n se plantea la venta de alguna de ellas con el fin de obtener ingresos con los que adquirir nuevas piezas: ¡°Siempre duele vender algo, pero es la manera de que la energ¨ªa fluya, de conseguir cosas nuevas, as¨ª que prefiero pensar que las piezas van y vienen. Tambi¨¦n es cierto que hay cosas, como los uniformes de Iberia, que de momento no me gustar¨ªa ni siquiera alquilar, son demasiado valiosos para m¨ª. Pero pr¨¢cticamente todo lo dem¨¢s se alquila, tanto a particulares como a estilistas para rodajes, videoclips, series de televisi¨®n¡. Los precios medios oscilan entre los 70 y los 80 euros y se pueden alquilar durante una semana. Todo est¨¢ siempre limpio y revisado por mi modista. Hay algunas prendas que tengo casi siempre alquiladas, como un vestido de crep¨¦ que tiene un corte muy vers¨¢til porque se adapta a diferentes tallas, o un vestido de Loewe que est¨¢ muy solicitado. Cualquier interesado puede contactar conmigo a trav¨¦s de Instagram, donde pueden encontrarme como @weistvintagecouture¡±.
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