?Cuento de hadas o zoofilia? La pol¨¦mica revoluci¨®n sexual de la favorita al Oscar
La forma del agua, el ¨²ltimo trabajo de Guillermo Del Toro nominado a 13 estatuillas, ha abierto un debate entre los espectadores debido a la expl¨ªcita relaci¨®n entre la mujer y el hombre-anfibio protagonistas. Sin spoilers.
¡°La belleza est¨¢ en el interior¡±, aseguraban en el doble cl¨¢sico de Disney (1991 y 2017), La bella y la bestia. Para Guillermo del Toro, cineasta mexicano responsable de pel¨ªculas como El laberinto del fauno, la belleza est¨¢ en el interior, s¨ª, pero tambi¨¦n en el sexo. La forma del agua, ¨²ltimo trabajo del director que se estrena este 16 de febrero en Espa?a y que acumula hasta 13 nominaciones para los pr¨®ximos premios Oscar, narra la historia de amor entre una empleada de la limpieza muda y un pez humanoide estudiado por el Gobierno estadounidense en los a?os 60. Con ecos del mencionado cuento de hadas y Liberad a Willy, la diferencia reside en que la relaci¨®n entre sus protagonistas va un paso m¨¢s all¨¢ del id¨ªlico romance de naturaleza prohibida, incidiendo tambi¨¦n en su atracci¨®n f¨ªsica. Una atracci¨®n tal que ahora sus espectadores se debaten sobre los l¨ªmites de la zoofilia en este filme de apariencia familiar. Sin destripes de la trama principal, a continuaci¨®n te contamos por qu¨¦ un consolador inspirado en el miembro del monstruo ha agotado todas sus existencias.
Acabemos con el morbo cuanto antes. No, no hay una escena expl¨ªcita de sexo en la ba?era entre Elisa, la conserje (Sally Hawkins) y el pez humanoide procedente del Amazonas (Doug Jones). Sin embargo, las secuencias que acompa?an a tal elipsis no dan lugar a equ¨ªvoco. Por ejemplo, la conversaci¨®n posterior de Elisa con su compa?era Zelda (Octavia Spencer), dejando entrever un miembro mediante el lenguaje de signos. ¡°Oh, Dios m¨ªo. Nunca conf¨ªes en un hombre, incluso cuando parece que no hay nada ah¨ª abajo¡±, responde entre carcajadas su interlocutora. Una charla lo suficientemente evocadora como para que una empresa dedicada a la elaboraci¨®n de juguetes sexuales, Xenofacts Artifacts, haya tirado de imaginaci¨®n con un dildo de silicona inspirado en el protagonista de La forma del agua. Una vez que la ¡®Joya del Amazonas¡¯ ha llegado a los medios de comunicaci¨®n, todas las existencias se agotaron al instante y aunque sus responsables prometen una nueva remesa para antes de la ceremonia de los Oscar (4 de marzo), dicen estar sobrepasados con ¡°un incremento de m¨¢s del 1000%? de visitas a su web.
Guillermo del Toro da as¨ª un paso m¨¢s en la humanizaci¨®n de los monstruos de sus filmes, siendo como es el referente indiscutido del cine fant¨¢stico mainstream?y desprendi¨¦ndose del envoltorio Disney que contamin¨® el significado real de algunos de estos cuentos populares. El mexicano luch¨® durante todo el proceso de preproducci¨®n para que el equipo de efectos especiales tuviera en mente que no deb¨ªan de esculpir un monstruo, sino un protagonista de Hollywood. ¡°Deben dar ganas de besarle¡±, aseguraba, ratificando una vez m¨¢s el atrevimiento zoof¨ªlico. En el art¨ªculo de Vanity Fair How The Shape of Water Aquatic Beast Got So Sexy (C¨®mo la bestia acu¨¢tica de La forma del agua lleg¨® a ser tan sexy), su int¨¦rprete Doug Jones, fiel colaborador de Del Toro desde Mimic, cuenta su impacto al ver el traje por primera vez: ¡°Hombros anchos, cintura estrecha y un culo para matar. Podr¨ªas partir una nuez con esa cosa¡±.
La er¨®tica de los monstruos, la simbiosis entre el terror y la sensualidad, ha sido bien utilizada por la cultura del entretenimiento desde el origen de los mismos. Vampiros chupasangre, zombis enamorados, hombres lobo, brujas¡ y ahora tambi¨¦n, hombres anfibios. ¡°?Hay algo m¨¢s aterrador que la filosof¨ªa pacata y moralista en la que gran parte de la humanidad se ha educado?, y por otro lado, ?hay algo m¨¢s tentador y excitante que transgredirla?¡±, se preguntaba Rita Abundancia en un art¨ªculo en S Moda. ¡°Es as¨ª como terror y erotismo intercambian, a menudo, sus funciones de dar miedo y provocar deseo, lo que los ha mantenido ¨ªntimamente unidos¡±.
La forma del agua es una alegor¨ªa sobre la aceptaci¨®n de la diferencia que resuena con mayor fuerza en los tiempos de la administraci¨®n Trump. Tambi¨¦n es, seg¨²n medios especializados como The Ringer, el filme con prestigio conceptualmente m¨¢s atrevido en mucho tiempo. ¡°Lo ¨²nico que la separa de una calificaci¨®n para mayores de 18 a?os es la ausencia de la erecci¨®n de la criatura en pantalla (aunque Elisa la describe con lenguaje de signos)¡±, escribe Kate Knibbs. ¡°Este extravagante erotismo no ha detenido los aplausos del p¨²blico y la cr¨ªtica. Yo les aplaudo por una raz¨®n diferente: que una f¨¢bula freak sobre el poder del sexo entre especies se haya convertido en algo generalista¡±.
Sexo y poder. Para algunos, sin¨®nimos. Aunque camuflada en una historia de amor con reminiscencias de Am¨¦lie, La forma del agua intenta profundizar en los pilares de la sociedad moderna. Y mientras escritores y espectadores nos enfrascamos en el divertido debate sobre las opciones coitales de una mujer humana y un anfibio humanoide, pasan desapercibidas las terribles consecuencias del sexo y el poder en la cruda existencia del resto de personajes del filme. Como el entra?able pintor gay (Richard Jenkins), que es expulsado con violencia de una cafeter¨ªa a la m¨ªnima insinuaci¨®n. O el matrimonio de Zelda (Octavia Spencer), un infierno diario de machismo y desafecci¨®n. Y el antagonista del filme, Strickland (Michael Shannon), un empleado de seguridad solitario que tapa la boca de su mujer para no o¨ªrla hablar durante el acto. ?Qui¨¦n es el monstruo ahora?
¡°Quiz¨¢ pienses, ¡®Esa cosa parece humana¡¯. Se sostiene sobre dos piernas, ?verdad? Pero todos hemos sido creados a la imagen del Se?or. No pensar¨¢s que es ese el aspecto real del Se?or, ?no?
Richard Strickland (Michael Shannon)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.