Gaga, la cuentacuentos contempor¨¢nea
Narra fantas¨ªa en su m¨²sica y sus estilismos. Su ¨¦xito es digno de una historia de ciencia ficci¨®n y llama a sus fans ?mis peque?os monstruos?. Lady Gaga inventa y nosotros la seguimos. S?Moda la entrevista en exclusiva.
Ya nos lo advirti¨®: ?La fiesta de esta noche no es un evento cualquiera. Para eso podr¨ªa haber posteado: ?Juerga en el Guggenheim, copas gratis, nos vemos all¨ª?, aseguraba a S?Moda horas antes del comienzo del evento. No minti¨®; la cita del pasado 13 de septiembre no fue un acto m¨¢s. La excusa era presentar Fame, su perfume, y estrenar el v¨ªdeo de su campa?a rodado por Steven Klein (que tambi¨¦n dirigi¨® el de Alejandro). En el interior del museo Guggenheim de Nueva York, una r¨¦plica gigante del envase de su nueva fragancia nos recibi¨® con ella dentro. Solo sali¨® de ¨¦l durante 10 minutos. El resto del tiempo lo pas¨® metida en el megafrasco obsequiando a los asistentes con una performance al m¨¢s puro estilo de la serbia Marina Abramovi? o la francesa Orlan: se pein¨®, se maquill¨®, se tom¨® una pastilla, bebi¨® champ¨¢n, se perfum¨® cuello, pecho y sexo y hasta me¨® dentro. Sus invitados se acercaban hasta ella por unas escaleras y met¨ªan la mano por un peque?o agujero para tocarla y acariciarla. De fondo sonaba ?dith Piaf. Coron¨® su actuaci¨®n rap¨¢ndose la parte trasera de la cabeza y haci¨¦ndose un tatuaje de un ¨¢ngel (el reconocido tatuador Mark Mahoney fue el encargado de marcarla para siempre).
El p¨²blico ¨Cen su mayor¨ªa, celebridades, amigos y periodistas¨C se pas¨® horas adorando a la reina monster. Sus looks no defraudaron: tacones imposibles, jersey de rejilla, sujetador, medias y culotte. Pero ella siempre quiere m¨¢s, Gaga se debe a la masa: una pantalla enorme en el exterior del museo retransmit¨ªa cuanto suced¨ªa en el interior de la c¨¦lula. Los monstruitos de la cantante pudieron asistir en streaming a la apoteosis gaga¨ªsta. ?Este perfume es un regalo para mis fans, quiero cambiar sus vidas?, nos advirti¨®.
Horas antes y en una habitaci¨®n del hotel Mandar¨ªn, Gaga, de 26 a?os, charlaba con varios medios, entre ellos S?Moda en exclusiva para Espa?a (para quienes quieran disfrutarla en directo el pr¨®ximo 6 de octubre actuar¨¢ en Barcelona). Llegaba 20 minutos tarde. Relativamente pronto para ser tan famosa: si el n¨²mero de ¨¢lbumes vendidos autorizara ser impuntual, la artista, simplemente, se podr¨ªa permitir no comparecer. De Born This Way, su segundo y ¨²ltimo disco, se despacharon m¨¢s de un mill¨®n de copias en una semana, algo que no pasaba desde hac¨ªa m¨¢s de un lustro. Todo estaba medido. Interminables extensiones de pesta?as, eyeliner gatuno, labios rosas, u?as negras y afiladas y una enorme peluca morena. Lo m¨¢s espectacular: su estilismo. Un vestido largo con flecos rosas del dise?ador liban¨¦s Basil Soda y una corona dorada de laureles de Mordekai by Ken Borochov. ?Me gusta esconderme tras una m¨¢scara. Hay d¨ªas en los que no quiero que los dem¨¢s me vean cansada y sin maquillar. Todos nos sentimos inseguros. A m¨ª me funciona ponerme un velo y un gorro; son mi burka. Me compadezco de aquellos que no los llevan. Adem¨¢s, no creo que mi cara sea m¨¢s interesante que un sombrero?, apunta.
Con ella no valen las medias tintas. En la entrevista no est¨¢ permitido preguntar por su vida privada. Ha venido a hablar de su perfume, que en Espa?a ya est¨¢ a la venta en Sephora. Aun as¨ª, suelta alguna perla. ?Cuando me pongo Fame, mi novio no puede dejar de tocarme. Mi novio¡ actual?. Se refiere a Taylor Kinney, un modelo y actor estadounidense, con el que se rumorea, quiere casarse¡ Y no a Rob Fusari, su pareja durante a?os. ?l la bautiz¨® Lady Gaga. Y m¨¢s adelante la demand¨®; exig¨ªa 30,5 millones de d¨®lares por haber sido su m¨¢nager, pareja y compositor.
No sabe cantar, es una marioneta de la industria, es una exc¨¦ntrica¡ Las descalificaciones que ha recibido Lady Gaga son muchas y variadas. Unas est¨¢n fundadas; otras, no. Pero todos hablan de ella, todos escriben su historia. Sea verdadera o no. Lo que s¨ª se sabe con certeza es que fue una ni?a prodigio: aprendi¨® a tocar el piano con cuatro a?os. Como otras divas del siglo XXI es de buena familia. De hecho, fue al mismo colegio privado y religioso que Paris y Nicky Hilton (la primera asisti¨® a la fiesta). No lo pas¨® bien. Era el hazmerre¨ªr de la escuela. ?Siempre fue una provocadora?, afirm¨® su madre en una entrevista con Oprah Winfrey. Un ejemplo: en una fiesta de disfraces, enroll¨® un top hasta convertirlo en un sujetador. Ten¨ªa seis a?os. Tambi¨¦n prendi¨® fuego a un chorro de laca cuando actuaba con Lady Starlight. A su padre se le escap¨®: ?A esta chica le falta un tornillo?. ?Qui¨¦n sabe! Igual tenga raz¨®n.
Steven Klein
?Me importan una mierda los perfumes. Por eso, desde el principio quise fabricar el mejor. No quiero defraudar a mis fans. Quiero hacerlos sentir especiales. Por eso, comprar Fame es como adquirir un Chanel o un Yves Saint Laurent. Adem¨¢s, no tienes por qu¨¦ tener mucho dinero para poseer un aroma lujoso?. Y a?ade: ?Lo ¨²ltimo que quer¨ªa era un perfume mediocre. Si este lo fuera, no llevar¨ªa mi nombre. No necesito el dinero de nadie. Lo que gane con esta fragancia lo invertir¨¦ en mis espect¨¢culos, en mi fundaci¨®n [Born this way, en contra del acoso escolar] y en las cosas que me gustan. Mis seguidores me conocen. Ni tan siquiera tengo casa, vivo como una gitana. Todo lo que quiero es crear, vestir de manera divertida y fumar los porros de mis amigos ricos?, sentencia.
La fragancia es una met¨¢fora de Gaga. ?Es camale¨®nica, imprevisible; tiene muchas facetas; enfrascar su personalidad no ha sido f¨¢cil. Trabajar con ella ha sido un sue?o hecho realidad, pero ha sido muy intenso?, reconoce Richard Herpin, el creador del perfume. Y a?ade: ?Ella tiene su opini¨®n y eso es lo que importa. En otros proyectos, todo el mundo opina. Con Lady Gaga, ella es la ¨²nica que decide. El aroma es bic¨¦falo, una prolongaci¨®n de sus piruetas art¨ªsticas. ?Me gusta el negro porque es un espacio vac¨ªo. Pero con ARTPOP [su tercer disco, est¨¢ previsto que se publique en 2013 y se rumorea que Lindsay Lohan protagonizar¨¢ uno de los v¨ªdeos] estoy entrando en una fase blanca. Necesito ambos colores?. Fame es la primera fragancia de color negro. Las especulaciones todav¨ªa inundan el ciberespacio: semen, sangre y sudor; esos son, seg¨²n algunos, los acordes del perfume. ?Siempre digo este tipo de cosas para desquiciar y confundir?, se excusa Gaga. ?Soy perfumista, no cient¨ªfico. Cada vez que me perfumo con Fame, temo por mi camisa. Me sigue pareciendo un milagro. ?Es negra!?, dice Richard Herpin. Coty, la compa?¨ªa de belleza que hay detr¨¢s del producto, ha patentado Black-to-clear, una tecnolog¨ªa capaz de convertir en transparente el jugo negro cuando alguien se perfuma. ?Lo oscuro permanece en la botella y lo luminoso la abandona?, comenta la propia Gaga. Otra innovaci¨®n, los ingredientes se mezclan, no hay una nota m¨¢s fuerte que la otra.
Y naturalmente, mutan en contacto con la piel. ?En m¨ª huele a melocot¨®n, azafr¨¢n y miel. En vosotros¡ ser¨¢n otras notas. Es gracias a la tecnolog¨ªa Push-pull; consigue que los ingredientes se mezclen y que ninguno se imponga ante los dem¨¢s?, a?ade. Es floral, afrutada y dulce. ?Es adictiva y exagerada, como yo?, sentencia la ganadora de cinco premios Grammy. Y ahonda en la comparaci¨®n. ?Es como una canci¨®n pop. La primera vez te parece excesiva; la segunda, piensas ¡°esta me la s¨¦¡±, ?me gusta!?. Su secreto: un ingrediente nunca usado en perfumer¨ªa, las l¨¢grimas de Belladona. ?Es un fruto que gustaba a las mujeres del siglo XVII¡ venenoso?, explica el perfumista.
Steven Klein
Lady Gaga ha engordado unos kilitos: ?He dejado de beber. Bueno, no completamente, pero bebo menos y soy m¨¢s feliz?. ?Y qu¨¦ significa para Lady Gaga ser feliz? ?Ser creativa y hacer obras maravillosas. Si no me satisface mi trabajo, me siento miserable?. No es un icono al uso, su m¨²sica no es exactamente mainstream; tampoco sus pintas. Por eso medio mundo se extra?¨® al verla en la televisi¨®n, en los peri¨®dicos y en las revistas de tendencias. Lady Gaga, conocida en casa como Stefani Joanne Angelina Germanotta, no ha querido jam¨¢s pasar desapercibida. Y ahora pretende hacer lo mismo con su fragancia. ?El perfume es un paso m¨¢s en mi obra sobre la cultura pop?, dice. Quiere infiltrar un producto underground en el mercado e infectarlo. No se le est¨¢ dando nada mal. ?He vendido seis millones de frascos en una semana?, asegura. Pero ah¨ª no acaba su ambici¨®n. Tambi¨¦n tiene un plan para salvar a la industria discogr¨¢fica. ?No es que la gente no quiera comprar m¨²sica. Es que no saben d¨®nde adquirirla. Hay muchos sitios donde se comercializa Fame. Si pudiera distribuir un CD con los frascos ser¨ªa maravilloso, una revoluci¨®n. Cambiar¨ªa la manera en la que la gente consume. Mi objetivo es encontrar formas m¨¢s imaginativas para vender. Otra idea: incluir descargas o aplicaciones con un producto. Hay mil formas de comercializar canciones pero todav¨ªa no est¨¢n inventadas?.
Aunque mira al futuro, son muchos los ¨ªdolos del pasado que venera. Al inicio de su carrera la referencia era Freddie Mercury (su nombre viene del tema de Queen, Radio Ga Ga); m¨¢s tarde, David Bowie (basta ver el v¨ªdeo de su primer sencillo, Just Dance, donde Gaga iba maquillada con un rayo glam rock). Hoy, Warhol. ?El nombre, Fame, me pareci¨® perfecto. Porque se refiere a m¨ª misma, pero tambi¨¦n a Andy Warhol?.
El pasado junio cancelaron su concierto en Indonesia. Los grupos islamistas la calificaron de ?sat¨¢nica?. Le gusta la pol¨¦mica; pero, sobre todo, le gusta jugar con el sexo. En sus conciertos se ve m¨¢s torso que en los de Madonna. En la campa?a de Fame, un mont¨®n de hombres trepan por su cuerpo. ?Su fantas¨ªa? ?S¨ª. Y la de muchas mujeres y hombres. Creo que la sensualidad es bisexual. Muchas mujeres y hombres tienen sue?os bisexuales. Lo extra?o, lo que no conocemos nos parece ex¨®tico?. Y habla sin pelos en la lengua. ?Fame es para la mujer que quiere follar¡ ?Eso es la fama, no? Enamorar al mundo. Desear que todo el mundo ans¨ªe follarte?.
En la fiesta del Guggenheim hab¨ªa mucho dise?ador, mucha estilista, mucho fot¨®grafo y periodista de tendencias. Steven Klein, Alexander Wang, Inez van Lamsweerde y Vinoodh Matadin, Jason Wu. ?Todav¨ªa no hab¨ªa podido agradecer al sector de la moda lo que ha hecho por m¨ª. Fue el primero en apoyarme. Esta gala es una manera de recompensarles por su amor. Por eso, se parece m¨¢s a una fiesta de la semana de la moda que a una presentaci¨®n cosm¨¦tica?, razona la cantante. La moda sigue siendo su casa. El a?o pasado recibi¨® el apoyo del CFDA, el Council of Fashion Designers of America. La premiaron por ser el icono del a?o. ?Cuando llevo estilismos muy exc¨¦ntricos significa que soy feliz. Es mi manera de celebrar la vida. Cuando visto m¨¢s sobrio, es porque me siento triste e introvertida?, confiesa. Alexander McQueen, Versace, Moschino, Armani¡ La lista es interminable. Por su armario han pasado casi todos. Tambi¨¦n ha protagonizado las m¨¢s prestigiosas portadas. Las gur¨²s de la industria la miman, le perdonan lo impensable. A Anna Wintour la llam¨® ?puta? en Twitter (lo hizo sin querer, la confundi¨® con otra persona). A la directora de la edici¨®n estadounidense de Vogue no le sent¨® mal, hasta se rio de la gracia. ?La ni?a mimada de la industria? Y del pueblo: Lady Gaga es la aut¨¦ntica princesa de las masas porque ella misma se encarga de potenciar el populismo. Asegura que su p¨²blico la ha creado; si la esperan en un hotel, sale a firmar aut¨®grafos, e incluso env¨ªa pizzas a los seguidores que hacen cola para comprar su disco.
En el exterior del Guggenheim, cientos de fieles little monsters tambi¨¦n la esperaban. Algunos de los invitados al evento, al salir, les regalaron las bolsas en las que estaba el perfume Fame. Se daban codazos y chillaban por conseguirlas. Todo por un pedazo de Lady Gaga.
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