La jubilaci¨®n de Farala, la ?chica nueva en la oficina?: historia del anuncio que llev¨® a la televisi¨®n la emancipaci¨®n laboral de la mujer
Con ¡°el nuevo aroma de la nueva mujer¡±, Gal vaticinaba en 1985 un futuro laboral emancipador, aunque a¨²n basado en clich¨¦s de g¨¦nero. Casi cuarenta a?os despu¨¦s y con una protagonista que estar¨ªa a punto de jubilarse, analizamos c¨®mo ha evolucionado el panorama y lo que signific¨® para algunas mujeres a encontrar un referente en televisi¨®n.
¡°Algunos no lo entender¨¢n. Farala, la chica nueva que empez¨® a trabajar en la oficina en junio de 1985, se jubila ma?ana¡±. Este mensaje publicado en Twitter por la usuaria Ana Hidalgo hace unos d¨ªas desencaden¨® una ola de comentarios y vivencias compartidas que se materializaron en casi 30 mil ¡®me gusta¡¯ y cuatro mil retuits. El perfume femenino de mismo nombre, creaci¨®n de la m¨ªtica Perfumer¨ªa Gal ¨Cla empresa madrile?a tras Heno de Pravia¨C, fue mucho m¨¢s que un ¨¦xito de ventas cuando a mediados de los a?os 80 se lanz¨® al mercado. Farala, la protagonista del spot que personificaba esta esencia que hoy sigue a la venta por menos de 10 euros, se convirti¨® en el icono de la nueva mujer trabajadora y ha trascendido como s¨ªmbolo de esa de prosperidad y cambio posfranquista en el imaginario colectivo de las j¨®venes de aquella generaci¨®n. Esa ¡°chica nueva en la oficina¡±, ¡°elegante, independiente, inteligente, sonriente y juvenil¡±, como rezaba el pegadizojingle creado por Jos¨¦ Mar¨ªa Guzm¨¢n (Cadillac), fue un referente aspiracional para aquellas que hace 37 a?os ¨Clos que hay que cotizar por ley para jubilarse¨C se iniciaban en el mundo laboral.
?¡°Ten¨ªa 21 a?os y recuerdo que me gust¨® mucho el anuncio por ser tan vital y representar a una mujer moderna y trabajadora. Quer¨ªa ser as¨ª, como Farala¡±, cuenta a S Moda la autora del mencionado tuit, a quien una enfermedad renal la ha llevado a jubilarse antes de lo previsto. Farala hac¨ªa una entrada triunfal a la oficina lanzando su sombrero, daba ¨®rdenes a sus compa?eros y tambi¨¦n dedicaba tiempo a eso que hoy la industria del bienestar comercializa bajo el t¨¦rmino autocuidado: aparec¨ªa con mallas y calentadores a lo Jane Fonda practicando algo a caballo entre el yoga y el aer¨®bic. Una chaqueta de cuero roja, la manicura de u?as largas a juego y la melena cardada y capeada que despu¨¦s ver¨ªamos en las working girls (chicas trabajadoras) de Armas de mujer completaban la referencia.
Esa actitud, la imagen y el mensaje fueron la clave del efecto ¡°rompedor¡± de Farala, apunta Capitolina D¨ªaz, catedr¨¢tica en sociolog¨ªa especializada en g¨¦nero que ha sido Directora General para la Igualdad en el Empleo del Gobierno de Espa?a. Las mujeres se hab¨ªan empezado a incorporar al trabajo asalariado entre los 60 y 70 a partir del desarrollo industrial en Espa?a. Tras la muerte de Franco, ¡°entre el 75 y el 85, la participaci¨®n de estas en el mercado subi¨® m¨¢s de tres puntos porcentuales. En el 85, a?o en el que se lanz¨® este anuncio, el 30% de la poblaci¨®n empleada eran mujeres. Ahora las mujeres son casi el 50% de la poblaci¨®n activa? -46,26% en datos del INE del primer trimestre de 2022-.
?No obstante, recalca la soci¨®loga, aunque respecto al desempleo tambi¨¦n ha mejorado notablemente la situaci¨®n -en el 85 las mujeres eran el 34% de las personas paradas y ahora son el 15%-, ¡°seguimos relegadas mayoritariamente a los empleos sanitarios (el 15% del total de las mujeres que trabajan lo hacen en este sector), a la educaci¨®n (el 11%) y a los ¨¢mbitos dom¨¦sticos (un 5% frente al menos de un 1% de los hombres). ¡°La participaci¨®n laboral en una oficina no era nueva porque estas han sido un espacio en el que las mujeres han trabajado como secretarias, administrativas y encargadas de labores menores, pero no como jefas¡±, dice D¨ªaz. En lo que Farala fue rompedora, subraya, es en ¡°la idea que transmite de que si trabajas, alcanzas tu independencia. Es una conexi¨®n inmediata que se hace al verlo: si trabajas eres independiente. Ese aire de empoderamiento que muestra la chica en el anuncio, eso s¨ª era novedoso¡±.
?Justo aquella percepci¨®n es lo que Teresa Ram¨ªrez, de 54 a?os, maestra que trabaja como auxiliar administrativo, recuerda que le marc¨® entonces: ¡°Yo ten¨ªa unos 16 o 17 a?os y me acuerdo que corr¨ªa al sal¨®n de mi casa a ver la tele cuando sonaba la m¨²sica del anuncio. La canci¨®n era muy pegadiza y la cant¨¢bamos todas en el instituto. A las ni?as de mi edad aquello pod¨ªa motivarnos a no conformarnos con ser o tener el papel de esposas, madres o simples secretarias, de estar siempre por debajo y al servicio del hombre. Eso te hac¨ªa sentir que t¨² pod¨ªas ser una mujer empoderada, de negocios, que se cuida y cuida su cuerpo, fuerte¡±, cuenta. Una determinaci¨®n que le cal¨® tanto que empez¨® a usar el perfume y lo llev¨® durante a?os: ¡°yo ya de por s¨ª ten¨ªa esa actitud, y cuando me pon¨ªa Farala (que ten¨ªa un olor un poquito fuerte y dulz¨®n) me daba la sensaci¨®n de que iba a resaltar m¨¢s mi persona, mi val¨ªa, y que mi posici¨®n de reconocimiento iba a ser m¨¢s fuerte¡±.
??Se ha cumplido el vaticinio? En la actualidad, en Espa?a, un 36% de los puestos directivos est¨¢n ocupados por mujeres, seg¨²n datos del reciente estudio Women in Business 2022 realizado por la asesor¨ªa Grant Thorton en 29 pa¨ªses. Pero a¨²n lejos de alcanzar una paridad real en el poder y en los diferentes sectores laborales, la soci¨®loga Capitolina D¨ªaz s¨ª reconoce como victoria ese ¡°ir al trabajo pisando fuerte¡± que propon¨ªa el anuncio hace 37 a?os. ¡°Eso lo hemos ido consiguiendo. Tambi¨¦n se ha quedado aquello de que, una vez que salimos del trabajo, no nos convertimos exclusivamente en excelentes amas de casa o mam¨¢s a tiempo completo, sino que cuidamos de nosotras mismas, vamos al gimnasio¡ Existe un tiempo libre que consumes para ti¡±.
?Muchas veces, ese tiempo propio que se da por sentado y accesible es una utop¨ªa. Existe en la teor¨ªa, pero ni el sistema ni la sociedad lo sostienen a¨²n en igualdad de oportunidades para mujeres y hombres. La Organizaci¨®n Mundial del Trabajo (OIT) advert¨ªa hace tres a?os que esa prestaci¨®n de cuidados no remunerados es el principal motivo por el que las mujeres acaban excluidas de la fuerza de trabajo, una brecha que seg¨²n c¨¢lculos del organismo, de no aplicarse medidas y cambios, no viviremos para ver subsanada: no se eliminar¨¢ hasta 2228. La actualidad ha dejado dos ejemplos recientes sobre esta falta de corresponsabilidad: la met¨¢fora gr¨¢fica de un Cristiano Ronaldo ausente representado en la fiesta de cumplea?os de sus hijos con una silueta de cart¨®n. O la frase que hace unos d¨ªas pronunciaba el tenista Rafa Nadal tras conocerse su futura paternidad: ¡°No tengo previsto que esto suponga un cambio en mi vida profesional¡±. No cabe imaginarse a las mujeres de la generaci¨®n Farala, ni a las de generaciones posteriores, ni tampoco a las millennials de clase trabajadora y sueldos precarios de 2022 pronunciando una frase como esa.
?¡°Por supuesto que en los a?os 80 era peor, pero todav¨ªa muchos hombres siguen sin ser conscientes o sin querer hacerse conscientes de la parte al¨ªcuota de trabajos que les toca en la vida, para su propio sostenimiento y para el de las personas a su cargo o en su entorno¡±, reflexiona la soci¨®loga. ¡°Tienen un d¨¦ficit en su pr¨¢ctica de cuidados extraordinario, hist¨®rico. Eso lo acabamos supliendo las mujeres, que queremos cuidarnos a nosotras mismas (como ya dec¨ªa el anuncio de Farala) pero tambi¨¦n queremos generar bienestar a nuestro alrededor¡±.
Una presi¨®n hist¨®rica a la que a lo largo de estas d¨¦cadas se le ha a?adido la de la superwoman, que es ¡®una Farala¡¯ en la oficina, pero que tambi¨¦n llega a todo en casa y siempre tiene la nevera llena. ¡°Eso nos obliga a ser multitareas y a cumplir tantos papeles que nos tiene agotadas¡±, reconoce D¨ªaz. Un peaje por intentar abarcar lo m¨¢ximo que se paga con el bolsillo y con la propia salud. Quiz¨¢s en su forma el spot se haya quedado obsoleto, pero algunas mujeres que, como Ana Hidalgo, en junio de 1985 percibieron en aquel spot de canci¨®n pegadiza una promesa de cambio, les queda la sensaci¨®n de ¡°con ropa moderna y m¨¢s actual, el anuncio hoy tambi¨¦n servir¨ªa. ?ltimamente, nos est¨¢ costando mucho a las mujeres mantener todos aquellos derechos que se ganaron con esfuerzo¡±.
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