Por qu¨¦ la pregunta m¨¢s importante sobre el ¡®caso Alc¨¤sser¡¯ nunca se ha llegado a contestar
Hablar hasta la saciedad de los hechos escabrosos impide pensar el verdadero problema de fondo. La estudiosa vasca Nerea Barjola da con claves que nadie m¨¢s ha analizado.
El caso Alc¨¤sser sigue siendo, treinta a?os despu¨¦s, un asunto de Estado con enorme importancia pol¨ªtica, pero no porque, como se se?alara en su d¨ªa y sin pruebas, detr¨¢s del crimen estuviesen figuras p¨²blicas relevantes, sino porque su tratamiento informativo fue un acontecimiento enormemente trascendente para todo el pa¨ªs, pero sobre todo para las mujeres.
Esto ¨²ltimo es lo que quer¨ªa probar la investigadora Nerea Barjola cuando empez¨® a escribir su tesis doctoral, hoy convertida en libro, ...
El caso Alc¨¤sser sigue siendo, treinta a?os despu¨¦s, un asunto de Estado con enorme importancia pol¨ªtica, pero no porque, como se se?alara en su d¨ªa y sin pruebas, detr¨¢s del crimen estuviesen figuras p¨²blicas relevantes, sino porque su tratamiento informativo fue un acontecimiento enormemente trascendente para todo el pa¨ªs, pero sobre todo para las mujeres.
Esto ¨²ltimo es lo que quer¨ªa probar la investigadora Nerea Barjola cuando empez¨® a escribir su tesis doctoral, hoy convertida en libro, Microf¨ªsica sexista del poder. El caso Alc¨¤sser y la construcci¨®n del terror sexual (Traficantes de Sue?os/ Virus Editorial, 2018). En este volumen, Barjola defiende que el tratamiento informativo que se da a noticias como la del asesinato de To?i, Miriam y Desir¨¦e es, fundamentalmente, una narrativa construida como ¡°un aviso aleccionador que castiga de forma cruda la conducta femenina¡±.
Esta clase de ¡°avisos aleccionadores¡± no son excepcionales. Barjola cuenta que se repiten peri¨®dicamente y suelen presentarse en ¨¦pocas en las que los derechos femeninos gozan de especial buena salud. La autora defiende que, por ejemplo, el relato de aquel desalmado apodado Jack el Destripador responde a esta finalidad ¡°divulgativa¡±. El Londres de finales de siglo fue un momento hist¨®rico en que las mujeres de clase media comenzaron a hablar p¨²blicamente sobre el peligro sexual y la pasi¨®n, un acto, sin duda, transgresor para una sociedad caracterizada por el decoro, las buenas costumbres y la represi¨®n sexual.?Jack el Destripador, cuya identidad nunca se lleg¨® a conocer, solo asesinaba a prostitutas y eso conten¨ªa un claro mensaje simb¨®lico: morir estranguladas era lo que podr¨ªa ocurrir a las mujeres si trasgred¨ªan las normas. Esto no lo dice solo Barjola. Antes lo afirm¨® la historiadora Judith Walkowitz, quien estudi¨® el caso en profundidad en La ciudad de las pasiones terribles.
El aviso aleccionador de Alc¨¤sser lleg¨®, seg¨²n esta investigadora, en un momento en el que las espa?olas hab¨ªan conseguido, tras casi dos d¨¦cadas de democracia, conquistar el espacio laboral, acceder al aborto y al divorcio, disfrutar de una nueva libertad sexual y hacer escuchar sus opiniones. El caso de Miriam, To?i y Desir¨¦e convirti¨® el autostop en una met¨¢fora represora: tomar el espacio publico, moverse y traspasar la frontera de la noche, trasladarse de un lugar a otro con la misma libertad que los hombres es una licencia que tiene sus consecuencias.
La narrativa del terror sexual: la historia interminable
Pero con Alc¨¤sser no se acab¨® la narrativa del terror sexual en Espa?a, por supuesto. La periodista Noem¨ª L¨®pez Trujillo hac¨ªa recuento el a?o pasado en un art¨ªculo titulado Una caperucita en cada generaci¨®n: ¡°Tras el caso de las ni?as de Alc¨¤sser en 1992, est¨¢ el de Roc¨ªo Wanninkhof?que sale de noche para ir a la feria y desaparece en 1999. Ten¨ªa 19 a?os y su crimen acaba relacionado con el de Sonia Carabantes, una joven de 17 a?os que desaparece en 2003 cuando regresaba a casa de noche. Ese a?o, Sandra Palo, de 22 a?os, desaparece tambi¨¦n cuando volv¨ªa a casa tras salir a tomar algo. En enero de 2009, Marta del Castillo, de 17 a?os, sali¨® a dar una vuelta y nunca m¨¢s regres¨®. En agosto de 2016, Diana Quer, de 18 a?os, desaparece cuando volv¨ªa a su domicilio tras salir de fiesta.?En diciembre de 2018, Laura Luelmo, de 26 a?os, desaparece al ir a correr como hac¨ªa habitualmente¡±.
Alc¨¤sser no es un hecho aislado. Y sin embargo, treinta a?os despu¨¦s, se sigue tratando como un ¡°suceso¡±.
?Cu¨¢l es la diferencia entre un suceso y una noticia? Las noticias se pueden clasificar bajo alguna de las secciones que forman parte de un medio de comunicaci¨®n ¨CInternacional, Nacional, Pol¨ªtica, Econom¨ªa, Deportes¨C porque la informaci¨®n que contienen forma parte de un sistema ordenado. El suceso, sin embargo, se considera un hecho casual en el que las pulsiones m¨¢s bajas del ser humano generan una tragedia para la que no existe otra explicaci¨®n que la sinraz¨®n. Hablar de sinraz¨®n y no de violencia de g¨¦nero es ¡°la forma de desactivar el problema pol¨ªticamente. La manera de no ponerle la etiqueta terrorismo patriarcal¡±, asegura Barjola. De esa manera, la violencia machista, como problema de Estado, no aparece por ninguna parte.
¡°Me niego a seguir nombrando las desapariciones sistem¨¢ticas de mujeres como algo meramente definitorio o descriptivo. La ecuaci¨®n es muy simple: las mujeres no?desaparecen, son obligadas a desaparecer. Hay que resignificar el crimen sexual de Alc¨¤sser y debemos hablar de una desaparici¨®n forzada. El t¨¦rmino desaparici¨®n forzada es un concepto jur¨ªdico que viene siendo utilizado para designar las atrocidades cometidas en reg¨ªmenes autoritarios. A mi entender es un t¨¦rmino perfectamente extrapolable para definir los secuestros, asesinatos y torturas que sistem¨¢ticamente sufren las mujeres¡±, dice la autora.
Treinta a?os despu¨¦s de Alc¨¤sser existe un consenso generalizado en torno a que el tratamiento medi¨¢tico del caso fue vergonzoso. El acercamiento morboso a los hechos, la publicaci¨®n de toda clase de detalles escabrosos contenidos en las autopsias, la permanente insinuaci¨®n de que ?si hubiesen tomado m¨¢s precauciones? las chicas podr¨ªan haber corrido otra suerte y la terrible exposici¨®n de los miembros de la familia de las v¨ªctimas al escrutinio p¨²blico causan estupor vistos con perspectiva.
Alc¨¤sser se cont¨® mal porque las v¨ªctimas, una vez m¨¢s, eran analizadas hasta la saciedad como posibles ¡°responsables¡± de su propia desgracia: desde c¨®mo iban vestidas hasta qui¨¦n era la m¨¢s guapa de las tres fueron hechos relevantes para los medios de aquella ¨¦poca. Las famosas intervenciones de Nieves Herrero y los desmanes del programa de Pepe Navarro est¨¢n presentes de forma constante en el libro de Barjola, pero el ejemplo extremo de la ret¨®rica del ¡°castigo¡± se materializa en un p¨¢rrafo del libro que Fernando Mart¨ªnez La¨ªnez escribi¨® sobre el caso en 1993: ¡°Ellas pudieron haber caminado un poco m¨¢s, les faltaba poco para llegar a la discoteca y sin embargo por no seguir andando otros diez minutos eligieron ponerse en manos de la suerte. Es una tendencia de las v¨ªctimas al m¨ªnimo esfuerzo (acortar por un descampado, fiarse de un desconocido, hacer autostop, menospreciar la nocturnidad) es lo que favorece la acci¨®n de los asesinos¡±.
Los medios de comunicaci¨®n de l¨ªnea editorial m¨¢s progresista y las cadenas p¨²blicas han incorporado en los ¨²ltimos tiempos protocolos para el correcto tratamiento de estas informaciones. Por ejemplo, las directrices para los profesionales de RTVE a este respecto son las siguientes:?1. Evitar modelos de mujer que lesionen su dignidad; 2. Respetar la identidad y el dolor de la v¨ªctima; 3. Identificar al agresor;?4. No confundir el morbo e inter¨¦s social; 5. Extremar la precauci¨®n en el uso de fuentes y datos; 6. Vigilar el uso de testimonios cercanos al agresor o a la v¨ªctima; 8. Controlar el uso de adjetivos y de t¨®picos; 9. Evitar el efecto?narcotizante; 10. Dar informaci¨®n ¨²til para las v¨ªctimas.
Alc¨¤sser sigue ocurriendo todos los d¨ªas
Pero, ?realmente se tratan mejor ahora este tipo de noticias en los medios? ¡°Ha habido un avance en la idea de que existe un machismo estructural, pero el esquema de Alc¨¤sser se reproduce constantemente. Muchos medios de comunicaci¨®n siguen construyendo el relato poniendo la responsabilidad sobre las mujeres¡±. Hace solo unos meses un medio de prestigio titulaba as¨ª un caso de violencia de g¨¦nero: La asesinada en Vinar¨°s fue descuartizada y enterrada por vestir ropa demasiado corta. Una semanas despu¨¦s su novio confes¨® ser el autor del crimen.
Barjola recuerda este otro titular reciente: Una mujer pierde una oreja en una salvaje agresi¨®n sexual en la Rambla. No la perdi¨®: se la cort¨® un hombre que la hab¨ªa violado.
Por otro lado, la autora critica que los asesinatos de mujeres aparecen muchas veces en los medios dentro de categor¨ªas fr¨ªvolas o que carecen de relevancia pol¨ªtica. ¡°Si no se etiqueta como violencia machista es porque no se quiere profundizar en la etiqueta¡±.
El tratamiento informativo de Alc¨¤sser fue determinante para la educaci¨®n sentimental y sexual de varias generaciones. Conmocion¨® al pa¨ªs. Pero sobre todo, conmocion¨® a las mujeres. Y para demostrarlo, entre otras cosas, Nerea Barjola entrevist¨® a decenas que rondaban la misma edad de las v¨ªctimas cuando el asesinato se convirti¨® en un espect¨¢culo medi¨¢tico. Algunas de las entrevistadas pertenec¨ªan al entorno de Miriam, To?i y Desir¨¦e, aunque la autora haya mezclado estas voces con el resto de participantes precisamente para no generar morbo.
Las conclusiones tras escuchar sus testimonios son estas: todas las entrevistadas recuerdan con especial nitidez la brutalidad de los detalles forenses del caso Alc¨¤sser.?La mayor¨ªa admite que despu¨¦s de la tragedia empez¨® a reflexionar sobre su forma de vestir y de estar en el mundo.?Para casi todas, el caso fue la primera gran narrativa sobre el peligro sexual que recuerdan: se materializ¨® ante ellas el ¡°hombre malo¡±, encarnado en Antonio Angl¨¦s, que pod¨ªa aparecer en cualquier lado en cualquier momento. La mayor¨ªa cuenta que los espacios que en otro momento hab¨ªan transitado con libertad, empezaron a ser zonas potencialmente peligrosas. Todas coinciden en que antes del incidente hacer autostop era una pr¨¢ctica de lo m¨¢s habitual y que a partir de aquello empezaron a sentirse culpables por hacerlo y a cambiar sus conductas. La mayor¨ªa se?ala que el crimen reforz¨® la protecci¨®n de los progenitores hacia las hijas y se ahond¨®, parad¨®jicamente, en el rol de hombre como protector.?Ahora ten¨ªan que volver a casa acompa?adas de alg¨²n chico.
Es decir: la narraci¨®n de Alc¨¤sser cumpli¨® a la perfecci¨®n su funci¨®n aleccionadora.
En Microf¨ªsica sexista del poder. El caso Alc¨¤sser y la construcci¨®n del terror sexual, Nerea Barjola recupera una an¨¦cdota protagonizada por la primera ministra de Israel, Golda Meir (que a su vez ella ley¨® en un art¨ªculo de Luc¨ªa Argos de 1993), que da algunas pistas sobre qu¨¦ significa exactamente eso de ¡°resignificar¡± esta clase de cr¨ªmenes.
Meir asisti¨® a una reuni¨®n de su Gobierno en la que sus colegas varones propon¨ªan un toque de queda a partir de las diez de la noche, ante el incremento de violaciones que registraba entonces el pa¨ªs. Pensativa durante algunos minutos, Golda se les encar¨®: ?Pero, ?qui¨¦n viola a qui¨¦n??. ?Los hombres a las mujeres?, le respondieron con naturalidad. As¨ª que ella propuso con naturalidad: ¡°Pues entonces, que se decrete toque de queda solo para los hombres a partir de las diez?.