Vanessa Paradis: ?No me considero la perfecta chica francesa. No hay nada perfecto?
Vuelve a la m¨²sica tras cinco a?os de par¨®n. Hablamos con ella sobre sus inicios, c¨®mo es colaborar con su nuevo marido, el escritor Samuel Benchetrit, sus recuerdos de Serge Gainsbourg y su hija Lily-Rose Depp.
Volver al mundo de la m¨²sica despu¨¦s de un par¨®n de cinco a?os y lograr que tu nuevo trabajo triunfe por igual entre cr¨ªticos y seguidores no es una labor sencilla. Salvo si eres Vanessa Paradis (Saint-Maur-des-Foss¨¦s, Francia, 1972) y traes bajo el brazo un disco grabado a fuego lento, en la intimidad de un estudio de Los ?ngeles, donde cada canci¨®n desprende la magia y el chic bohemio que encarnas desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas. Este idilio divino (t¨ªtulo de uno de sus temas m¨¢s famosos) entre artista, fans y expertos dio comienzo en 1987, cuando encabez¨® las listas de ventas europeas con su c¨¦lebre Joe le taxi, y contin¨²a en su ¨²ltimo trabajo, Les Sources. Iba a presentar este ¨¢lbum el pasado octubre en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid y en la Sala Barts de Barcelona, pero la gira sufri¨® un aplazamiento de ¨²ltima hora, aunque la artista espera volver pronto a los escenarios espa?oles. ?Mi carrera profesional me ha hecho muy feliz. Ha estado llena de grandes momentos y encuentros. Me siento sorprendida, afortunada y dichosa al ver que la gente sigue viniendo a verme. Es una suerte poder trabajar en algo que me gusta tanto como la m¨²sica. Echo la vista atr¨¢s y me impresiona lo que he logrado y con qui¨¦n lo he hecho. El balance de estos a?os es muy bueno?, explica la solista.
Lo ten¨ªa muy claro desde ni?a: quer¨ªa ser artista. Un gusto por la m¨²sica y la interpretaci¨®n que empez¨® a pulir, con solo cinco a?os, gracias a unas precoces clases de piano y danza. Recuerda que los musicales de la Metro-Goldwyn-Mayer ¨CEl mago de Oz, Cantando bajo la lluvia o Un americano en Par¨ªs¨C jugaron un papel determinante en el desarrollo de su sensibilidad creativa. ?Son mis primeros amores vinculados con el arte y nunca me han abandonado. Todav¨ªa hoy se me siguen poniendo los pelos de punta cuando veo alguna de aquellas pel¨ªculas?, confiesa. Quiz¨¢, por eso, el destino ha querido que grabe Les Sources (una palabra que en franc¨¦s significa manantial, procedencia o fuente) a pocos kil¨®metros de los escenarios que un d¨ªa la llevaron a so?ar con seguir los pasos y piruetas de las estrellas m¨¢s brillantes de Hollywood.
Es como una vuelta a sus or¨ªgenes a trav¨¦s de unos temas creados rodeada de sus seres m¨¢s queridos. ?Mis hijos viven en Los ?ngeles. Quer¨ªa estar cerca de ellos durante este proceso creativo. El hecho de que ya sean mayores y no les apetezca pasar mucho tiempo con su madre me permiti¨® estar totalmente inmersa en mi ¨²ltimo ¨¢lbum. Trabajaba durante el d¨ªa y por la noche y luego, cuando volv¨ªa a casa, segu¨ªa con las canciones. Al estar lejos del resto de la familia y amigos de Francia ten¨ªa pocas distracciones y pod¨ªa reflexionar sobre lo que quer¨ªa hacer, concentrarme. Me he tomado el tiempo de grabar este disco sin prisas; todo un lujo hoy d¨ªa?, afirma.
Su proceso creativo, una vez m¨¢s, vuelve a estar vinculado a su coraz¨®n. Y es que, tras grabar en 1992 Vanessa Paradis, junto a un jovenc¨ªsimo Lenny Kravitz ¨Cquien lleg¨® a reconocer tras su ruptura sentimental que la artista era ?la mujer perfecta? pero que hab¨ªa llegado en un mal momento¨C o Love Songs, en 2013, con Benjamin Biolay, exmarido de Chiara Mastroianni, la cantante ha contado para su s¨¦ptimo ¨¢lbum con la ayuda de su reci¨¦n estrenado esposo, Samuel Benchetrit. Conoci¨® al escritor, actor, guionista y director durante el rodaje de Chien (2017) y le dio el ?S¨ª, quiero? en una ceremonia privada, en junio de 2018. ?Pese a que el trabajo entre nosotros ha sido muy personal, las canciones hablan de sentimientos generales que todos tenemos: los sue?os, el amor, la naturaleza, la imaginaci¨®n, los problemas de la sociedad¡ No tengo la sensaci¨®n de desvelar cosas demasiado ¨ªntimas. Es verdad que hay canciones de amor, pero esas son precisamente las primeras que queremos compartir con el p¨²blico. Son las que m¨¢s hablan y transmiten a los dem¨¢s. La m¨²sica est¨¢ hecha precisamente para eso, para compartir, hacer sentir bien a la gente, ayudarla a pensar, curar heridas o estar menos sola?, comenta la cantante.
El par¨®n de cinco a?os sobre los escenarios le ha permitido retomar otra de sus pasiones: el cine. Hasta el punto de que, en este tiempo, ha grabado nueve pel¨ªculas. Entre ellas Aprendiz de gigol¨®, junto a Woody Allen, o La daga en el coraz¨®n, de Yann Gonzalez. ?He estado dedicada a mi carrera como actriz. No pod¨ªa centrarme en la m¨²sica. Se tarda mucho en hacer un disco. Es necesario tener tiempo para componer y reescribir; y esta vez, quer¨ªa hacer un ¨¢lbum pausado, luminoso y artesanal?, aclara la artista al recordar su voluntad de grabar un disco a medio camino entre la elegancia de la chanson fran?aise y el encanto del soul de los setenta.
Formo parte del paisaje franc¨¦s, te guste o no lo que hago
Paradis le quita peso a su estatus de icono de estilo. ?No me considero la perfecta chica francesa. No hay nada perfecto?, sostiene. A la vez, admite que es consciente de que muchos ven en ella la personificaci¨®n del chic: ?Formo parte del paisaje franc¨¦s, te guste o no lo que hago. Siempre he estado ah¨ª de una forma u otra?. Quiz¨¢ se debe a ese sentido del gusto innato para la mezcla que lleva paseando, desde hace tres d¨¦cadas, por los escenarios de todo el mundo, las alfombras rojas m¨¢s prestigiosas del cine y los front rows de las grandes casas de moda. Un universo, este ¨²ltimo, en el que entr¨® por la puerta grande en 1991 cuando Chanel la encerr¨® en una jaula de oro con un trapecio en el anuncio del perfume Coco.
Sigue colaborando con la maison por la amistad que la un¨ªa al desaparecido dise?ador Karl Lagerfeld. Y, curiosamente, ahora su hija Lily-Rose Depp, fruto de la relaci¨®n que mantuvo durante 14 a?os con el actor Johnny Depp, se ha convertido en su sucesora: ?Mi hija es actriz y modelo, pero sobre todo actriz. Es muy buena, trabaja una barbaridad. Tiene un talento natural y un don incre¨ªble, adem¨¢s de una gran belleza y fotogenia. Desde el principio me di cuenta de que estaba hecha para esta profesi¨®n?.
Lily-Rose trabaja desde los 16 a?os y ya ha participado en grandes producciones junto a Natalie Portman, Louis Garrel, Justin Long o Laetitia Casta. Su madre observa orgullosa esta carrera mete¨®rica, aunque con el temor de verla padecer los efectos de una precoz sobrexposici¨®n medi¨¢tica, como ocurri¨® el pasado verano cuando los paparazzi retrataron su romance con el actor Timoth¨¦e Chalamet. ?Yo tambi¨¦n empec¨¦ muy joven. Estoy, por lo tanto, mal posicionada para negarle su sue?o. En estos a?os, me he dado cuenta de lo mucho que le gusta su trabajo. Me da miedo que pueda sufrir, pero hay que confiar en nuestros hijos; acompa?arlos hasta donde lo deseen. No me arrepiento de haber dejado que lo haga?, confiesa la artista.
?No hablo como madre, sino como actriz. Me emociona verla brillar en la gran pantalla. Me dar¨ªa pena ver que no es buena, pero no es el caso?, a?ade, consciente de la suerte que tanto ella como su primog¨¦nita han tenido al trabajar desde sus inicios con grandes profesionales. ?En su caso? Jean-Claude Brisseau (Boda blanca, 1989), Patrice Leconte (La chica del puente, 1998), Pascal Chaumeil (Los seductores, 2010) o Serge Gainsbourg, quien escribi¨® para ella todas las canciones del disco Variations sur le m¨ºme t¡¯aime. ?Fue un honor poder trabajar durante unos meses con Gainsbourg. Conocerle, re¨ªr juntos y cantar sus textos. Yo ten¨ªa 17 a?os y era muy t¨ªmida. No pude decirle todo lo que le hubiera dicho con la madurez de hoy, pero guardo grandes recuerdos y sigo pensando en la suerte que tuve. Escribi¨® una docena de canciones solo para m¨ª y sigo cant¨¢ndolas. Me dio grandes consejos: me anim¨® a no tener miedo de ser quien soy y a tener confianza en m¨ª misma?, recuerda la cantante.
Me da miedo que Lily-Rose pueda sufrir, pero hay que confiar en nuestros hijos; acompa?arlos hasta donde lo deseen. No me arrepiento de haber dejado que se dedique al cine
Paradis admite que en sus inicios sinti¨® mucha inseguridad porque no estaba c¨®moda con su timbre de voz: ?Es complicado escucharse. A todo el mundo le pasa. Siempre hay una gran diferencia entre la voz que o¨ªmos y la que suena en nuestra cabeza. Cuando empec¨¦ a actuar estaba en plena evoluci¨®n, ten¨ªa 14 a?os, era demasiado aguda. Hab¨ªa aprendido a cantar sola, no ten¨ªa t¨¦cnica. Cantaba mucho en casa, pero nunca hab¨ªa ido a clases?. Poco a poco, logr¨® conocer su instrumento, modelarlo a su antojo. ?Al principio cantaba muy suave. En el segundo disco ten¨ªa ganas de demostrar que ten¨ªa una buena voz y decid¨ª hacerlo con m¨¢s fuerza, pero no era bonito, no sonaba bien y, sobre todo, no era yo. Luego ya fui a clases y aprend¨ª t¨¦cnicas que me ayudaron mucho?, relata entre risas.
Atr¨¢s quedaron esas inseguridades. Basta con verla actuar para darse cuenta del poder que tiene sobre su p¨²blico. ?Llevo a?os cantando mis grandes ¨¦xitos. Son temas que hablan por s¨ª solos a la gente. Cuando vienen a verme, me escuchan, pero tambi¨¦n viajan en el tiempo hasta alg¨²n momento de su vida en el que esa canci¨®n fue importante. Est¨¢n ligadas a instantes personales. Todos estamos marcados por nuestro pasado, por la nostalgia. Las canciones nos acompa?an a lo largo de la vida, durante un verano, un viaje¡ Me hacen part¨ªcipe de un viaje en el tiempo donde se reencuentran con su pasado?.
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