?Por qu¨¦ mataron a la mujer m¨¢s odiada de Am¨¦rica?
Melissa Leo se pone en el papel de la ate¨ªsta Madalyn Murray O¡¯Hair, en una pel¨ªcula de Netflix que recrea la rocambolesca historia de su vida y tr¨¢gico final.
Madalyn Murray O¡¯Hair dijo una vez: ?S¨®lo quiero tres palabras en mi l¨¢pida, si es que llego a tener una. Una es mujer, me siento muy c¨®moda en ese papel. Me ha encantado ser una mujer, me ha encantado ser una madre y una abuela. Pero quiero estas tres palabras: Mujer, atea y anarquista. As¨ª soy yo?. Cuando la polic¨ªa encontr¨® su cad¨¢ver, seis a?os despu¨¦s de su repentina desaparici¨®n en 1995, su cuerpo estaba tan mutilado ¨Cla despedezaron con una sierra¨C y en un estado tan avanzado de descomposici¨®n que hubo que recurrir al an¨¢lisis de ADN para certificar que era ella.
Murray O¡¯Hair estaba enterrada en un rancho de Texas, junto a los restos desmembrados de su hijo Jon y su nieta Robin. S¨ª, mucha gente quer¨ªa matarla. A su casa y organizaci¨®n llegaban cada d¨ªa centenares de amenazas repletas de excrementos o donde se fantaseaba con sodomizarla, violarla y asesinarla. ?Por qu¨¦? Madalyn Murray O¡¯Hair, o como decidi¨® apodarla la revista Life en 1964, fue ?la mujer m¨¢s odiada de Am¨¦rica? durante tres d¨¦cadas. La rocambelasca historia que envuelve a la vida y asesinato de esta l¨ªder del movimiento ateo de EEUU daba para una pel¨ªcula, protagonizada ahora por la oscarizada Melissa Leo, que se estren¨® en el festival SXSW el a?o pasado y que ya est¨¢ disponible en el cat¨¢logo de Netflix Espa?a. ?C¨®mo no se hab¨ªa hecho antes esto en Hollywood?
Esta provocadora activista dispar¨® contra el statu quo y el poder f¨¢ctico de la Iglesia sin miramientos y consigui¨® lucrarse, much¨ªsimo, con su batalla. Nacida como Madalyn Mays en el seno de una familia presbiteriana, se uni¨® a las Fuerzas Armadas femeninas, donde se cas¨®, se separ¨® y despu¨¦s conoci¨® a un hombre casado y cat¨®lico que se neg¨® a divociarse de su mujer y la dej¨® embarazada. Pese al rechazo, ella adopt¨® su apellido (Murray), tuvo otro hijo con otro hombre y se gradu¨® en abogac¨ªa, pero suspendi¨® el examen para poder practicarla. Tras un intento fallido de vivir en la Uni¨®n Sovi¨¦tica con su hijo ¨Cle denegaron la entrada¨C, Murray volvi¨® a Baltimore en 1960 para vivir con su madre. All¨ª fue donde comenz¨® a desplegar su arsenal antirreligioso.
Present¨® una querella contra la red de escuelas p¨²blicas de Baltimore (el caso de Murray Vs. Curlett) porque consideraba anticonstitucional que su hijo Bill tuviese que leer la Biblia en clase. Al peque?o Bill lo machacaban los abusones en el colegio por el juicio de su madre, pero Murray consigui¨® ganar en el Tribunal Supremo en 1963, hecho que convirti¨® a Mad Madalyn (la loca de Madalyn) en estrella de los medios de la ¨¦poca. La prensa estaba fascinada ante la afilada lengua de esta mujer, que parec¨ªa no temer a nadie. ?La religi¨®n ha causado m¨¢s miseria a la humanidad en toda su historia que cualquier otra idea?, defend¨ªa (en el metraje llega a espetar en un programa de radio ??Inmaculada concepci¨®n? Los cojones?). Murray, seg¨²n el film, decidi¨® continuar con su activismo animada por los cheques y donaciones que llegaban a su casa para apoyarla, compensando, en parte, la elevada correspondencia de amenazas de ultracat¨®licos.
Fund¨® en Austin (Texas) la ONG American Atheists, en la que defend¨ªa la separaci¨®n de Iglesia y Estado y con la que multiplic¨® su notoriedad. Fue invitada estrella en el show de Johnny Carson, el p¨²blico se debat¨ªa entre venerarla u odiarla. Monetiz¨® sus apariciones p¨²blicas llevando a los teatros los debates televisivos que protagonizaba con el reverendo Bob Harrington (en la pel¨ªcula interpretado por Peter Fonda), donde destru¨ªa Biblias ante una audiencia at¨®nita. Y mientras las donaciones crec¨ªan y ella se paseaba por radios y campus universitarios, decidi¨® llevarlo a juicio todo: a los servicios religiosos de la Casa Blanca, a que los astronautas tuviesen que leer la Biblia en los viajes espaciales o que en los billetes de d¨®lar apareciese la frase In God we Trust (Creemos en Dios).
La definici¨®n de madre helic¨®ptero se quedaba corta con Murray. La pel¨ªcula perfila a una mujer fuerte, pero sumamente controladora con sus allegados. Su prim¨®genito, figura clave en la etapa inicial de su activismo, acab¨® desentendi¨¦ndose de ella. Adicto a las drogas, acab¨® agotado y sin independencia ¨Cella se quedar¨ªa con la custodia de su nieta¨C? y despu¨¦s escribir¨ªa un libro My life without God, donde narrar¨ªa, curiosamente, c¨®mo creer en Dios le salv¨® de su drogodependencia. Murray tambi¨¦n se defin¨ªa como ?miltante feminista? y luch¨® en la ¨²ltima etapa de su vida por legalizar el aborto. En 1965 dir¨ªa a la revista Playboy: ?La mayor¨ªa de hombres americanos sienten amenazada su sexualidad a menos que sean m¨¢s altos que una mujer, m¨¢s listos o est¨¦n mejor educados y mejor colocados en el mundo empresarial. Para estos cretinos ¨C9 de cada 10 en EEUU¨C, el sex appeal es proporcional a lo grandes que son las tetas que miran embobados?.
Pero no fueron los ultrarreligiosos los que la asesinaron (aunque varios intentos hubo). El 27 de agosto de 1995, Madalyn (76 a?os) fue secuestrada junto a su hijo peque?o, Jon (40 a?os), y su nieta Robin (30 a?os). Su medicaci¨®n estaba encima de la mesa, y sus perros segu¨ªan en la sede de la fundaci¨®n, pero una nota supuestamente caligrafiada por Jon indicaba: ?La familia Murray O¡¯Hair hab¨ªa tenido que salir de la ciudad por una urgencia familiar, no sabemos cu¨¢nto tiempo estaremos fuera en el momento en el que escribimos esta nota?. En realidad los hab¨ªa captado, junto a otros dos hombres, un ex trabajador de su fundaci¨®n, David Roland Waters, consciente de la fortuna ¡®en B¡¯ de la familia, y ansioso por vengarse de ella. Madalyn, antes de expulsarlo de American Atheists, escribi¨® un art¨ªculo en la publicaci¨®n de la ONG en el que le acusaba de haberle robado 54.000 d¨®lares y revelaba que era un ex convicto peligroso que hab¨ªa matado a una adolescente y que incluso hab¨ªa orinado sobre su propia madre.
Mientras sus allegados no sospechaban nada por las espor¨¢dicas llamadas de Jon diciendo que los Murray O¡¯Hair estaban viajando y en buen estado, Waters los mantuvo cautivos y les exigi¨® recompensarles con 610.000 d¨®lares. Jon consigui¨® sacar el dinero en forma de monedas de oro de un joyero, pero las comunicaciones con el exterior cesaron el 27 de septiembre, fecha en la que la polic¨ªa cree que fueron asesinados. No fue hasta un a?o despu¨¦s cuando se activ¨® realmente la investigaci¨®n, cuando su hijo mayor Will puso una denuncia sobre la desaparici¨®n su madre, su hija y su hermano.
La prensa local, aliada con Will, hizo hincapi¨¦ en que la polic¨ªa no se tomaba en serio las pesquisas y hasta el a?o 2000 no llegar¨ªa el juicio en el que David Roland Waters fuese acusado del secuestro, extorsi¨®n y asesinato de la familia. Fue despu¨¦s del juicio, cuando el asesino negoci¨® para reducir su condena a 20 a?os de c¨¢rcel, cuando inform¨® sobre d¨®nde estaban los c¨¢davares de los ate¨ªstas. Waters muri¨® de un c¨¢ncer de pulm¨®n en prisi¨®n en 2003. Ten¨ªa que indemnizar a la asociaci¨®n con 543.665 d¨®lares compensando parte del dinero sustraido en monedas de oro. Nunca aparecieron.
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