Isabella Blow, una exc¨¦ntrica de museo
Isabella Blow fue musa, mecenas y uno de los nombres m¨¢s influyentes de la moda brit¨¢nica. Hoy una exposici¨®n muestra su extravagante armario, el mejor testimonio de una mente visionaria.
![Isabella Blow](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JNR7GLKEUVPGZO5D3BMONQ7NYE.jpg?auth=5d40ed4eac51db277533efdf5b9b9a8fb3330b13853db99a512b10fe17e1e502&width=414)
No todas las personas que son extraordinarias lo parecen, pero Isabella Blow vest¨ªa como viv¨ªa. Era provocadora, audaz, ingeniosa, exc¨¦ntrica e imposible de ignorar; como su ropa. Un tocado en forma de langosta con cristales incrustados, cuernos en lugar de hombreras, trajes de pantal¨®n con una sola pernera o levitas con brocados estramb¨®ticos. Como directora de moda de Style (de The Sunday Times) y, m¨¢s tarde, de Tatler, y como mecenas y mentora de algunos de los dise?adores m¨¢s interesantes de su generaci¨®n, el plumaje surrealista de Blow era un espect¨¢culo de moda emocionante. Una extravagancia que se ve¨ªa amplificada por una risa maravillosamente obscena y una caracter¨ªstica mancha roja de barra de labios que siempre acababa pintando sus dientes.
Ahora su armario, comprado en 2010 por la socialit¨¦ Daphne Guinness, se exhibe por primera vez en Somerset House (hasta el 2 de marzo de 2014). Desde su muerte en 2007, la fascinaci¨®n por Blow ha crecido. Lady Gaga le ha dedicado canciones, ha sido objeto de libros e incluso de una obra de teatro. Por lo que no sorprende que las entradas de preventa para la muestra est¨¦n volando. Puesta en marcha por algunos de sus defensores m¨¢s cercanos, se ha convertido, en palabras de su gran amiga Guinness, ?en un evento agridulce. Blow dio vida a nuestro mundo; dej¨® un rastro de color en cada paso?.
Isabella Blow: Fashion Galore! presenta m¨¢s de 500 piezas y ofrece un retrato ¨ªntimo de una mujer conocida por su gusto extravagante y su pasi¨®n por la vida. Muchos de sus espectaculares trajes tienen manchas de labiales y quemaduras de cigarrillos, testimonio de los buenos ratos que vivi¨® con ellos. La exposici¨®n tambi¨¦n documenta uno de los periodos creativos m¨¢s gloriosos de la moda brit¨¢nica. Blow fue una afamada descubridora de talentos y mecenas de j¨®venes dise?adores, como Julien Macdonald (uno de sus protegidos) atestigua: ?Isabella era como una mariposa. Le gustaba revolotear, posarse sobre alguien, ayudarlo y despu¨¦s alzar el vuelo en busca de otro?.
Muchos dise?adores est¨¢n representados ¨Cde Galliano a Viktor & Rolf y Hussein Chalayan¨C, pero las piezas estrella son los dise?os de la colecci¨®n de graduaci¨®n de Alexander McQueen de 1992. Tambi¨¦n est¨¢n los famosos tocados de Philip Treacy. Se convirti¨® en mentora y musa del sombrerero cuando dise?¨® la cofia de malla medieval que llev¨® el d¨ªa de su boda con Detmar Blow en 1989. ?Isabella luc¨ªa mis creaciones con naturalidad, como si no llevara nada en la cabeza?, dice Treacy. Recuerda la ma?ana que la vio con un tocado descabellado en el Standard Hotel de Los ?ngeles, y ella le dijo: ?No entiendo por qu¨¦ todo el mundo me pregunta ¡°?d¨®nde est¨¢ la fiesta?¡±?.
?Para ella, era ropa del d¨ªa a d¨ªa?, asegura. ?No solo su aspecto era distinto, tambi¨¦n su forma de pensar. Hac¨ªa que la moda fuera interesante y divertida. No se tomaba la moda (ni a s¨ª misma) demasiado en serio. Ni hac¨ªa la pelota a nadie?.?
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Isabella Blow y Philip Treacy, 2003, fotografiados para Vanity Fair por Donald McPherson
Viaje a trav¨¦s del armario. El cat¨¢logo de la exposici¨®n re¨²ne a algunos de sus creativos favoritos. Nick Knight hizo las fotos, Amanda Harlech se encarg¨® del estilismo y Guinness de la direcci¨®n art¨ªstica. Las modelos, Liberty Ross incluida, se eligieron pensando en Blow. ?Ella habr¨ªa querido a las chicas m¨¢s bellas y enigm¨¢ticas?, asegura Knight.
El equipo se dirigi¨® a Doddington Hall, la mansi¨®n de la familia de Isabella en Cheshire que su abuelo vendi¨® para pagar sus deudas. Isabella creci¨® en una casita de campo, pero siempre so?¨® con vivir all¨ª. Las fotograf¨ªas de Knight tienen un aspecto fantasmag¨®rico que no es casual. ?No creo en la vida despu¨¦s de la muerte, pero en la sesi¨®n percibimos cierta actividad paranormal?, dice Knight. En un cuarto sin ventanas, encontraron una ampolla con l¨ªquido p¨²rpura junto a un libro abierto en el que se le¨ªa la palabra ghost (?fantasma? en espa?ol). ?Nos pareci¨® que Issie estaba jugando con nosotros?, confiesa.
?En Doddington viajamos a trav¨¦s de la vida de Isabella?, dice Harlech. ?Ella estaba all¨ª, en los reflejos p¨²rpura que descubrimos en las esquinas de las im¨¢genes m¨¢s potentes cuando vimos las fotos en el ordenador. Era el color de su tinta?. Para ella, la experiencia fue muy emotiva. Muchas veces lo que dejamos atr¨¢s dice mucho de nosotros mismos. Un zapato habla de una vida de bailes, una quemadura de cigarrillo o una mancha marcan un momento en el tiempo. Emociona percibir su energ¨ªa, su pasi¨®n incansable, su sentido de la historia?.
Para Shonagh Marshall, comisaria de la muestra junto a Alistair O¡¯Neill, lo m¨¢s sorprendente de la colecci¨®n es lo mucho que se han usado cada una de las piezas. ?Eran sus beb¨¦s. ?Las amaba! Lo que no significa que las pusiera en un pedestal. Prefer¨ªa usarlas hasta destrozarlas?.
?Quemaba mis sombreros?, recuerda Treacy, ?los enganchaba con las puertas de los taxis, los perd¨ªa, los dejaba en una silla y alguien se sentaba encima. Siempre hablaba de ellos en tercera persona. Volv¨ªa despu¨¦s de una noche de fiesta y refiri¨¦ndose al sombrero dec¨ªa: ¡°Se ha pegado un baile alucinante en Annabel¡¯s¡±?.?
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M¨¢scara mariposa (2006).
Cordon Press
Belleza eterna. Blow muri¨® tras ingerir herbicida. Con c¨¢ncer de ovarios y depresi¨®n, era su s¨¦ptimo intento de suicidio en 14 meses. Pero Treacy no quiere que su tr¨¢gico final la defina. ?Era la persona menos tr¨¢gica que conozco?, dice. Prefiere que la gente observe su ropa y sienta su pasi¨®n. ?Me ense?¨® que la moda es belleza y elegancia, no marketing, como es hoy?.
?Siempre aprend¨ªa algo de ella?, dice Macdonald. ?Me tra¨ªa libros y poemas. Hizo lo mismo por McQueen. Highland Rape fue su idea?, dice de la pol¨¦mica colecci¨®n oto?o-invierno de 1995 de McQueen. Recuerda un fin de semana que pasaron en Hills, la mansi¨®n de Detmar en Gloucestershire. ?Era domingo e ¨ªbamos a dar un paseo. Baj¨¦ las escaleras y ah¨ª estaba ella con una kilt de tart¨¢n, una levita del siglo XVIII, botas Dr. Martens y un arma colgada al hombro. Eso era Highland Rape?.
A pesar de su notoriedad, Isabella siempre tuvo problemas financieros. ?Nunca ten¨ªa dinero?, dice Macdonald. ?Un d¨ªa la vi en el metro con el look cinco del desfile de rayas amarillas y negras de McQueen. Dijo que iba a una entrevista de trabajo con Vogue Rusia y no ten¨ªa dinero para el taxi?. No la contrataron. Pero en 1997 fue nombrada directora de Moda de Style.
?Necesitaba un empleo?, dice Jeremy Langmead, el entonces editor de Style.?Es maravilloso ser musa y mecenas, pero no pagaba las facturas y nadie la hab¨ªa tomado en serio desde un punto de vista laboral?. Isabella convirti¨® la revista en una plataforma para promocionar a j¨®venes dise?adores. ?Antes de que llegara Isabella nuestras producciones de moda eran seis p¨¢ginas sobre c¨®mo llevar un c¨¢rdigan. Issie lo cambi¨® todo?, dice Langmead. ?Siempre llevaba puesto lo que estaba a punto de fotografiar. Se paseaba por la redacci¨®n de The Sunday Times con hombreras de pieles gigantes con cuernos de Jeremy Scott y despu¨¦s se sentaba en la cantina con los impresores de News International y com¨ªa roast beef con patatas?.
Para Knight, la vida de Blow a trav¨¦s de su armario es un ejemplo excelente del poder de esta industria. ?La moda es la mejor forma de arte. Solo unos pocos pueden pintar, pero todo el mundo se viste. Es totalmente democr¨¢tico y, por consiguiente, fascinante?. Isabella estar¨ªa totalmente de acuerdo.
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Modelo Chinese Garden, creado por Treacy para la colecci¨®n primavera-verano 2005 de McQueen.
Cordon Press
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