La moda sube al trono en Ruanda
Dos d¨¦cadas despu¨¦s del genocidio, los j¨®venes ruandeses encuentran en la industria textil una forma de reconstruir la identidad del pa¨ªs.
Maximilian Kolbe lleva su negocio de ropa de segunda mano desde el cuarto trasero de una casa de Kicukiro, un distrito a¨²n sin asfaltar de Kigali, la capital de Ruanda. La habitaci¨®n tiene estanter¨ªas repletas de cinturones de Gucci, complementos de Armani y gorras de b¨¦isbol estadounidenses.
Viaja a Uganda y Kenia para comprar la ropa que los j¨®venes no encuentran ni en las tiendas del centro ni en los alrededores. ?Les encantan las marcas, pero todav¨ªa falta mucha educaci¨®n. Por eso trato de hacer estilismos, que se lleven todo el conjunto?, explica Kolbe. Gasta 260 euros al mes en ropa, tres veces el salario medio del pa¨ªs. ?En dos a?os abrir¨¦ mi propia boutique?, asegura. Descuelga del armario la pieza de la que se siente m¨¢s orgulloso: un traje de cuadros que ¨¦l mismo ha confeccionado. A sus 20 a?os, desde este patio trasero, Kolbe sue?a con ser dise?ador.
La moda es el veh¨ªculo para construir una nueva identidad. ?Queremos cambiar la imagen de nuestro pa¨ªs?, dice el dise?ador Maximilian Kolbe (en la foto).
David Roemer
Ahora tiene una oportunidad. La reciente creaci¨®n de la plataforma Made in Kigali, con casi 750.000 euros de presupuesto, pretende ayudar a la formaci¨®n de entre 3.000 y 5.000 modistos, adem¨¢s de favorecer su internacionalizaci¨®n. Pero ?por qu¨¦ los inversores y colaboradores se decantan en este momento por Ruanda en lugar de apostar por otros pa¨ªses africanos donde la moda tiene mayor presencia desde hace tiempo, como Kenia, Sud¨¢frica o Nigeria? La respuesta est¨¢ en su potencial de desarrollo, que ha llamado la atenci¨®n extranjera. El pa¨ªs registra una de las tasas de crecimiento m¨¢s s¨®lidas del continente, cercana al 8%, y seg¨²n un estudio elaborado por Naciones Unidas, el aumento de su clase media ser¨¢ uno de los m¨¢s notables de ?frica en 2025.
M¨¢s datos: Ruanda cuenta con un acuerdo de aranceles libres con EE UU y con alianzas comerciales con los pa¨ªses del este y el sur del continente africano. Solo en la regi¨®n, la industria textil tiene 400 millones de consumidores potenciales, seg¨²n el Gobierno. La seguridad de las calles de Kigali y la facilidad para hacer negocios ¨Ces el mejor tercer pa¨ªs de ?frica, seg¨²n el Banco Mundial¨C hacen de la capital uno de los principales destinos para radicar empresas.
Collar de madera y trenzado tradicional ruand¨¦s de Inzuki.
David Nkurunziza
Radiograf¨ªa del cambio. La moda se ha convertido en el s¨ªmbolo de los nuevos tiempos. Una forma de expresi¨®n para toda una generaci¨®n ¨Cm¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n¨C que jam¨¢s conoci¨® el genocidio. ?Queremos cambiar la imagen de Ruanda. Este pa¨ªs ya no es el mismo?, reivindica Kolbe.
El 7 de abril de 1994, tras el atentado contra el presidente Habyarimana, los extremistas de mayor¨ªa hutu llamaron al exterminio de la minor¨ªa tutsi. En solo 100 d¨ªas, 800.000 personas fueron asesinadas ante la indiferencia de la comunidad internacional. La guerra dej¨® una regi¨®n devastada y fracturada, pero hoy es un lugar distinto. En solo cinco a?os, un mill¨®n de personas ha salido de la pobreza y la esperanza de vida se ha duplicado a lo largo de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas.
Los accesorios de Teta Isibo, creadora del sello Inzuki, se basan en los motivos de la cester¨ªa tradicional.
David Nkurunziza
Tambi¨¦n en este tiempo, sobre las impolutas aceras de Kigali, los nuevos edificios de acero y cristal de la capital han visto nacer decenas de firmas y cooperativas textiles con una gran ambici¨®n exportadora. ?Para nosotros es una forma de construir nuestra propia historia?, explica Teta Isibo, fundadora de Inzuki, que a los 28 a?os decidi¨® dejar su carrera en la Administraci¨®n P¨²blica para abrir una tienda en Kigali. ?Me dijeron que estaba loca?, recuerda. Joselyne Umutoniwase (26 a?os) tampoco imagin¨® nunca que podr¨ªa labrarse un futuro en la industria textil: ?Cuando era ni?a, cos¨ªa mis vestidos. Fui de viaje a Alemania, llev¨¦ varios de mis dise?os ?y los vend¨ª todos!?. Hoy tiene su propio local y un taller de confecci¨®n a las afueras de Nyamirambo, donde ofrece ropa a medida.
?Hasta hace poco la gente pensaba que la moda era solo para ricos. Ahora todos quieren llevar algo ¨²nico para ir un evento?, afirma Umutoniwase. ?Eso s¨ª, con elegancia?. Los estrictos c¨®digos impuestos por el r¨¦gimen del presidente Kagame influyen en la vestimenta de la ciudad, donde no est¨¢ permitido llevar sandalias de playa porque dan un aspecto desali?ado. ?Es una cultura ordenada. La est¨¦tica ruandesa presenta formas geom¨¦tricas y estructuradas. El tejido es africano, pero los patrones son europeos, con cinturas entalladas, para que sienten bien a las mujeres con curvas?, explica la catalana In¨¦s Cuatrecasas, fundadora, junto a Marc Oliver, de MilleCollines, una marca que vende en Kigali, Nairobi y Barcelona.
Botas acolchadas, patentadas por Inzuki.
David Nkurunziza
Cuatrecasas viaj¨® a al pa¨ªs africano en 2005 y cuatro a?os m¨¢s tarde lanz¨® su primera colecci¨®n desde la capital. ?Nos pareci¨® un lugar amable y tranquilo donde poder montar un negocio sin sorpresas. Encontramos modistos y sastres magn¨ªficos que no ten¨ªan un trabajo digno. Contribuir al desarrollo y cambiar el clich¨¦ que tenemos del continente se convirti¨® en una de nuestras prioridades?. Cuatrecasas y Oliver han visto nacer cada a?o nuevas marcas, al amparo del momentum de la moda africana. Todo cambi¨® en noviembre de 2013, cuando Laurie DeJong, organizadora de las pasarelas de Miami y Nueva York y mentora de la dise?adora ruandesa Colombe Ituze Ndutiye, decidi¨® promocionar voluntariamente la segunda edici¨®n de la semana de la moda de Kigali. De repente, el mundo descubri¨® unas colecciones distintas, alejadas de los excesos y con los ojos puestos en Londres, Par¨ªs y Mil¨¢n. ?Fue un salto cualitativo?, recuerda Ndutiye. ?Es inspirador saber que, adem¨¢s de producto, por fin tenemos mercado?.
Haute Baso, House of Tayo, Inzuki, Rwanda Clothing o Uzuri son otras de las firmas locales que han logrado dar el salto internacional gracias a la calidad de sus productos, inspirados en motivos locales pero con corte occidental. ?Sus planes de futuro? Abrir tiendas en el exterior, manteniendo la producci¨®n dentro de su pa¨ªs, y vender por Internet.
?En ?frica hay gente que sabe coser y administrar. Son profesionales a los que no se les da voz?, cree Cuatrecasas.
C¨®mo forjar una identidad. El conocido como Rwanda Style es el reflejo de la historia de la regi¨®n, de los miles de refugiados que dejaron sus casas huyendo del conflicto hacia Asia, Europa, ?frica y Am¨¦rica y que han regresado con el sue?o de colaborar en la recuperaci¨®n de su hogar. Matthew Rugamba estudi¨® en Estados Unidos, particip¨® en la African Fashion Week de Londres en 2012 y en julio del a?o pasado decidi¨® volver a su tierra natal para fundar la sastrer¨ªa House of Tayo. Como el resto de creadores, Rugamba confecciona sus complementos en cooperativas de artesanos locales. ?Quer¨ªa que mi producci¨®n estuviera en mi pa¨ªs, para crear empleo. Entre los emprendedores existe esa sensaci¨®n de que estamos aqu¨ª para ayudar a la naci¨®n.
Nuestra moda no es Made in Rwanda, es Mading Rwanda (en espa?ol, Construyendo Ruanda)?, explica desde su peque?o estudio a las afueras de Kigali. El retorno marca el pulso de este movimiento, singular dentro del continente. Lo protagonizan j¨®venes formados en lugares distintos del planeta que vuelven a una zona que, para ellos, lleva impl¨ªcito un sentimiento, m¨¢s que una tradici¨®n cultural. Candy Basomingera (criada en B¨¦lgica) y Linda Mukangoga (en Washington DC) son las creadoras de Haute Baso, una marca que elabora bolsos de piel para elevar la moda local m¨¢s all¨¢ del souvenir. ?Queremos movernos fuera de los estereotipos. Interpretar qu¨¦ significa ?frica para nosotras?, afirman.
David Nkurunziza
En el caf¨¦ Shokola, el m¨¢s chic de la capital, Oscar Karekezi, promotor de la semana de la moda de Kigali, cuenta c¨®mo quiere convertir el pa¨ªs en un centro de referencia. ?Me gustar¨ªa mostrar el trabajo de estos nuevos dise?adores en Nueva York en un plazo de dos a?os?, dice. ?La creaci¨®n de una industria requiere formaci¨®n, producci¨®n de calidad e inversi¨®n para la promoci¨®n en los mercados?, reconoce Karekezi. ?Pero tenemos talento?. Muestra de ello son Ysolde Shimwe y Kevine Kagirimpundu, estudiantes de Arquitectura, quienes con solo 22 a?os lograron hacerse un hueco en la semana de la moda con su sello Uzuri. Sue?an con abrir un punto de venta en Par¨ªs, pero su ambici¨®n inmediata es m¨¢s cercana: ?Dise?ar unas sandalias de playa que se puedan llevar en la ciudad?.
La marca de moda ¨¦tica MilleCollines, con sede en Kigali, est¨¢ respaldada por el jurado de los premios a j¨®venes emprendedores sociales de la Universidad Europea de Madrid.
Millecollines
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