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?Gracias a mi mujer?: las esposas silenciadas que hicieron grandes a los genios de la literatura 'Hamnet', la ¨²ltima novela de Maggie O'Farrell imagina la vida de la que fuese la mujer de Shakespeare. Repasamos la vida de otras esposas que, m¨¢s all¨¢ de cuidar el hogar para ceder espacios para que explotara su genialidad, contribuyeron en las carreras de firmas irrepetibles de la historia. Anne Hathaway, mujer de Shakespeare.?
La ¨²ltima novela de Maggie O'Farrell, Hamnet (Libros del Asteroide, 2021), imagina una vida cargada de dignidad y arrojo para la que fuera la esposa del autor. Aquella a la que le dej¨® en su herencia "su segunda mejor cama". La autora irlandesa traza en su novela un alegato para aquellas mujeres que sacrifican su propia existencia y el cuidado de la parcela familiar para que los maridos puedan brillar y triunfar. No ha sido la ¨²nica que, adem¨¢s, qued¨® relegada a la sombra de sus maridos a una nota al pie o agradecimiento sin m¨¢s, cuando ellas, adem¨¢s, participaron y colaboraron para que su firma fuese m¨¢s ilustre. En 2017 el hashtag?#ThanksforTyping?convirti¨® en viral el conjunto de fotograf¨ªas de agradecimientos de escritores a su "esposa" en los prefacios de sus libros.?Se les ha llamado "mi esposa" pero parece que lo han hecho todo: mecanografiado, transcrito e incluso investigado para sus maridos eruditos.
Ese hashtag propici¨® que en febrero se publicase?Thanks for typing, una investigaci¨®n que descubre a las esposas, hijas, madres, compa?eras y ayudantes que trabajaron a la sombra de hombres famosos. Aqu¨ª se expone la realidad de las contribuciones femeninas no acreditadas a lo largo de la historia, el trabajo de mujeres desatendidas y olvidadas asociadas con c¨¦lebres escritores, acad¨¦micos, activistas y pol¨ªticos. Patrica Llosa, exmujer de Mario Vargas Llosa.
En Contra los hijos (Literatura Random House, 2014), Lina Meruane record¨® la "temible listita" de agradecimiento de Mario Vargas Llosa a la que fuese su mujer cuando recogi¨® el Nobel de Literatura. La escritora contextualizaba este suceso recordando a Rebecca Solnit y su columna de 1972?Why I want a wife (Por qu¨¦ quiero una esposa), donde hablaba de "la temible lista de cosas que una mujer puede hacer por su marido y sus hijos", describi¨¦ndolas como "una sirvienta autogestionada". Para Meruena, Vargas Llosa reprodujo esa lista cuando le dedic¨® unas palabras de agradecimiento al recoger su galard¨®n a la que fuese la madre de sus tres hijos. "Ella es la prima de naricita respingada y car¨¢cter indomable [¡] que todav¨ªa soporta las man¨ªas, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir [¡] Ella hace todo y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, administra la esconom¨ªa, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuando cree que me ri?e, me hace el mejor de los elogios: Mario, para lo ¨²nico que t¨² sirves es para escribir". Europa Press Entertainment (Europa Press via Getty Images) Sof¨ªa Tolstoia, mujer de Le¨®n Tolst¨®i.?
Sofia Andr¨¦ievna Behrs (Tolstaia despu¨¦s de nupcias) se cas¨® con Tolst¨®i a los 18 a?os.?Cuando Le¨®n Tolst¨®i escribi¨® en 1859 que el matrimonio consist¨ªa en un supuesto equilibrio de generosidades (?t¨² sacrificas y yo sacrifico?, apunt¨® en?La felicidad conyugal)?poco imaginaba que ser¨ªa su propia mujer la que le leyese la cartilla en esto de idealizar esa entrega entre iguales. ?Qui¨¦n sacrifica qu¨¦? ?Qu¨¦ da uno a cambio cuando tu otra mitad te hace la cena para que puedas concentrarte dando forma a?Anna Karenina,?mientras tambi¨¦n cuida de tu finca, lleva las finanzas, lee y revisa tus textos (?copi¨® hasta siete veces?Guerra y Paz!) y cuida de tus ?trece! hijos en com¨²n? Pues posiblemente te encuentres unas d¨¦cadas despu¨¦s con que esa?sacrificada?escribe una novela ¡®de ficci¨®n¡¯ indignada y poni¨¦ndote a caldo. Eso es, precisamente, lo que le pas¨® a Tolst¨®i con la suya. Anna Grigoryevna Dostyevskay, mujer de Dostoievski.
La taquigraf¨ªa era una ocupaci¨®n popular entre las esposas de los escritores. En 1866, Dostoievski contrat¨® a una taqu¨ªgrafa llamada Anna Grigoryevna para que lo ayudara a terminar su novela El jugador, para la que hab¨ªa firmado un arriesgado contrato. Si no entregaba en noviembre, su editor F. T. Stellovsky adquirir¨ªa el derecho de publicar las obras de Dostoievski durante nueve a?os m¨¢s sin ninguna compensaci¨®n. ?l lo dict¨® y Anna lo escribi¨® taquigr¨¢ficamente y luego lo copi¨®. Se casaron dos meses despu¨¦s. Anna se hizo cargo de los asuntos financieros de su marido, hizo que dejara de jugar y le impidi¨® firmar m¨¢s contratos dudosos. Vera Nabokova, mujer de Vladimir Nabokov.
Vera actu¨® como mecan¨®grafa, editora y agente literaria, y lo controlaba todo. Ella obligaba a reescribir su prosa si consideraba que no estaba a la altura. Cuenta la leyenda que ella fue que qui¨¦n salv¨® a Lolita de las llamas, cuando el manuscrito fue abandonado por su autor en un ataque de furia descontrolada por frustraci¨®n ante el texto. Alison Summers, mujer de Peter Carey.
Tambi¨¦n fue su editora durante 20 a?os. Antes de separarse, Carey no se cans¨® de agradecer a Summers?su asistencia escribiendo ¨¦xitos como La verdadera historia de la banda de Kelly, con el que gan¨® su segundo premio Booker, donde destac¨® su "clara inteligencia literaria y su impecable instinto dram¨¢tico" y afirm¨® que no podr¨ªa haber escrito el libro sin ella. Todo ese clima se rompi¨® tras la separaci¨®n y Summers? no apareci¨® en los agradecimientos de?Robo: Una historia de amor.?All¨ª ocup¨®, seg¨²n The Guardian, un lugar como un personaje menor: una adicta a las compras, una "prostituta por la pensi¨®n alimenticia" Fairfax Media (Fairfax Media via Getty Images) Zelda Fitzgerald, mujer Francis Scott Fitzgerald.?"Se conocieron el a?o en que acab¨® la Primera Guerra Mundial, se casaron cuando empezaron los locos 20 y se derrumbaron en 1929. Se ha dicho que?Scott?la saboteaba porque ten¨ªa celos de su talento (Hemingway inici¨® el rumor y la genial?primera bi¨®grafa?de Zelda,?Nancy Mitford?lo apuntal¨®), que ella era una?flapper?sin sustancia y que en realidad nunca se quisieron", escribi¨® Silvia L¨®pez en?este perfil sobre Zelda en S Moda. Algunos historiadores sostienen que cuando Zelda le dej¨® leer su diario, Scott, consciente del talento, aprovech¨® para copiar algunos fragmentos e incorporarlos en sus libros. Esme Valerie Fletcher, mujer de TS Eliot.
T.S. Eliot, adem¨¢s de poeta, era director de Faber & Faber. All¨ª contrat¨® a una mecan¨®grafa llamada Esme Valerie Fletcher como su asistente. Se casaron en 1956, cuando ¨¦l ten¨ªa 68 a?os. Escribi¨® el poema 'Una dedicaci¨®n a mi esposa', que est¨¢ lleno de versos como "A quien le debo el salto del placer". Despu¨¦s de su muerte, Valerie se convirti¨® en editora y anotadora de las obras de Eliot. En 1988 comenz¨® la edici¨®n de las cartas de su marido, que se publicar¨ªan en tres vol¨²menes, el ¨²ltimo aparecido este a?o tras una demora de m¨¢s de dos d¨¦cadas. Lo hizo porque el poeta, en un principio reticente a que estas misivas vieran la luz, solo concedi¨® permitir su publicaci¨®n si ella se ocupaba de todo, como finalmente hizo. Los detractores de lo que en aquella ¨¦poca se conoci¨® como las viudas literarias comenzaron a verter sus cr¨ªticas y, como pudo ocurrir en otros casos sonados como el de Vannessa Orwell ¡ªviuda de George Orwell¡ª, especularon sobre la cualificaci¨®n de Valerie Eliot para hacerse cargo de tan preciada herencia.