Tacones: sexo, poder¡ y controversia, ?pueden ser o no un s¨ªmbolo feminista?
Pocas prendas o complementos suscitan tanta controversia y apasionamiento como los zapatos de tac¨®n alto, seguramente por su proximidad con dos conceptos tan at¨¢vicos como el poder y la seducci¨®n.
Christian Louboutin, el responsable de que muchas mujeres caminen sobre los dedos de sus pies, contest¨® a la pregunta de por qu¨¦ el g¨¦nero masculino ve m¨¢s atractivas a las f¨¦minas que van sobre andamios diciendo ¡°los tacones hacen que la mujer vaya m¨¢s despacio, d¨¢ndole al hombre m¨¢s tiempo para admirarla¡±. El dise?ador franc¨¦s ya hab¨ªa se?alado en una ocasi¨®n que el confort no es lo que persigue: ¡°Odiar¨ªa que alguien mirase mis zapatos y dijera: ?Oh dios m¨ªo, parecen tan c¨®modos!¡±. ¡°La vida es corta, tus tacones no deber¨ªan serlo¡±, sentenci¨® el creador norteamericano de calzado de ascendencia mexicana Brian Atwood, coincidiendo con la idea de Coco Chanel: ¡°Mant¨¦n tus tacones, tu cabeza y tu criterio siempre elevados¡±. Si bien los tacones destrozan los pies, parece que a cambio proporcionan un cierto poder, estatus o capacidad de metamorfosis. ¡°Dale a la mujer los zapatos adecuados y conquistar¨¢ el mundo¡±, dijo Marilyn Monroe; mientras Salma Hayek reconoci¨®: ¡°Si no hubiese sido por mis tacones altos, seguir¨ªa en Coatzacoalcos y tendr¨ªa 10 hijos¡±.
En el bando contrario, no faltan los que comparan los tacones a los cors¨¦s, miri?aques y dem¨¢s instrumentos de tortura, formas opresoras que han modulado los cuerpos femeninos a su antojo porque una mujer en movimiento, fuera del control masculino, ha sido vista durante mucho tiempo como un peligro. Los chinos vendaban los pies de sus ni?as para hacerlos peque?os, convertirlos en mu?ones y asegurarse de que sus propietarias no pudieran ir muy lejos. En los a?os cincuenta, tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la mujer volvi¨® al hogar y a su puesto de ama de casa tras haber reemplazado a los hombres en sus tareas y en las f¨¢bricas, la moda la subi¨® a unos inc¨®modos tacones de aguja, que deb¨ªa llevar todo el d¨ªa si quer¨ªa ser femenina y deseable.
¡°El calzado naci¨® para proteger el pie pero se ha convertido en una jaula¡±, se?ala Isabel Guill¨¦n, traumat¨®loga, cirujana ortop¨¦dica y jefa de la Unidad de Pie y Tobillo de la C¨ªnica Cemtro, en Madrid. ¡°Cuando llevamos zapato plano repartimos nuestro peso un 50% en la zona delantera del pie y el otro 50% en la parte del tal¨®n; pero con tacones altos la zona de los dedos est¨¢ m¨¢s recargada, lo que favorece la aparici¨®n de algunas patolog¨ªas como la metatarsalgia [dolor o inflamaci¨®n del metatarso, situado entre la zona media de la planta del pie y el nacimiento de los dedos] o los dedos en garra. Generalmente, los tacones altos est¨¢n asociados a zapatos estrechos o acabados en punta, y esto es lo que provoca los juanetes o el neuroma de Morton [una?degeneraci¨®n del nervio digital plantar?acompa?ada de una fibrosis alrededor del nervio]¡±.
A pesar de estas nefastas consecuencias, Guill¨¦n no es partidaria de prohibir terminantemente el tac¨®n. ¡°Puede llevarse puntualmente, pero es imprescindible que sea un zapato de calidad, donde el pie transpire y sea de un ancho confortable. Andar totalmente plano tampoco es bueno. Lo ideal es llevar unas cu?as de unos 2 cent¨ªmetros¡±, se?ala esta experta.
El uso continuado de tacones no solo es malo para el pie. ?ltimamente, se habla tambi¨¦n de sus efectos nocivos para el suelo p¨¦lvico. Seg¨²n Patricia Izquierdo, fisioterapeuta especializada en rehabilitaci¨®n de suelo p¨¦lvico, con consulta en Madrid, ¡°puede ser un desencadenante o un agravante de las disfunciones de suelo p¨¦lvico, ya que al elevar los talones y modificar la pisada, modifica tambi¨¦n la posici¨®n de la columna vertebral y de la pelvis. En la zona lumbar se aumenta la lordosis [curvatura natural de esta parte de la columna], por lo que la pelvis se adelanta alterando as¨ª el reparto de la presi¨®n y las cargas sobre nuestro suelo p¨¦lvico. En una postura correcta, la presi¨®n recae sobre el n¨²cleo fibroso central del perin¨¦, el sacro y el coxis; pero cuando nos ponemos tacones la presi¨®n va hacia una zona mucho m¨¢s d¨¦bil, la abertura vulvar, lo que puede favorecer la aparici¨®n de problemas tales como incontinencia urinaria, prolapsos o hiperton¨ªa de suelo p¨¦lvico¡±.
Las que se bajaron de los tacones
Todav¨ªa hoy el tac¨®n alto es elemento imprescindible en determinados eventos y profesiones, el equivalente a la corbata masculina. Requisito exigido en puestos de altura, como bien reflej¨® la pel¨ªcula Armas de mujer (1988) con esas ejecutivas que llegan a la oficina en deportivas y se suben a las alzas en su despacho. Al igual que las chicas que, los s¨¢bados por la noche, van en metro con sus bailarinas y llevan sus tacones en el bolso, para transformarse, una vez llegadas a la discoteca. En 2017, en Columbia Brit¨¢nica (Canad¨¢), se prohibi¨® exigir a las mujeres calzar tacones altos para ir a trabajar, no solo porque es discriminatorio sino tambi¨¦n porque supone un riesgo de ca¨ªdas y heridas, lo que compromete su seguridad en el ¨¢mbito laboral. Aunque Nicola Thorp ya hab¨ªa sentado un precedente en 2011, cuando impuso una demanda contra una compa?¨ªa brit¨¢nica por obligarla a usar tacones en el trabajo, y logr¨® que el Parlamento no solo le diera la raz¨®n, sino que tambi¨¦n comenzara a debatir sobre los c¨®digos de vestimenta sexistas.
El #MeToo?japon¨¦s se llama #KuToo, y?es un movimiento feminista, nacido en enero de este a?o, que quiere acabar con la pol¨ªtica que obliga a las mujeres a llevar tacones cuando trabajan. La mayor parte de las empresas niponas y los organismos p¨²blicos?tienen duras reglas de etiqueta que obligan a los empleados varones a vestir traje y zapatos de tono oscuro; mientras las trabajadoras deben lucir falda y zapatos de tac¨®n. La creadora de esta iniciativa fue?Yumi Ishikawa, una conocida actriz y modelo de 32 a?os, que empez¨® de manera involuntaria este movimiento al escribir un tuit?donde explicaba su sufrimiento al tener que llevar zapatos de tac¨®n d¨ªa tras d¨ªa.?Logr¨® m¨¢s de 100.000 apoyos en la red social en pocas horas y, posteriormente, se cre¨® la etiqueta?#KuToo, una mezcla de dos palabras japonesas: kutsu (zapato) y kutsuu (dolor). Muchas mujeres empezaron a subir im¨¢genes de sus pies con lesiones, provocadas por el uso diario de tacones. Lo siguiente fue una petici¨®n en la plataforma?Change.org?para que las empresas permitan calzar a sus empleadas lo que ellas quieran.
La alfombra roja del Festival de Cine de Cannes ha sido tambi¨¦n lugar de reivindicaci¨®n contra esta malsana costumbre de subirse a las alturas para ser atractiva. Sobre todo, desde que en el a?o 2015 se prohibiera entrar al recinto a un grupo de mujeres en la cincuentena por no llevar tacones durante el estreno de Carol, una cinta de Rooney Mara y Cate Blanchett. Pero ya antes, muchas famosas, como Ines de la Fressange, se pasearon en zapato plano. Uma Thurman, Aymeline Valade, Karlie Kloss o Bianca Balti han calzado propuestas c¨®modas para la ocasi¨®n desoyendo el protocolo; mientras Julia Roberts y Kristen Stewart no han dudado en quitarse los zapatos altos y andar descalzas, y a sus anchas, por dicha alfombra.
S¨ªmbolo del poder y la sexualidad
Curiosamente, el tac¨®n alto fue un invento ideado para el hombre, como apunta Jos¨¦ Mar¨ªa Amat Amer, fundador del Museo del Calzado de Elda, en la provincia de Alicante: ¡°Se le atribuye a los Luises de Francia. Quiz¨¢s fue el Rey Sol, Luis XIV (1638-1715), el primero que lo emple¨® como una indumentaria de moda. La estatura de aquel monarca debi¨® influir en esa forma de calzar. R¨¢pidamente, aquella tendencia fue contagiada a los personajes m¨¢s importantes de la corte francesa, y a determinadas damas que, emulando a los hombres, se hac¨ªan confeccionar zapatos m¨¢s altos de lo normal para la ¨¦poca. Pero el tac¨®n y las alzas han estado siempre presentes en la historia de la humanidad. Los coturnos, de elevadas plataformas, ya se empleaban en la antigua Grecia, y en los pa¨ªses asi¨¢ticos e incluso europeos los jinetes que combat¨ªan a caballo llevaban calzado con tacones, para mayor y mejor fijaci¨®n a los estribos. Los hombres y mujeres de la antigua China tambi¨¦n calzaban plataformas; al igual que los venecianos que, desde el siglo XV o incluso antes, empleaban un tipo de alzas, probablemente para transitar por zonas inundadas¡±.
Para Pedro Mansilla Viedma, soci¨®logo, periodista y experto en moda, que imparte clases en el Centro Superior de Dise?o y Moda de Madrid, adem¨¢s de en otros lugares, ¡°el tac¨®n simboliza el poder o la aspiraci¨®n a detentarlo. Por eso los llevaban los poderosos o las mujeres que quer¨ªan ser atractivas al poder. Los mayores tacones de la historia eran aquellos que utilizaban las prostitutas venecianas del siglo XVIII, para hacerse ver entre la multitud. Y a d¨ªa de hoy, son herramientas indispensables entre las dominatrices (la m¨¢xima humillaci¨®n masculina es un hombre de rodillas azotado por una mujer sobre unos vertiginosos tacones) y las drag Queens, que se cambian de sexo con solo subirse a unas plataformas¡±.
Mansilla hace una lectura algo distinta de la simbolog¨ªa o uso del tac¨®n alto; ya que lejos de verlo como un instrumento de dominaci¨®n lo ve como uno de poder. ¡°En el mundo de la moda y la est¨¦tica ocurren estas paradojas. Objetos o tendencias que acaban siendo lo contrario para lo que hab¨ªan sido creados. La primera vez que se ense?a el zapato es a principios del siglo XX. Se acortan las faldas, con lo que el tobillo y el tac¨®n corto, de 3 a 4 cent¨ªmetros, pasan a ser visibles. Las feministas utilizaron la imagen de una chica sola, subiendo al tranv¨ªa y ense?ando sus zapatos como s¨ªmbolo de la mujer independiente. Yo m¨¢s bien dir¨ªa que hay una relaci¨®n que dice que cuanto m¨¢s altos son los tacones, m¨¢s libre es una sociedad¡±.
Adem¨¢s de poder, el tac¨®n alto simboliza tambi¨¦n el sexo. El fot¨®grafo Elmer Batters (1919-1997) que plasm¨® en sus maravillosas instant¨¢neas er¨®ticas todo un universo de pies, medias y tacones, sufri¨® la censura en los puritanos a?os cincuenta. Sus trabajos eran rechazados y lleg¨® a ser acusado de obscenidad y perversi¨®n y llevado ante los tribunales. Pero ya Ren¨¦ K?nig en su libo Sociolog¨ªa de la moda refiere c¨®mo en la Biblia uno de los profetas alerta: ¡°?Ay de aquellas mujeres que anden sobre tacones para llamar la atenci¨®n de los hombres!¡±. Seg¨²n Mansilla, ¡°la dimensi¨®n sexual de los tacones altos tiene dos vertientes. Por un lado, proporcionan una manera distinta, m¨¢s sensual, de caminar; que acent¨²a el movimiento de los gl¨²teos y las caderas. Y, parece ser, que la posici¨®n de los dedos de los pies dentro de unos zapatos altos es similar a la que tienen cuando su propietaria experimenta un orgasmo y todos los m¨²sculos del cuerpo se contraen¡±.
?Lo que confina, empobrece, explota, esclaviza, oprime, enferma, hace sangrar, viola y mata a las mujeres no son la ropa o los zapatos, sino las leyes y las convenciones sociales?, afirma la escritora y periodista Summer Brennan en un art¨ªculo sobre el tema en el diario ingl¨¦s The Guardian. Un elemento controvertido, sobre el que incluso muchas feminista tienen sentimientos contrarios. ¡°Yo veo el futuro con mujeres que lleven zapatos en el bolso, para distintas ocasiones, y donde la est¨¦tica queer, cada vez con m¨¢s influencia, normalice el hecho de que los hombres se suban a unos zapatos¡±, se?ala Pedro Mansilla. ¡°Algo que ya se aventur¨® en los a?os setenta, incluso al final de los sesenta¡±, recuerda Jos¨¦ Mar¨ªa Amat, quien a?ade: ¡°En el Museo del Calzado de Elda se guardan una gran cantidad de modelos de la ¨¦poca, donde abundan zapatos de alta calidad para hombres, con tacones de hasta seis cent¨ªmetros y plataformas igualmente exageradas¡±. Seg¨²n este experto, ¡°el calzado camina hac¨ªa formas m¨¢s c¨®modas, unisex y casual. Pero eso no quiere decir que un determinado p¨²blico prefiera para sus fiestas, o para vestir, el zapato de tac¨®n¡±.
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