Ana Bel¨¦n: ?Me ha sorprendido gratamente la audacia de Pedro S¨¢nchez?
Ana Bel¨¦n y Marina San Jos¨¦, madre e hija, posan en exclusiva para ¡®S Moda¡¯ en su primera entrevista juntas. Hablamos con ellas sobre pol¨ªtica, feminismo y los abusos sexuales en el cine espa?ol.
Querer es poder: es la primera entrevista que hacen juntas, por el placer de hacerla. ?No la hab¨ªamos dado antes, sencillamente, porque no hemos trabajado en un mismo proyecto, a¨²n no hemos coincidido ni en teatro, cine ni televisi¨®n. As¨ª que no ven¨ªa al caso?, afirma Ana Bel¨¦n. ??C¨®mo que no??, interrumpe su hija Marina: ??En alguna gira te he hecho los coros!?, reivindica la actriz, de 34 a?os.
La sesi¨®n de fotos ha durado seis horas y ya vestidas con vaqueros ¨Caunque con un profuso maquillaje intacto¨C, ambas se disponen a mantener esta conversaci¨®n no sin antes avisar¡ Ana Bel¨¦n advierte de su tendencia a decir tacos y Marina asiente entre risas: ?Ah¨ª donde la ves, no para de decir co?o?.
Y en efecto, choca la naturalidad y la rotunda expresividad de la madre, que se muestra como un torrente de espontaneidad, frente a la discreci¨®n de la hija, mucho m¨¢s contenida.
La tranquilidad reina en el estudio pero fuera, en las calles, Espa?a anda pol¨ªticamente revuelta, con relevo en el Gobierno incluido. Empezamos por lo obvio.
Acabamos de vivir un inesperado cambio de Gobierno y la llegada a la Moncloa de Pedro S¨¢nchez. ?C¨®mo han recibido la noticia?
Ana Bel¨¦n: No me gusta mucho opinar continuamente sobre la actualidad. Solo te dir¨¦ que me sorprendi¨® gratamente. Y reconozco que me impresion¨® su audacia y su tes¨®n.
En su caso, Marina, ?c¨®mo ha llevado eso de ser descendiente de dos ¡®progres¡¯ oficiales?
Marina: Pues bien, pero no suelo hablar de pol¨ªtica.
Entender¨¢ que insista, aunque sea un poco¡ ?Qu¨¦ le parece la nueva izquierda?
M.: Me siento pol¨ªticamente hablando m¨¢s cercana a la generaci¨®n de mis padres que a esta nueva ola. Me quedan lejos, no les entiendo muy bien, ni comparto cosas que dicen. Creo que soy m¨¢s af¨ªn a las posturas pol¨ªticas que he vivido en mi casa, que ellos llaman¡
A. B.: ¡la casta [la actriz r¨ªe a carcajadas]. Hay una fractura generacional y me parece que es necesaria. Hay que matar al padre. La vida es as¨ª, cada d¨ªa morimos un poco m¨¢s y hay que aceptarlo. Yo creo que lo importante es que las diferentes generaciones aprendamos a convivir.
?Y qu¨¦ le parecen los dirigentes de Podemos?
A.B.: Bien, no tengo ning¨²n problema con ellos. De hecho, no comparto la pol¨¦mica del chal¨¦ de Iglesias y Montero. Creo que fue una compra impecable. Lo que no entend¨ª es que consultaran sus decisiones personales con las bases. Eso me pareci¨® una tonter¨ªa. Lo que me molesta es que se lancen juicios de los dem¨¢s sin ton ni son. En la vida hay que evitar ser bocazas, porque lo que dices, siempre vuelve y te atrapa.
?Qu¨¦ les preocupa del clima pol¨ªtico actual?
A. B.: Estamos viviendo una ¨¦poca muy rara. Para m¨ª la correcci¨®n pol¨ªtica supone una regresi¨®n tremenda. Que haya tuiteros, raperos y titiriteros detenidos o con cargos me parece inadmisible. El concepto de correcci¨®n pol¨ªtica me repele. Con ese clima no hubiera habido Transici¨®n. Con estos temas hay que tener cuidado: la libertad de expresi¨®n es sagrada. Y es una burrada acusar de terrorismo a la ligera, es un disparate. Y m¨¢s en este pa¨ªs, donde por desgracia sabemos muy bien lo que es el terrorismo.
En la sociedad actual, hay muchos frentes abiertos. Cuando usted, Ana Bel¨¦n, recibi¨® el Goya de Honor en 2017, dijo alto y claro que las mujeres en el cine eran una minor¨ªa ignorada. ?C¨®mo viven este a?o volcado en el feminismo y el movimiento #MeToo?
A. B.: El movimiento contra el acoso de las actrices americanas me parece que empez¨® de una manera na¨ªf, pero ?caray, qu¨¦ fuerza! Me recuerda a las primeras sufragistas y el desprecio que recibieron al principio del siglo XX. Pues mira t¨², que tras esa risa y ese desprecio consiguieron el voto femenino, incluso en Espa?a. Aqu¨ª, el franquismo dio al traste con todo el feminismo. Los 40 a?os de dictadura fueron un desastre para las espa?olas, encerradas en un silencio absoluto. Con la llegada de la democracia, se ha hablado de feminismo como algo superado. Y para m¨ª ha sido muy emocionante la denuncia de las mujeres de Hollywood, que han puesto sobre la mesa el machismo y acoso brutal que persiste. Es muy grave, porque adem¨¢s la nuestra es una profesi¨®n supuestamente liberal, en la que ha quedado claro que las mujeres estamos muy jodidas. Y lo digo con todas las letras. Hay violaciones y abusos.
M.: Yo no me he encontrado en una situaci¨®n de discriminaci¨®n de una manera consciente. Tampoco he sufrido un caso de acoso, aunque conozco compa?eras que s¨ª. Creo que el feminismo se ha colado en nuestra vida irremediablemente. El otro d¨ªa vi un v¨ªdeo de unas chicas que comentaban el miedo que sufr¨ªan al volver solas a casa, y reconozco que comparto ese miedo y esa rabia. ?Por qu¨¦ tenemos que seguir as¨ª hoy en d¨ªa?
?Por qu¨¦ creen que en nuestro pa¨ªs no se han producido denuncias como Hollywood, cuando casos, haberlos, haylos?
A. B.: Las americanas han sido muy valientes. Se han quitado la careta y han se?alado directamente a quienes utilizaban el poder para llevarlas a su despacho y amenazarlas con echarlas de la profesi¨®n. Aqu¨ª no ha sucedido a¨²n, pero te aseguro que s¨ª que han habido abusos. A m¨ª no me han ocurrido directamente, pero a lo largo de mi vida he vivido situaciones inc¨®modas. Y no voy a decir con qui¨¦n a estas alturas, pero desde luego que las he experimentado y con personas de las que no podr¨ªas ni imagin¨¢rtelo.
M.: Yo tengo la esperanza de que en mi generaci¨®n este movimiento se materialice y vayamos a mejor. Quiero creer en ello. Necesitamos que cada vez haya m¨¢s mujeres tomando decisiones importantes.
Marina lleva 13 a?os subida a las tablas de los escenarios teatrales, aunque entre 2008 y 2010 fue protagonista de la serie Amar en tiempos revueltos. Se form¨® en el Laboratorio de Willian Layton, debut¨® en 2005 en la obra El cartero de Neruda, y acaba de terminar la segunda temporada de la comedia El test, con Luis Merlo, en el teatro Cofidis Alc¨¢zar de Madrid [habr¨¢ una tercera]: ?Me siento c¨®moda en esta disciplina. Me gusta el ambiente que se crea cada d¨ªa con un p¨²blico diferente, que al final se convierte en otro personaje m¨¢s?. Ana Bel¨¦n, por su parte, est¨¢ grabando un disco con canciones nuevas: ?F¨ªjate, me encantar¨ªa poder escribirlas yo misma, pero ese don no lo tengo?, lamenta.
Ana Bel¨¦n, comentaba antes que madre e hija nunca hab¨ªan trabajado juntas. ?Nunca ha presionado, ni siquiera un poquito, para que eso sucediera?
A. B.: Nunca, nunca, nunca. Pero ni V¨ªctor, ni yo. Otra cosa es mi hijo David, que es un m¨²sico magn¨ªfico y hace los arreglos de mis discos. Pero jam¨¢s se me ha ocurrido pedir a un director que contratase a mi hija. Y Marina tampoco lo aceptar¨ªa, sencillamente no tenemos ese tipo de relaci¨®n.
Alg¨²n consejo le habr¨¢ dado¡
M.: Mi madre no es de dar consejos [risas]. La filosof¨ªa de mis padres ha sido dejarnos a nuestro aire, tanto a mi hermano como a m¨ª. Dejar que nos equivoc¨¢ramos para aprender de nuestros errores.
A. B.: Es que yo creo que es bueno saber que tu decisi¨®n es tuya, en el acierto y en el error. Evidentemente, si hay un problema profesional, como en todas las familias, estamos para abrigar. Pero cuando Marina coment¨® que quer¨ªa ser actriz, lo ¨²nico que le dijimos es que ten¨ªa que estudiar interpretaci¨®n. A m¨ª me repateaba que mi madre me diera consejos. Y eso siempre lo he tenido muy presente. Pero nuestra vida ha sido muy distinta, ella decidi¨® ser actriz siendo m¨¢s mayor y m¨¢s madura que yo, que empec¨¦ a los 14 a?os. Ha aprendido mucho en casa: las alegr¨ªas, las emociones, los sinsabores, los fracasos, los batacazos y los fracasillos.
M.: Estoy de acuerdo. A m¨ª no me lo han tenido que contar. Lo he vivido con mis padres y ahora en mi propia carrera. Aqu¨ª no hay regalos.
Y habiendo vivido en sus propias carnes la dureza de la profesi¨®n ?no ha tenido la tentaci¨®n de desanimar a su hija?
A.B.: Para nada. Y eso que ahora lo tienen crud¨ªsimo. Lo que m¨¢s me preocupa es que los j¨®venes de hoy en d¨ªa que quieren dedicarse a la interpretaci¨®n ¨Cy que est¨¢n preparad¨ªsimos¨C han interiorizado que no pueden vivir de ello. Veo que se limitan a dedicar los fines de semana a hacer cortometrajes o microteatro en salas alternativas, pero el sueldo real se lo tienen que ganar entre semana poniendo copas. Para m¨ª lo peor de todo es que toda una generaci¨®n tenga tan claro que no puede vivir de su profesi¨®n. Eso es una putada.
M.: En ese sentido yo soy muy realista. En principio, me he preparado para esto y no me veo haciendo otra cosa. Pero si me tocar¨¢ cambiar de profesi¨®n, me buscar¨ªa la vida.
A.B.: Yo empec¨¦ siendo ni?a prodigio; es otra historia. Pero Miguel Narros me llev¨® en los a?os sesenta a formarme al Teatro Estudio. Ser actriz era algo excepcional. El panorama educacional era m¨¢s limitado. Eso s¨ª, hab¨ªa unas mentalidades retr¨®gradas de espanto.
M.: Ahora hay tropecientas escuelas de teatro y la competencia que tenemos es brutal. Y adem¨¢s intervienen las redes sociales. Ya no basta con ser buena actriz. Hay productores que miran cu¨¢ntos seguidores tienes, y si no tienes, no les interesas. Yo eso lo llevo mal. Soy muy dejada y no me interesa. Me niego a ense?ar mi vida privada.
Cierto. Ser actriz en la actualidad conlleva una parte de exhibici¨®n personal que a veces es dif¨ªcil de manejar.
M.: Lo m¨ªo es herencia familiar. Siempre hemos sido muy discretos. Y eso es lo que me han inculcado mis padres. No se me ocurrir¨ªa sacar fotos de mi casa o de la ensalada que me voy a comer.
A.B.: El hecho de ser actor ya implica de por s¨ª una exhibici¨®n enorme. Cuando trabajamos mostramos nuestros sentimientos. Es algo muy delicado porque trabajas con la verdad o, por lo menos, lo intentas. Si adem¨¢s de abrirte en canal ante el p¨²blico, encima tienes que ense?ar tu vida privada, me parece una sobredosis insoportable. Y es una frivolidad. No lo entiendo.
Ana ha tra¨ªdo a la sesi¨®n unas zapatillas de deporte para bajarse del tac¨®n entre foto y foto. ?Me ha faltado traerme la bata?, dice entre risas. En esta profesi¨®n hay otras maneras m¨¢s tradicionales de exhibirse, como la alfombra roja.
?C¨®mo llevan su presencia en ese otro escenario?
A.B.: Requiere esfuerzo. Tienes que activar una maquinaria complicada . L¨®gicamente, tengo un buen armario despu¨¦s de todos mis a?os de gira.
?Qu¨¦ piezas atesora?
Tengo aut¨¦nticas joyas que me hizo Jes¨²s del Pozo fuera de colecci¨®n. Entre mis favoritas est¨¢ un vestuario entero que dise?¨® para unos conciertos que di en el Teatro Espa?ol en 1989, con la presentaci¨®n del disco Rosa de amor y fuego. Llevaba unas mallas y en cada canci¨®n iba cambiando escenograf¨ªa y vestuario: tut¨², falda, gabardinas y muchos tejidos pintados por ¨¦l mismo que son una maravilla. Tambi¨¦n he hecho muchas giras vestida por Sybilla. Y desde luego, tengo mucho cari?o al traje Delpozo que llev¨¦ para recoger el Goya de Honor. Pero, volviendo al tema de la alfombra, esos vestidos que son m¨ªos y que he machacado, no me sirven para los eventos, as¨ª que tengo que llamar a amigos dise?adores para que me ofrezcan trajes. Entonces empieza el ir y venir y el probarte de todo. Y llegas a la alfombra sufriendo porque llevas un taconazo impresionante, una ballena del vestido que se te clava¡ De tal manera, que si asistes a un estreno no ves la pel¨ªcula porque lo normal es que tengas una cremallera que te aprieta. Y eso es¡
M.: ¡un co?azo [risas]
A.B.: S¨ª, las alfombras rojas son un co?azo absoluto, pero necesario. Porque no puedes meterte dentro de un caparaz¨®n y cerrar la ostra. Nosotras no salimos mucho ni nos paseamos porque s¨ª, pero desde luego hay que ir a determinados actos y eso requiere un esfuerzo que tambi¨¦n forma parte de nuestro trabajo.
M.: A m¨ª me cuesta mucho, me tengo que obligar. Pero hay peajes que tienes que pagar. Todo lo que tiene que ver con la moda y el cine implica tiempos muertos.
En los tiempos muertos de esta sesi¨®n Marina no suelta la novela de Leonardo Padura, El hombre que amaba a los perros.
A.B.: Como dec¨ªa Fern¨¢n G¨®mez, en esta profesi¨®n te pagan por esperar.
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