La periodista de ¡®Spotlight¡¯: ?Es muy dif¨ªcil recuperarse del todo de un abuso sexual?
Hablamos con Sacha Pfeiffer, una de las reporteras del Boston Globe que destap¨® el mayor esc¨¢ndalo de pederastia en la Iglesia. La pel¨ªcula que cuenta su historia acumula seis nominaciones a los Oscar.
Sacha Pfeiffer no es actriz. Ni guionista o directora. Ni est¨¢ nominada a ning¨²n reconocimiento cinematogr¨¢fico. Pfeiffer es periodista (y con Pulitzer). Pero este domingo, en la 88 edici¨®n de los premios de la Academia, podr¨ªa alzarse con un Oscar. Su ¨¢lter ego en la gran pantalla, la actriz Rachel McAdams, est¨¢ nominada a mejor actriz de reparto por su interpretaci¨®n de Pfeiffer en la pel¨ªcula Spotlight. Uno de los filmes m¨¢s destacados del a?o, basado en el equipo de investigaci¨®n de The Boston Globe que destap¨® uno de los mayores casos de pederastia en la Iglesia cat¨®lica. La cinta, que cuenta con el aplauso de la cr¨ªtica, acumula cinco nominaciones m¨¢s en los premios: Mejor Pel¨ªcula, Director (Thomas McCarthy), Actor Secundario (Mark Ruffalo), Guion Original y Montaje.
¡°Estar¨¦ en los Oscar el pr¨®ximo fin de semana¡±, adelanta a S Moda la mism¨ªsima Pfeiffer. ¡°Los ¨²ltimos meses he asistido a varias entregas de premios con Rachel McAdams porque me llev¨® como acompa?ante a los Globos de Oro, los Premios del Sindicato de Actores y a los Critics¡¯ Choice Awards. Para m¨ª est¨¢ siendo incre¨ªble estar en estos eventos porque lo vivo como si asistiese en calidad de reportera. Esta pel¨ªcula me est¨¢ dando una perspectiva acerca de c¨®mo es Hollywood desde dentro y descubrir eso en primera persona es fascinante para una periodista¡±, a?ade.
Vi¨¦ndolas posar en alfombras rojas y photocalls, McAdams y Pfeiffer parecen compa?eras de reparto o incluso amigas. No es de extra?ar teniendo en cuenta que han compartido mucho tiempo juntas los ¨²ltimos meses. La periodista no particip¨® en el casting ni decidi¨® qui¨¦n quer¨ªa que la interpretase en la gran pantalla, pero tanto ella como el resto del equipo Spotlight estuvieron totalmente involucrados en el guion y el rodaje. Eso es lo que dota de autenticidad y realismo a una historia que deja a un lado la vida privada de sus protagonistas para concentrar en dos horas c¨®mo descubrieron la implicaci¨®n de 250 sacerdotes de Boston en casos de abusos sexuales a menores. ¡°McAdams me preguntaba cosas como si iba a la redacci¨®n en zapatillas o tacones o si sol¨ªa tomar notas en un cuaderno o prefer¨ªa un ordenador. Fue incre¨ªble ver a los actores hacer su investigaci¨®n y lo mucho que quer¨ªan saber sobre nosotros¡±, considera Pfeiffer. La periodista entendi¨®, tras ver la pel¨ªcula, que todos los momentos que hab¨ªa compartido con la actriz, desde una simple conversaci¨®n hasta un paseo, hab¨ªan formado parte en realidad de su proceso de inmersi¨®n en el personaje. McAdams se empap¨® de la voz de la reportera escuchando sus programas en la radio (estuvo siete a?os trabajando en el medio aunque en 2014 regres¨® a Spotlight para investigar asociaciones sin ¨¢nimo de lucro) y acab¨® por convertirse en una especie de clon de Pfeiffer. Detalles tan superfluos como vestir los mismos pantalones y camisetas holgadas que la periodista llevaba en aquella ¨¦poca o retirarse el pelo de la cara con gesto id¨¦ntico al de su mentora, le han valido la nominaci¨®n al Oscar y han sido de ayuda para zambullir al espectador en una historia realista.
Todo en la pel¨ªcula ha sido lo m¨¢s fiel posible a la realidad. El director, Tom McCarthy, y el coguionista, Josh Singer, abrazaron en sus propias carnes el periodismo de investigaci¨®n (o algo parecido) para llevar a cabo el proyecto. Estuvieron entrevist¨¢ndose durante m¨¢s de a?o y medio con todo el equipo que form¨® parte del caso y utilizaron sus conversaciones para mimetizarse con la historia y lograr lo mismo por parte del elenco. Les ped¨ªan que recordasen con detalle todo lo que hab¨ªan vivido 10 a?os atr¨¢s y reconstruyeron minuciosamente la historia complementando las versiones de cada miembro del equipo. Algunas tomas se rodaron en la propia redacci¨®n del Boston Globe y otras en un decorado tan id¨¦ntico al real que cuando los reporteros lo vieron corrieron a sentarse en el mismo lugar que ocuparon a?os atr¨¢s. Los propios periodistas que participaron en el caso se cuelan en algunas escenas y hasta el coche que conduce Rachel McAdams es el mismo (pintado, eso s¨ª) que utilizaba la periodista.
¡°Creo que la pel¨ªcula no dej¨® nada importante fuera. Recopila muy bien una investigaci¨®n de cinco meses en dos horas y a¨²n as¨ª consigue ofrecer una visi¨®n completa y aut¨¦ntica de nuestro trabajo. El director y el guionista nos involucraron profundamente en el proceso. Revisamos el gui¨®n, sugerimos cambios que tuvieron en cuenta y en muchas ocasiones estuvimos en el set mientras se filmaban las escenas. Creo que todo ha ayudado a que el filme refleje con bastante precisi¨®n el mundo del periodismo de investigaci¨®n¡±, nos cuenta Pfeiffer. Un trabajo riguroso que incomod¨® a una ciudad con fervor religioso y tuvo un efecto domin¨® en todo el mundo, sacando a la luz infinitos casos similares (solo en Estados Unidos las v¨ªctimas ascienden a unas 170.000).
A pesar de que Pfeiffer se muestra muy satisfecha con el resultado y lo considera un recordatorio sobre la importancia del periodismo para luchar contra la corrupci¨®n en las altas esferas, no siempre estuvo dispuesta a ¡®vender¡¯ su historia a Hollywood. ¡°Cuando los productores nos contactaron all¨¢ por 2008 mi primera reacci¨®n fue pensar que era una mala idea. Nada bueno pod¨ªa salir de involucrarse en Hollywood, lo ¨²nico que har¨ªan ser¨ªa ridiculizarnos y exagerar, convertir nuestra historia en un drama absurdo sobre nuestra vida personal¡±, pens¨® Pfeiffer. Despu¨¦s de ver por primera vez el filme en una sala rodeada de gente que abucheaba la incorporaci¨®n al Vaticano del cardenal Law o aplaud¨ªa cuando Brian d¡¯Arcy (que interpreta Matt Carroll) le daba en las narices a uno de los curas implicados dej¨¢ndole el peri¨®dico en su puerta, su opini¨®n cambi¨® radicalmente. Nunca imagin¨® que la investigaci¨®n que hab¨ªa llevado a cabo a?os atr¨¢s podr¨ªa ser interesante como punto de partida para una pel¨ªcula como Spotlight. Y mucho menos que acabar¨ªa recibiendo excelentes cr¨ªticas y un buen pu?ado de nominaciones en los premios m¨¢s importantes de la industria.
Pocas mujeres periodistas hemos visto en el cine que no mantengan ninguna subtrama amorosa con otros personajes. Y Pfeiffer es una de ellas. Ni su vida personal ni la de sus compa?eros resulta interesante porque todo el peso de la historia recae en la investigaci¨®n. Tambi¨¦n quiz¨¢ porque durante los meses que dur¨®, los propios periodistas dejaron apartados muchos aspectos de su vida, absorbidos por los datos, las pesquisas y las entrevistas con las v¨ªctimas. La propia Pfeiffer recuerda haber dejado en un segundo plano su reci¨¦n estrenado matrimonio (en 2001, a?o en el que empez¨® la investigaci¨®n acababa de casarse) para dedicarse en cuerpo y alma a atar cabos. Ella, la ¨²nica mujer del equipo, fue la que tuvo un contacto m¨¢s directo con las v¨ªctimas. Y recuerda aquellas entrevistas como la parte m¨¢s dura de su carrera. ¡°Los periodistas estamos acostumbrados a hacer preguntas complicadas pero aquello fue demasiado¡±, afirma. Su papel era hacer revivir a personas adultas los abusos sexuales que sufrieron en la infancia y, de alg¨²n modo, esas preguntas volv¨ªan a despertar los traumas del pasado. Ser mujer, considera, la ayud¨® a que las v¨ªctimas, hombres en su mayor¨ªa, decidieran confiarle lo que hab¨ªan vivido. Su papel no fue f¨¢cil. Como refleja McAdams en varias escenas, Pfeiffer insist¨ªa en concretar qu¨¦ tipo de abuso hab¨ªan sufrido para ir m¨¢s all¨¢ de lo difuso que implica esa palabra y comprender la magnitud de lo sucedido. Lleg¨® a convertirse en una especie de terapeuta para algunos afectados y a llamarles tras los encuentros para comprobar que estaban bien. La ira que sent¨ªa al escuchar sus historias la impulsaba a seguir investigando. Ahora muchos de ellos, que se sent¨ªan solos y ten¨ªan miedo, se han empoderado al ver su historia en el cine. ¡°Es muy dif¨ªcil recuperarse del todo de un abuso sexual, especialmente cuando es por parte de un sacerdote que tiene una posici¨®n de poder. A algunos afectados, Spotlight les ha servido de sanaci¨®n, una especie de catarsis tras muchos a?os de sufrimiento¡±.
Tras formar parte de una suerte de Watergate religioso, Sacha Pfeiffer compagina su trabajo a tiempo completo en Spotlight con la ense?anza en la Universidad de Boston. Y a¨²n tiene fuerzas para conciliar ¡°el trabajo m¨¢s interesante del mundo¡± con las alfombras rojas hollywoodienses de la temporada. Todo para recordarnos la importancia de comprar el diario local (¡°esos ingresos sustentan nuestro trabajo¡±) y la necesidad de recuperar el periodismo de raza, ese que no duda en llamar a la puerta de un sacerdote para preguntarle mir¨¢ndole a los ojos si alguna vez ha abusado de un ni?o.
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