La cena m¨¢s machista de Londres: otra juerga m¨¢s de la ¨¦lite de los ¡®clubs de caballeros¡¯
El esc¨¢ndalo sobre la gala ben¨¦fica solo para hombres en la que se acos¨® a azafatas forma parte de la cultura mis¨®gina y sexista de los tradicionales ¡®clubes de caballeros¡¯ de Reino Unido.
La investigaci¨®n del Financial Times sobre la cena ben¨¦fica solo para hombres en la que se acos¨® sin complejos a parte de las 130 azafatas ¨Ca las que requer¨ªan vestir de forma provocativa y en minifalda¨C ha conseguido en apenas d¨ªa y medio la dimisi¨®n del organizador, David Meller, y el posterior cierre de la organizaci¨®n responsable, Presidents Club.
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La investigaci¨®n del Financial Times sobre la cena ben¨¦fica solo para hombres en la que se acos¨® sin complejos a parte de las 130 azafatas ¨Ca las que requer¨ªan vestir de forma provocativa y en minifalda¨C ha conseguido en apenas d¨ªa y medio la dimisi¨®n del organizador, David Meller, y el posterior cierre de la organizaci¨®n responsable, Presidents Club.
Madison Marriage, la reportera que se camufl¨® como azafata en la que ya se conoce como ¡®la cena m¨¢s machista de Londres¡®, desvelaba en su texto su experiencia y la de otras trabajadoras: uno de los asistentes se sac¨® el pene delante de una azafata sin su consentimiento, a una de las j¨®venes le preguntaron si era una prostituta y otro pidi¨® a otra que se quitara las bragas y subiera a una mesa a bailar para ellos.??Hab¨ªa manos levantando las faldas, manos en los culos, manos en las caderas, manos en los est¨®magos,?brazos alrededor de tu cintura cuando menos te lo esperabas¡±, ha explicado la periodista tras el revuelo medi¨¢tico que ha supuesto su experiencia y posterior reportaje.
La fiesta llevaba 33 a?os celebr¨¢ndose una vez al a?o. Entre su lista de invitados, millonarios y figuras prominentes de la ¨¦lite pol¨ªtica y social de Reino Unido. Theresa May ha declarado desde Davos ?estar en shock? y ha confirmado que ha reprendido al ministro que acudi¨® al evento. El esc¨¢ndalo ha levantado un airado debate sobre las pr¨¢cticas de las camarillas del establishment masculino brit¨¢nico en 2018. ?Sorprende su, parafraseando a las francesas, ?libertad de importunar? a las mujeres? Lo m¨¢s m¨ªnimo, a tenor de la centenaria cultura que emana de las reuniones ¡®de caballeros¡¯ de la ¨¦lite brit¨¢nica.
El club de los jueves: las pol¨¦micas correr¨ªas de Felipe de Edimburgo
?Era una v¨¢lvula de escape. Tanto Felipe como otros se comportaban como playboys y todos hablaban de c¨®mo se paseaban por all¨ª bailarinas desnudas? (cita del historiador de Cambridge Piers Brendon en el documental Inside Buckhingham Palace). Empleadas como hilo conductor de la segunda temporada de The Crown, mucho se ha hablado y escrito sobre las correr¨ªas de Felipe de Edimburgo y sus ac¨®litos a mediados de los a?o 50 en su ¡®club de los jueves¡¯, el sal¨®n privado al que solo pod¨ªan acceder hombres en la planta superior del Wheleer¡¯s en Old Crampton Street, el oyster bar favorito de la bohemia londinense cuyo propietario, Bernard Walsh, lleg¨® a ser retratado por Lucien Freud.
Convertidos en Mr. Murgatroyd y Mr. Wintterbotton, el supuesto alias?para las salidas nocturnas del marido de la Reina de Inglaterra y su ¨ªntimo y secretario privado, Michael Parker ¨Cas¨ª lo desvel¨® la ex mujer de este ¨²ltimo, Eileen Parker, en las memorias Step Aside for Royalty¨C, Felipe y su subordinado lideraban un club donde los se?ores del establishment brit¨¢nico presum¨ªan de sus escarceos sexuales extramatrimoniales y ninguneaban a las invitadas presentes, reducidas a puros accesorios sexuales para entretenerlos. ?El club era estricto y solo era para hombres, pero eso no significa que no hubiesen mujeres en aquellos encuentros?, escribir¨ªa al respecto uno de sus socios, Miles Kington, en una afilada columna de 1996 en la que insinu¨® que el club de los jueves era la excusa de Felipe para tener aventuras sexuales. En una de las reuniones, que sol¨ªan ser de unas 10 o 15 personas, Kington expres¨® a lord Louis Mountbatten su sorpresa ante la baja cuna de las invitadas: ?Vosotros sois todos distinguidos, ya sea por vuestra cultura o por vuestra herencia. Pero estas chicas¡?. Montbautten le cortar¨ªa sarc¨¢sticamente pidi¨¦ndole que no se cebara con las presentes porque en realidad todas eran ladies acreditadas. ?Ah¨ª est¨¢ la duquesa de Northumberland, la de Percy, Lady Devonshire¡?, dijo se?al¨¢ndolas. ??Son sus t¨ªtulos??, preguntar¨ªa Kington. ?No, son los pubs en los que trabajan?.
Bullingdon y Piers Gaveston, los clubs de los ni?atos poderosos
Sin el romanticismo de lo snob de Retorno a Brideshead? sobre el hedonismo caprichoso de los cachorros de las ¨¦lites brit¨¢nicas, en 2010 la dramaturga Laura Wade opt¨® en su obra Posh (Pijo) por una lectura m¨¢s cruda y menos est¨¦tica de c¨®mo operan los clubs masculinos de los internados donde supuestamente maduran la mayor¨ªa de sus futuros l¨ªderes, capos de medios de comunicaci¨®n y brokers de la City. La escena de la prostituta que se niega a ponerse a cuatro patas debajo de la mesa y hacer felaciones a todos los presentes, ante la incredulidad de ¨¦stos, fue toda una sensaci¨®n en su estreno por encapsular dos tics de la clase dirigente brit¨¢nica: clasismo y sexismo.
La misma estampa de trabajadora sexual rebel¨¢ndose contra chavales privilegiados con ¨ªnfulas se repite en The Riot Club, la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica del folleto que, en este caso, centr¨® sus esfuerzos en retratar lo que acontec¨ªa en el Bullingdon, el club masculino de Oxford en el que coincidieron en su juventud el ex primer ministro David Cameron y el actual ministro de Asuntos Exteriores, Boris Jonhnson. La foto de 1987 de ambos en impecable chaqu¨¦ junto al resto de sus compa?eros reaparece peri¨®dicamente para dar gasolina a mon¨®logos de late night y simbolizar la desconexi¨®n de los l¨ªderes con su pueblo. En el Bullingdon, b¨¢sicamente, se com¨ªa, se beb¨ªa a espuertas y se destrozaban restaurantes si hac¨ªa falta.
Tambi¨¦n con mucho alcohol pero de car¨¢cter puramente sexual es la fiesta anual organizada por los 12 miembros de la m¨ªtica Piers Gaveston, en la que supuestamente se practican org¨ªas y se especul¨® con que Cameron tuvo un #Piggate. La sociedad secreta es una de las m¨¢s pol¨¦micas de Reino Unido por ?allanar el terreno a chavales j¨®venes deseando entrar en el viejo ¡®club de t¨ªos'?, lamentar¨ªa Charloutte Proudman en The Guardian. ?Estas sociedades que segregan por g¨¦nero refuerzan el prevalecimiento de los hombres sobre las mujeres. El ¨²nico rol de las f¨¦minas en estos eventos es el de ser un objeto y estar accesible, servir a los deseos sexuales de los hombres para poder ser consumidas o descartadas?, apunta en el texto, donde recuerda que otras organizaciones como la de los Wyverns organiza fiestas anuales ?en las que mujeres en bikini luchan en piscinas de gelatina para entretener a los asistentes?. En 2014, la polic¨ªa investig¨® un caso de violaci¨®n en otra fiesta similar en Oxford.
?Azafatas y vestidos excitantes?: la tradici¨®n que no muere
A los brit¨¢nicos el esc¨¢ndalo de la gala machista no les viene de nuevas. En 2015, el Independent relat¨® un episodio similar en la cena anual del club masculino de la Transport Golfing Society. Un encuentro vetado a las mujeres al que acudi¨® uno de los integrantes del ejecutivo de Boris Johnson cuando ¨¦ste era alcalde de Londres. Las que s¨ª estaban presentes eran las azafatas a las que se le requiri¨® vestir de forma provocativa, mujeres en can-can emulando un cabaret y una banda musical femenina que, en la invitaci¨®n del evento, se publicitaba como ?excitante y con vestidos ajustados todav¨ªa m¨¢s excitantes?. Una cultura l¨²dica sexista que se da en el mismo pa¨ªs en el que se descubri¨®, no hace tanto, que el 86% las compa?¨ªas de striptease facilitaban a los empresarios recibos ¡®discretos¡¯ en los que no se inclu¨ªa el nombre del local. Harriet Harman, la por entonces portavoz ministra de Igualdad, tuvo que exigir p¨²blicamente que las visitas a estos locales no pudiesen etiquetarse como ?gastos de empresa?. El Presidents Club habr¨¢ desaparecido pero si uno visita la web de otro ¡®club de caballeros¡¯, el Gaslight, se encontrar¨¢ con una chica con la boca semiabierta y en lencer¨ªa en primer plano, ofertas de mesas con pole dance incluido y un texto que define a su espacio como ?el lugar perfecto en el que mezclar negocios con placer?.