Alquilar la ropa que llevas a diario: ?una alternativa sostenible frente al ¡®low cost¡¯?
Comprar menos, experimentar m¨¢s y alargar la vida ¨²til de las prendas favoreciendo su rotaci¨®n. Estos son los reclamos bajo los que nacen cada vez m¨¢s empresas dedicadas al alquiler de ropa mediante suscripci¨®n. As¨ª funcionan.
La industria de la moda es la segunda m¨¢s contaminante del planeta. De los 100.000 millones de prendas que se fabrican cada a?o, el 30% ni siquiera llega a venderse. La ropa nueva que llega a los armarios sale poco de ellos: seg¨²n la Fundaci¨®n Ellen McArthur, ahora nos ponemos cada prenda un 36,3% menos?que en 2002. En Espa?a se recicla apenas el 20% de estas y solo en Europa se generan m¨¢s de 16 millones de toneladas de residuos textiles. De estos, muchos se acabar¨¢n quemando, lo que genera un fuerte impacto debido a sus altas emisiones de CO2.
Pero la norma general de consumo sigue siendo la moda ef¨ªmera -ah¨ª est¨¢n las cifras del m¨¢ximo hist¨®rico de beneficios de Inditex en el primer semestre del a?o para confirmarlo-, con atracones de microtendencias que viven sus d¨ªas m¨¢s breves debido a la sobreexposici¨®n y saturaci¨®n que genera su presencia en Instagram, como expon¨ªa Clara Ferrero en S Moda con un art¨ªculo sobre la caducidad de las tendencias. En este contexto, la preocupaci¨®n por un consumo m¨¢s responsable coexiste tambi¨¦n en auge: la ropa de segunda mano se vendi¨® un 566% m¨¢s entre 2014 y 2018, apuntaban desde la plataforma alemana Ubup. Y proliferan alternativas de consumo como el alquiler de ropa para aquellos que, igual de apasionados por la moda, quieren seguir experimentando pero con alternativas que convivan con el modelo circular.
El negocio del alquiler de ropa pensada para llevar a diario juega con dos bazas para despertar inter¨¦s. La primera, que se puedan llevar y probar, aunque sea por escasos d¨ªas, prendas de dise?adores que de otra forma no se podr¨ªan costear. Tambi¨¦n que se cambie de ropa (y se pose con ella para dejar constancia y sumar ¡®me gusta¡¯) con m¨¢s frecuencia, evitando el desembolso real de esta cantidad de prendas que luego se llevar¨¢n veces contadas. La segunda tiene que ver con el medioambiente: no participar en el consumo imperante basado en usar y tirar.
A menudo mediante una suscripci¨®n, las plataformas de alquiler de ropa beben del modelo de otros servicios como el renting de coches o el de las plataformas audiovisuales de streaming. El fin ¨²ltimo no ser¨¢ poseer la prenda, el coche o la pel¨ªcula, sino poder disfrutarla durante un tiempo y pasar a otra cosa. Sin que estas ocupen nuestro espacio pero generando tambi¨¦n una nueva necesidad que supone un gasto fijo mensual a?adido.
La pionera del modelo es la estadounidense Rent the Runway, que lleva funcionando una d¨¦cada. En los cimientos de la empresa, las emprendedoras Jennifer Hyman y Jennifer Fleiss ¨CS Moda se ha puesto en contacto con RTR pero han declinado hacer declaraciones para este art¨ªculo-, cuyo negocio est¨¢ ahora valorado en mil millones de d¨®lares, seg¨²n apuntaba AFP. Su producto estrella, que ha inspirado a otros, es el de la suscripci¨®n de 89 d¨®lares mensuales que da opci¨®n a obtener cuatro prendas a elegir entre una extensa variedad de firmas (Stella McCartney, Diane von Furstenberg, Kate Spade¡). Aunque el nuevo favorito de sus suscriptoras, llamado a consolidarse como su ¨¦xito definitivo, es la suscripci¨®n con acceso ilimitado a prendas por 159 d¨®lares al mes. Todo se puede solicitar desde su p¨¢gina web seg¨²n disponibilidad o en sus tiendas f¨ªsicas, donde tambi¨¦n se podr¨¢n devolver las prendas. Ser¨¢ la propia empresa la que posteriormente gestione su limpieza con un servicio de lavander¨ªa.
Tras los pasos de RTR, otras similares como Le Tote, tambi¨¦n muy popular en Estados Unidos, y suced¨¢neos que se reparten por diferentes pa¨ªses. En Inglaterra, por ejemplo, la innovaci¨®n y el giro al modelo lo marcan plataformas como HURR y By Rotation, definidas como los ¡°Airbnb de la moda¡±, que aplican la idea de econom¨ªa colaborativa posibilitando que t¨² misma alquiles tu propio armario a trav¨¦s del intercambio. En Espa?a el negocio a¨²n es t¨ªmido. Ecodicta tira del modelo de unboxing sorpresa en el que, mediante tres tipos de suscripci¨®n que van de 30 a 50 euros, pueden elegirse entre 2 y 5 prendas (est¨¢ndar o premium) a usar durante un mes, con opci¨®n a compra y con mucha oferta de marcas espa?olas (Bimba y Lola, Kling, Compa?¨ªa Fant¨¢stica u otras como Guess, Michael Kors o Ralph Lauren). Parecido funciona Ouh Lo L¨¢, que a trav¨¦s de un testeo con diferentes looks establece conclusiones sobre el gusto de las clientas que despu¨¦s se sumar¨¢n al criterio de una estilista que completar¨¢ el paquete que se env¨ªa. Las cajas pueden ser de 5, 8 y 12 prendas. Esta ¨²ltima, la Diva Box, cuyo pr¨¦stamo dura 30 d¨ªas y cuesta 89 euros, es seg¨²n cuenta su fundadora y directora Lola Ribas a S Moda, la m¨¢s solicitada. ¡°El precio de las prendas que incluye est¨¢ valorado entre 300 y 400 euros¡±, explica por tel¨¦fono.
Arrancar el negocio no es f¨¢cil, seg¨²n explica Natalia Leceta, cofundadora de la ya extinta Cloeth. Mientras en Estados Unidos a las creadoras de Rent the Runway les bast¨® con ¡°solo presentar una idea, ni siquiera con la plataforma online creada¡± para llevarse un s¨ª y el dinero, ¡°en Espa?a es muy dif¨ªcil levantar rondas de inversi¨®n en las primeras etapas de un proyecto. La incertidumbre es muy alta y hay muy pocos inversores que entiendan y apuesten por el sector de la moda. Lo cual est¨¢ relacionado con el hecho de que hay muy pocas mujeres inversoras¡±. En su experiencia con Cloeth, que no contin¨²a funcionando seg¨²n explica por motivos ajenos a la producci¨®n ¨CS Moda ha contactado sin ¨¦xito al otro fundador-, Leceta afirma que la inexistencia de ¡°este tipo de inversores en Espa?a hace que todo el peso de la inversi¨®n inicial recaiga en el equipo fundador, lo cual complica mucho que los proyectos puedan salir adelante¡±.
Para Lola Ribas lo m¨¢s complicado ha sido la cuesti¨®n log¨ªstica. La valenciana, que ha dejado Madrid para establecer su negocio en su ciudad, reconoce haber hecho prueba y error en su apertura en marzo y sigue adapt¨¢ndose y sumando en funci¨®n de la demanda. ¡°Al principio no compr¨¢bamos stock, quer¨ªamos tantear e ¨ªbamos comprando bajo pedido¡±. En ese primer mes, cuenta que recibi¨® un total de 10 pedidos. En septiembre, en el momento de hacer esta entrevista y con 2.000 suscriptoras en en la web, llevaban 324 pedidos, asegura. ¡°Ahora el stock lo tenemos a trav¨¦s de las clientas¡±. Esas prendas, que son de marcas como Zara, &Other Stories o Mango, han sido adquiridas bajo el reclamo de ser de temporada. Ante la pregunta de qu¨¦ ocurrir¨¢ con ellas y cu¨¢l ser¨¢ su destino, la propia Lola reconoce que a¨²n es ¡°una inc¨®gnita¡±, pero que la intenci¨®n es ¡°donarla a alguna asociaci¨®n o causa relacionada con la mujer¡± y ¡°no venderla porque no es nuestro modelo de negocio, aunque hay clientas que nos piden qued¨¢rselas¡±.
?Quienes son esas potenciales clientas? Con un negocio principalmente femenino, tanto en el lado de las emprendedoras como en el de los consumidores, ambas entrevistadas acotan el mismo p¨²blico objetivo: ¡°Mujeres de entre 30 y 40 a?os principalmente¡±, plantea Natalia Leceta. ¡°Pero hemos tenido pedidos de mujeres que rondan lo 60 tambi¨¦n¡±, dice Ribas, ¡°y eso que pens¨¢bamos que el p¨²blico ser¨ªa m¨¢s bien millennial¡±. El perfil responde a ¡°emprendedoras, puestos directivos o mujeres del mundo de la comunicaci¨®n y moda. Con una vida social muy activa y que, por su trabajo, quieren tener una imagen cuidada y actual¡±,?asegura Leceta. Encaja con el apunte que da la fundadora de Ouh Lo L¨¢: ¡°La ropa para ir a la oficina es la que m¨¢s piden. De hecho, en agosto notamos un baj¨®n intuimos que debido a eso. Aunque tambi¨¦n hay muchas que cogen cajas para poder llevarse la ropa y pon¨¦rsela en sus vacaciones¡±. ¡°El 70% de las clientas actuales son reincidentes¡±, a?ade.
La idea de Rent the Runway de un armario compartido entre usuarias ha ganado terreno en Estados Unidos, con un crecimiento anual de las suscripciones de un 40%, seg¨²n Second Measure. Pero a este fondo com¨²n habr¨¢ que a?adir prendas propias b¨¢sicas inspiradas en el armario c¨¢psula (pantalones, zapatos, abrigos, bolsos¡) para compatibilizar con esas otras m¨¢s especiales o de temporada, que son las que se alquilan. La cuenta, seg¨²n el modelo de RTR que promete opciones ilimitadas, asciende a un gasto medio mensual de unos 140 euros (1.680 al a?o). ?Sale rentable? En Espa?a, por ejemplo, el gasto medio anual de cada espa?ol en ropa al a?o, incluyendo calzado, estuvo en 567,70 euros en 2018, seg¨²n un informe de EAE Business School. Alquilar un piso, un coche, la cultura que consumimos desde casa y, ahora tambi¨¦n, un armario. Solo unos pocos bolsillos podr¨¢n aguantar esta f¨®rmula. M¨¢s sostenible, s¨ª, pero, de momento, no apto para todos.
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