?Decirle a Almod¨®var que no en ¡®Matador¡¯ fue una de las grandes meteduras de pata de mi vida?
La mujer con talento y belleza. La mirada desafiante. La cabeza que piensa. Tras un a?o fuera de focos por un accidente, Charo L¨®pez regresa. Con la misma fuerza.
Una mil¨¦sima de segundo puede ser suficiente para echar una vida al fango. En el caso de la actriz Charo L¨®pez (Salamanca, 1943) sucedi¨® en agosto del a?o pasado. Ten¨ªa 73 a?os y una trayectoria apabullante marcada a fuego por casi 60 pel¨ªculas (consigui¨® un Goya por Secretos del coraz¨®n, uno de los momentos m¨¢s felices de su carrera), una veintena de series de televisi¨®n y m¨¢s de una docena de obras de teatro, algunas con giras interminables a ambos lados del oc¨¦ano. En aquel tiempo no se encontraba en su mejor momento. La representaci¨®n de Ojos de agua en el Teatro Espa?ol, a pesar de recibir cr¨ªticas excelentes y ser un ¨¦xito de p¨²blico, la ten¨ªa tocada. A medida que avanzaban las funciones sal¨ªa cada vez m¨¢s triste del escenario. ?A partir de los 50 a?os empiezas a sentirte excluida, a notar que eres prescindible. Pero haciendo ese personaje fui consciente de que estaba entrando en otra ¨¦poca de mi vida: la vejez. Aquel trabajo conectaba con la muerte, las enfermedades¡ y no lo supe resolver. Me sent¨ªa culpable de no haber sabido entenderlo. Es un lugar que no conoces y no est¨¢s segura de si es lo que present¨ªas. Aunque est¨¦s euf¨®rica, no tienes 20 a?os. Y eso te puede llevar a enga?o?, confiesa.
Mentalmente se consol¨® pensando que su siguiente trabajo iba a ser una comedia que le iba a quitar la tonter¨ªa. Pero en una mil¨¦sima de segundo, en el mes m¨¢s caluroso del a?o¡ todo se quebr¨®. La actriz iba caminando por la calle Claudio Coello de Madrid y se encontr¨® con un amigo. Se echaron un par de risas y decidi¨® caminar hasta su casa. ?Me despido, me giro, no veo el bordillo¡ ca¨ª y me romp¨ª el brazo. No s¨¦ si pasaron muchas cosas por mi cabeza durante los siguientes minutos. No pude ni coger el bolso del suelo, que me devolvieron en el hospital, y he estado m¨¢s de 12 meses pr¨¢cticamente inm¨®vil. Un a?o as¨ª marca mucho, m¨¢s tal y como me encontraba an¨ªmicamente. Yo siempre estoy con ganas de calle, de vida, mi vino, la ropa¡ y todo se cort¨® en seco. Piensa que yo no hab¨ªa dejado de trabajar desde la primera funci¨®n que hice en mi vida?.
Eso fue a mediados de los a?os 60, mientras compatibilizaba la carrera de Filosof¨ªa y Letras con una incipiente vocaci¨®n art¨ªstica que le sirvi¨® para participar en algunas funciones de teatro universitario. Pero una noche, su primer marido (se ha casado dos veces) la llev¨® a un festival de jazz a Barcelona, donde cen¨® con un por entonces escritor en ciernes: Gonzalo Su¨¢rez. ?Me pregunt¨® a bocajarro si quer¨ªa protagonizar la pel¨ªcula que estaba creando (Ditirambo). Le contest¨¦ que no me dedicaba a eso, que yo era profesora, y que ni hablar. Camino del hotel, pregunt¨¦ a mi marido si le pasaba algo malo a ese hombre en la cabeza. Y me solt¨®: ¡®Tienes que hacer lo que quieras, eres una mujer libre¡¯. Y con todo el descaro que te puedas imaginar, tir¨¦ mi carrera a un lado y arranc¨® una nueva vida?. Con el tiempo, Su¨¢rez se convirti¨® en su director fetiche, con el que hizo m¨¢s de una docena de pel¨ªculas.
Charo L¨®pez contin¨²a siendo magn¨¦tica. Sentada en el sencillo y luminoso sal¨®n de su casa, junto a la Puerta de Alcal¨¢, vemos que solo hay un retrato suyo en el rinc¨®n, entre montones de libros que desbordan las estanter¨ªas. Si Ava Gardner siguiera viva, podr¨ªan pasar por primas hermanas. ?He recibido tantos piropos en mi vida que no s¨¦ c¨®mo no soy m¨¢s idiota. Lo soy, pero tendr¨ªa que serlo m¨¢s. El p¨²blico me aclamaba, y yo a pesar de sentirme bien he vivido con grandes inseguridades. Claro, me propon¨ªan desnudarme, hacer mucha cama¡ y siempre dec¨ªa no. Todos pensaban que era por puritanismo, cuando yo lo que era es una reprimida. Y cuando eso se me pas¨®, no ten¨ªa la edad?, comenta con unas risotadas a mand¨ªbula batiente.
Parece que s¨ª, que la mujer que triunf¨® durante cinco a?os con la funci¨®n Tengamos el sexo en paz (?desde el escenario sent¨ªa que cuando hablaba del punto G se cortaba el patio de butacas?, dice) no siempre fue capaz de mostrarse como era. ?Jam¨¢s he vivido como esa mujer fuerte, segura y con car¨¢cter que la gente piensa que soy?, afirma. Hasta el punto de que a veces le jug¨® malas pasadas. ?Que me llamara Almod¨®var y le dijera que no es una de las grandes meteduras de pata de mi vida. Me he negado siempre a contarlo pero¡ ?, cuenta. No es la primera vez que le pone vallas a su propio campo. Asegura que ya no hay necesidad de meterse en seg¨²n qu¨¦ jardines, no le compensa ahora que, tras este par¨®n en casa, ha aprendido a ver las cosas de manera m¨¢s sosegada.
?La pel¨ªcula era Matador. Cuando la vi fui consciente de que ninguna de las fantas¨ªas que yo ten¨ªa de lo mal que lo iba a pasar por mi propia represi¨®n y miedos era realidad. Pedro me ten¨ªa que haber tranquilizado m¨¢s, pero lo ¨²nico que hizo fue insistir y yo no le escuch¨¦. Cuando pienso d¨®nde me habr¨ªa llevado Pedro¡ Mira que han pasado a?os, y me sigo fustigando con el tema. No terminamos muy contentos, porque adem¨¢s fue duro conmigo. Pedro sab¨ªa qui¨¦n era ¨¦l, y yo no sab¨ªa qui¨¦n era yo: miedosa, t¨ªmida, vergonzosa¡ tanto como para perderme una de las oportunidades de mi vida. A pesar de eso, me llam¨® para estar en Kika. Me dijo que quer¨ªa venir a verme y, cuando le abr¨ª esa puerta, temblaba como una hoja. Creo que no he sido peor actriz en mi vida. Me qued¨¦ en blanco. No se hab¨ªa ido y ya estaba leyendo el guion. Me dio pena porque el papel era peque?o, pero no me import¨®. Vino de nuevo a por m¨ª y decid¨ª hacer Kika por encima de todo?.
De ah¨ª qued¨®, adem¨¢s, la experiencia de trabajar con Peter Coyote, que le ped¨ªa manzanilla cada vez que ensayaba con ¨¦l en casa, aunque nunca se la tomaba. ?Lo que quer¨ªa era vino. Cuando me di cuenta nos dimos alg¨²n viaje¡?. Matador fue la tercera y ¨²ltima vez que le pas¨®, porque ya hab¨ªa perdido dos ocasiones parecidas, ?dos grand¨ªsimas pel¨ªculas que me quiero morir de verg¨¹enza solo de recordarlo?. Saber cu¨¢les son es misi¨®n imposible, aunque deja un mensaje a las nuevas generaciones: ?Un buen trabajo con un director importante no se puede dejar pasar por nada del mundo. Ni siquiera porque no te paguen, mira lo que te digo?.
Hay varios campos en los que no entra, como hablar de amores con nombres y apellidos, los hijos que no ha tenido o pol¨ªtica. ?De mi vida personal no hablo, me produce sonrojo. Me han propuesto, y muy seriamente, escribir mis memorias. Pero pienso: de las cosas malas que me han pasado no hablar¨ªa; de mis bajonazos, tampoco. Me puedo morir antes que ahondar en lo guapa o fea que he sido, y mis amores ni mencionarlos. No s¨¦ entonces si interesar¨ªa. Una pena, porque me ha pasado cada cosa¡?. Lleva a rajatabla la gran virtud que caracteriza a las grandes divas de la escena: el misterio.
Ahora, recuperada, regresa al trabajo con el rodaje de la serie Fugitiva para La 1, con Paz Vega, Mercedes Sampietro y Roberto ?lamo, y una obra de teatro que protagonizar¨¢ con Emilio Guti¨¦rrez Caba, interpretando a la madre de Puccini. Con la ilusi¨®n brot¨¢ndole a borbotones. ?Cuando era joven hac¨ªa por la ma?ana patinaje art¨ªstico, por la tarde ensayaba, por la noche iba al teatro y cuando llegaba a casa estudiaba el guion de la serie que estaba rodando. No he conocido el cansancio. Pero puede que en breve s¨ª que sepa dec¨ªrtelo?. raNo le importa admitir que, en general, no le ha ido mal con los hombres. ?En ese sentido, he vivido la vida con plenitud, y la mirada masculina ha sido cojonuda. No siempre he tenido el que he querido, porque a m¨ª s¨ª que me han hecho cobras. Es m¨¢s, ahora me la est¨¢n haciendo. Ten¨ªa ganas de jugar un rato y me la est¨¢n jugando a m¨ª. ?Ya no te digo m¨¢s!?.
Le sorprende que extra?e esta afirmaci¨®n simplemente porque haya traspasado la barrera de los 70. ?Yo tengo mis fantas¨ªas todav¨ªa, y si me hacen la cobra es porque han estado a punto de no hac¨¦rmela. No s¨¦ en qu¨¦ quedar¨¢¡ Pero cuando mis amigas me dicen la maravilla que es no pensar en esas cosas, yo imagino que ya llegar¨¢ el momento de que lo diga yo. Pero a m¨ª no me pasa. Mi perfil de hombre te dir¨ªa que sigue siendo el de siempre. ?M¨¢s j¨®venes que yo? Pues no, me da igual. Siempre me han interesado por la cabeza. Si no empieza la historia por ah¨ª ya puede ser Alain Delon que vamos, ni agua. Pero si ese momento llega, nunca me he hecho la rubia. Yo siempre he sido f¨¢cil: cuando me ha interesado un hombre, no he tenido ni medio problema en que lo note. Perder el tiempo, ni un minuto?. Y punto. Pero hoy est¨¢ oficialmente soltera, un estado que se corresponde m¨¢s a una forma de ser que a una elecci¨®n. ?Te ven cenar sola en un restaurante y creen que est¨¢s amargada cuando disfruto como nadie de unas gambas maravillosas y mi lectura, desde siempre. Cuando me preguntaban: ¡®Qu¨¦, ?solita?¡¯; yo contestaba: ¡®No, con mi periodiquito¡¯. A veces hasta prescindo de ir a sitios porque no tengo ganas de ruido y tanto beso?. Otra cosa puede que no, pero del fango ha salido y resurgido .
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