La resurrecci¨®n de Miguel Adrover
El exdise?ador de moda acaba de ganar el Premio Nacional de Moda y renace como artista con una obra de tintes apocal¨ªpticos. De su anterior vida creativa se queda ?con los riesgos que he tomado: hay cosas que solo se aprenden en el campo de batalla?
Entrado en su nueva etapa como artista, Miguel Adrover ha abandonado definitivamente la industria de la moda tras anunciar su muerte como dise?ador a trav¨¦s de su Instagram. Ahora renace volcando su autenticidad en la muestra La mort amb prebes torrats (La muerte con pimientos asados), 33 obras que son parte del trabajo realizado durante dos a?os, y que ha expuesto en un espacio privado del pueblo de Santany¨ª, en Mallorca, donde ha celebrado esta ¡®resurrecci¨®n¡¯ tras a?os de anonimato. Es lo que el describe como ?una degustaci¨®n de lo que est¨¢ por venir?, porque su prol¨ªfica obra art¨ªstica (se dice que no es ni una d¨¦cima parte de lo que tiene ya realizado) se ir¨¢ desvelando, misteriosamente, en galer¨ªas nacionales, internacionales y en proyectos editoriales durante los pr¨®ximos meses. Nos recibe en su casa de Calonge, en un hogar que han mantenido cinco generaciones de su familia y que ¨¦l reform¨® con el dinero que gan¨® durante su exitoso paso por la pasarela.
Su proceso creativo hasta inaugurar su primera exposici¨®n ha sido intenso, al aire libre y en un aljibe inundado.
S¨ª, es un viaje a mis entra?as, a mi coraz¨®n y a mi cerebro. Uso materiales a mi alcance y diversos soportes: fotograf¨ªa, acuarela, instalaciones¡ Soy muy observador, acumulo mucha informaci¨®n e inconscientemente sale. No lo considero fotograf¨ªa; el proceso y el sentimiento est¨¢n m¨¢s pr¨®ximos a la pintura. Son historias del apocalipsis que pueden suceder si seguimos con esta avaricia.
?Se siente mejor defini¨¦ndose como artista que como dise?ador?
Me cuesta lo de ¡®artista¡¯ y me pas¨® lo mismo con lo de ¡®dise?ador¡¯. Me daba verg¨¹enza, y ahora m¨¢s. Me despoj¨¦ de aquello porque no me mov¨ªa, me limitaba. Lo que tengo dentro no s¨¦ si es arte o una maldici¨®n ¨Cr¨ªe¨C, pero no puedo parar de buscar formas de expresi¨®n. En este momento me siento m¨¢s libre, no dependo tanto de las ventas, de la prensa, no se trata de un producto desechable, perdura m¨¢s. Aunque mi moda nunca fue pasajera: muchas firmas se alimentan a¨²n de mis restos mortales como dise?ador. Divierte ver c¨®mo despu¨¦s de tanto tiempo, lo pillan.
?Y c¨®mo es su vida ahora?
Natural, real, m¨¢s llevadera. Vivo bastante aislado y sin m¨®vil; gracias a mis padres nos abastecemos de lo que cultivamos. Soy casi autosuficiente, al fin, como dec¨ªa Par¨¢lisis Permanente. Eso es el lujo: no depender de la tecnolog¨ªa y encontrarte con la naturaleza. Aunque estoy siempre en acci¨®n; he creado un movimiento (el Frente de Liberaci¨®n de la Madre Tierra) para ense?ar que las corporaciones son terroristas que acaban con las selvas y los recursos globales. Ellos son el 1% y nosotros el 99% ?A qu¨¦ esperamos! La felicidad virtual que venden es una carretera muy larga con un anuncio final donde pone: ?Fama, belleza, poder y avaricia?. ?Y solo hay autos estrellados!
Hace poco subi¨® a su Instagram una foto de Anna Wintour enfrentada a otra de una mona de El planeta de los simios.
?Qu¨¦ signific¨® ella para usted?
Siempre me dio l¨¢stima. Cen¨¦ en su casa, pero no la dejaba entrar al backstage. Dicen que mord¨ª la mano que me dio de comer, pero del plato com¨ªamos los dos. Ella me quer¨ªa cuando firm¨¦ con una multinacional, hab¨ªa dinero y campa?as. La industria necesita sangre nueva y yo era perfecto porque plasm¨¦ la energ¨ªa multicultural y la mezcla de clases neoyorquina. Se aprovecharon m¨¢s de m¨ª que yo de ellos. El concepto The next big thing empez¨® conmigo. Ahora hay uno cada d¨ªa.
?Defender su identidad le ha hecho pagar un alto precio?
Al rev¨¦s, tiene premio. Si haces algo con lo que no comulgas es cuando lo pagas. Yo no quise jugar ese juego. The New York Times dijo: ?Miguel Adrover es una leyenda como Buffalo Bill?. Me gusta lo de quedar como una leyenda, me he ido con la cabeza alta. No me afect¨® que Anna Wintour no me apoyara, mis shows eran cr¨ªticas a la industria.
?Y hacia ad¨®nde cree que va la industria ahora?
Al abismo. La imagen se explota tanto que ha perdido su valor, muchos se visten para llamar la atenci¨®n, sin argumentos. Para m¨ª la moda era una guerrilla, no veo satisfacci¨®n si no luchas por algo mejor.
Trabaj¨® ocho a?os en Hessnatur, una firma ecol¨®gica.
Me salv¨® la vida, pensaban como yo, en hacer moda ¨¦tica y responsable. Descubr¨ª que es m¨¢s dif¨ªcil pero posible.
El vocabulario de la moda se ha ampliado con palabras como bloguero o influencer. ?Qu¨¦ opina del fen¨®meno?
Aunque me resulta ajeno, me parece muy fuerte que el culo de pl¨¢stico de Kim Kardashian afecte a medio planeta. Gandhi, la madre Teresa de Calcuta, mi madre o mi padre son verdaderos influencers.
Hablando de influencia, McQueen fue amigo suyo¡
Estuvo en casa muchas veces. Lee era un ni?o inseguro, con muchos demonios. Cuando vienes de una familia humilde (su padre es taxista y el m¨ªo, campesino) es peligroso subir tan arriba. Por mi educaci¨®n recatada de posfranquismo, cuando amanec¨ªa en los clubs sent¨ªa culpabilidad. Le tengo muy presente, siento mucho que no nos pudi¨¦ramos despedir. Yo era de los pocos que le escuchaban y que no le ten¨ªa miedo. Recuerdo una vez que vino a Mallorca, estaba entusiasmado con la portada de The Face, de Nick Knight. Solo hablaba de ¨¦l. Pegu¨¦ un frenazo con el coche delante de dos se?oras mayores que tomaban el fresco y les grit¨¦: ??Saben a qui¨¦n tengo aqu¨ª? ?Al gran Alexander McQueen!?. Ellas respondieron: ??Y qui¨¦n es ese?. Le mir¨¦ y le dije: ??Ves como no importa tanto??. ?l me apreciaba por cosas as¨ª.
Ha experimentado excesos con las drogas, el sexo¡ Pod¨ªa haber acabado mal¡ o muerto y sin embargo resucita.
S¨ª, hay una ¨¢ngel arriba que me protege y otro aqu¨ª [dice refiri¨¦ndose a su compa?ero de vida].
?Qu¨¦ expectativas tiene con su nuevo trabajo art¨ªstico?
Ya se ver¨¢, la fama ya la he vivido. Ahora s¨¦ por d¨®nde tirar sin cometer los mismos fallos.
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