Carme Valls: ?Despreciar en la consulta el dolor de una paciente es violencia de g¨¦nero?
Entrevistamos a la especialista en endocrinolog¨ªa y medicina con perspectiva de g¨¦nero con motivo de la reedici¨®n de su libro.
La ciencia m¨¦dica tambi¨¦n entiende de machismo y de invisibilizar el cuerpo y las enfermedades de las mujeres. Carme Valls es m¨¦dica especializada en endocrinolog¨ªa y medicina con perspectiva de g¨¦nero. Como ella misma dice: ?hace cuarenta a?os que soy m¨¦dico, pero solo unos pocos m¨¦dica?. En medicina no hay formaci¨®n espec¨ªfica de g¨¦nero, ni de diferencia sexual, cosa que considera imprescindible. Dirige el programa ?Mujer, Salud y Calidad de Vida? en el Centro de An¨¢lisis y Programas Sanitarios (CAPS), del que es miembro desde 1983 y vicepresidenta. Ahora reedita y actualiza en Capit¨¢n Swing Mujeres invisibles para la medicina.
?En qu¨¦ aspectos concretos las mujeres son invisibles para la medicina?
En los trabajos de investigaci¨®n que no diferencian los datos por sexo, o no incluyen mujeres en los trabajos, y en que no se atiende con ciencia suficiente la morbilidad diferencial, las patolog¨ªas cr¨®nicas y carencias que son de predominio entre mujeres.
La ciencia ha estudiado solo el cuerpo del hombre, ?c¨®mo se nos trata entonces a nosotras?
Creyendo que la evoluci¨®n de las enfermedades o los tratamientos que se aplican tienen el mismo efecto en mujeres y hombres cuando pueden ser diferentes. Las mujeres tienen iguales derechos que los hombres, y el derecho a la salud implica que sean diagnosticadas y tratadas seg¨²n sus diferencias. Falta incorporar la ciencia de las diferencias en las asignaturas troncales de las ciencias de la salud.
A las mujeres se nos receta m¨¢s ansiol¨ªticos que a los hombres, ?a qu¨¦ se debe?
A que en las demandas de las mujeres en asistencia sanitaria, el cansancio o el dolor en alguna parte del cuerpo se atribuyen a ansiedad o depresi¨®n, antes que realizar un proceso diagn¨®stico y buscar las causas de sus problemas.
?Por qu¨¦ tantas mujeres necesitan ansiol¨ªticos para vivir? ?Es un problema personal o colectivo?
Las mujeres han de vivir muchas veces ejerciendo m¨²ltiples trabajos y cuidados de los miembros de la familia, de las personas mayores y enfermas. Vivir en una sociedad androc¨¦ntrica y patriarcal, que culturalmente la hace culpable de casi todos los problemas, aumenta su ansiedad. Pero son las condiciones sociales y los estereotipos de g¨¦nero, que la hacen sentir siempre poco valoradas, las que producen la ansiedad. Las pastillas no pueden resolver un problema psicosocial.
?Menos Prozac y m¨¢s sindicatos?, le¨ªa en una pancarta en el 8M. ?C¨®mo nos afecta la explotaci¨®n laboral?
Las condiciones laborales con salarios m¨¢s bajos, trabajos m¨¢s precarios y graves dificultades para ascender en las carreras profesionales y romper el techo de cristal afectan a la salud de las mujeres. Por ello, el cartel quer¨ªa significar que menos antidepresivos, y m¨¢s lucha sindical para que las condiciones de trabajo de las mujeres sean iguales a las de los hombres.
Y las dobles jornadas laborales (casa y trabajo) pueden derivar en hipertensi¨®n y alteraciones del ritmo cardiaco. ?El machismo nos mata de muchas maneras?
Los estudios de Marian Frankenhauser y Ulf Lundberg, investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) demostraron que la doble jornada, que para muchas mujeres se inicia a las seis o siete de la tarde al volver a sus casas, implica un incremento de las hormonas adrenalina, noradrenalina y cortisol, que pueden producir taquicardias e hipertensi¨®n y alterar el ritmo del sue?o.
Te preguntas en el libro c¨®mo es posible que siendo las mujeres la mitad de la poblaci¨®n la ciencia haya podido olvidarnos, pero, en cambio, medicaliza casi todas las etapas de nuestra vida. ?A qu¨¦ responde esta contradicci¨®n?
Es una mala ciencia la que no diferencie por sexos, y por diferencias intrasexos, pero si no se construye con nuevas investigaciones la ciencia de la diferencia es f¨¢cil que dominen en la mente de los profesionales de la sanidad los estereotipos de g¨¦nero, que consideren inferior, poco interesante y poco valorable lo que les ocurre a las mujeres, pero en cambio es necesario controlarlas. De la necesidad de controlar, en lugar de asistir bien, nace la ra¨ªz de la medicalizaci¨®n.
Una de las medicalizaciones m¨¢s flagrantes es la del parto. Hemos pasado de parir solas (con toallas y agua caliente) al potro, oxitocina, las inducciones, episiotom¨ªa o la prohibici¨®n de andar. ?Qu¨¦ ha pasado por el camino?
Que se ha controlado a las mujeres, en lugar de acompa?arlas en uno de los momentos m¨¢s gratificantes de la vida, sin dejarlas ser protagonistas de este momento. Por suerte, asociaciones de mujeres como El Parto es Nuestro han conseguido que se respeten las condiciones del parto sin agresiones en los hospitales p¨²blicos, para que no se realicen por sistema estas pr¨¢cticas.
?Por qu¨¦ nos sometemos y no decimos ¡°no¡± a los m¨¦dicos? ?Por falta de informaci¨®n, por miedo a la autoridad moral que es el m¨¦dico, por desconocimiento de nuestros derechos?
Por todo a la vez. La informaci¨®n es imprescindible, y en el libro intento darla. Las mujeres han de aprender a conocerse a s¨ª mismas, y a mantener sus s¨ªntomas, sabiendo de antemano que no siempre podr¨¢n encontrar respuesta a todos sus problemas, pero no aceptando un sedante por respuesta. Tiene el mismo derecho que un hombre a que se la investigue y la trate con la m¨¢xima ciencia posible.
?La violencia obst¨¦trica es violencia de g¨¦nero?
Indiscutiblemente, s¨ª. La violencia dentro del acto m¨¦dico, que es una relaci¨®n de poder, implica que a veces no se informa, ni se escucha bien, ni se dan opciones para las exploraciones y los tratamientos. Despreciar a la persona que se atiende y victimizarla es una forma m¨¢s de violencia de g¨¦nero.
?La violencia machista sigue siendo algo privado? ?C¨®mo act¨²a el sistema p¨²blico de salud para frenarla? ?Qu¨¦ recursos faltan?
La Ley contra la Violencia de G¨¦nero, preparada por a?os de luchas feministas para hacer visible la violencia machista, ya no permite que se considere un problema privado. Se considera un problema de salud p¨²blica, y las y los profesionales de atenci¨®n primaria han recibido formaci¨®n para atenderla, aunque a¨²n falta m¨¢s formaci¨®n y m¨¢s recursos para dar soporte a las mujeres que han decidido abandonar al maltratador (casas o pisos de acogida, formaci¨®n para acceder a nuevos trabajos, atenci¨®n a los hijos e hijas, etc.).
?Qu¨¦ enfermedades tienen las mujeres fruto de una sociedad patriarcal? ?Por qu¨¦?
La salud mental es agredida desde el momento del nacimiento al considerarlas inferiores y de poco valor, y al mantener unos determinados c¨¢nones de belleza, al gusto de algunos hombres, se producen casos de anorexia y bulimia, desde la adolescencia, o exceso de intervenciones de cirug¨ªa est¨¦tica, una industria floreciente. En mi opini¨®n es tambi¨¦n consecuencia de la sociedad patriarcal, que no se tenga en cuenta la morbilidad diferencial y todav¨ªa no podamos atender de forma eficaz las enfermedades que producen dolor cr¨®nico.
?C¨®mo se puede hacer promoci¨®n de la salud desde una perspectiva de g¨¦nero?
No imponiendo m¨¢s obligaciones a las mujeres que han pasado toda su vida trabajando para otros. He acabado el libro invitando a las mujeres a recuperar el deseo y la voluntad y los peque?os espacios de libertad para realizarlos. Las invito a realizar un renacimiento personal, al estilo del realizado por Mar¨ªa Zambrano y crear redes de mujeres sensuales y sensitivas, que permitan empezar a tener, a pesar de las dificultades y de las invisibilidades de la ciencia, una salud para disfrutar.
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