Bruja: la verdadera historia del insulto mis¨®gino que se arroja a las mujeres inc¨®modas
Desde Zugarramurdi al diputado de Vox pasando por Hillary Clinton, ¡°bruja¡± lleva siglos utiliz¨¢ndose como injuria, aunque el feminismo lo intenta resignificar
?Bruja, m¨¢s que bruja! Es el t¨ªtulo de una de las pel¨ªculas m¨¢s raras de Fernando Fern¨¢n G¨®mez, una zarzuela noir en la que Mary Santpere interpreta a la bruja embustera en un pueblo de la Espa?a profunda. Y ¡°bruja¡± es tambi¨¦n un insulto mis¨®gino (como lo es ¡°hist¨¦rica¡±) de largu¨ªsimo recorrido que sigue vigente, a juzgar por lo que ocurri¨® esta semana en el Congreso.
Se debat¨ªa una moci¨®n para penalizar el acoso a mujeres que van a abortar a cl¨ªnicas especializadas, y el diputado de Vox Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez Garc¨ªa, juez en excedencia, llam¨® ¡°bruja¡± hasta tres veces a la diputada socialista Laura Berja. S¨¢nchez se neg¨® a corregir el insulto y por eso fue expulsado del hemiciclo, aunque m¨¢s tarde el portavoz de su grupo, Iv¨¢n Espinosa de los Monteros, s¨ª pidi¨® la retirada de la palabra del acta. En su turno de intervenci¨®n, ??igo Errej¨®n, de M¨¢s Pa¨ªs, le ech¨® un guante a la insultada: ¡°Que te llame bruja un inquisidor es un orgullo, compa?era¡±. Al d¨ªa siguiente, tambi¨¦n en sede parlamentaria, otro diputado de Vox, Juan Carlos Segura, asegur¨® que ?la brujer¨ªa en Espa?a no es delito desde hace 200 a?os?, y por tanto no deber¨ªa contar como insulto. Argumento sorprendente, porque la mayor¨ªa de insultos, ?tonto?, por ejemplo, tampoco remiten a delitos.
Nada sorprende de este rifirrafe. Ni constatar una vez m¨¢s que la ultraderecha sabe lo que tiene que hacer para tener espacio en los medios, ni que la palabra ¡°bruja¡± se siga usando para atacar a las mujeres. Incluso si llevamos a?os oyendo eso de ¡°Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar¡± en las manifestaciones feministas ¨Cayer pronunciaron la frase tambi¨¦n Pilar Vallugera, de ERC, y Sof¨ªa Casta?¨®n, de Unidas Podemos, en el Congreso¨C, tanto que hasta se hacen memes ir¨®nicos al respecto. Del tipo: en realidad, tu abuela pensaba que los pitufos eran sat¨¢nicos.
¡°Bruja¡±, explica la fil¨®loga y rastreadora de la lengua Lola Pons, profesora en la Universidad de Sevilla, tiene un origen prerromano, no latino, y antes de escribirse con jota se escribi¨® con x: bruxa. Ya los primeros diccionarios del castellano, como el Diccionario de autoridades, de 1726, daban como un significado de la palabra el de ¡°p¨¢jaro nocturno, similar a la lechuza¡±, con unas capacidades peligros¨ªsimas: ¡°Vuela de noche y tiene el instinto de chupar a los ni?os que maman¡±. Curioso ese apunte antimaternal, que entronca con el diputado de Vox llamando ¡°bruja¡± a una diputada que defend¨ªa a las mujeres que ejercen el derecho al aborto.
¡°En ese mismo diccionario ¨Ca?ade Pons¨C tambi¨¦n se define ¡®bruja¡¯ como mujer perversa que se emplea en hacer hechizos y otras maldades con pacto del demonio y se cree que vuela de noche¡±. ¡°Bruja¡± pas¨® pronto de ser un calificativo para ciertas mujeres a las que se tem¨ªa para convertirse en un insulto. Ya en los siglos XVI y XVI, apunta Pons, la palabra estaba tipificada como una injuria. En el Diccionario de injurias que compilaron dos profesores de la Universidad de Navarra, Cristina Tabernero y Jes¨²s Usun¨¢riz, se recogen casos de personas que fueron a juicio en Navarra por llamar a una mujer ¡°bruja, bruja vieja, pariente de bruja, bruja probada o linaje de brujas¡±.
En la actualidad, el diccionario de la RAE tambi¨¦n incluye los usos coloquiales de la palabra para referirse a una ¡°mujer malvada¡± o a una ¡°mujer de aspecto repulsivo¡±. Aunque ¡°bruja¡± a¨²n circula como insulto mis¨®gino (a Hillary Clinton, las fuerzas de la derecha m¨¢s reaccionaria la bautizaron como ¡°la bruja malvada de la izquierda¡±), el feminismo lleva a?os reivindicando la idea de la bruja y la misma palabra ¡°bruja¡± como una figura de subversi¨®n antipatriarcal. La ensayista suiza Mona Chollet, por ejemplo, explicaba en su libro Brujas (Ediciones B) que esta figura ¡°encara a la mujer liberada de todas las limitaciones¡± y es por tanto ¡°un ideal hacia el que tender, alguien que muestra el camino¡±. Durante la caza de brujas, no solo las curanderas o sanadoras pod¨ªan ser acusadas de brujas, tambi¨¦n cualquier otra mujer que supusiera un problema, explicaba Chollet a Jacinto Ant¨®n en 2019. ¡°Siempre hacen falta chivos expiatorios y ellas eran buenas candidatas (¡) B¨¢sicamente se persigue? a las que llaman la atenci¨®n las que escapan del control masculino, lo que se percibe como una amenaza social¡±. En su libro, Chollet traza la l¨ªnea desde las persecuciones de la Edad Media y de principios de la Edad Moderna (los juicios a brujas ocurrieron sobre todo en el Renacimiento, la ¨¦poca que se asocia con la ciencia, el arte y el progreso) hasta los grupos feministas que se espejan en ese modelo, como las WITCH (siglas en ingl¨¦s de Women¡¯s International Terrorist Conspiracy from Hell, o sea Conspiraci¨®n Internacional del Infierno de Mujeres Terroristas), que surgi¨® en los sesenta como un grup¨²sculo dentro del movimiento de liberaci¨®n femenina. En los ¨²ltimos a?os, el feminismo mainstream ha utilizado la figura de la bruja de manera muy frecuente para invocar una sabidur¨ªa de ra¨ªz femenina, generada y transmitida al margen de los canales del poder patriarcal.
Como tristemente han demostrado el caso Samuel Luiz y la reciente manifestaci¨®n fascista y hom¨®foba en las calles de Chueca, no basta con que un colectivo quiera reapropiarse de un t¨¦rmino ¨Cmaric¨®n, por parte de grupos LGBTQ, bruja, desde el feminismo¨C para que esa palabra deje de funcionar como un insulto. Querer resignificarla no desactiva del todo su potencial hiriente, porque siempre habr¨¢ gente que seguir¨¢ utiliz¨¢ndola como ataque y el resto de hablantes lo entender¨¢n as¨ª.
A la periodista y escritora Gemma Ruiz, redactora jefa de los servicios informativos de TV3 y gran conocedora de la historia de la brujer¨ªa, sobre todo en Catalu?a ¨Cel tema estar¨¢ presente en su pr¨®xima novela¨C, le parece que la intervenci¨®n del diputado de Vox puede, a la postre, servir para recordar hasta qu¨¦ punto llamar ¡°brujas¡± a las mujeres conecta con un pasado atroz. ¡°Que este hombre diga ¡®bruja¡¯ en sede parlamentaria te lleva a todo el sustrato que a¨²n estamos pagando. La persecuci¨®n a las brujas se ha folclorizado desde el momento en que la figura de la bruja entra en los cuentos infantiles con la escoba y la verruga, pero lo que ocurri¨® con las mujeres acusadas de brujer¨ªa fue un genocidio, uno de los grandes genocidios que ha habido en Europa. Creo que de igual manera que se dice que los afroamericanos arrastran la memoria del esclavismo, nosotros cargamos con todo esto¡±.
Las brujas, se?ala Ruiz, sol¨ªan ser mujeres mayores, de unos 50 a?os, solas o viudas o que no segu¨ªan un patr¨®n familiar habitual, y pobres ¡°y por tanto, mucho m¨¢s vulnerables¡±. Adem¨¢s, dice, a menudo eran ellas quienes se ocupaban de la salud reproductiva. ¡°Asist¨ªan los partos y los abortos, que muchas veces no eran deseados sino que se recurr¨ªa a ellos para evitar que acusasen a las mujeres de parir hijos ileg¨ªtimos, y el patriarcado siempre ha llevado mal que seamos due?as de nuestro proceso reproductivo¡±.
Antes de convertirse en una muletilla de los defensores de la incorrecci¨®n pol¨ªtica, que usan la expresi¨®n ¡°caza de brujas¡± para referirse a todo lo que consideran una injusticia neopuritana, las cazas de brujas fueron algo muy real, un proceso que va desde el siglo XIV hasta el XVII y que se intensific¨® en 1844 cuando el Papa Inocencio VIII decret¨® una bula papal en torno a las brujas, a petici¨®n del inquisidor alem¨¢n Heinrich Kramer. El propio Kamer fue autor de un escrito titulado Malleus Malleficarum (Martillo de brujas) con el que se dio carta blanca a la persecuci¨®n y en muchos casos eliminaci¨®n de aquellas mujeres que se apartaban de la norma. Seg¨²n los inquisidores, los poderes de las mujeres sanadoras, por ejemplo, no proven¨ªan de su conocimiento de la naturaleza sino de haber cometido actos sexuales con el diablo. Incluso si esas mujeres actuaban de manera racional, era porque ejerc¨ªan de instrumentos de Lucifer. A partir del siglo XVI, la brujer¨ªa se considera un crimen exceptum, un delito distinto a todos los dem¨¢s que conlleva casi siempre torturas y muerte. En Espa?a, el caso m¨¢s famoso fue el de las brujas de Zugarramurdi, que llev¨® al cine ?lex de la Iglesia. Ocurri¨® en 1610, cuando un tribunal de la Santa Inquisici¨®n en Logro?o sentenci¨® a 29 personas, hombres y mujeres, por brujer¨ªa. A 18 se las absolvi¨® (reconcili¨®, en la jerga de la Inquisici¨®n) porque dijeron arrepentirse, pero el resto ardieron en la pira. Seis ya muertas porque se las hab¨ªa aniquilado antes y cinco ardieron vivas.
El se?alamiento era una parte importante del proceso, ya que los inquisidores animaban a hombres y mujeres a delatar a cualquier mujer de la que sospecharan que ejerc¨ªa la brujer¨ªa. Y, eso, de hecho, fue una de las razones por las que se puso fin al proceso, porque las acusaciones hab¨ªan llegado demasiado lejos y se hab¨ªa llegado a apuntar a familiares de inquisidores como brujas, por lo que interes¨® desacreditar esas delaciones. Para entonces, sin embargo, ¡°bruja¡± ya estaba incorporado plenamente al l¨¦xico com¨²n, una palabra lista para ser arrojada a cualquier mujer inc¨®moda que ha llegado, con distintas connotaciones, pero esencialmente intacta hasta el siglo XXI. Brujas, m¨¢s que brujas.
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