Jane Goodall: ¡°No voy a dejar que tipos como Trump y Bolsonaro me hagan callar. Morir¨¦ luchando¡±
Vivi¨® entre primates y lucha contra el cambio clim¨¢tico. La brit¨¢nica, pionera en el activismo medioambiental, nos habla del impacto de la crisis de la covid-19, la necesidad de respetar la naturaleza y la importancia de la educaci¨®n de la juventud.
A causa de la crisis sanitaria de la covid-19 Jane Goodall (Londres, 1934) ha vuelto a sus ra¨ªces. Normalmente la primat¨®loga es una activista n¨®mada que viaja 300 d¨ªas al a?o para dar conferencias y seguir los proyectos que el Instituto Jane Goodall (IJG) desarrolla en todo el mundo. A sus 86 a?os se ha visto obligada a parar ese ritmo fren¨¦tico y ha regresado a Bournemouth, la localidad del sur de Inglaterra a la que su familia se fue a vivir en 1940. ?Esta es la casa donde crec¨ª y estamos en ella mi hermana y yo, su hija, su prometido y dos nietos, y a veces tambi¨¦n mi hijo. Al principio pens¨¦ que este par¨®n no iba a servir para nada. Pero me puse a trabajar y me plante¨¦ hacer dos cosas: primero, transmitir mensajes al exterior en cualquier formato, conferencias, Skype, Zoom¡. y despu¨¦s tratar de ponerme al d¨ªa y ordenar 50 a?os de trabajo, porque siempre ven¨ªa aqu¨ª entre tour y tour, dejaba lo que no necesitaba y me volv¨ªa a ir. Es una pesadilla, pero me hace sentir bien tener mi vida algo m¨¢s organizada, creo que eso me ayudar¨¢ a trabajar mejor despu¨¦s?, explica precisamente a trav¨¦s de Skype, la melena blanca recogida en su caracter¨ªstica coleta. Tras ella, una biblioteca con fotos familiares y de animales, dibujos y muchos libros, entre los que se distingue una a?osa y manoseada edici¨®n de Tarz¨¢n de los monos, obra que, enfatiza, decidi¨® su destino.
Aunque estos d¨ªas puede pasear con calma por los acantilados con su galgo Bean, la vida de la doctora Goodall ha sido de todo menos tranquila: con 26 a?os viaj¨® a ?frica y estudi¨® a los chimpanc¨¦s, viviendo entre ellos y poni¨¦ndoles nombres propios. No hab¨ªa ido a la universidad, pero en Cambridge aceptaron que cursara el doctorado tras conocer su trabajo de campo. En 1986 ayud¨® a organizar una conferencia en Chicago y dio el paso al activismo. Desde entonces es un icono de la defensa de los animales y la lucha por el medio ambiente. Dice que todo ha ocurrido de forma natural y que no hay descanso; todav¨ªa le queda mucho por conseguir.
?Qu¨¦ la llev¨® a interesarse por el mundo animal?
Nac¨ª amando a los animales, siempre los observaba. Tuve una madre que me apoy¨® much¨ªsimo siempre, nunca se enfadaba cuando encontraba lombrices por casa y cosas as¨ª. Crec¨ª en un mundo en el que no hab¨ªa televisi¨®n, solo hab¨ªa libros, as¨ª que le¨ª mucho; me encantaba Doctor Dolittle y c¨®mo ¨¦l rescataba a los animales del circo y los llevaba de regreso a ?frica. Cuando ten¨ªa 10 a?os descubr¨ª Tarz¨¢n de los monos y me enamor¨¦ de este poderoso se?or de la jungla, me molest¨® much¨ªsimo que se casara con la Jane equivocada¡ Entonces so?¨¦ que cuando creciera viajar¨ªa a ?frica para vivir con los animales salvajes y escribir sobre ellos. Mi madre apoy¨® ese sue?o cuando el resto del mundo se re¨ªa de m¨ª, porque no ten¨ªamos dinero y nadie estaba haciendo nada parecido. Me aferr¨¦ a mi sue?o y finalmente fui invitada por una amiga de la escuela a Kenia, trabaj¨¦ como camarera para ahorrar, no hab¨ªa ido a la universidad porque no pod¨ªa coste¨¢rmela, y all¨ª o¨ª hablar del doctor Louis Leakey. ?l me dio la incre¨ªble oportunidad de irme a vivir rodeada no de un animal cualquiera, sino de aquel que m¨¢s se parec¨ªa a nosotros los humanos. As¨ª fue como comenz¨® todo.
?Encontr¨® sexismo en la sociedad y en el ¨¢mbito cient¨ªfico?
No, porque en primer lugar, nadie m¨¢s estaba haciendo lo que yo hac¨ªa, y segundo, no hab¨ªa ido a la universidad. Louis Leakey prefer¨ªa a alguien que no hubiera tenido su mente abarrotada con lo que ¨¦l pensaba que era una forma reduccionista de observar a los animales que prevalec¨ªa en aquella ¨¦poca, y ¨¦l cre¨ªa que una mujer ser¨ªa mejor, m¨¢s paciente, sobre el terreno. As¨ª que ser mujer me benefici¨® mucho. A?adido a todo esto, Tanzania justo estaba empezando a ser independiente, y a¨²n hab¨ªa algo de resentimiento hacia los hombres blancos a causa del colonialismo, pero no hacia Jane, esa chica amable y joven. Todo fue muy f¨¢cil para m¨ª, quer¨ªan ayudarme. Ser mujer fue verdaderamente de ayuda en aquel momento.
?Y lo ha seguido siendo a lo largo de su carrera?
Cuando al fin fui a estudiar a Cambridge,?porque Leakey me anim¨® a tener un t¨ªtulo, muchos de los profesores me dijeron que lo hab¨ªa hecho todo mal, pero no creo que se debiera a que era una mujer, sino a que para ellos yo deber¨ªa haber dado n¨²meros a los chimpanc¨¦s y no nombres. Era una cient¨ªfica, no pod¨ªa hablar de personalidad, mente o emoci¨®n, porque eran exclusivos de los humanos. Pero yo ya hab¨ªa aprendido de mis perros de ni?a que esas ideas estaban equivocadas. Cuando National Geographic envi¨® a Hugo van Lawick a grabar y fotografiar mi trabajo con los chimpanc¨¦s tuvieron que empezar a pensar de otra forma y admitir que nosotros los humanos no somos los ¨²nicos seres con personalidad, cerebro y emociones. Al salir el primer documental en 1963 hubo muchos cient¨ªficos que dijeron: ??Por qu¨¦ tenemos que escuchar a Jane? Solo es una chica, sin una licenciatura, que ha logrado el apoyo de National Geographic porque tiene unas piernas bonitas¡?. A m¨ª eso me daba igual, solo quer¨ªa volver a Gombe y aprender m¨¢s sobre los chimpanc¨¦s. Echando la vista atr¨¢s pienso que tuve suerte de tener unas piernas bonitas; si eso me ayud¨®, no s¨¦ si lo hizo, ?gracias, piernas!
?C¨®mo fue su transformaci¨®n de cient¨ªfica a activista?
Hice el doctorado y regres¨¦ a Gombe para crear una estaci¨®n de investigaci¨®n. Fueron los mejores d¨ªas de mi vida: pasaba todo el d¨ªa en la selva d¨¢ndome cuenta de que todo est¨¢ interconectado. Pensaba que pod¨ªa seguir haciendo eso el resto de mi vida, pero en 1986 ayud¨¦ a organizar una conferencia en Chicago en la que participaban otros seis cient¨ªficos de campo que trabajaban en diferentes zonas de ?frica. Por primera vez reunimos nuestras investigaciones, el prop¨®sito principal era averiguar c¨®mo el comportamiento de los chimpanc¨¦s variaba de un lugar a otro y qu¨¦ permanec¨ªa igual. Tuvimos una sesi¨®n sobre conservaci¨®n que fue absolutamente impactante: descend¨ªa el n¨²mero de chimpanc¨¦s, los bosques estaban desapareciendo¡ Hubo otra ponencia acerca de las condiciones en algunas situaciones de cautividad: lo peor era ver a los chimpanc¨¦s, nuestros parientes m¨¢s cercanos, en laboratorios de investigaci¨®n m¨¦dica, donde estaban en jaulas de 1,5 metros. Seres sociales que permanec¨ªan solos, entre barrotes de hierro. No pude dormir despu¨¦s de verlo, era horrible. Ah¨ª pas¨¦ de cient¨ªfica a activista. Ni siquiera lo pens¨¦, no tuve que tomar una decisi¨®n, era algo que ten¨ªa que hacer.
?Qu¨¦ piensa de los nuevos activistas, como Greta Thunberg y su lucha contra el cambio clim¨¢tico, o el pr¨ªncipe Harry y su apoyo al IJG?
En 1991 cre¨¦ un programa para la juventud, llamado Roots & Shoots, Ra¨ªces y Brotes en Espa?a, que hoy en d¨ªa est¨¢ presente en 86 pa¨ªses, en Espa?a a trav¨¦s del IJG. Estos j¨®venes est¨¢n pasando a la acci¨®n, protestando, algunos se han sumado a las marchas de Greta¡ Pero sobre todo eligen proyectos como plantar ¨¢rboles, recoger basura o cultivar comida org¨¢nica, recolectar dinero para ayudar a proteger los bosques¡ Es la gente joven que veo hoy en d¨ªa la que me da una mayor esperanza para el futuro, la gente joven que est¨¢ de verdad ah¨ª fuera, volcando su coraz¨®n y su alma en el proyecto al que deciden dedicarse y marcando una gran diferencia en el mundo.
?Le gustar¨ªa involucrar al pr¨ªncipe Harry o a Greta Thunberg en alguno de sus proyectos?
Cualquiera que quiera apoyarnos es bienvenido. Ra¨ªces y Brotes parte de una postura de no confrontaci¨®n, no se?alamos con dedo acusador, contamos historias para llegar al coraz¨®n. Porque si una persona joven se aproxima a un ministro y empieza a decirle ?Tienes que hacer esto y esto otro?, probablemente no le escuche o quiz¨¢ finja hacerlo pero no actuar¨¢. Pero si logramos llegar a sus corazones la gente cambia. As¨ª ganamos en la lucha contra el uso de chimpanc¨¦s en la investigaci¨®n m¨¦dica.
Cree en el poder de la amabilidad.
S¨ª, la no confrontaci¨®n es el m¨¦todo. Si quieres que alguien muy importante cambie algo tiene que parecerle que ha sido por elecci¨®n propia. Resulta m¨¢s sencillo si lo ven como su idea, en lugar de sentirse intimidados por otra persona.
?Qu¨¦ les dice a los negacionistas del cambio clim¨¢tico? Hoy d¨ªa muchas personas, incluidos pol¨ªticos, no se f¨ªan de la ciencia.
Eso es est¨²pido. He viajado por todo el mundo y he visto con mis propios ojos los efectos del cambio clim¨¢tico en distintos lugares. A esos cr¨ªticos les dir¨ªa que he visto el hielo derretirse en los polos, c¨®mo aumenta el nivel del mar, a gente que se convierte en refugiada porque su zona ya es demasiado des¨¦rtica para vivir all¨ª, casas inundadas, huracanes¡ Los patrones clim¨¢ticos han cambiado en todo el mundo. Basta con observar lo que ha ocurrido como resultado del confinamiento provocado por el coronavirus: los cielos han vuelto a ser azules, las empresas no han emitido di¨®xido de carbono¡ Desafortunadamente, no tengo demasiadas esperanzas en que esto cambie de momento. Pero por otro lado pienso que miles de personas que quiz¨¢ han respirado aire limpio y visto las estrellas brillar por la noche por primera vez en sus vidas no van a querer regresar a los viejos h¨¢bitos contaminantes. Conf¨ªo en que haya tal aumento de gente cr¨ªtica en todo el mundo que provoque que las empresas y los gobiernos vean que tienen que cambiar.
Usted ha ligado la covid-19 con la falta de respeto hacia la naturaleza.
Es verdad, estamos deforestando el mundo a gran velocidad y desaparecen ¨¢reas donde hay una gran biodiversidad. A medida que destruimos los bosques los animales entran en contacto con especies con las que normalmente no interactuar¨ªan en absoluto y algunos virus y bacterias saltan de una a otra. Pasan de una especie donde probablemente han estado cientos de a?os sin hacer da?o a nadie, y al llegar a otro animal aparece una nueva mutaci¨®n del virus¡ Normalmente es un animal que ha sido infectado, que se transforma en un reservorio del virus. Y los animales est¨¢n forzados a vivir m¨¢s cerca de la gente, porque est¨¢n perdiendo sus tierras, por lo que esos virus pueden pasar a los humanos. El problema no es solo que no respetemos el medio ambiente, sino que no respetamos a los animales: los cazamos, los matamos, los comemos, traficamos con ellos. Muchos acaban en mercados de animales vivos en Asia, donde estas diferentes especies est¨¢n juntas en situaciones estresantes y antihigi¨¦nicas, porque suelen matarlas en ese mismo sitio, y de esta manera el comprador y el vendedor pueden llegar a ser contaminados por uno de estos virus. Creemos que la covid-19 comenz¨® en un mercado de Wuham; el SARS apareci¨® en otro de estos mercados de carne en otro lugar de China; la epidemia de VIH-sida surgi¨® en un mercado de carne de animales silvestres en ?frica, donde los chimpanc¨¦s eran cazados y matados para venderlos como alimento; ahora hay una enfermedad llamada MERS, cuya infecci¨®n se transmite por el contacto con un dromedario domesticado, y adicionalmente existen varias enfermedades que han pasado a los humanos a trav¨¦s de los animales de nuestras granjas de cr¨ªa intensiva, que son una verdadera pesadilla.
?Deber¨ªamos cambiar la forma en que comemos?
Tenemos que cambiar la forma en la que comemos y la forma en la que tratamos a los animales. Es muy importante que nos demos cuenta de que cada animal, tanto los que est¨¢n en los mercados de carne como los que est¨¢n en las granjas-factor¨ªa, en esas condiciones espantosas, tiene una personalidad. Si los estudias, les das un nombre porque cada uno de ellos es distinto de los dem¨¢s. Los cerdos son tan inteligentes como los perros, quiz¨¢ incluso m¨¢s. Poned en un buscador de Internet Pigcasso, no Picasso el artista, y lo que ver¨¦is es incre¨ªble. Todos estos animales en estas condiciones horribles tienen sentimientos, pueden sentir miedo, dolor y desesperaci¨®n. No podemos pensar en ellos como una masa. Hay que pensar en cada uno de ellos.
A ra¨ªz de esta crisis del coronavirus, ?va a cambiar nuestra forma de consumir?
Estoy haciendo todo lo que puedo para concienciar sobre eso. En cada conferencia, y doy varias cada d¨ªa, hablo sobre el hecho de que nosotros mismos hemos provocado esta pandemia, intento ayudar a la gente a pensar en los animales.
?Cree que tal vez grandes industrias como la de la moda revisar¨¢n la forma en la que producen?
Creo que todas las industrias est¨¢n empezando a cambiar ya. Desde que comenc¨¦, en 1968, ha habido avances en todo el mundo: en muchos lugares de Corea del Sur y de China est¨¢ prohibido el consumo de carne de perro, en Europa y los Estados Unidos se han empezado a prohibir los criaderos de cachorros donde los animales son retenidos solo para que tengan camada tras camada¡ Hemos empezado a prohibir algunas cosas que son realmente crueles. Por ejemplo, en Espa?a ha habido una gran controversia sobre las corridas de toros. Cada vez la gente est¨¢ cobrando m¨¢s y m¨¢s consciencia y ahora solo necesitamos una masa cr¨ªtica para lograr el tipo de cambio que necesitamos que se produzca.
Acaba de presentar el documental La gran esperanza y prepara El libro de la esperanza, ?por qu¨¦ le parece tan importante este concepto?
Porque si no mantienes la esperanza, si sientes que nada de lo que haces va a cambiar las cosas o que nada de lo que otros hacen va a marcar la diferencia, ?entonces por qu¨¦ molestarse? Te rindes, no haces nada, solo te queda disfrutar de la vida que tienes el mayor tiempo posible. Eso ser¨ªa el final del planeta. Te tienes que preocupar de las generaciones futuras, al menos debes intentarlo. Yo no voy a dejar que los tipos como Donald Trump y los bolsonaros me golpeen y me hagan callar. No, me levantar¨¦ de nuevo. Morir¨¦ luchando, porque es lo ¨²nico que puedo hacer. E intentar darle esperanza a la gente, porque es el momento de que todos nos unamos e intentemos empezar a curar la herida que nosotros mismos hemos infligido. Como hacemos en nuestro programa Ra¨ªces y Brotes en ?frica para mejorar las vidas de las personas que viven en la pobreza, porque si eres realmente pobre talar¨¢s el ¨²ltimo ¨¢rbol, pescar¨¢s el ¨²ltimo pez y disparar¨¢s al ¨²ltimo chimpanc¨¦ solo para sobrevivir. Conforme ayudemos a encontrar otras formas de vivir que no sean destrozar el medio ambiente, los bosques que se fueron volver¨¢n y habr¨¢ m¨¢s esperanza, muchos animales al borde de la extinci¨®n tendr¨¢n una nueva oportunidad. Es lo que ha ocurrido con los linces en Espa?a, he podido conocer de cerca este exitoso programa de conservaci¨®n, su cifra ha aumentado considerablemente. Hay cientos de ejemplos como este en todo el mundo.
?Resulta dif¨ªcil mantener la esperanza ante noticias como las protestas raciales en Estados Unidos o los problemas migratorios en la Uni¨®n Europea?
Es esperanzador ver que hay mucha gente protestando contra el racismo en todo el mundo. Las protestas pac¨ªficas est¨¢n justificadas y son necesarias. Queda mucho por hacer por la igualdad, la paz y la justicia, y todos debemos involucrarnos.
Durante los meses iniciales de la covid-19 el equipo espa?ol del IJG ha estado en Senegal ense?ando a la poblaci¨®n a luchar contra el virus. ?La educaci¨®n es clave?
Absolutamente. La educaci¨®n y escuchar a la gente, no plantarse all¨ª como un pu?ado de blancos arrogantes en un pueblo africano pobre para decir lo que hay que hacer, sino ir, como nosotros hicimos hace a?os, junto a un grupo de lugare?os de Tanzania que pueden preguntarles a los vecinos de los pueblos qu¨¦ se puede hacer para ayudarlos. As¨ª comenz¨® todo. Y de esta forma pudimos introducir programas de gesti¨®n y microcr¨¦ditos como los impulsados por mi h¨¦roe, Muhammad Yunus. Es especialmente importante empoderar a las mujeres, que haya becas para poder mantener a las chicas en las escuelas, y tambi¨¦n a los chicos, tanto como podamos. Nuestro programa Ra¨ªces y Brotes es maravilloso porque permite que la gente joven, aunque viva en comunidades muy aisladas, pueda unirse a otros grupos en ?frica y en todo el mundo a trav¨¦s de un ordenador. Mi propio nieto est¨¢ implicado en ayudar a educar sobre temas medioambientales.
Tras este confinamiento y el par¨®n por el coronavirus, ?seguir¨¢ recorriendo el mundo o planea frenar su actividad?
Creo que tendr¨¦ que esperar a ver qu¨¦ pasa. Echo de menos reunirme con mis amigos, poder darles un abrazo. He estado intentando crear una Jane virtual para llegar a m¨¢s gente. Puedo compaginar eso con viajar, si es seguro. Por mi edad avanzada soy poblaci¨®n de riesgo y ser¨ªa est¨²pido ir a alg¨²n sitio, caer enferma y morir. No estoy preparada para morir todav¨ªa.
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