¡®Efecto Pence¡¯: ?Evitan los hombres a las mujeres en el trabajo?
Se est¨¢ empezando a gestar una reacci¨®n contraria al MeToo que los analistas han bautizado con el apellido del vicepresidente de EEUU, conocido por evitar las relaciones laborales con mujeres.
Este art¨ªculo tambi¨¦n se podr¨ªa titular a lo Stieg Larsson, el escritor de Millenium, como ¡°los hombres que ten¨ªan miedo a las mujeres¡±. Porque de eso se trata. M¨¢s de un a?o despu¨¦s del movimiento MeToo, se est¨¢ empezando a gestar una reacci¨®n contraria a la que los analistas han bautizado como ¡®Efecto Pence¡¯.
El ¡®efecto Pence¡¯ recibe su nombre del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence. Aqu¨ª es poco conocido, eclipsado como est¨¢ por ese foco de noticias anaranjado llamado Donald Trump, pero en Estados Unidos, claro, es un personaje respetado y respetable, especialmente entre los creyentes. En marzo de 2017, en un reportaje sobre la mujer de Pence, Karen, se afirmaba lo siguiente: ¡°Nunca cena con una mujer que no sea su esposa¡±. Su ejemplo, el de reducir el contacto con las mujeres a su relaci¨®n sentimental y evitarla en lo laboral, parece estar extendi¨¦ndose a otros ¨¢mbitos.
La primera en dar la voz de alarma y poner nombre al fen¨®meno ha sido la cadena econ¨®mica Bloomberg. Su art¨ªculo se iniciaba con una especie de instrucciones con redacci¨®n de tablas de la ley del ¡°evitar a las mujeres a cualquier precio¡± realmente espeluznante: ¡°No cenes con colegas. No te sientes a su lado en los aviones. Reserva habitaciones de hotel en diferentes pisos. Evita las reuniones individuales¡±. Despu¨¦s se desarrollaban m¨¢s pr¨¢cticas para evitar el contacto femenino: mantener las reuniones siempre con la puerta abierta, nunca con mujeres menores de 35 a?os, lo m¨¢s alejado posible en el ascensor¡ El reportaje se centraba en el mundo de Wall Street en el que, precisamente, no abundan las mujeres y, por lo tanto, se corre el riesgo de que las pocas que hay desaparezcan, convirti¨¦ndose en un club ¡°solo para chicos¡±. La paranoia de que puedan ser denunciados por acoso sexual parece extenderse por todo el distrito financiero, tal y como revelaban las entrevistas con hasta 30 altos ejecutivos.
La pregunta, claro est¨¢, es si ocurre lo mismo en Espa?a. Sara Navarro, presidenta de Asociaci¨®n Madrile?a de Mujeres Directivas y Empresarias (AMMDE), cree que no: ¡°Desde AMMDE no hemos detectado las actitudes y comportamientos a los que hace referencia el art¨ªculo de Bloomberg. No hay m¨¢s que recordar el apoyo masivo de los hombres en la manifestaci¨®n del 8M de este a?o¡±. Marta Bona, presidenta de la Asociaci¨®n Nacional de Mujeres Emprendedoras y Aut¨®nomas opina lo contrario, y cree que no es algo achacable al MeToo, sino una pr¨¢ctica habitual en muchos empleos. Basa su argumento en su propia experiencia personal cuando trabajaba por cuenta ajena: ¡°Cuando hab¨ªa gente en la oficina, mi jefe abr¨ªa la puerta si yo la cerraba, las conversaciones con ¨¦l acababan siendo p¨²blicas porque repet¨ªa en voz alta lo que yo le dec¨ªa en privado para que lo oyese toda la oficina¡±.
Para Navarro, con la pol¨¦mica se corre el riesgo de perder el foco sobre un asunto que, en su opini¨®n es capital: ¡°Se pierde el mensaje m¨¢s importante, que es el de que las empresas inclusivas y diversas son m¨¢s eficientes y productivas, y el de que las sociedades igualitarias son las que pueden dar lo mejor de s¨ª mismas¡±. M¨¢s que con el fen¨®meno del MeToo, Bona considera que los nuevos tipos de machismos tienen que ver con un cambio social: ¡°Los cargos directivos se est¨¢n igualando, al igual que los cargos pol¨ªticos y de responsabilidad, las carreras o profesiones feminizadas se est¨¢n convirtiendo en residuales y el hombre machista tiene miedo, se siente inseguro y muchas veces su respuesta es invasiva, agresiva e invalidante ante la mujer¡±.
?Y en el mundo del audiovisual? A fin de cuentas, por su repercusi¨®n y visibilidad, sin duda ha sido la zona cero del MeToo. En Estados Unidos pronto han surgido profesionales que se reconoc¨ªan como afectadas por el ¡®efecto Pence¡¯: guionistas que ten¨ªan problemas para reunirse con directivos para mostrarles sus ideas, por ejemplo. En Espa?a, seg¨²n Virginia Yag¨¹e, Vicepresidenta de la Asociaci¨®n de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA): ¡°No hemos detectado que se est¨¦ produciendo algo parecido. No nos consta¡±. Alega que, entre otras cosas, el tama?o de la industria audiovisual espa?ola es ¡°muy peque?a. No es comparable con todo el aparato que tienen all¨ª. Nuestra industria funciona con otros mimbres¡±. No es un motivo de orgullo, claro: el tama?o convierte en m¨¢s sangrante la escasa presencia de mujeres en puestos decisorios y directivos en el audiovisual espa?ol, recogido en los informes de CIMA, que tambi¨¦n convierten la comparaci¨®n en problem¨¢tica.
Sea como sea, los adscritos al ¡®efecto Pence¡¯ deber¨ªan tener en cuenta algunas de sus actitudes pues su pol¨ªtica de evitar a las mujeres puede tener efectos no calculados. Si el ¡®efecto Pence¡¯ es una contrarreacci¨®n al MeToo, a su vez se puede producir una reacci¨®n a la contrarreacci¨®n. Seg¨²n afirmaba Stephen Zweif, un abogado citado por Bloomberg, la extensi¨®n de estas pr¨¢cticas puede provocar un aluvi¨®n de denuncias por discriminaci¨®n sexual.
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