Stephanie Land, la mujer que est¨¢ detr¨¢s de ¡®La asistenta¡¯: ?La gente pobre asume que no puede sentir o merecer cosas bellas?
No todo es como en la serie de Netflix. M¨¢s que una cenicienta inspiradora, la autora escribe en ¡®Criada¡¯ sobre limpiar por cuatro duros y el maltrato por ser madre pobre y soltera.
Tres a?os antes de que La asistenta se convirtiese en una producci¨®n de Netflix destinada a batir todos los r¨¦cords posibles (en sus primeros 28 d¨ªas fue vista por m¨¢s de 67 millones de cuentas, superando las cifras de Gambito de dama), en 2018, Stephanie Land (Washington, 43 a?os) estaba ¡°aterrorizada¡±. La mujer real en la que se basa la historia de Alex, la protagonista de la serie (interpretada por Margaret Qualley), ten¨ªa, al fin, listo el borrador de su primer libro. Ah¨ª no sab¨ªa que Criada: trabajo duro, sueldos bajos y la voluntad de supervivencia de una madre (que ahora edita Capit¨¢n Swing con traducci¨®n de Mireia Bofill) se convertir¨ªa en un superventas de The New York Times.
Tampoco que aquellas memorias sobre c¨®mo a sus 28 a?os batall¨® para escapar de una relaci¨®n violenta, sin tener ahorros y con su hija en brazos ¡ªrefugi¨¢ndose en casas de acogida primero y malviviendo despu¨¦s en pisos cochambrosos mientras trabajaba limpiando casas durante dos a?os¡ª, se convertir¨ªan en una de las creaciones?revelaci¨®n de 2021. Pero m¨¢s que alegr¨ªa por lo logrado, Land sent¨ªa angustia. ¡°Como escritora freelance sab¨ªa que iba a recibir mucho desprecio, especialmente en redes. No solo hab¨ªa escrito un libro sobre mi hija, escrib¨ªa sobre no ser capaz de mantenerla como madre soltera y amparada por ayudas¡±, relata v¨ªa Zoom una tarde de noviembre desde su casa en Missoula (Montana, EE UU).
En realidad, Land lo que estaba era enfadada. ¡°Antes del libro mi historia ya hab¨ªa generado cierto revuelo por un ensayo que publiqu¨¦, el primer texto por el que cobr¨¦, que iba sobre lo que vi limpiando casas. La m¨ªa es una historia de ¨¦xito, el marketing perfecto: interesaba porque hab¨ªa salido de pobre siendo blanca. Eso me mosqueaba. Hay much¨ªsimas historias como la m¨ªa, de gente marginalizada oprimida por la pobreza y el racismo sist¨¦micos. La mayor parte de las limpiadoras son racializadas o inmigrantes, pero el libro que se iba a publicar era el m¨ªo, el de una blanca, y adem¨¢s lo comprar¨ªan quienes no solo pueden permitirse pagar por unas memorias, sino que tambi¨¦n tienen tiempo para leerlas. Con el borrador, un buen amigo me dijo: ¡®Te leer¨¢n a ti, y eso les har¨¢ escuchar y ver mejor a las dem¨¢s¡¯. Si he sido capaz de concienciar sobre la injusticia y lo dif¨ªcil de sobrevivir en este sistema, si visibilizo a esas trabajadoras invisibles, toda la exposici¨®n personal ha merecido la pena¡±.
Cree que su historia no es inspiradora.
Lo que me ha pasado como escritora no es algo que?le pase a la gente. No conozco a nadie que haya podido salir de la pobreza como yo. Que quede claro: esto es una cuesti¨®n de privilegio. Piensa que una madre soltera, en Estados Unidos, tiene que ganar 33 d¨®lares por hora para salir del sistema de ayudas. Ahora mismo luchamos por un salario m¨ªnimo de 15 d¨®lares. Lo normal es cobrar 10. Mi historia no debe inspirar. La gente pobre necesita dinero y que se le pague m¨¢s. Eso deber¨ªa ser lo inspirador. Yo soy la excepci¨®n.
?La palabra criada est¨¢ deshumanizada?
Si titul¨¦ as¨ª el libro y no mujer de la limpieza es porque criada se considera despectiva. Aunque es un empleo m¨¢s, la mayor¨ªa de mis clientes, que ten¨ªan mi edad, me trataban como si valiese menos porque limpiaba su inodoro. El trabajo dom¨¦stico es lo que hace posible que el mundo funcione. Es crucial. Si nadie limpiase u ordenase, esto ser¨ªa un completo desastre.
Acumul¨® hasta siete ayudas mientras limpiaba: ¡°No pod¨ªa entrar en una oficina gubernamental y decir que necesitaba una cantidad suficiente para compensar mi exiguo salario¡±.
S¨ª, y es muy estresante esa mara?a burocr¨¢tica. La de la maternidad es la peor. Me cost¨® m¨¢s el papeleo para una ayuda por mi segunda hija, que me denegaron, que el que tuve que rellenar para el juicio y paternidad legal de mi actual pareja, padre adoptivo de mi primera hija.
En EE UU pelean por cuatro semanas de baja maternal cuando m¨¢s de 100 pa¨ªses ya aplican las 12 semanas.
Eso me vuelve loca. ?Por qu¨¦ no cuidamos de nuestros ni?os? Las clases bajas necesitan ayudas, pero para tenerlas se requiere ser madre de familia tradicional y no trabajar. Nos quieren como cuidadoras a jornada completa. Pasa con el programa de Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF, por sus siglas en ingl¨¦s). En su web piden familias unidas y favorecen el matrimonio. No se ayuda a las madres solteras, no importa que uno de cada cuatro ni?os pase hambre, importa mantener la familia tradicional porque las esposas que cuidan gratis, por amor, sostienen el sistema.
¡°Que te aproveche¡± fue la frase que m¨¢s escuch¨®, en el s¨²per o en boca de sus amigas, como desprecio por recibir ayudas p¨²blicas.
En las tiendas pasa m¨¢s porque ah¨ª es cuando se aprecia el sistema. El programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en ingl¨¦s) se lleva una parte ¨ªnfima de los impuestos de los contribuyentes comparado con el gasto militar y en defensa, pero prep¨¢rate a sacar la tarjeta de SNAP para pagar y comprobar¨¢s c¨®mo todo el mundo resopla o inspecciona tu carrito. Ah¨ª es cuando te miran con desd¨¦n: ¡°?Para eso van mis impuestos? ?Para que esta t¨ªa se pegue un fest¨ªn con este filete?¡±.
?Qu¨¦ esconde ese desd¨¦n?
Esa antipat¨ªa ignora que quienes est¨¢n justo por encima de lo que deber¨ªan cobrar para acceder a las ayudas son los que luchan por salir de la pobreza. Yo sab¨ªa exactamente cu¨¢nto dinero deb¨ªa ganar cada mes para sobrevivir con ayudas, no pod¨ªa cobrar un d¨®lar de m¨¢s, porque si no, me quedaba fuera y no me solucionar¨ªa nada un peque?o aumento si perd¨ªa ayudas. Quieres mejorar tu vida, pero hacen que sea tan imposible que est¨¢s atrapada.
Dice en el libro que vivir en la miseria y adem¨¢s estar tutelada se parece much¨ªsimo a la libertad condicional.?
En aquella ¨¦poca sent¨ª que solo ten¨ªa valor como ser humano, y se me apreciaba como tal, si trabajaba sin descanso. Recuerdo que si me sentaba en mi propia casa a ver una pel¨ªcula sent¨ªa que estaba haciendo algo malo. La gente pobre asume que no puede sentir o merecer cosas bellas.
Los hombres de su c¨ªrculo o bien la maltrataban o esperaban un trato de favor por el s¨ªndrome del caballero andante.
Me cas¨¦ hace dos a?os con Tim, mi actual pareja, pero ha sido todo un viaje. ?l es incre¨ªble, un padre a jornada completa de los cuatro hijos que criamos juntos, pero me cost¨® confiar. Me gusta decir que me he redomesticado. Pas¨¦ tiempo soltera porque me hab¨ªan tratado fatal, mi cuerpo recordaba demasiado y ten¨ªa estr¨¦s postraum¨¢tico. No confiaba en nadie. Me he pasado sin contacto con mi familia durante 10 a?os, me rechaza. Eso es un golpe para tu autoestima. Ahora estoy en paz, pero por regla general, s¨ª, los hombres son lo peor.
?Puso l¨ªmites al escribir sobre la violencia que sufri¨® de su pareja y la que vio que ejerci¨® su padre?
Todo lo que he contado es necesario. Como que mi padre hab¨ªa sido violento con mi madrastra. Dud¨¦ mucho pensando si lo inclu¨ªa o no, pero la gente ten¨ªa que entender por qu¨¦ no recurr¨ª a mi familia al verme en la calle. No quise dar detalles sobre esa violencia. La serie s¨ª los da, y eso me ha animado a hablar m¨¢s de ello ahora.
?Ha sido de ayuda?
S¨ª. Es vital apreciar que la violencia emocional que se ignora en los juzgados es punible. Tambi¨¦n que una de las formas m¨¢s peligrosas de la violencia de g¨¦nero viene por el control financiero. Ah¨ª te anulan. Tu autoestima y val¨ªa caen en picado, y cuando llega la violencia f¨ªsica sientes que no tienes donde ir.
Dice que nunca vivir¨ªa en una casa grande, una que no pudiese limpiar por s¨ª misma. ?Sigue pens¨¢ndolo?
El otro d¨ªa le record¨¦ a mi marido justamente esa frase, porque le tienen que operar de la espalda. Debatimos mucho si durante su recuperaci¨®n deber¨ªamos contratar a una limpiadora o no. He recurrido a ellas en varias ocasiones, como cuando me mud¨¦ a esta casa, para que la limpiaran y desinfectaran antes de llegar. Pero no me siento capaz de hacerlo de forma regular. Aunque les pague 50 d¨®lares la hora, el doble de lo que me pidan. Hay una parte de la limpieza a fondo en la que est¨¢s de rodillas, y odio la idea de tener a alguien de rodillas limpiando en mi casa mientras yo estoy caminando tranquilamente por ella.
En la serie se han alterado y ficcionado partes de su vida, como su relaci¨®n con su madre. ?Cu¨¢l es su parte favorita?
Todo el episodio quinto, escrito por Colin McKenna. Es el cap¨ªtulo en el que Alex (Margaret Qualley) se da cuenta y recuerda que su padre fue violento con su madre. Est¨¢ hecho con much¨ªsimas capas para que ella explore su pasado y comprenda el abuso intrageneracional de su familia. Hay much¨ªsimas cosas diferentes en la producci¨®n respecto a mi vida, pero esa forma de explicarlo me pareci¨® muy art¨ªstica. Me encant¨®.
Es un fen¨®meno en las redes sociales, ?c¨®mo lo lleva?
La verdad es que hay d¨ªas en los que me encantar¨ªa tirar mi m¨®vil al r¨ªo, pero es mi forma de comunicarme, siempre he sido muy activa como autora y las necesito para promocionar mi trabajo. Desde que sali¨® la serie, ha sido una locura. Esta ma?ana me lleg¨® mi verificaci¨®n de Instagram, donde he ganado 100.000 seguidores tras el estreno de la serie. Casi todos, por cierto, son de Espa?a o de Brasil. Es muy delicado el tema de las supervivientes de violencia de g¨¦nero que contamos nuestra historia en redes sociales,? aunque es genial poder compartirlo y comprobar que estamos m¨¢s abiertas a contarlo, puede ser traum¨¢tico porque en la secci¨®n de comentarios puedes revivir tu trauma. Mi psic¨®loga lo llama trauma de segundo nivel. De todas formas, es alentador saber que ahora podemos hacerlo.
?Se ha quitado ya el estigma de mala madre?
Creo que s¨ª. Mi hija tiene ahora 14 a?os y medio y es un ser humano excepcional. El otro d¨ªa me dijo que cuando era peque?a en el colegio se burlaban de los agujeros de su ropa. Me parti¨® el coraz¨®n. Escribir el libro me ha aportado compasi¨®n. He aprendido que aquellos a?os de agujero negro en los que sent¨ªa que hab¨ªa fallado no fueron as¨ª. He entendido que lo que pas¨¦, o que mi madre me diese la espalda de esa manera, no fue por mi culpa.
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