Pat y Anna Cleveland, musas que brillan con luz propia
La madre es una leyenda de la industria; la hija, la ¨²ltima sensaci¨®n de la pasarela. Juntas para S Moda celebran la fuerza de una individualidad sin miedo al color.
Gracia y desenvoltura, ?marinadas? ¨Ccomo a Pat Cleveland le gusta decir¨Ccon la libertad y la elegancia hedonista de quien sabe disfrutar de cada paso sobre la pasarela, pero tambi¨¦n en la vida. Maniqu¨ª y amiga de Halston, Stephen Burrows, Karl Lagerfeld o Alber Elbaz, y musa de genios extravagantes como Salvador Dal¨ª. ?Posar para un artista es la forma m¨¢s elevada de creaci¨®n visual?, concede. ?No hay tecnolog¨ªa. Solo pinceles, un lienzo, el pintor y la modelo. Es una relaci¨®n ¨ªntima, como la de dos amantes?. Su historia de amor con este oficio narra la cr¨®nica de la moda y de la sociedad norteamericanas en las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas. De la lucha del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos a la decadencia de la era disco. Libre como un p¨¢jaro, las performances semicoreografiadas de Pat alimentaron la leyenda de una belleza ex¨®tica con ancestros afroamericanos, suecos e irlandeses, pero tambi¨¦n nativoamericanos, de sangre cherokee. Con ella, el glamour estadounidense midi¨® sus fuerzas con el chic franc¨¦s en la m¨ªtica Batalla de Versalles de 1973. Aquel desfile de 11 modelos negras escenific¨® los cambios que, desde finales de los a?os 60, se estaban gestando en la calle en materia pol¨ªtica, social y cultural.
Pat sigue creyendo en la fuerza de la moda como disciplina de creaci¨®n. ?Lo que sucede entre un dise?ador y una modelo es algo privado?, dice. ?El romance es un momento que se alarga en el tiempo. Un artista necesita tiempo para disfrutar del lujo y del sue?o?, cree. ?La moda se ha visto obligada a ampliar el negocio para sobrevivir. La ley de los nuevos tiempos econ¨®micos exige crecer y crecer. Y a m¨¢s gente, menos tiempo. Las puntadas son m¨¢s autom¨¢ticas. Las sesiones de fitting son ahora distintas?.
Algunas de las chicas que desfilan ni siquiera conocen al dise?ador. No existe una relaci¨®n personal entre maniqu¨ª y creador. ?Cuando una pareja est¨¢ enamorada, hay un brillo especial en sus ojos. Cuando son dos desconocidos los que hablan, lo ¨²nico que percibes es una mirada est¨¢tica, distante?, compara. Pero ?acaso no es eso lo que quiere hoy la gente? ?M¨¢s y m¨¢s r¨¢pido? ?Tenemos que ajustarnos a las nuevas necesidades?. Con las redes sociales todo es instant¨¢neo. ?En lugar de tener un minuto; ahora dispones de un segundo para todo el mundo?. ?D¨®nde est¨¢ la magia? ?D¨®nde la fuerza y la personalidad? ?Algunas modelos parecen lienzos en blanco. No quieren que las chicas destaquen?, lamenta. ?Por suerte, todav¨ªa hay algunas estrellas que brillan con luz propia en el firmamento de la moda?.
Pat Cleveland naci¨® en Nueva York en 1950. En 1970, decidi¨® instalarse en Par¨ªs. No volvi¨® a Am¨¦rica hasta 1974, el a?o en que la edici¨®n estadounidense de la revista Vogue public¨® su primera portada con una modelo negra (Beverly Johnson). La edici¨®n inglesa hab¨ªa roto esa barrera mucho antes, en 1966, con Donyale Luna. ?En Europa se celebra la diversidad?, valora. ?Estados Unidos en los a?os 70 era un pa¨ªs joven, todav¨ªa por construir, no hab¨ªa informaci¨®n, ni jets para volar, solo la ¨¦lite y la jet set ten¨ªan acceso a la cultura?, cuenta. Los tiempos han cambiado mucho. Tambi¨¦n la pir¨¢mide de poderes que rige el funcionamiento de la moda.
Hoy parece que la fuerza se ha invertido. ?Tenemos a artistas de hip hop dise?ando ropa; ?y ese es un gran cambio!?, apunta. Kanye West, Rihanna¡ Ellos lideran el ¨²ltimo movimiento de empoderamiento afroamericano. Son aut¨¦nticos iconos medi¨¢ticos, saben c¨®mo rentabilizar el fen¨®meno fan y multiplicar su repercusi¨®n en las redes. Lecciones que han aprendido de la industria de la m¨²sica. ?Si la gente quiere subirse al tren de la moda y probar suerte, ?adelante! Pero ah¨ª seguir¨¢n las casas de alta costura, cuya sofisticaci¨®n siempre ser¨¢ infinitamente superior. ?Hay tantos niveles de la sociedad en los que el sector puede brillar! No somos quienes para juzgar. Este oficio se ha convertido hoy, en muchos casos, en un ejercicio de entretenimiento?, opina. ?Con todo, si hablamos de lujo, la calidad y la artesan¨ªa siguen siendo el coraz¨®n de la buena moda?.
El hermetismo y el misterio que envolv¨ªan el universo de la costura hoy parecen lejanos. ?Antes las mujeres eran mucho m¨¢s celosas de su intimidad; ninguna desvelaba d¨®nde hab¨ªa comprado un dise?o?, recuerda. ?Hoy no hay secretos; todo se anuncia y se exhibe?, dice. Curiosamente, cuando echa la vista atr¨¢s para rememorar su desfile m¨¢s c¨¦lebre, reconoce que este no tuvo lugar en un peque?o sal¨®n de Par¨ªs, ante un p¨²blico reducido. Todo lo contrario, fue en un estadio ol¨ªmpico, con las gradas repletas, ante la mirada televisada de todo el planeta. Fue en la ceremonia de apertura de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona 1992. Aquel d¨ªa Pertegaz la visti¨® como Dama del Paraguas. ?Yo estaba sola, en el escenario, con todos los atletas del mundo ante m¨ª, cuando la antorcha hizo su entrada en el estadio?. No todos los cap¨ªtulos de sus memorias son tan amables. ?Hay incidentes que a veces prefieres no recordar, pero me gusta pensar que cada obst¨¢culo es una lecci¨®n. Las rosas necesitan espinas para crecer. Los desaf¨ªos me han hecho florecer con m¨¢s fuerza?. Todav¨ªa brilla. ?La belleza es perenne. A¨²n tengo muchas historias que contar?, advierte. ?Quiz¨¢ por eso sigo caminando con las musas?.
* Para leer la historia completa de Anna y Pat Cleveland desc¨¢rgate gratuitamente la app de S Moda en Kiosko y m¨¢s, Apple Store o Google Play.
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