Los a?os ?vol¨¢tiles? de Paul y Linda McCartney o por qu¨¦ el ?matrimonio perfecto? del pop nunca fue tal
Cuando se cumplen 25 a?os del temprano fallecimiento de la fot¨®grafa, pionera del vegetarianismo y pareja del exbeatle durante tres d¨¦cadas, repasamos los ¡°altos y bajos¡± de una de las relaciones definitorias de la cultura del entretenimiento reciente.
¡°Est¨¢s montando tu precioso caballo Appaloosa. Es un bonito d¨ªa de primavera y cabalgamos por el bosque. Las campanillas est¨¢n en flor y el cielo es azul claro¡±. Estas fueron las ¨²ltimas palabras que Paul McCartney le dijo a su mujer, Linda, antes de que su mano se escurriera de la suya. Las pronunci¨® hace 25 a?os, un 17 de abril de 1998 en el rancho de Arizona en el que se refugiaron cuando el doctor confirm¨® al exbeatle un destino fat¨ªdico e inminente despu¨¦s de tres a?os de lucha contra el c¨¢ncer de mama. La temprana muerte de Linda, de apellido de soltera Eastman, a los 56 a?os de edad, supuso el cap¨ªtulo final de la historia de una de las parejas seminales de la cultura pop reciente. Un romance pasional y complejo, repleto de ¡°altos y bajos¡± pese a la hist¨®rica estabilidad sugerida a nivel medi¨¢tico, que estaba lejos de hacer honor al t¨ªtulo oficioso de ¡°matrimonio m¨¢s perfecto del Reino Unido¡±.
Durante este cuarto de siglo, la arm¨®nica fachada p¨²blica que construyeron durante sus 29 a?os juntos ha sido cuestionada y pormenorizada por algunas de las personas m¨¢s cercanas a la pareja. ¡°Hab¨ªa momentos en los que Linda se sent¨ªa profundamente infeliz y depresiva respecto a su matrimonio. En los momentos m¨¢s bajos s¨ª le pas¨® por la cabeza la idea de dejar a Paul, pero la rechazaba de inmediato porque su familia era lo m¨¢s importante para ella y no iba a abandonarlos¡±, afirm¨® Peter Cox, editor del libro de cocina vegetariana de la neoyorquina y poseedor de unas grabaciones en las que la fot¨®grafa compart¨ªa a modo de diario sus pensamientos m¨¢s privados. Entre 1987 y 1989, mientras preparaban las recetas que conformar¨ªan la publicaci¨®n para erigir a Linda en pionera y gur¨² del vegetarianismo, Cox fue testigo habitual de los desencuentros de la pareja, motivados por la autoridad del m¨²sico, a quien califica como ¡°muy controlador y con un lado oscuro¡±.
La fot¨®grafa lo recib¨ªa en muchas ocasiones entre l¨¢grimas. ¡°Linda me citaba para trabajar en el libro cuando Paul no estaba all¨ª. Si aparec¨ªa, dominaba tanto las cosas que no consegu¨ªamos hacer nada, era el macho alfa. Ten¨ªa una opini¨®n sobre todas las cosas. Si ¨¦l estaba presente, solo importaba su criterio. As¨ª que suspend¨ªamos el trabajo hasta que McCartney se marchaba del edificio¡±, a?ade Cox. El uso de esas mismas cintas fue bloqueado por el exbeatle en 2006 durante el proceso de divorcio de su segunda mujer, Heather Mills, que lo acus¨® de malos tratos. McCartney acab¨® pagando 200.000 libras (unos 299.000 euros al cambio de la ¨¦poca) por hacerse con ellas. Pese a las cr¨ªticas esgrimidas, Cox tambi¨¦n sostiene que Linda sent¨ªa devoci¨®n por su esposo y que era ¡°como una madre para ¨¦l¡±.
Esa misma afirmaci¨®n, que sit¨²a al compositor de ¨¦xitos como Let It Be como una figura necesitada no solo de afecto sentimental sino de una tutela casi maternal, ha sido corroborada desde los mism¨ªsimos inicios de su relaci¨®n. Cuando se conocieron, en 1967, Linda estaba divorciada y ten¨ªa una hija ¡ªHeather, a la que m¨¢s tarde Paul adoptar¨ªa como propia¡ª, y era una de las fot¨®grafas m¨¢s reconocidas de la escena del rock y el pop, retratando a bandas como The Rolling Stones, The Doors o The Who. Mientras sus m¨¢s ¨ªntimos aseguran que ten¨ªa alergia al foco medi¨¢tico, otras voces sostienen que siempre tuvo una inclinaci¨®n por acercarse a las estrellas y que fue ella misma quien se invent¨® el falso rumor de que pertenec¨ªa a la poderosa familia Kodak.
Tras coincidir con Paul en una sala de conciertos y en el lanzamiento del ic¨®nico disco de The Beatles Sgt. Pepper¡¯s Lonely Hearts Club Band, Linda volvi¨® a Estados Unidos y no fue hasta un nuevo encuentro al a?o siguiente cuando su relaci¨®n amorosa termin¨® de fraguar. El periodista Howard Sounes, autor de la biograf¨ªa FAB: An Intimate Life Of Paul McCartney, escribe que la estrella del pop rog¨® a Eastman que se mudara con ¨¦l a Londres para detener una espiral autodestructiva que amenazaba, a sus 26 a?os, con frenar sin remedio su mayest¨¢tica carrera.
Linda acab¨® mud¨¢ndose a la capital brit¨¢nica y se convirti¨® en la diana de la prensa sensacionalista y de buena parte de la fanaticada beatle, que pintaba ¡°cosas salvajes¡± sobre ella en la fachada de su residencia. Se dieron el s¨ª, quiero unos pocos meses despu¨¦s, en 1969, en una ceremonia atestada de pla?ideras enlutadas que lamentaban ¡°perder al ¨²ltimo¡± beatle todav¨ªa soltero. Linda lo hizo apostando por una gabardina a juego con la de su hija, que ocultaba el embarazo de Mary, la primera de sus tres reto?os en com¨²n (despu¨¦s llegar¨ªan Stella y James). La ceremonia casi no llega a producirse: ¡°Tuvimos una pelea muy grande la noche antes de la boda y casi la cancelamos. Tuvimos muchos altos y bajos, fueron muy movidos comparados con esa imagen de ¡®25 a?os de felicidad marital¡±, aleg¨® el propio cantante y autor. ?l tambi¨¦n presume de haber pasado apenas un pu?ado de noches separado de ella ¡ªa causa de una detenci¨®n en un aeropuerto de Tokio por posesi¨®n de drogas¡ª en 29 a?os de convivencia.
Los obst¨¢culos no tardaron en llegar. Unos meses despu¨¦s de pasar por el altar, los Beatles deciden separar sus caminos y McCartney se sume en una abismal depresi¨®n. Ahoga en la bebida una profunda ira ¡°por s¨ª mismo y por el mundo¡±, no se afeita y no se levanta de la cama excepto para malgastar su dinero junto a ¡°buitres y par¨¢sitos¡±. Su condici¨®n f¨ªsica empeora cada d¨ªa y solo el cannabis ¡ªtanto ¨¦l como Linda eran consumidores habituales¡ª serv¨ªa como sedaci¨®n. ¡°Recuerdo que Paul me dec¨ªa, ¡®ay¨²dame a quitarme algo de este peso de mis hombros¡¯, y yo le contestaba, ¡®?peso?, ?qu¨¦ peso? Sois los pr¨ªncipes del mundo, sois los Beatles¡±, evoca Linda. Una vez m¨¢s, Paul atribuye a su esposa el m¨¦rito de haberle sacado del agujero y recordarle el poder de la m¨²sica como terapia.
Su manera de reinventarse personal y profesionalmente fue Wings, un grupo musical formado en 1971 y en el que Linda ejerc¨ªa como teclista y como coautora de buena parte de las canciones del repertorio. El propio McCartney admitir¨ªa despu¨¦s que su mujer era incapaz de tocar el teclado y estuvo a punto de prescindir de ella en m¨¢s de una ocasi¨®n, pero su compa?¨ªa y protecci¨®n en la gira internacional era indispensable para ¨¦l. De manera paralela a este proyecto, y antes de cumplir los 30, los McCartney se marcharon de Londres y apostaron por una vida al m¨¢s puro estilo cottagecore en una granja en Escocia, rodeados de todo tipo de animales que supon¨ªan una pasi¨®n vital para Linda. ¡°La gente tiene la imagen de que todo es maravilloso y de que es el matrimonio perfecto, pero no es id¨ªlico, tenemos nuestras peleas. Yo tildar¨ªa nuestra relaci¨®n como bastante vol¨¢til. No nos aburrimos, tenemos unos hijos maravillosos y una relaci¨®n encantadora. Espero que dure para siempre¡±, explic¨® Paul en una entrevista en 1985.
Fue all¨ª donde canalizaron su revoluci¨®n vegetal y se convirtieron en referentes de la vida vegetariana, desmintiendo los prejuicios ligados a este movimiento y poniendo en marcha una empresa alimentaria que facturar¨ªa millones de d¨®lares. Aquellos a?os fueron los m¨¢s felices para la pareja, seg¨²n el escritor y amigo personal Barry Miles: ¡°Nunca me he encontrado con una familia m¨¢s amorosa. Siempre estaban dici¨¦ndose lo mucho que se quer¨ªan¡±. Linda fue diagnosticada con c¨¢ncer de pecho en 1995 y, a pesar de someterse a todos los tratamientos posibles, muri¨® tres a?os despu¨¦s rodeada por su marido y sus cuatro hijos.
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